Estrés y memoria

Pérdida de memoria por estrés ¿en qué consiste?

La pérdida de memoria por estrés puede tratarse. No solo debemos aprender a priorizar y gestionar mejor esta emoción. Además, debemos mejorar nuestros hábitos de vida (deporte, alimentación, buen descanso...)

La pérdida de memoria por estrés es mucho más común de lo que pensamos. Ahora bien, este fallo cognitivo se vive a menudo con gran preocupación y ansiedad: olvidamos citas, conversaciones, nombres y hasta eso tan importante que teníamos que comprar. Nos cuesta retener información e incluso recuperar recuerdos ya consolidados.

A menudo, suele decirse aquello de que la memoria es un tesoro que debemos guardar con especial cuidado y delicadeza, sin embargo, algo que sin duda todos habremos experimentado alguna vez es que justo cuando más la necesitamos, nos falla. Es más, cuando sufrimos estos fallos momentáneos y hasta desconcertantes, lo vivimos a menudo con cierto temor: ¿será esto el primer indicio de una demencia?

No conviene precipitarse. Antes de pensar en un deterioro cognitivo tengamos en cuenta un factor, ese que explica en realidad cerca del 80% de los pequeños fallos de memoria cotidianos: el estrés. No obstante, lejos de respirar aliviados al haber descartado una demencia temprana, es importante considerar un hecho: el estrés crónico, así como los trastornos de ansiedad mantenidos en el tiempo. Ambos alteran el funcionamiento del cerebro e incluso varias de sus estructuras.

El cerebro es muy vulnerable a nuestro estilo de vida, y en concreto, al modo en que gestionemos nuestras preocupaciones y tensiones cotidianas.

Pérdida de memoria por estrés ¿por qué ocurre?

A veces lo hacemos, salimos del trabajo y llegamos a casa en “piloto automático”. Al cruzar el umbral de nuestro hogar nos llevamos las manos a la cabeza por el enfado y el asombro más absoluto ¿cómo se nos puede haber olvidado recoger a nuestro hijo de su clase de inglés? Bajamos corriendo y justo cuando llegamos al coche, nos damos cuenta de que no llevamos las llaves.

El cortisol

Si nos preguntamos ahora qué hay detrás de la pérdida de memoria por estrés, debemos nombrar a una vieja conocida, a la hormona del cortisol.

  • Este glucocorticoide producido por la glándula suprarrenal se libera como respuesta al estrés. Ahora bien, que el pico de cortisol aumente en un momento dado más allá de sus niveles habituales, no supone ningún problema, es más un pequeño aumento de esta hormona en un instante puntual, mejora la formación de nuevos recuerdos.

  • Lo preocupante es que la liberación de glucocorticoides se produzca de forma constante y a lo largo de semanas o meses. Será entonces cuando tengamos dificultades para recordar datos y para recuperar otros ya existentes.

Veamos qué impacto puede tener esto en nuestro cerebro.

Efectos del cortisol sobre nuestro cerebro

  • El exceso de cortisol a nivel cerebral actúa como un tóxico. Así, estudios como el llevado a cabo en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, nos señalan que los adultos entre 40 y 50 años con niveles de cortisol más elevado, tenían un volumen cerebral más pequeño.

  • El hipocampo, asociado a la memoria y nuestras emociones, también pierde volumen.

  • La pérdida de memoria por estrés se asocia también al hecho de que el cortisol, dificulta la correcta circulación de la sangre al cerebro. Nos llegan menos nutrientes y menos oxígeno. Todo ello provoca también que tengamos mayor riesgo de sufrir derrames, ictus, etc. Es un dato que debemos considerar.

  • Por otra parte, si la liberación del cortisol es constante percibiremos otro efecto: segregaremos menos endorfinas.

  • Esto, se traduce en mayor malestar, en una clara incapacidad para disfrutar de esas actividades que antes nos eran agradables-

  • Asimismo, y no menos importante, cabe señalar que el cortisol afecta también a nuestros ciclos de sueño-vigilia. Sufrimos épocas de insomnio o noches de despertares continuados.

Valeria Sabater en La mente es maravillosa.