Bosques de ribera

El bosque de ribera, también llamado bosque de galería o soto, aparece a lo largo de los cauces de agua. En el mundo mediterráneo, consiste en una franja de vegetación de cierta anchura en torno a los ríos y de ecología diferente a la de los interfluvios. Estos últimos dominados por la vegetación mediterránea pura y dura : cocojares, encinares, tomillares, espartales, etc.

A la derecha el río con los árboles que van siguiendo su curso. La vegetación en torno al río es diferente a la que aparece fuera de su influencia. A la izquierda, la vegetación del interfluvio : un pinar de Pino carrasco (Pinus halepensis)

La existencia de un río provoca una serie de cambios importantes en las condiciones ecológicas de los terrenos adyacentes. Para empezar, el río aporta mayor humedad en su entorno cercano. El nivel freático del agua es más elevado por lo que la vegetación no necesita profundizar mucho sus raíces para encontrarla. Este hecho hace posible que la vegetación que se establece en torno a los ríos sea de hoja caduca, frente a la hoja perenne de la de los interfluvios.

A las plantas de hojas caduca no les importa y les compensa perder las hojas durante el invierno entrando en un parón vegetativo, un periodo de baja actividad y consumo energético. Cuando llega la primavera, hay más luz y calor. La presencia de agua constituye una gran ayuda para los vegetales en el gasto que supone crear nuevas hojas.

En medios secos la falta de agua priva de esta ayuda a los vegetales, que además deben crear hojas complejas (con más capas, pelos, ceras...) para defenderse de la transpiración. Con lo cual el gasto energético para crear una hoja de encina es mayor que para crear una hoja de álamo. Además, en los medios secos no se cuenta con la preciada ayuda del agua con lo que a las plantas no les compensa tirar las hojas en invierno y las mantienen. Al final, el hecho de que las plantas se desprendan o no de sus hojas en alguna época del año es una cuestión económica.

Río Manzanares a su paso por Rivas-Vaciamadrid, con los álamos desprovistos de hojas. En el margen izquierdo se aprecia un Taray, ocupando la primera línea de vegetación.

¿Cuáles son las especies características en los bosques de ribera?, en el Sureste de Madrid encontramos los ríos en sus cursos bajos. Las aguas son mansas. En primera línea, la más cercana al agua, nos encontramos con Álamos blancos (Populus alba) y Sauces (Salix alba). Este sauce, de porte arbóreo es más típico en los sotos de aguas tranquilas, frente a los Sauces (Salix atrocinerea, Salix fragilis, etc) de porte arbustivo que ocupan la primera banda de vegetación en los cursos altos de aguas más bravas. La orla vegetal que tratamos constituye el Hábitat 92A0, Bosques de galería de Salix alba y Populus alba, de interés comunitario.

La primera línea también es invadida a veces por los Tarays (Tamarix sp.) y el Carrizo (Phragmites australis). Sustituyendo en este caso a los álamos y sauces, o mezclándose con ellos.

Carrizal en primera línea, con alameda detrás en el río Jarama. En este caso, el régimen hídrico es tan manso que favorece a la vegetación helofítica, hierbas enraizadas bajo el agua pero con una parte del aparato vegetativo emergida. Esta distribución de la vegetación es bastante parecida a la que encontramos en cualquier laguna cercana de aguas calmadas.

La influencia del río no sólo se hace patente en la primera línea de vegetación, sino más allá. Tras los álamos, sauces y carrizos, los árboles protagonistas ya un poquito más alejados del agua son el Olmo (Ulmus minor) y el Fresno (Fraxinus angustifolia). El primero gana al segundo en los suelos arcillosos, profundos y con carbonatos. El Fresno, sin embargo, es más abundante en suelos sueltos arenosos. Por ello, las olmedas son más abundantes que las fresnedas en esta zona de Madrid. Mientras que cerca de la Sierra de Guadarrama, con suelos arenosos, el Fresno se hace dominante.

Aspecto de una olmeda de Ulmus minor en invierno. El manto de hojas que cae al suelo, lo enriquece de humus.

Entre los olmos se intercala de vez en cuando algún Fresno

Sin embargo, nuestras olmedas están desapareciendo a causa de la grafiosis, un hongo parásito (Ceratocystis ulmi) que provoca una obstrucción de su sistema vascular. El proceso de la grafiosis es complejo ya que comienza por el ataque al árbol cuando está sano de un escarabajo defoliador, la Xanthogaleruca luteola. Este escarabajo se come las hojas del olmo y lo debilita. En esta situación de debilidad, el olmo es más propenso a sufrir el ataque de escarabajos perforadores (Scolytus sp.), que son los que portan el hongo que al final mata al árbol.

En los bosques de ribera, el espacio ocupado por los olmos ha sido cedido a especies nitrófilas oportunistas o en el mejor de los casos, a un tarayal no halófilo. El Olmo común autóctono cumple una función muy importante en los bosques de ribera. Además, proporciona buena sombra y es un árbol de gran hermosura. Todo esfuerzo por garantizar su conservación y recuperación es poco. No debemos dejar que esta especie, tan recitada además en nuestra literatura, se pierda y deje su lugar al Olmo de Siberia (Ulmus pumila), que poco a poco va tomando su lugar.

Tarayal no halófilo en segundo plano. En primer plano vegetación ruderal.

Dentro de la olmeda aparece una planta curiosa, el Aro (Arum italicum), cuya flor desprende un olor fétido que atrae a moscas, mosquitos, ácaros, etc. La flor está diseñada para que la mosca al entrar en ella se quede atrapada y no pueda salir, envuelta en ese olor fuerte y penetrante. En el revoloteo del insecto en el interior de la flor (formada por una envuelta llamada espata que contiene un espádice oloroso) se produce la polinización al rozar éste las flores femeninas e impregnarlas del polen de las masculinas que ya acarreaba el insecto.

Arum italicum

Resumiendo, teóricamente existe una franja de vegetación junto al agua dominada por Álamos blancos, Sauces de porte arbóreo y algunos Álamos negros (Populus nigra) y una segunda franja más amplia en la que la olmeda ocupa el espacio. Sin embargo, en la realidad nos encontramos con las especies más entremezcladas, estableciéndose muchas veces carrizales en la primera línea junto al agua y tarays acompañando a los álamos, sauces y olmos. También es frecuente encontrar algún álamo entre los olmos. Aunque sí es cierto que los álamos y sauces tienden a acercarse más al agua que los olmos y fresnos.

Existen más especies arbustivas que acompañan a los árboles protagonistas : el Majuelo (Crataegus monogyna) y el Saúco (Sambucus nigra) son de los más destacados. Este último se encuentra en el Catálogo Regional de Especies amenazadas.

Saúco en flor

Otra especie típica de nuestras riberas es la Zarza (Rubus ulmifolius), planta cuyos frutos son las ricas moras que tanto saborean las aves y mamíferos en Septiembre. La orla espinosa se completa con algunos rosales silvestres o escaramujos (Rosa sp.).

Un aspecto importante en la ecología del Bosque de Ribera es la falta de luz en el estrato inferior. El follaje de las alamedas y olmedas es denso y tapiza el vuelo dejando pasar poca luz hacia abajo. El resultado es que muchas plantas desde el suelo deben intentar buscar artimañas para llegar hasta la necesitada luz. En este contexto umbroso prosperan las lianas o plantas enredaderas : Campanilla mayor (Calystegia sepium), Nueza (Bryonia dioica), Clemátide (Clematis vitalba) y Lúpulo (Humulus lupulus) son las más frecuentes. En la nueza son inconfundibles sus zarcillos, que se enrollan a otras plantas o a cualquier cosa que les sirva de tutor.

La estrategia de trepar y apoyarse en otra planta o soporte para ascender y coger rayos de sol es empleada también por las rubiáceas Amor del Hortelano (Galium aparine) y Rubia tinctoria. Estas especies han desarrollado unos pequeños garfios en los tallos que se enganchan a las plantas que tienen al lado. La sensación que da al tocar estas plantas es la de estar tocando un velcro. Los métodos cambian pero el fin perseguido por todas estas especies es el mismo : coger algún rayo de sol. Las hojas de estas plantas además suelen ser anchas y bien verdes, con muchos cloroplastos para producir la fotosíntesis en el momento que un resquicio de luz asome desde arriba.

Soto de Aldovea (San Fernando de Henares) en el río Henares. Cuando el bosque de ribera se viste de hojas resulta bastante frondoso y llega poca luz debajo de los álamos, sauces y olmos.

Sistema de agarre de la Nueza usando zarcillos

El Amor del hortelano se agarra mediante garfios en el tallo

Los bosques de ribera se encuentran muy machacados y alterados. En muchos lugares literalmente han desaparecido. En su lugar, una espesa orla de vegetación ruderal ha ocupado su lugar llegando incluso hasta la propia orilla. Los ríos Manzanares, Henares y Jarama atraviesan poblaciones con muchos habitantes y en su curso bajo las aguas van cargadas de nitratos que se acumulan en las orillas. Esto favorece aun más a la vegetación nitrófila. Las plantas más frecuentes que encontramos son la Cicuta (Conium maculatum), la Acedera (Rumex acetosa), la Hierba ajera (Alliaria petiolata), la Ortiga (Urtica dioica), el Cardo mariano (Sylibum marianum) y el Sauquillo (Sambucus ebulus).

En la imagen : hojas de Cicuta (muy divididas) en la parte superior derecha. A la izquiera las hojas grandes de la Acedera con los restos de sus frutos. En el centro, las hojas del cardo mariano, con sus característicos nervios lechosos.

Los esqueletos secos y ennegrecidos de las partes aéreas de los sauquillos del verano anterior contactan con el carrizal (a la izquierda), muy cerca de la orilla del río Manzanares a su paso por Rivas-Vaciamadrid.

En bastantes lugares el bosque de ribera ha sido destruido para ganar más espacio a las tierras de cultivo. Un gesto feo hacia la naturaleza y a los beneficiosos efectos del soto, y que deja esta pobre estampa. Esperemos que la Administración tome cartas en el asunto y comience a restaurar los bosques de ribera perdidos.

Dentro de los hábitats nitrófilos que han ido ganando protagonismo cerca de las riberas destaca el Hábitat 3280. Ríos mediterráneos de caudal permanente del Paspalo-Agrostidion con cortinas vegetales ribereñas de Salix y Populus alba. Hábitat de Interés Comunitario. Este hábitat está caracterizado por la presencia de especies como Polypogon viridis y Ranunculus sceleratus.

Ranunculus sceleratus

Paco Moreno Madrid.