Hno. GEBERT
Hno. GEBERT
1.- HERMANO GEBERT (Henri Albert Bourdeau)
* 1883 + 15 II 1906
El Hermano Gebert, nació en Limoges, Francia, en el seno de una cristiana familia.
Los Hermanos tenían una escuela en su ciudad natal y a ella asistió desde muy pequeño. En la época de su primera comunión solemne expresó su deseo de ser Hermano.
A los 13 años ingresó al Noviciado menor de Clermont: muchacho franco, decidido en el obrar y carácter enérgico. Padecía fuertes dolores de cabeza, pero nunca quiso ni siquiera salir de la clase para descansar. Así en el Noviciado corno en el Escolasticado y en Comunidad siguió siendo siempre el mismo joven enérgico y, aunque débil y enfermizo, su fuerte voluntad le hizo ser paciente sin estoicismos, tenaz sin afectación, firme sin brusquedad.
La escuela de Chapdes lo recibió al salir del Escolasticado. No tiene éxito en clase y sufre por ello, pero no se desanima. Con sencillez y humildad acepta consejos y recomendaciones.
En 1904, a raíz de las leyes de secularización, pide expatriarse. Los Superiores lo habían destinado inicialmente a Colombia, pero después lo enviaron a México. Aceptó gustoso el cambio. Aunque la travesía fue penosa conservó siempre su sonrisa. Y aún más: a pesar de sus malestares se ofreció a dar clases a uno de los empleados del barco. Llegando a México fue enviado a Puebla.
En comunidad sigue dócilmente las indicaciones del Hermano Director. Los alumnos lo quieren, las familias aprecian su proceder, siempre digno. Es notorio el progreso de los niños.
Tragedia de la Malinche, relatado por el Hermano Nilamon Laurant, uno de los testigos:
"El jueves era el día de asueto; aprovechamos para salir de excursión, a explorar y gastar también nuestras energías juveniles. El 15 de febrero era nuestro primer día completo de asueto. Así que tres Hermanos de la comunidad de la Concordia decidimos hacer una ascensión a la Malinche, invitamos al Hermano Gebert para que nos acompañara, que él sabía mejor el castellano.
Salimos a las 6 de la fría mañana, llenos de entusiasmo, rezamos nuestras oraciones matinales. A eso de las 9 llegamos al pueblo de San Pablo del Monte, recorrimos varias panaderías y tomamos nuestros alimentos. No nos dimos cuenta de que gente maleante nos observaba. No sabíamos que esa población era un nido de bandidos ávidos por robar.
Volvemos a emprender la marcha, pero la Malinche aún estaba muy lejana, llegamos a los primeros bosques de pinos. Dos individuos se nos acercan para entablar conversación y ofrecer sus servicios de guías. No es aceptada la oferta por falta de dinero y cada quien sigue su camino. Ya eran las 12 del día y tuvimos que renunciar a la ascensión, pues la cumbre aún está muy alejada. Decidimos regresar, pero antes tomar un frugal refrigerio, que lo tomamos bajo los frondosos pinos, después del rezo de las preces habituales. El paisaje que se nos ofrecía a nuestros ojos era maravilloso: en frente la ciudad de Puebla, en medio de la planicie allá, a lo lejos los dos vigilantes volcanes nevados.
Emprendimos felices el regreso. Queríamos evitar el pueblo que no nos inspiraba confianza y bajamos por una barranca. Delante va el Hermano Gebert y cierro la marcha. De pronto... repentina detonación desgarra la quietud del paisaje, una bala pasa silbando cerca de mi cabeza y veo a un individuo con un fusil humeante y a otro cerca, en actitud de decepción por el blanco fallado, corro a esconderme y tomo otro barranco para huir.
Los tres restantes quedan rodeados de seis individuos con rostros ennegrecidos y armados de fusiles, pistolas y garrotes... se precipitar sobre los tres indefensos religiosos, los toman por los brazos par - reducirlos. Les gritan. "dame todo lo que traes" "Dame esto o te mato". El Hermano Gebert ya había entregado su saco cuando el miserable que está a un metro de él, le dispara la pistola, atravesándole el corazón, el pulmón y la espalda. Se desploma llevándose la mano sobre el corazón luego, juntando las manos exhaló un ligero suspiro y entregó su alma al Amo de su vida. ('Hermano Nilamon Laurant La tragedia de la Malinche. Manuscrito del Hermano). El Hno. Gerbert (Bourdeau, Henri Albert) tenía 23 años, 7 de Vida religiosa. Not. necr. 14, pág 242.
Si bien, la muerte fue repentina a causa del asesinato, no por eso fue imprevista. En sus notas espirituales había escrito hacía poco: "Estad listos, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos lo penséis" A este texto siguen otros cuatro sobre el mismo tema. Renglones después escribe un acto de donación a la Santísima Virgen y la promesa de rezar las quince decenas todos los días y de ofrecer un acto de virtud en honor de su Reina y Señora. Luego un acto de consagración a María, Reina de la pureza, dedicándole alma vida y corazón. Esta última palabra la subrayó. Esto lo escribió el 5 de septiembre de 1905. Seguramente que la Inmaculada Virgen María quiso recogerlo antes que el mal pudiera empañar su alma. El capellán del Colegio y sus cohermanos están de acuerdo en testificar que nunca la murmuración, la crítica o la queja afloraron de sus labios; que fue siempre un corazón generoso; que no se dejó seducir por el placer vano que pudiera manchar su virtud.
La nutrida asistencia a la Misa y al entierro del joven Hermano Gebert, manifestó el aprecio en que las familias y los alumnos tenían a los Hermanos.
Aunque triste y doloroso fue el asesinato de nuestro Hermano, no hay que extrañarse de que la prueba haya visitado a los Hermanos recién llegados a México. Las obras de Dios y el apostolado reciben el espaldarazo de la cruz. ¡Y la reacción de los cohermanos fue de mayor entrega y generosidad en su obra educativa y de formación cristiana! (Existe un relato del Asesinato del Hermano hecho por el Hermano Laurent que fue testigo presencial de los hechos).