UD 2: La filosofía de la ciencia

1.- El conocimiento científico

¿Qué significa científicamente probado? 

Con estas expresiones se da a entender que nos hallamos ante un conocimiento verdadero y que ha sido demostrado. Pero, ¿qué tiene la ciencia de especial para haber obtenido tan alta consideración?  Vamos a tratar de responder a esta pregunta, indagando en eso que llamamos ciencia, en su historia, su actividad y los tipos de explicaciones que nos ofrece.

El origen de la ciencia y su desarrollo

El cielo estrellado o el movimiento del Sol, la Luna y los planetas motivaron muchos interrogantes entre las primeras civilizaciones. Podemos decir que la ciencia surgió cuando el ser humano tuvo la convicción de que los fenómenos naturales podían integrarse en un sistema ordenado y coherente. De esta manera, iban perdiendo su apariencia azarosa y se convertían en inteligibles para la mente humana.

En el siglo VI a. de C. nació, en Grecia, una nueva forma de abordar cuestiones como la constitución y el origen del universo. La ciencia y la filosofía surgieron de una misma actitud crítica e indagadora frente a la realidad y, en un principio, eran disciplinas indistinguibles.

Sin embargo, la ciencia se independizó de la filosofía y empezó a desarrollar unos métodos propios durante un período que conocemos como Revolución Científica, el cual abarca los siglos XVI y XVII (Kepler, Galileo, Newton…). Entonces se asentaron las bases para una nueva ciencia y cambió la imagen que se tenía del mundo.

LA CIENCIA ANTIGUA

Los primeros filósofos griegos intentaron sustituir el antiguo saber de la humanidad -los mitos- por un saber racional, al cual Platón llamó episteme (ἐπιστήμη), “ciencia”. Aristóteles desarrolló y modificó la concepción de su maestro Platón. Simplificando la cuestión, podemos decir que la ciencia para Aristóteles exige:

1. Demostración deductiva necesaria: partiendo de unas proposiciones o de unas “cosas” (de unos hechos) verdaderas llegar necesariamente a una conclusión verdadera que explique determinados hechos. La ciencia es “el conocimiento de las causas“;

2. Conocimiento de la esencia de las cosas, conocer qué son las cosas.

LA CIENCIA MODERNA

Este concepto de ciencia será recogido por la filosofía medieval pero entrará en crisis en la época moderna: a partir del siglo XVII se adopta una nueva concepción: el mecanicismo. El mundo es ahora concebido como una gran “máquina”, esto es, como un conjunto de corpúsculos dotados de extensión en movimiento (y “fuerzas” que los mueven). Quedan excluidas de la ciencia, pues, las esencias, las cualidades y las finalidades, lo que supone la negación de la existencia de entidades espirituales.

Asimismo, y a consecuencia de la crítica demoledora que realizó el filósofo David Hume (1711-1776) al concepto aristotélico de “causalidad”, la ciencia deriva hacia un “fenomenismo“: no es posible descubrir las causas reales de la “producción” de los fenómenos, ni tampoco establecer “causas necesarias” entre ellos. El campo de la ciencia queda limitado a los fenómenos y sus leyes, entendidas estas últimas como regularidades (solo probables) de los fenómenos mismos.

Mito de la caverna platónico. 
Doxa (δόξα) es una palabra griega que se suele traducir por 'opinión'. Fue un concepto utilizado por Parménides y más tarde por Platón, para distinguir la vía de la verdad o ciencia de la vía de la opinión. 
Según Platón la 'doxa' se trata de un conocimiento fenoménico y, en consecuencia, según él, engañoso.

Episteme es un término que etimológicamente procede del griego ἐπιστήμη epistḗmē que viene de 'conocimiento' o 'ciencia', clásicamente los pensadores griegos hacían una distinción entre episteme y τέχνη téknē o 'técnica'. 
En la terminología de Platón, episteme significa conocimiento en tanto "conocimiento justificado como verdad" a diferencia del término "doxa" que se refiere a la creencia común o mera opinión.
La palabra epistemología significa el estudio de la teoría del conocimiento y es obtenida de episteme .

LA CIENCIA ACTUAL

En la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, nuevos acontecimientos modifican el panorama de la ciencia: por un lado, aparecen las llamadas ciencias humanas -historia, geografía, sociología, psicología, etc.-, las cuales parecen ser de “otro tipo” que las ciencias naturales; por otro lado, el mecanicismo anterior es sustituido por la nueva física, que introduce conceptos revolucionarios (relatividad, “cuantos”, etc.) y acaba con el determinismo de la antigua física.

¿Cuál es, entonces, el concepto actual de la ciencia? Alan Francis Chalmers -en un libro titulado ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?– afirma sorprendentemente que no hay tal cosa llamada “ciencia”, es decir, que no es posible decir qué es la ciencia de un modo unívoco, dada la enorme diversidad de ciencias existentes hoy día: 

“no hay una sola categoría de ciencia… ni es posible fijar los criterios que deben ser satisfechos para que un área de conocimiento sea considerada aceptable o científica“. 

Clasificación de las ciencias


Tanto la lógica como las matemáticas aparecen entre las ciencias formales porque carecen de contenido empírico. La lógica no afirma o niega nada acerca de lo que sucede en el mundo, se limita a estudiar la forma o estructura de los razonamientos, al margen de su contenido empírico.
A diferencia de las ciencias formales, las ciencias empíricas, tanto las ciencias naturales (física, química, biología, etc.) como las ciencias humanas (sociología, historia, antropología, etc.) se refieren a hechos que se dan en la experiencia. 
La psicología que, por su peculiaridad, hemos preferido situarla entre las ciencias naturales y las humanas.

Los componentes de la ciencia

El científico intenta perfeccionar nuestro conocimiento buscando la explicación de los fenómenos observados y para ello crea un lenguaje artificial que garantice la objetividad y precisión de sus conceptos, leyes y teorías:

● Conceptos: son los términos específicos de cada ciencia. Deben estar perfectamente definidos y puede hablarse de tres tipos:

–Clasificatorios: permiten organizar la realidad en conjuntos o grupos. Así, mediante los conceptos procariota y eucariota clasificamos las células, según posean o no núcleo.

–Comparativos: permiten ordenar gradualmente los objetos de un conjunto. Por ejemplo, mediante el concepto de dureza establecemos una gradación en el conjunto de los minerales.

– Métricos: permiten medir numéricamente propiedades de los objetos. Así, para medir la longitud o la masa de un cuerpo, empleamos conceptos como metro o kilogramo.

● Leyes: son los enunciados básicos del conocimiento científico. Lo ideal es que el conjunto de leyes forme un sistema axiomático (deductivo). Las leyes usan conceptos que han sido definidos previamente de forma precisa. Determinan de forma universal una regularidad de la naturaleza.

● Teorías: La ciencia pretende explicar ámbitos de la realidad lo más amplios que sea posible.

Por esta razón, las leyes científicas se dan interconectadas unas con otras, formando sistemas compactos, coherentes y sistemáticos, a los que llamamos teorías científicas. Las teorías científicas pueden ser imaginadas como redes que nos permiten “apresar” la realidad.

2. El método científico 

En cierto sentido, lo que distingue a la ciencia de cualquier otra forma de saber es la posesión de un método de investigación. El método científico es el procedimiento que siguen los científicos para alcanzar el conocimiento. En el desarrollo de la actividad científica se emplean distintas formas de argumentación, como son la deducción y la inducción. El método que actualmente define de forma más adecuada la actividad científica se conoce como método hipotético-deductivo. 

El método deductivo 

La deducción es un razonamiento que permite derivar de una o varias proposiciones dadas (llamadas “premisas“), otra proposición (llamada “conclusión“) que es su consecuencia lógica necesaria. La deducción procede, generalmente, de lo general a lo particular, por lo que puede decirse que se trata de un procedimiento opuesto a la inducción. Si las premisas son ciertas, al razonar correctamente tenemos la seguridad de que la conclusión se ha de cumplir también. Por tanto, si partimos de datos que sabemos que son verdad, la deducción nos ofrece la certeza de que el enunciado final ha de ser verdadero. Sin embargo, el método deductivo no permite ampliar conocimiento, pues en realidad se limita a hacer explícita información que ya se encontraba implícita en las premisas. 

Por ejemplo: 

“Todos los gatos maúllan; Félix es un gato; Félix maúlla”. 

Como puede observarse, lo que se concluye está ya contenido en las premisas: así, inferimos que Félix maúlla sobre la base de que en las premisas se nos ha afirmado que “Todos los gatos maúllan”.

El método inductivo (y objeciones al mismo) 

El razonamiento inductivo consiste en alcanzar una tesis general a partir de un conjunto de casos concretos. En la inducción se pasa, por tanto, generalmente, de lo particular a lo general. Es lo que se suele creer que hacen los científicos: observar hechos y a partir de ellos “sacar” leyes. El método inductivo tendría las siguientes etapas: 

1. Observar y registrar todos los hechos, de un modo objetivo y libre de prejuicios: los hechos “brutos”, tal cual son “en sí mismos”. Las observaciones se deben repetir en una amplia variedad de condiciones. 

2. Comparar y clasificar los hechos para poder hacer generalizaciones (en esto consiste la inducción) que se refieren a las relaciones causales entre los hechos. Tales generalizaciones son consideradas como leyes(enunciados que expresan relaciones constantes entre los hechos). 

3. Deducir consecuencias de las leyes así obtenidas. De este modo, pueden hacerse predicciones acerca de futuros hechos, de tal suerte que pueda confirmarse si la teoría se ajusta a la realidad. La inducción sí que nos lleva a obtener conclusiones que amplían conocimiento: se llega a una ley general, válida para todos los casos, a partir de los casos particulares que se han observado. Tras constatar n veces que algo sucede de una determinada manera, nos permitimos generalizar y dar por sentado que siempre será así. Sin embargo, por más precauciones que podamos tomar a la hora de generalizar, algún día podríamos descubrir que nos habíamos equivocado. He aquí algunas objeciones al método inductivo: 

1. Toda observación depende de una teoría: no existen los hechos puros, es decir, “brutos”, totalmente “objetivos”. Todo hecho incluye alguna observación desde una teoría. Si el científico no partiera de una idea previa sobre a qué debe prestar atención, la fase de recogida de datos se volvería inabordable, pues no tendría ningún criterio para saber qué era preciso anotar de todo lo que estaba observando. La investigación científica no se origina en una observación neutra, sino que el científico suele fijarse en aquellos fenómenos que cree que van a demostrar lo que él intuye que ocurre. Así, la observación viene guiada por una idea o teoría previa. 

2. La generalización carece de justificación lógica: en efecto, es incorrecto pasar de “algunos X son A” a “todos los X son A“. Si no registramos todos los hechos, siempre podrá haber alguno que desmienta la generalización. Y registrar todos los hechos es imposible: tendríamos que esperar hasta el fin del mundo 

El método hipotético-deductivo 

Ya desde Galileo, muchos científicos han preferido usar este método, el cual, sin embargo, tampoco se ve libre de críticas. Los pasos principales son los siguientes: 

1. Punto de partida: descubrimiento de un problema, y planteamiento preciso del mismo. (No se parte, pues, de hechos “puros” sino de hechos “problemáticos”: hechos que contradicen una teoría ya aceptada o que no pueden ser explicados por ella). 

2. Intento de solución mediante la invención de una hipótesis.

3. Deducción de las consecuencias de la hipótesis (normalmente, predicciones empíricas que puedan hacerse con ayuda de la hipótesis). 

4. Contrastación de la hipótesis misma (buscando su compatibilidad con teorías ya aceptadas) y de sus consecuencias (confrontándola con datos empíricos, que pueden ser observaciones o experimentos). De este modo se pone a prueba la hipótesis. Si la contrastación tiene éxito se confirma.

5. Confirmación (siempre provisional) de la hipótesis, que se convierte en ley o teoría. Este método hipotético-deductivo (cuyo nombre se debe a la importancia fundamental de los pasos 2 y 3) es bastante complejo: incluye actividades tan diversas como la observación, la experimentación, la invención de hipótesis, la deducción racional, etc. Además, plantea numerosas dificultades, especialmente con respecto a la contrastación.

Karl Raimund Popper 

Viena, 28 de julio de 1902-Londres, 17 de septiembre de 1994

3.- El problema de la demarcación de la ciencia: verificación y la falsación.

Uno de los problemas más básicos en filosofía de la ciencia es cómo podemos distinguir la ciencia de otras disciplinas o conocimientos y, en especial, de las pseudociencias, esto es, de aquellas investigaciones como la parapsicología (sobre poderes mentales), que se presentan como ciencias pero no lo son. 

Para el positivismo o empirismo lógico de la primera mitad de siglo, que adopta una posición cientificista, el criterio de demarcación es el principio de verificación, que convierte el método científico en la única forma de conocimiento posible

Dada cualquier afirmación, “esta persona ha sido poseída por un espíritu” o “el agua por debajo de 0 grados se congela”, podemos decir que tienen un significado si podemos establecer el modo de verificarlas por observaciones particulares o experimentos. La primera afirmación no sólo no sería científica sino que ni siquiera tendría sentido, mientras que la segunda sería científica porque puede observarse en repetidas ocasiones.

Para Karl Popper este criterio de demarcación era demasiado restrictivo, pues dejaba fuera de la ciencia toda ley. Ninguna afirmación general como la del agua puede ser demostrada lógicamente a partir de observaciones porque implica pasar de un número finito de observaciones a un número mucho mayor o infinito (el agua [siempre] se congela a 0º). En lugar de la verificación Popper propuso la falsabilidad, la posibilidad de ser refutada una teoría, como criterio de demarcación. 

Una hipótesis o una teoría es científica si permite establecer un modo de contrastación por el cual si encontramos un caso negativo esa teoría quedaría falsada. Con este criterio ciencias como el psicoanálisis o el marxismo serían pseudociencias porque pueden explicar cualquier observación y, en consecuencia no son falsables. Por el contrario la teoría de la relatividad predecía que la luz debía curvarse al pasar por un cuerpo de gran masa como una estrella. Si se hubiera observado algo distinto la teoría habría sido refutada, lo que no quiere decir que esta teoría no sea refutada posteriormente. 

Por tanto, toda teoría científica es revisable o sustituible. En el ejemplo del agua, esa afirmación es científica porque, en principio, podríamos encontrar algún día un contraejemplo. Por otra parte, Popper plantea una relación de colaboración entre ciencia y filosofía porque el criterio de falsabilidad la distingue de la filosofía, que aunque no sea contrastable puede ayudar en la invención de teorías científicas.