20.- HERMANO ORANCE
Pierre Théophile Martel
1879 + 7 VIII 1916
Pierre Theophile nació en Saint Arcous de Barges en el Puy, Alto Loire. Rodeado de cuidados y ejemplos de su nurnerosa familia, nuestro Hermano, encontró en 1916 la gracia sobrenatural a la cual Dios lo destinaba.
Después de una corta estancia en el Noviciado Menor de Vals, el postulante fue admitido en el Noviciado del Puy, donde trabajó con gran empeño en adquirir las virtudes propias de un religioso. Su Escolasticado lo estudió en París y, terminado este, trabajó dos años en la escuela de Lavoute—Chihac; se manifestó como un verdadero educador cristiano, que solo buscaba la gloria de Dios, a quien se había dado por entero para la salvación de las almas, que debería lograr a cualquier precio. En 1900 le tocó hacer su servicio militar, una prueba fuerte para su vocación. Estaba preparado para esa prueba y empleo todas las recomendaciones que el Instituto hacía para esa prueba. Para garantizar su vocación conservó el buen hábito de hacer todos sus ejercicios espirituales y una gran docilidad a las indicaciones de los Superiores, obedeciendo incondicionalmente. Con admirable sencillez tenía al corriente al Hermano Visitador de su contabilidad espiritual y pecuniaria, saliendo triunfante de esta prueba.
Con prontitud, una vez liberado, fue a ponerse a las órdenes del Hermano Visitador, que lo envió a la comunidad de Lantriac. Fue notable su afán de instruir bien a sus alumnos e inculcarles las verdades religiosas. Cuando en 1904 fue clausurada la escuela de Lantriac, la obediencia le confía la clase de los pequeños de la populosa escuela de San Miguel, en el Puy. Realizaba su empleo con satisfacción general de la comunidad. El progreso de los niños era notable, sobre todo en la instrucción religiosa y en comunidad se hacía notar por su regularidad y su franqueza. Cuando los decretos de clausura llegan a esta obra en 1910, el Hermano Orense logró el permiso para ir a realizar su trabajo y su apostolado, con la juventud, en tierras lejanas. Se trasladó al Noviciado misionero de Caluire para perfeccionarse en la lengua española, que ya desde antes había comenzado a estudiar, en previsión de un futuro éxodo; a principios de 1911 se embarca hacia México.
Nuestro Hermano trabajó en Puebla, Toluca y Saltillo. Su autoridad sobre los alumnos no fue nunca muy buena, pero su entrega y dedicación compensaban esto laguna; a sus alumnos, sobre todo los pobres, le tenia mucho cariño. Un testimonio de uno de sus hermanos de comunidad, nos dice: "no era entusiasta por temperamento, pero entregado totalmente a Dios. Religioso convencido, hablaba de su vocación como fiel hijo de San Juan Bautista de la Selle. Amaba al Instituto y sus obras. Sus conversaciones eran interesantes y de gran fondo religioso". La Revolución y, después la guerra, vinieron a romper todo apostolado. Tomó el camino de Francia para defender a su querida patria. Desde el mes de diciembre de 1914 fue incorporado al 985 batallón terrestre de Besancon. Sr portó, corno en otro tiempo, como un excelente soldado, siguiendo fielmente los ejercicios de comunidad. Su correspondencia con los Superiores era frecuente, llena de confianza, dándoles cuenta de los más mínimos detalles. Algunos extractos de la misma nos muestran el fondo religioso de esta alma valiente: "Puedo asistir a cuatro o cinco misas por las mañanas; tengo la facilidad de comulgar diariamente. Hacia el atardecer tengo tiempo de hacer bien mis ejercicios de la tarde. El valor y la salud van bien, espero con interés el regreso a la vida normal y tener lo oportunidad de hacer un retiro espiritual, pues tengo dos años que no he podido hacerlo." En o escrito confiesa ingenuamente: "Mi salud espiritual es tan buena, si nomejor que la corporal". En todas sus cartas se encuentran algunas líneas del buen humor que le caracterizaba: "Dios nos favorece con un magnifico clima, también nuestro hogar se comienza a iluminar con el dulce perfume de las flores y las canciones de los pájaros. Puede ser que usted me diga, que no tengo tiempo para quejarme, pero los pájaros hacen como las ratas, en lugar de huir se reúnen y el ruido de los cañones es para ellos la señal de reunión". Y en otros lugares que el polvo nos envuelve creo que le deberian de cambiar el nombre al batallón y llamarlo el 989 aterrado". Invitado por sus jefes a seguir un curso de formación para ametrallador, se convirtió pronto en hábil operador de esta arma. El 11 de julio de 1916, al amanecer, colocando su ametralladora en el frente de batalla, un obús le cercenó una pierna a la altura de la rodilla. Como fue obligado a permanecer en el frente de batalla, que era violentamente bombardeado. En esta circunstancia su valor y su paciencia admiraron a todos y le valió una distinción por parte del batallón. El 15 de julio llegó y, nuestro Hermano, a Lyon y los mejores cuidados le fueron dados en el "Hotel —Dieu", al mismo tiempo que un soldado se encargaba particularmente de él. El 5 de agosto, persistiendo la fatiga y la fiebre, los doctores decidieron amputarle la pierna, como esperanza de salvación. Avisado el Hermano no se quejó de nada y despertó la admiración de todos los que lo oyeron hablar con hermosa palabras: "Yo quiero todo aquello que Dios quiera de mí y todo lo que los doctores decidan para mí bien". Después de la operación agradeció a todos aquellos que habían intervenido en ella. Todo fue bien durante las primeras veinticuatro horas. El Hermano Orense recibió la visita de sus papás y de buen número de Hermanos. Los que lo visitaban se llevaban en su corazón un gerrnen de inquietud, a causa de los escalofríos, que el Hermano decía sentir y que eran signos de una infección en la herida. Como a las nueve de la noche un violento dolor lo aquejó, la noche fue terrible y pidió los últimos sacramentos. A las cinco de la mañana entró en agonía y poco después entregó su alma al Creador el 7 de agosto de 1916, en medio de sentimientos de la más viva piedad y del más perfecto abandono a la voluntad divina. En la ceremonia de sus funerales, el despojo mortal del Hermano Orense fue escoltado por un piquete de soldados y acompañado de sus familiares, una delegación de Zuavos franceses y un grupo de Hermanos. Durante el tiempo que estuvo en el hospital, nuestro querido Hermano soldado recibió una carta del comandante de la compañía, que reproducimos: "24 de junio de 1916. Mi estimado Martel, con gran gusto he recibido noticias suyas. Deseo de corazón su pronta recuperación. Yo le agradezco todos los buenos sentimientos que expresaba y en los cuales creía, así como el buen espíritu y fortaleza que mostró, pero, sobre todo a su teniente. Todos hacemos votos sinceros por su pronto restablecimiento. He hecho la propuesta de que se le otorgue la Cruz de la Guerra, para los otros será la distinción de la Orden del Mérito del Regimiento, pero para usted no ha llegado porque se está tramitando en los altos mandos. Le mando una copia de la solicitud: "Marte!, soldado valiente, calmado y reflexivo, estuvo siempre dispuesto a cumplir misiones peligrosas. Fue gravemente herido en el momento de preparar su artillería y, a pesar de sus sufrimientos no se quejó, dando un ejemplo de firmeza". Crea, mi estimado Martel, con todo mi aprecio.