Quejigares

Hábitat 9240. Robledales ibéricos de Quercus faginea y Quercus canariensis

El quejigar ocupa, potencialmente un área significativamente amplia en La Alcarria. Desde el Suroeste de Guadalajara hasta el noroeste de Cuenca encontramos extensos quejigares. El área en que podemos encontrarlos, sin embargo, se prolonga hacia Madrid por las cuencas de los ríos Henares Tajuña y Tajo hacia el suroeste. En Madrid, el área potencial y la superficie real ocupada por quejigares se hace progresivamente más pequeña. Las últimas masas las encontraremos hacia Valdelaguna y Chinchón. Las mejores son las de Camporreal, Olmeda de las Fuentes y Pezuela de las Torres-Pioz. El carrascal de Arganda cuenta con una masa de cierto interés y en Morata y Perales de Tajuña y monte Pajares en San Martín de la Vega encontramos bosquetes puros y masas mixtas con encina.

Aspecto del interior de un bosque de quejigo en Valdelaguna.

Raramente veremos quejigares puros. Lo más corriente es que formen masas mixtas con la encina formando o bien quejigares con encina o bien un subtipo de encinares sobre suelos más frescos que cuenta con el quejigo entre los acompañantes. Siempre estará el quejigo en los páramos pontienses, sobre calizas rojas, formando un piso propio a partir de los 750 metros, salvo litosuelos, en los que domina la encina. En altitud, ya en guadalajara, son los sabinares los que sustituyen al quejigar en las comarcas con mayor sequía estival, hacia los 1000-1100 m y los pinares de pino laricio, en las zonas montañosas donde las tormentas de verano atemperan la sequía estival. Entre los 700-750m, que es la cota más típica de las alcarrias madrileñas, estamos en la zona de transición entre encina y quejigo, ocupando esta ecoclina ocupa una gran superficie.

En umbrías y vaguadas, el quejigo o los quejigares llegan a bajar por las cuestas de los valles hasta los 650m. Es en estas cuestas, menos cultivables donde es mas frecuente encontrar masas residuales. Las alcarrias y sobre todo, los fondos de valle, con suelos profundos y frescos, están hoy cultivados por completo. Estos lugares, salvo en las zonas más cercanas a los cursos de agua, que serían cubiertos por olmedas, alamedas y otras formaciones de ribera o higrófilas, serían también quejigares y con total seguridad allí estos árboles alcanzarían un gran porte y desarrollo.

Sobre suelos renziniformes o pardos calizos a quejigo y encina acompaña el arce de montpellier (Acer monspessulanum), del que hay bosquetes en el barranco del horcajo y en el de las amargas, en San Martín de la Vega, Peñas Rubias, en Perales de Tajuña, Peña ahumada, en Carabaña y otros puntos del sureste de Madrid, aunque no necesariamente en el seno de quejigares, sino en barrancos de difícil acceso y peñas refugiadas de incendios y fenómenos similares. Más frecuentes son arbustos perennes como la coscoja y el jazmín silvestre, y arbustos o arbolillos caducifolios como la cornicabra, el espantalobos, rosales silvestres o el aligustre (Ligustrum vulgare), del que hay un buen ejemplo en el quejigar de Valdelaguna.

Orla arbustiva en el quejigar de Valdelaguna. Un denso matorral de aligustre bordea el quejigar,

En primer plano una masa de una crucífera tipica del sotobosque de fresnedas, Opopanax chironium.

Entre el cortejo de matas leñosas del quejigar y comunes con el encinar tenemos el asperón (Lithodora fruticosa), Bupleurum frutiscescens, la oreja de liebre

(Bupleurum rigidum), Saponaria ocymoides, Teucrium chamaedrys.

Entre las hgerbaceas, Carex halleriana y Euphorbia nicaaensis. Plantas bulbosas de singular belleza son Paeonia officinalis ssp microcarpa y diversas orquídeas que en nuestra comarca aparecen exclusivamente dentro del quejigar: Cephalanthera damasonium, Cephalantera longifolia, Cephalanthera rubra y Epipactis helleborine. Para observar todas ellas los mejores sitios son los quejigares de Villar del Olmo y Olmeda de las fuentes.

Los matorrales de sustitución son los mismos que los del encinar: coscojares y más tarde aulagares, esplegueras y salviares, que con un máximo deterioro del suelo, pedregoso y sin los horizontes superficiales, pasan a tomillares con Thymus vulgaris, Thymus zygis, Linum suffruticosum, Helianthemum cinereum, Stahelina dubia, o pastizales de Dactylis glomerata y Melica ciliata. Para su conocimiento ver las entradas dedicadas a los mismos.