** Ir integrando lo que fuimos ejercitando en estos días:
+ En la vida cotidiana: estando más atentos, a la escucha, haciendo pausas que nos permitan salir de los automatismos, haciéndonos más conscientes de nuestros vínculos, de lo que hacemos y de cómo lo hacemos.
Volver a la percepción de la naturaleza siempre que podamos...
+ En la oración: dedicando a Dios 20 minutos (o más) de silencio, preparando y disponiendo un lugar para ello.
En los ejercicios guiados de oración (que mañana reenviaremos así los tienen juntos) podemos encontrar una forma de hacerlo:
- Ofreciendo el tiempo a Dios, deseando estar para Él.
- Prestamos atención a la postura corporal.
- Luego llevamos la atención a la respiración, a las manos, y cuando estamos presentes, introducimos el Nombre de Jesús.
- Terminamos dando gracias.
+ Hacernos conscientes de la importancia de la práctica, de la constancia, sabiendo que los hábitos se hacen en nosotros por el ejercicio repetido una y otra vez... Tanto en la oración como en la vida cotidiana.
Sencillamente, con paciencia, con mente de principiante, abiertos, receptivos...