Pastos terofíticos de suelos yesosos

Son varias asociaciones vegetales agrupadas en la alianza Sedo-Ctenopsion gypsophilae

Las comunidades terófiticas son pastos ralos formados por hierbas anuales, que se desarrollan sobre suelos yesíferos no arenosos y sin condiciones anormales

de nitrógeno, salinidad, inundación o compactación, pero siempre decapitados, desprovistos de su horizonte humífero superior.

Las especies que las integran son pioneras, y en la serie de asociaciones vegetales que lleva hasta la formación vegetal clímax es la primera o menos evolucionada. Por ello aparecen habitualmente, en pequeñas superficies, en los claros de matorrales heliófilos y colonizadores, generalmente tomillares, jabunales, romerales, retamares-aulagares y salviares. Son pastos muy fugaces que generalmente no llegan a cubrir completamente el suelo.

Florísticamente las especies del pastizal terofítico gipsícola son del máximo interés y alojan a insectos de sorprendentes adaptaciones y extremada rareza y singularidad, muy amenazados por lo aislado y reducido de sus poblaciones y la destrucción de tan poco valorado hábitat. La gramínea que da nombre a la alianza es Ctenopsys gypsophila, un endemismo peninsular que se encuentra practicamente sólo en la zona centro. Otras especies singulares y exclusivas de estos ecosistemas son Campanula fastigiata, Clypeola eriocarpa y Clypeola jonthlaspi, Chaenorhinum reyesii, Erodium pulverulentum, Linaria amethystea, Linaria glauca, Pistorinia hispanica, Trisetum loeflingianum y Ziziphora hispanica.

Todas estas hierbas florecen en Abril-Mayo y para Junio suelen estar agostadas. Deben completar rápidamente su ciclo vital y dejar desdencia en forma de semillas, que permanecen durmientes hasta lograr germinar cuando las condiciones favorables se presentan de nuevo. Para ello, y si la precipitación no supera un umbral, ni se molestan en germinar, puesto que hacerlo podría llevar a la perdida de la mayor parte del banco de semillas caso de que la sequía no les permitiese completar su ciclo. Por ello hay años que muchas especies o prácticamente no se ven, o ni siquiera hacen su aparición, pudiendo hacernos pensar que no existen en la zona que estamos prospectando. Otros, por contra, se hacen hiperabundantes, como fue el caso de la primavera del 2008 o la del 2010, que fueron esplendidas para encontrar pequeños terófitos, y para todas las demás especies.

La escrofulariacea parásita Macrosyringion longiflorum florece más tarde en pleno verano y hasta octubre, aprovechándose de las matillas del ralo matorral circundante, y al llegar Otoño, muere también.

Arriba a la derecha.Ctenopsys gypsophylla, gramínea que da nombre a la alianza

Abajo: En años favorables las comunidades terofíticas se desarrollan en abundancia, mientras en los secos pueden estar casi ausentes.

En la foto, espectacular desarrollo de Pistorinia hispanica en la pelada base de un cerro yesífero en Casa Eulogio, en pleno mes de Junio,

tras las abundantes lluvias de la primavera de 2010.