Infierno
Libro de Cielo
Vol. 20-59 (1-2)"... monstruos que servirán para el infierno?"
Infierno
Libro de Cielo
Vol. 20-59 (1-2)"... monstruos que servirán para el infierno?"
Libro de Cielo
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 20-59 (1-2) Febrero 13, 1927"Mientras que la Divina Voluntad no sea conocida y no tenga su Reino, la gloria de Dios en la Creación será incompleta".
"... monstruos que servirán para el infierno?"
"¿Y te te parece poco la destrucción de tantas Vidas Divinas de esta Voluntad mía en las criaturas?
¿De tantos actos suyos nobles y sublimes que se siente destruir mientras se sirven de Ella para formar vidas humanas, vidas deplorables, monstruos que servirán para el infierno?"
(1) Estaba siguiendo a la Divina Voluntad en sus actos en la Creación, y en mi mente me vino una duda: “Cómo puede ser que Jesús dice que hasta que no venga el Reino de su Voluntad a la tierra, la gloria de la Creación y Redención estará incompleta, ¿cómo puede ser esto? ¿No tiene acaso esta Voluntad Suprema virtud de glorificarse por Sí misma? Cierto que tiene esta virtud y es más que suficiente para su gloria, sin embargo dice que si su Voluntad no extiende su Reino en medio de las criaturas, su gloria por causa de la Creación será incompleta”. Ahora, mientras esto pensaba, mi adorable Jesús sorprendiéndome con una luz vivísima que salía de Él me ha dicho:
(2) “Hija mía, la cosa en sí misma es clarísima, que mientras que mi Voluntad no sea conocida y no tenga su primer puesto de honor y de dominio en cada ser salido de nuestras manos creadoras, su gloria estará siempre incompleta. La razón es clarísima, porque en la Creación nuestra finalidad primera fue que saliendo de Nosotros esta Suprema Voluntad, que bilocándola en toda la Creación se extendía por doquier, en el cielo, en el sol, en el mar, en la flor, en las plantas, hasta en la tierra y en cada ser salido de nuestras manos creadoras, constituyéndose vida de todo para formar su Vida en cada ser, y bilocándose en cada criatura pudiese tener tantas Vidas suyas y tantos reinos para dominar por cuantas criaturas salían a la luz. Ahora, mi Voluntad no se ha retirado, no hay punto donde no se extienda su Vida Divina, no hay criatura que no esté investida por esta Voluntad Suprema, y
mientras se extiende dondequiera e inviste todo y a todos, no puede formar su Vida,
¡cuántas Vidas Divinas sofocadas en las criaturas,
cuántos le niegan el primer puesto en sus actos,
cuántos la posponen por actos indignos y viles, negándole su dominio!
¿Y te parece poco la destrucción de tantas Vidas Divinas de esta Voluntad mía en las criaturas?
¿De tantos actos suyos nobles y sublimes que se siente destruir mientras se sirven de Ella para formar vidas humanas, vidas deplorables, monstruos que servirán para el infierno?
¿Te parece poco hija mía? El perjuicio que recibe nuestra gloria por causa de la Creación es grande e incalculable, que ni siquiera todo el bien de la Redención nos ha podido rehacer, porque con la misma Redención el hombre no ha regresado a la unidad de nuestra Voluntad, ni Ella reina completamente en las criaturas;
cuántas vidas que se dicen buenas, santas, mezcladas de Voluntad Divina y humana, por eso nuestra gloria en la Creación no está completa,
sólo estará completa cuando las cosas creadas por Nosotros sirvan a nuestra misma Voluntad y a aquellos que le darán el primer puesto de honor, la reconocerán en todas las cosas y haciéndola reinar en todos sus actos la constituyan Reina absoluta y Rey dominante. ¿No te parece justo y de derecho que siendo todo de mi Voluntad y encontrándose por todas partes y por todos como vida primaria de todo, que todos la reconozcan y todos se vuelvan Voluntad Divina, perteneciendo todos a Ella?"
Fiat Divina Voluntad
Plegaria eucarística
o Canon Romano, 88: Misal Romano
"Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa, ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos"
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
IV. El infierno
1036 Las afirmaciones de la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la puerta y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que la encuentran" (Mt 7, 13-14):
«Como no sabemos ni el día ni la hora, es necesario, según el consejo del Señor, estar continuamente en vela. Para que así, terminada la única carrera que es nuestra vida en la tierra mereceremos entrar con Él en la boda y ser contados entre los santos y no nos manden ir, como siervos malos y perezosos, al fuego eterno, a las tinieblas exteriores, donde "habrá llanto y rechinar de dientes"» (LG 48). Lumen Gentium 48