Esquizofrenia

La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que genera la pérdida del principio de la realidad. Se trata de un desorden mental que limita la capacidad de las personas para procesar de forma ordenada ciertos procesos psicológicos como el pensamiento, la percepción, las emociones o la voluntad.  Puede provocar una combinación de alucinaciones, delirios y trastornos graves en el pensamiento y el comportamiento. Esta enfermedad, habitualmente, afecta el funcionamiento diario del sujeto que la sufre y puede ser incapacitante. 

Es posible ver una menor cantidad de materia gris en la corteza del cerebro, especialmente en el área de los lóbulos temporal y frontal. Se encuentra en la superficie del cerebro y cuenta con un número importante de células nerviosas que ayudan en el control de procesos motores y sensoriales, así como de pensamiento y toma de decisiones. El hecho de que haya menor cantidad de esta materia significa que estos procesos van a funcionar de manera diferente en una persona con esquizofrenia si se compara con una persona que no cuenta con un trastorno. También se presenta una alteración en la materia blanca del cerebro. Este es otro tejido que se encuentra en el interior del cerebro, bajo la materia gris, y que tiene que ver con el envío de señales que indican actividad en el cuerpo. 

Las personas que tienen esta enfermedad tienen un desequilibrio de ciertas sustancias químicas del cerebro, en este caso la serotonina, el glutamato, el GABA y la dopamina, los cuales son neurotransmisores implicados en múltiples tareas cognitivas y relacionadas con el procesamiento de las emociones. 

El desequilibrio de estas sustancias químicas afectan la forma en que el cerebro de la persona reacciona a los estímulos, lo cual explica porque la persona con esquizofrenia puede sentirse abrumada por la información que recibe por los sentidos, como puede ser la música ruidosa o las luces brillantes. 

La dopamina es un neurotransmisor del sistema nervioso central. Es producida en diferentes áreas del encéfalo, principalmente en el mesencéfalo y el hipotálamo. Está involucrada en el estado de ánimo, la toma de decisiones y las respuestas ante el estrés. La evidencia indica que, en los cerebros de las personas con esquizofrenia, hay una mayor sensibilidad a este neurotransmisor y esto parece estar asociado con síntomas como las alucinaciones y los delirios. Aunque está en investigación, todavía no se conoce la relación que se genera entre la dopamina y las alucinaciones en los enlaces neuronales. Los altos niveles de dopamina en el cuerpo, puede estar relacionado con la psicosis y la esquizofrenia, por eso los antipsicóticos actúan inhibiendo la dopamina en el cuerpo. 


La serotonina afecta varias funciones físicas y mentales, ya que se puede encontrar en diferentes partes del cuerpo. Los problemas de esta enfermedad son causados ​​por la falta de serotonina en una parte del cerebro, cuya función es controlar comportamientos como la ansiedad, la agresividad o la depresión.



El glutamato está presente en la mayor parte de las sinapsis excitatorias del Sistema Nervioso Central. Se ha descubierto una mayor presencia de esta sustancia en los cerebros de personas que desarrollan esta condición. Este es el principal mediador de la información sensorial, motora, cognitiva y emocional, además de intervenir en la formación de memorias, en su recuperación y en los procesos de aprendizaje. 

El GABA es de los pocos neurotransmisores que actúa tanto como inhibidor como excitador y posee tres tipos de receptores: el más conocido, el GABA-A, situado en la membrana plasmática; el GABA-B y el GABA-C,  considerado un subtipo del receptor GABA-A, que también recibe el nombre de GABA-A rho. Cuando el GABA es recibido por el receptor GABA-A se abren unos canales de cloro, provocando una respuesta inhibitoria. Sus efectos se manifiestan en procesos y situaciones tales como la fijación de los recuerdos y los  ataques de ansiedad. 

Debido a esto, resulta muy importante que las personas con esquizofrenia tengan un adecuado acompañamiento médico y terapéutico, pues mediante el tratamiento farmacológico y psicológico es posible dar un manejo adecuado a estos cambios, y se puede evitar un deterioro temprano y un aumento en la severidad de los síntomas. 

Estrella Ortiz Iglesias y Carlos Romero Vaz