Sueño y cerebro

¿Qué hace el cerebro mientras duermes? ¿El cerebro duerme también?

El cerebro, mientras dormimos, no cesa de recoger información de manera continua, aunque no seamos

realmente conscientes de ello. Mientras que caemos sumidos en un profundo sueño, el cerebro humano permanece

activo. Esta actividad en lugar de ser innecesaria, da respuesta a numerosos procesos biológicos y está demostrado

científicamente que nos regala años de vida. Hoy en día la ciencia aún no conoce exactamente cómo nuestro cerebro

lleva a cabo este proceso no obstante, algunos estudios han mostrado que cuando dormimos se activan las áreas

relacionadas con la creatividad y el aprendizaje. Al mismo tiempo, sí que el conocimiento sobre el cuerpo humano

es conocedor del momento en el cual se producen los sueños que a su vez incrementan la capacidad para conectar y

crear ideas de una forma original e ingeniosa. Esto se debe al continuo acercamiento entre las neuronas y la

reorganización entre ellas, de manera ordenada.



El cuerpo produce y hace circular unos 50 tipos de hormonas diferentes. Por lo que respecta a las hormonas del

sueño, cabe señalar que muchas de ellas cumplen diferentes tareas además de preparar al organismo para un

adecuado descanso nocturno. Entre ellas se encuentra la melatonina, la principal función de la melatonina es

regular los ciclos del sueño. Efectivamente, esta hormona que se sintetiza a partir del triptófano y se produce en la

glándula pineal. La exposición a la luz y a la oscuridad estimula un área del cerebro llamada núcleo

supraquiasmático (SCN). Así, cuando empieza a hacerse de noche, esta región empieza a mandar órdenes para que

se libere melatonina y así favorecer el sueño. Cada 24 horas nuestro reloj biológico envía a la glándula pineal una

señal para que ésta empiece a producirla., la cual es incrementada por la noche que alcanza su máximo nivel entre

las dos y las cuatro de la madrugada. La melatonina juega un papel fundamental en el ciclo del sueño y es uno de los

antioxidantes más potentes que existen, dentro del organismo humano. La hormona del crecimiento también está

regulada por el ciclo circadiano y su producción aumenta en la fase de sueño profundo. El hipotálamo regula su

secreción, cuyo pico más alto tiene lugar unos 20 minutos después de haber empezado a dormir.


La hormona presenta ritmos circadianos y ultradianos. Los ritmos ultradianos influyen en

diversas conductas, tales como alimentación, movimiento y exploración, además de

reproducción, aprendizaje y concentración. Por otro lado, los ritmos circadianos son

importantes no solo para determinar los patrones de sueño y alimentación de los seres

vivos, sino también se interrelacionan con el ritmo ultradiano para la actividad de todos los

ejes hormonales, que son los que hacen que nuestro cuerpo funcione a su hora y responda

ante los estímulos externos que nos ocurren durante el día para sobrevivir.

El sueño es especialmente importante durante la infancia porque influye directamente en el

desarrollo de los tejidos y células. También modulando el metabolismo de las proteínas.

Para entender mejor el proceso del sueño, podemos imaginarnos a nosotros mismos

bajando una escalera. Cerrando así los ojos bajamos hacia la primera fase del sueño, más

comúnmente llamada somnolencia. En ella la actividad cerebral se ralentiza. Después de

unos minutos, viajamos hasta la fase dos donde las ondas cerebrales se pausan

paulatinamente, llegando hasta un sueño más profundo que sería el conocido sueño lento.

A su vez, se distinguen dos tipos: el sueño NREM y otro muy distinto denominado el REM.


En el sueño NREM, las neuronas serotoninérgicas bloquean la actividad motora y la

intensidad de las aferencias sensoriales. Otros neurotransmisores inhibidores son la

adenosina y el ácido g-aminobutírico (GABA), así como diversos péptidos. La desactivación

progresiva del sistema colinérgico reticular activador permite la aparición de los ritmos

recurrentes talamocorticales que dan origen a los «husos de sueño» y al enlentecimiento

del EEG. De lo contrario, la regulación del sueño REM es aún más compleja, pues en él se

producen al mismo tiempo fenómenos fisiológicamente antagónicos, como la disminución

profunda de la vigilancia con un estado de activación del EEG o la intensa inhibición

motora con hipotonía generalizada junto con movimientos rápidos oculares y otras

actividades motoras básicas.