El pasado 11 de febrero, los alumnos de 1º y 2º de Bachillerato de Artes, junto con los estudiantes de 2º de Dibujo Técnico, asistieron a una charla impartida por Pía López Izquierdo sobre la importancia del color en la arquitectura y el diseño. A lo largo de la conferencia, se exploraron las múltiples dimensiones del color, desde su función en la percepción del espacio hasta su capacidad de generar emociones y modificar la percepción sensorial de un entorno.
La charla comenzó con una reflexión sobre el papel del color en distintos ámbitos:
Función: El color no es solo una cuestión estética, sino que cumple funciones específicas en el diseño y la arquitectura. Su correcta aplicación puede guiar, resaltar elementos o generar efectos visuales en un espacio.
Orientación y luz: La luz natural y artificial influyen en la percepción del color, afectando su intensidad y tonalidad. Según la orientación de un espacio, los colores pueden variar en su apariencia y en la sensación que transmiten.
Transformación de dimensiones: Determinados colores pueden hacer que un espacio parezca más grande, más pequeño, más frío o más cálido.
Estado de ánimo: Los colores generan emociones y sensaciones en quienes los perciben, influyendo en el bienestar de los ocupantes de un espacio.
Se habló también sobre cómo ciertos colores evocan elementos de la naturaleza y transmiten significados simbólicos: el azul cielo y el azul agua nos remiten a la inmensidad y a la frescura; los verdes evocan vegetación y naturaleza; los ocres remiten a la tierra; y el blanco, a la pureza y la luz.
Pía López Izquierdo introdujo el concepto de "teclados de colores", organizados en tres categorías principales:
Cada color tiene un origen vinculado a su procedencia geográfica y a los materiales naturales disponibles en distintas regiones:
Galicia: tonos grises, debido a la abundancia de granito.
Andalucía: colores amarillos por la piedra caliza y la arena.
Estos colores crean armonía en la arquitectura cuando se respeta su contexto natural.
Los colores provienen del arte y han sido estudiados por pintores y expertos cromáticos a lo largo de la historia.
La creatividad en su uso es clave: no se trata solo de aplicar colores, sino de saber combinarlos de forma armónica o disruptiva según el propósito del diseño.
Algunos esquemas de color pueden resultar desagradables si no se trabajan con criterio.
Se destacó la influencia de artistas como Le Corbusier, cuya teoría del color sigue siendo una referencia en la arquitectura.
Los colores tienen propiedades visuales y códigos específicos, como RAL, Pantone, RGB o CMYK, utilizados en diseño y construcción.
La apariencia de un color depende de factores como la fuente de luz, las características de la superficie y el pigmento utilizado.
El color no solo define el espacio, sino que puede modificarlo:
Azules crean sensación de amplitud y eliminan límites visuales.
Rosas pueden evocar el fuego y la calidez.
Verdes transmiten frescura y naturaleza.
Ocres evocan la tierra y lo orgánico.
Blancos reflejan la luz y pueden transmitir modernidad o frialdad.
El color, más allá de su función estética y decorativa, tiene un impacto profundo en la percepción psicológica y emocional, influyendo en el comportamiento y las sensaciones de quienes interactúan con un espacio. Durante la charla, se analizaron ejemplos concretos que ilustran cómo distintos colores pueden evocar emociones específicas y modificar la experiencia del usuario dentro de un entorno arquitectónico o de diseño.
Azul cielo (mezcla de azul y rojo):
Este tono genera una sensación de confianza y valentía, transmitiendo una impresión de estabilidad y serenidad sin perder dinamismo.
Se asocia con espacios amplios y abiertos, evocando el cielo y el aire, lo que contribuye a la sensación de libertad.
Azul agua (mezcla de azul y verde):
Al incorporar matices verdes, este tono refuerza la sensación de tranquilidad y equilibrio, evocando el movimiento fluido del agua y su efecto calmante.
Es un color ideal para ambientes que buscan generar relajación sin llegar a la frialdad de otros tonos más neutros.
Verde (asociado a hospitales y entornos sanitarios):
Se ha utilizado históricamente en espacios de salud porque induce relajación, estabilidad y bienestar.
Su relación con la naturaleza y la regeneración lo convierte en un color que transmite frescura y calma.
Rojo:
Es un color que no siempre genera confianza, ya que puede resultar agresivo o invasivo si se usa en exceso.
Sin embargo, es altamente dinámico y energético, transmitiendo alegría, pasión y vitalidad.
Se utiliza en contextos donde se busca llamar la atención y generar impacto inmediato.
Amarillo:
Un color asociado a la energía, el buen humor y la creatividad.
Estimula la actividad mental y la comunicación, por lo que se suele emplear en entornos educativos o de trabajo colaborativo.
Sin embargo, su intensidad puede resultar abrumadora si no se equilibra con tonos más neutros.
Blanco:
Simboliza plenitud, luz y pureza, aportando una sensación de amplitud y orden.
En espacios minimalistas, puede transmitir sofisticación, pero si se usa en exceso, puede generar frialdad y falta de calidez.
En combinación con otros colores, puede potenciar su luminosidad y frescura.
Negro:
Representa la ausencia de luz, lo que le otorga un carácter dramático, elegante y sofisticado.
Puede aportar profundidad y contraste en un diseño, pero si se emplea en exceso, puede hacer que un espacio se perciba más reducido y opresivo.
Un aspecto clave discutido en la charla fue el papel de la luz natural en la transformación del color. La luz solar incide directamente en la intensidad y percepción de los colores:
En exteriores, los colores vibrantes pueden perder intensidad con el tiempo debido a la exposición prolongada al sol, lo que explica por qué algunas fachadas tienden a desgastarse y desaturarse.
La orientación de un espacio también influye en la manera en que los colores son percibidos: una habitación con luz natural indirecta puede hacer que los tonos fríos se vean más oscuros y apagados, mientras que una exposición constante al sol puede hacer que los colores cálidos sean más intensos.
En interiores, la luz artificial puede modificar la percepción de los colores según su temperatura: una luz cálida hará que los tonos amarillos y rojos sean más acogedores, mientras que una luz fría resaltará los azules y los verdes, generando una sensación más fresca y moderna.
El color es una herramienta fundamental en el diseño y la arquitectura, ya que no solo define la estética de un espacio, sino que también influye en el estado de ánimo y la experiencia de quienes lo habitan. Comprender cómo cada color interactúa con la luz, el entorno y la psicología humana permite aprovechar al máximo su potencial para crear espacios funcionales, armoniosos y emocionalmente impactantes.
LA INFLUENCIA DEL COLOR EN EL ESPACIO PERCIBIDO
A lo largo de la charla, se presentaron diversos ejemplos arquitectónicos que ilustraban cómo el color puede transformar la percepción del espacio y generar distintas sensaciones según su aplicación en los diferentes paramentos de una estancia, ya sea cerrada o abierta. Se explicó, por ejemplo, cómo un techo oscuro crea la impresión de un espacio más reducido y bajo, mientras que un techo azul puede evocar el cielo, aportando una sensación de mayor amplitud, ligereza y apertura.
Del mismo modo, el uso de colores en las paredes verticales puede influir en la percepción de la anchura de un ambiente: los tonos claros o fríos pueden hacer que un espacio parezca más amplio, mientras que los tonos oscuros o cálidos pueden estrecharlo y generar una sensación más envolvente. Además, si se aplican colores oscuros en el suelo, el espacio puede parecer más bajo, afectando la percepción de su altura y generando una atmósfera más íntima y recogida.
Estos efectos demuestran que el color no solo define el carácter estético de un espacio, sino que también tiene un impacto directo en la manera en que lo experimentamos y habitamos.
Uno de los conceptos clave de la charla fue la interacción entre los distintos usos del color en el diseño y la arquitectura, destacando cómo el efecto comunicativo y el efecto constructivo deben complementarse para lograr una experiencia espacial coherente y efectiva.
El uso constructivo del color se refiere a su aplicación con un propósito funcional dentro del diseño de un espacio, ya sea para delimitar zonas, guiar el recorrido de los usuarios o modificar la percepción de la forma y las dimensiones. Por ejemplo, en un ambiente donde se busca crear sensación de amplitud, el uso de tonos claros y fríos puede potenciar la apertura visual, mientras que en un espacio destinado al recogimiento, los colores oscuros pueden generar un efecto más íntimo y acogedor.
Por otro lado, el uso comunicativo del color tiene que ver con la carga simbólica y emocional que transmite cada tonalidad. No se trata solo de cómo el color altera la percepción del espacio, sino de qué sensaciones despierta en quienes lo habitan. Un ejemplo claro es el uso del azul para evocar confianza, serenidad o frescura, mientras que el rojo puede generar dinamismo y energía, pero también resultar agresivo o invasivo si no se equilibra adecuadamente en el entorno.
Si el color se usa únicamente con un enfoque constructivo, sin considerar su impacto comunicativo, puede perder su propósito y generar efectos contradictorios en la percepción del espacio. Por ejemplo, un hospital que utilice un esquema de colores oscuros y apagados podría provocar incomodidad o sensación de claustrofobia en lugar de la calma y tranquilidad que se busca en un entorno sanitario.
En este sentido, los esquemas de color envolventes, basados en los teclados comunicativos y pictóricos, permiten jugar con las sensaciones para generar experiencias espaciales únicas. Estos teclados no solo consideran la armonía visual del color en un espacio, sino también su capacidad de evocar asociaciones y emociones específicas. Así, al inspirarse en la paleta cromática de grandes artistas o en combinaciones que simulen elementos naturales, es posible diseñar espacios que sean tanto funcionales como emocionalmente impactantes.
La conferencia de Pía López Izquierdo dejó en los estudiantes una visión más profunda sobre el papel del color en el arte, la arquitectura y el diseño, invitándolos a experimentar con su uso de forma consciente y creativa. El color no debe entenderse como un simple elemento decorativo, sino como una herramienta poderosa capaz de transformar el espacio, influir en el estado de ánimo y mejorar la experiencia de quienes lo habitan.
La charla concluyó con un taller práctico en el que los alumnos debían elegir un espacio y definir su esquema de color basándose en cuatro criterios:
Función del espacio
Orientación y luz
Transformación del espacio (cómo influye el color en su percepción)
Emoción que se busca transmitir
El ejercicio permitió a los estudiantes experimentar con la combinación de colores en un contexto real, aplicando los conocimientos adquiridos en la sesión.
Más información sobre Los Teclados del Color en la web de Pía López Izquierdo: https://pialopez-izquierdo.com/i1-interiorismo-y-color-introduccion/