"Nos entregamos a la atracción del silencio interior, la tranquilidad y la paz.
No tratamos de sentir nada ni de reflexionar acerca de nada.
Sin esfuerzo, sin ni siquiera tratar, nos sumergimos en esta Presencia,
dejando ir todo lo demás.
Permitimos que sólo el amor hable: el simple deseo de ser uno con la Presencia,
de olvidarnos de nosotros mismos y de descansar en el Misterio Máximo.
Esta Presencia es inmensa, pero, al mismo tiempo, tan humilde;
es ilimitada, pero íntima, tierna y personal. Sé que me conoce…Esperamos pacientemente;
en silencio, abiertos y en atención callada, sin movernos interior o exteriormente.
Nos entregamos a la atracción de estar quietos, de ser amados, de simplemente ser"