Jesús "sopla" en nuestro interior, y en el mundo entero, su Espíritu de vida y amor. De reconciliación y unidad. De sabiduría y fortaleza. De fe y esperanza.
Y lo derrama generosamente, sin medida. Delicadamente, sin ruidos, sin estridencias.
Esto pide de nosotros escucha, apertura para recibir...
Hoy, iluminados por la Palabra y por este día, recogemos también el fruto maduro de este camino que venimos transitando juntos.