" Re- aprender a percibir es la tarea permanente que se profundiza más y más. Así nos preparamos para la gracia de la contemplación.
No percibimos a Dios porque nuestra mente inquieta y nuestra actividad agitada nos distraen de la percepción.
La dificultad que encontramos es que percibimos por necesidad, pero después de una fracción de segundo nuestra mente empieza a funcionar y apartamos nuestra atención de la percepción, llevándola a nuestras ideas.
Percibir significa volverse consciente. Es una cuestión espiritual, una actividad de la conciencia.
Permanecer en la percepción es permanecer en el presente.
En el silencio volvemos al presente llevando nuestra percepción a la respiración y al centro de la palma de las manos. Son anclas que nos traen al presente.
Y el estar atentos al presente nos llevará a la presencia de Dios."