Dedicatoria

para don Alonso Zamora Vicente.

Va por usted, maestro, y que Dios reparta suerte.

Desta suerte dijo, y tiró la boina para atrás sin mirar dónde podía caer. Cayó en sábado, en un sábado de enero en la provincia de Segovia [¿otra vez?], mientras la gente yantaba, aprovechando la cual circunstancia nos dimos un garbeo por todo el alfoz, espere un momento que busque alfoz en el diccionario, pero conste que no soy el único adulto que todavía se va engolfando de palabra en palabra antes de encontrar la que buscaba. Ese trayecto suele ser muy melancólico, porque siempre me recuerda el de una hoja discurriendo al lado del bordillo a donde quiera llevarla la corriente urbana, y conste que aquí no hay tanta generosidad de chorrera como en las calles de París. «Aquí» es en el pueblo segoviano que decía antes, aquí está la palabra, alfoz, ah, pues es lo contrario de lo que yo creía, porque estaba dispuesto a pasear por el cogollo del pueblo y ahora resulta que es el arrabal, bueno, no importa, el caso es dar dos pasos, o mil, pero a paso de boina, que dijo el otro, para torear al frío, que hace de chupa rescoldo, ¿lo ve usted, cómo siempre me voy dando de lado a lado de lo que intento?, por más que... sí encuentro algún rescoldo del brasero que han sacado las vecinas a la calle para que se oree (en lo alto, una piña en brasa alienta al compás del gris que corre). Andan atrasadas estas vecinas, ¿eh?, en las tareas de la casa, porque si a unas dos de la tarde sacan a orear el brasero, ayúdame a sentir a qué demonio de horas van a comer. Ellas y la familia, que estará toda reunida en la misma habitación como piojos en costura para darse calor, ¿y entonces quién saca el recién hecho brasero a la calle?, se lo habrán jugado a Pinto, pinto, gorgorito, yo ni entro ni salgo, que yo ando por fuera de las casas pero fisgándolas todas, ah, pues eso es algo que está muy penado en los pueblos: ellos y ellos pueden fisgarse todo lo que quieran, que para eso son vecinos y paisanos, pero Dios te libre si eres forastero y te encuentran jetoneando de casa en casa. Jetonear digo como lo usan aquí, que es fisgar con la jeta metida por puertas o ventanas, me decepciona el drae que hacen ustedes, ¿pues no da como lo usan en Costa Rica?, demonio, si yo le juro que en este pueblo quiere decir lo que ando yo haciendo en el momento presente, ¿por qué me mandan ustedes a Costa Rica?, ¿o era Puerto Rico?, no sé, estoy nervioso por culpa de unos amigos que habíamos quedado hace una hora, que se dice pronto, en esta acera, para ir a comer a una Casa Rural regentada por un portugués y su coime, oiga, don Alonso, ¿coime quiere decir esposo pero en el peor sentido?, no, padre, que quiere decir ‘camarero’, bien, me vale, me sirve, ¿y qué más?, ‘hombre que cuida del garito y presta con usura a los jugadores’, hombre, no se ponga usté así

(Se acabó el hilo mental porque vinieron los amigos concertados, se metió el hablante en el coche, se oyeron los dos portazos y no continuará.)