111.- HERMANO AGGÉE LÉON Théodore Poulhes
1853 + 12 1 1913
Agée Léon nació en Paris. No se sabe mucho de su infancia, ya que a los 19 años se presenta en el Noviciado de Paris, donde recibe el nombre de Aggée Léon, junto con el hábito de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en 1871.
Terminada
su probación fue destinado a las clases elementales en distintas escuelas de la
capital, tales como: Gros Caillou, San Nicolás d'Issy, Montrouge, San Francisco
Javier, San German de Pres... hasta 1906.
En el mes de agosto de este mismo año, el Hermano Aggée León, obtuvo de los Superiores, después de insistir mucho, el permiso para ir al Noviciado apostólico de
Clermont, para aprender el español y juntarse con sus hermanos en nuestro nuevo
Distrito de México.
Si su entusiasmo y buen humor triunfaron del cansancio y fatigas inherentes al
estudio de una lengua extranjera, la edad de cincuenta y tres años no pudo
vencer su memoria para recordar lo aprendido y fue así que, con un pobre bagaje
de español mínimo llegó a Puebla en 1907, destinado a la Comunidad de San Pedro y San Pablo, como encargado del comedor, trabajo que realizó hasta el fin de
1908, después de lo cual fue enviado a Querétaro, como cocinero en nuestra casa
de San Juan Bautista de la Salle.
La salud de nuestro hermano parecía robusta, y fue un hecho impensable para todo el mundo que, en 1910, sus fuerzas lo abandonaron sensiblemente. Los cuidados del médico y una estricta vigilancia en la alimentación atenuaron el mal sin curarlo. Al inicio del año de 1912, el enfermo fue llevado a la enfermería del Distrito, en
San Borja, para atenderlo mejor y que tuviera el reposo que su salud reclamaba.
El delicioso clima de la altiplanicie de México pareció dar al Hermano Aggée Léon,
un alivio grande, pero esto fue solo en apariencia; en octubre de 1912, el buen
hermano perdió el apetito, sus piernas perdieron las fuerzas cada día más y un
dolor general se hizo presente.
Fue ahora que el doctor reconoció la existencia de un cáncer en el hígado, que progresaba rápida e implacablemente, sin ninguna duda de que era fatal. El enfermo, por su parte, lleno de valor y de resignación, soportó el mal, siguió levantándose todos los días a la oración matinal hasta la víspera de su muerte. Recibió el Viatico. Pronto los Hermanos se reunieron en la enfermería de la casa. para recitar las oraciones de los moribundos, él conservó su lucidez hasta el fin y,
el domingo por la mañana, 12 de enero de 1913 entregó tranquilamente su alma al Señor, cuando el Capellán le daba una última absolución.
Entre las virtudes de nuestro Hermano, aquellos que lo conocieron y amaron recuerdan su
buen humor, su amor por el Instituto y su piedad. Su conversación, llena de
palabras picantes, que no eran molestas y no iban contra la caridad, hacía la
alegría de la comunidad a la hora de la recreación. Sus visitas al Santísimo
Sacramento eran muy frecuentes; su última salida de su cuarto fue para ir ante
Jesús Hostia, expuesto en la capilla del noviciado, por ser viernes primero.
Fue un ferviente devoto de la comunión diaria, amaba rezar el oficio de la
Santísima Virgen con los novicios y rezaba de continuo el rosario, paseándose
en el jardín de la casa. Era afecto a las lecturas piadosas, de preferencia
sobre la Sagrada Escritura, los autores antiguos y los libros espirituales de nuestro
Instituto.
Los despojos mortales del Hermano Aggée Léon, reposan en la parte reservada a
nuestros difuntos en el cementerio de Dolores, en la Ciudad de México,
administrado por la Diócesis.