28 de mayo

"Escuchar el silencio"

Sentarse, cerrar los ojos, no pensar en nada, no hacer nada, ¡qué bien! y ¡qué difícil!

Abrir las fuentes del silencio, encontrar la canción que me nombre, en la PAZ, en la meditación.

Oigo los árboles caer, ¡qué ruido! ¿Oigo la floresta creciendo? ¡Qué deslumbramiento!


El misterio y el sueño no están en el vértigo de la ciudad, de los transportes, de las preocupaciones, de las superpoblaciones…

Siempre los buscamos en los espacios suaves y tranquilos, en las montañas, en las playas, en la noche estrellada, en los gestos de ternura.

La palabra y el movimiento no son maneras superiores de comunicación y felicidad.

Necesito estar conmigo, vivir conmigo, conversar amigablemente conmigo.

Fui a las fuentes del silencio, con mi vaso vacío, a beber agua, fui con estrés y desaliento, volví refrescado y luminoso.


El silencio es salud, el silencio es una bendición.

Pregunté por mí a mucha gente y a muchos libros. Fui tan lejos y aprendí tan poco. Volví entonces de esas preguntas, y me pregunté a mí por mí.

Empecé, entonces, a saber quién soy, empecé a comprender mejor a los demás…

Los horizontes del amor se expandieron, me pareció (no estoy seguro) que, justo detrás del corazón, una pequeña voz interior quiso entrar en diálogo conmigo.

¿Sería la voz del sueño, del amor, de los ideales? ¿Sería la voz de Dios? Era la PAZ, eso sí que lo noté…

Lo mejor de mí lo encontré en mi interior.

Muchos perdieron la convivencia con el silencio y se quedaron en la soledad. Soledad es enfermedad. Necesito el silencio para escucharme mejor. Necesito preguntarme por mí y necesito preguntar a Dios por mí.

Buscamos el fin de semana, la playa o el campo, las bebidas frescas, la convivencia arropada, pero poco buscamos el silencio. Al final del día, estamos llenos de palabras, palabras habladas y palabras escuchadas, necesitamos de silencio.


Tiempo de silencio, tiempo para mí.

Busca dentro de ti.avi