Batalla de los Arapiles
Batalla de los Arapiles 22 de julio de 1812 cerca de la ciudad de Salamanca en España
ANTECEDENTES
Tras la cabalgada de Napoleón por España, tras la derrota de Dupont ante los españoles del general Castaños, los franceses recuperaron la iniciativa en la guerra peninsular pero tras la partida de Bonaparte para atender los asuntos europeos las tropas aliadas gracias al liderazgo de Wellington enseguida empezaron a poner en aprietos a los franceses de nuevo. Después del duro golpe de la batalla de Talavera, Napoleón envió al mariscal Masséna para intentar poner de nuevo la balanza del lado de los franceses.
En 1810 Masséna entró decididamente en Portugal con el objetivo de expulsar a los británicos de Wellington los cuales se refugiaron detrás de la línea fortificada de Torre Vedrás. Pero las tropas francesas después de infructuosos intentos se retiran en la primavera de 1811; entonces Wellington sale de su reducto con sus tropas británicas y portuguesas para hostigar a los franceses a los que consigue dar alcance y derrotar en Fuentes de Oñoro.
Durante la campaña de 1812 Wellington está decido a volver a llevar la iniciativa de la guerra peninsular para lo cual antes toma en dos sendos asedios Ciudad Rodrigo y Badajoz
MOVIMENTOS PREVIOS
Wellington veía su oportunidad en los acontecimientos que se estaban desarrollando en el conjunto de la guerra, ya que napoleón empezó a debilitar su potencial peninsular al trasladar tropas para formar el gigantesco ejército que preparaba para invadir Rusia. Por otra parte la derrota de Masséna hizo que Napoleón le sustituyese por Marmont.
La estrategia de Wellington ahora que controlaba las dos principales vías de comunicación era entrar por el valle del Duero en dirección a Madrid mientras los españoles intentaban hacer lo que pudiesen en los flancos de su avance. Por su parte Marmont, creo varios fuertes en torno a Salamanca para intentar cortar el paso a Wellington. El día 13 de junio Wellington sale de Ciudad Rodrigo hacia Salamanca lo cual inquieta a Marmont que aún no cuenta con suficientes tropas para enfrentarse a los ingleses, y decide salir de Salamanca en dirección norte para reunirse con los 10000 hombres del general Bonnet que venían desde Asturias, dejando en la capital salamantina sólo las guarniciones de los fuertes. La llegada de Wellington a Salamanca se produjo el día 17 las tropas británicas enseguida se dispusieron a preparar el asedio a los cuatro fuertes de Salamanca mediante artillería principalmente. Marmont entonces decidió dirigirse en dirección a Salamanca, lo que obligó a Wellington a salir a campo abierto, menos las unidades sitiadoras, para evitar ser envuelto. En los cuatro días siguientes los ejércitos anglo-portugueses y franceses, maniobraron a muy corta distancia produciéndose algunos combates aislados entre unidades de vanguardia.
El día 21 pudo comenzar el enfrentamiento abierto, los dos ejércitos estaban acampados a escasos kilómetros de distancia, pero dado que los ingleses tenían una superioridad numérica de 8000 hombres y además estaban en una posición más elevada, Marmont evitó el combate y se dirigió de nuevo al norte en dirección a Valladolid para esperar en la otra orilla del Duero a reunirse con sus refuerzos, mientras en Salamanca los fuertes caían y Wellington volvía a tener a todas sus tropas disponibles. Finalmente los franceses consiguieron llegar a una zona menos expuesta y acamparon entre Toro y Tordesillas al abrigo del Duero, mientras los ingleses lo hicieron a no mucha distancia de allí entre Rueda y La Seca.
Por fin el Día 7 de julio llega el general Bonet con sus hombres, ahora Marmont había contrarrestado la anterior superioridad numérica de los ingleses. Marmont comenzó a planificar su estrategia y tras unos días emprendió una sorprendente maniobra que consistía en fingir en primera instancia, un cruce del Duero por Toro y en cuanto los ingleses y portugueses empezaron a formar para repeler un ataque desde esa dirección se retiró para cruzarlo realmente por Tordesillas. Las tropas de Wellington mantuvieron la calma y se retiraron en perfecto orden hacia el sur evitando de este modo ser atacados por su flanco derecho. Lo que comenzó a continuación fue una guerra de nervios en la que ambos ejércitos marchaban en columnas paralelas en la misma dirección y a muy corta distancia llegando incluso a estar separados por unos quinientos metros sin que se sucediesen más que algunas escaramuzas esporádicas. En Cantalpino los ejércitos tomaron vías diferentes, Wellington en dirección a Salamanca y su línea de suministros, al tiempo que Marmont intentaba cruzar el río Tormes en Huerta para intentar cortarles el paso hacia Portugal.
El día 21 de julio de 1812 Wellington cruzó a la otra orilla del Tormes a la altura de Santa Marta, mientras los franceses, cruzaron también el Tormes más al Oeste, intentando flanquear de nuevo a al ejercito británico y portugués.
LA BATALLA DE LOS ARAPILES
La noche anterior a la batalla caería una gran tormenta, a primera hora Wellington tiene noticias de que la mayor parte del ejercito de Marmont ya ha cruzado a la otra orilla de río Tormes y que están ya estaban efectuando el despliegue para entablar batalla ante las tropas británicas y portuguesas.
Inmediatamente Wellington comenzó a desplegar su dispositivo, llamó a sus unidades de Carbajosa y las desplegó en el lado norte, el centro de sus fuerzas lo formó con una doble línea con las divisiones de Leith y Cole en primera línea y las de Clinton y Hope apoyándolas detrás .La división de Edward Pakenham y la caballería de la reserva, que se encontraban el la orilla norte del río Tormes, también fueron desplegadas en el lado sur a la altura de Aldea Tejada, para mantener protegida su retaguardia en dirección a la línea de suministros aliada. Las brigadas de caballería de G. Anson y Le Marchant se posicionaron en Las Torres, a medio camino entre la fuerza principal y la reserva.
En la línea que cubría el Pelagarcía, se situó la división de infantería ligera de Alten junto con algunas brigadas de otras divisiones. La división de dragones de Bock se situó en la misma alineación mucho más al norte para vigilar y controlar una posible maniobra francesa de flanqueamiento de los dos Arapiles por ese lado. Cauto como siempre el duque de Wellington, había preparado su posible retirada en dirección Portugal y al tiempo tenía una sólida posición para repeler a las tropas francesas.
A continuación hubo una tensa espera hasta que los franceses comenzaron a dirigirse hacia el Arapil Grande, un cerro que junto al Arapil Chico dominaban la parte izquierda del campo de batalla. Para Wellington era una prioridad el dominio de ambos Arapiles pero los franceses habían conseguido posicionarse en el Arapil Grande y apunto estuvieron de tomar también el Arapil chico. Una brigada de cazadores portugueses intentó tomar el Arapil Grande sin obtener ningún éxito, ya que fue rechazada por los franceses.
Mientras en el centro, en el que estaban situadas la divisiones de de Leith y Cole en primera línea y las de Clinton y Hope apoyándolas detrás, con el pueblo de los Arapiles en medio, las avanzadillas francesas comenzaron a presionar sobre los británicos y ganando terreno en esa dirección al tiempo que avanzaban algunas baterías de artillería para golpear la concentración de tropas inglesas. Las tropas de Marmont se estaban ligeramente desorganizando a causa de los movimientos por un terreno tan accidentado. Hacia las 14:00 horas Marmont ordenó un movimiento hacia el ala derecha de los ingleses por parte de las divisiones de Maucune y Thomières pero este último avanzó demasiado abriendo una brecha entre sus hombres y el resto del ejercito francés. Rapidamente Wellington se da cuenta de la situación y se dirige personalmente hacia Aldea Tejada para ordenar a las fuerzas de Packenham, que permanecían ocultas a la vista de los franceses, que atacaran a la división de Thomières. Los hombres de Thomières fueron completamente sorprendidos, de hecho su caballería se encontraba en mitad de la columna en vez de haber protegido el flanco. El general francés intentó repeler el ataque con la a caballería de Curto y dirigiendo su artillería hacia los británicos que aunque inicialmente sufrieron algunas bajas, rápidamente destrozaron a la división de Thomières, muriendo él mismo en combate y saliendo en desbanda los supervivientes.
A continuación Wellington había ordenado a la caballería de Le Marchant cargar sobre Maucune y a Leith, que estaba bajo el fuego de la artillería francesa, tomar el Arapil Grande. De modo que tras la desbandada de la división de Thomières, la siguiente en sucumbir fue la división de Maucune, aunque Le Marchant murió durante el combate. Para empeorar más aún las cosas para el bando francés, sobre las 15:00 horas Marmont había sido herido y cedió el mando a su segundo, Bonnet, que cayó herido poco después, así que en aquel momento el ejercito francés estaba a cargo del tercero en el mando, el general Claussel.
Aunque los franceses empezaban a tener todo en contra, aún no estaba todo perdido, la división de Cole se precipitó en su intento de tomar el Arapil Grande y fue desbandada, momento que Claussel aprovechó para mandar a las tres divisiones enteras que le quedaban en su persecución pero fueron rechazadas.
A continuación las fuerzas de Packenham que estaban en la desmantelada ala izquierda francesa y las de Le Marchant y Leith convergieron en su avance hacia el centro de lo que quedaba del dispositivo francés y el ejercito completo se desbandó salvo la división de Ferey que no había entrado en combate y asentada en el cerro llamado El Sierro protegió la retirada francesa de un desastre aún mayor, rechazando primero a los británicos de Clinton y posteriormente a los portugueses de Rezende. Pero finalmente la artillería se posicionó y comenzo a disparar sobre los hombres de Ferey muriendo él mismo durante el bombardeo, pero a pesar de la muerte de su comandante los franceses siguieron resistiendo hasta la llegada de Leith que provocó el fin definitivo de la resistencia francesa y la desbandada general. Por la noche los franceses cruzaron de nuevo a la orilla norte del río Tormes.
CONSECUENCIAS DE LA BATALLA DE ARAPILES
La bajas fueron de unos 5000 muertos y heridos entre españoles, portugueses y británicos y en el bando francés 7000 muertos y heridos, así como 7000 prisioneros. Gracias a la victoria de Los Arapiles, Wellington dejó abierto su camino hacia Madrid que fue tomado poco tiempo después, pero al dirigirse hacia el norte peninsular los aliados quedaron trabados en el desastroso Sitio de Burgos que ante las bajas y la llegada inminente llegada de refuerzos tuvo que ser abandonado y de nuevo replegarse hacia la frontera portuguesa hasta Ciudad Rodrigo. Pero a pesar de este contratiempo la batalla de Los Arapiles había puesto la guerra definitivamente del lado aliado en la península que unido al desastre de las tropas francesas en la campaña de Rusia terminaría produciendo con el tiempo el colapso del imperio francés.