Una sección es cada uno de los elementos que forman una canción. En el próximo apartado veremos los tipos de secciones más habituales. Algunas son muy simples. Otras sólo tienen una función de relleno. Pero algunas expresan ideas, con un principio y final bien definido. A estas secciones las llamamos frases y constituyen la parte más importante de una canción. Vamos a centrarnos ahora en ellas.
El compositor de una canción construye una frase de la misma manera que un poeta crea la estrofa de una copla.
Qué bonitos ojos tienes,
ojos de color manzana;
si no me los como hoy,
yo me los como mañana.
Si alguien recita la anterior copla pero se para al final de alguno de los tres primeros versos tendremos la sensación clara de que nos falta información, que tiene que haber más cosas que vienen a continuación. En cambio, cuando se llega al punto final de la estrofa, nos damos cuenta que la idea es completa. A continuación pueden venir más ideas que la complementarán pero, aunque no fuera así, esto ya se sostiene por sí solo.
Los dos primeros versos suelen tener la función de situarnos en el tema que el poeta va a desarrollar, el tercero siempre tiende a generar intriga la cual será resuelta en el cuarto verso.
Eso mismo pasa en la música. Si los músicos sólo nos tocaran los dos o tres primeros ochos, tendríamos claramente la sensación de que nos han dejado a medias, sobretodo si se detienen en el tercer ocho. Cada una de estas ideas completas se denomina frase de una canción.
Las canciones están formadas por diversas frases y no hay ninguna norma que diga cuántas deben tener y cómo de largas deben ser.
Sin embargo, en la música swing, las frases suelen tener una duración de 4 ochos (8 compases), 6 ochos (llamada blues de 12 compases) o, más raramente, 5 ochos (10 compases).
Hay piezas que tienen una única frase y esta se repite varias veces (se llama estructura AAA y es bastante habitual que, en este caso, tengan frases de 6 ochos, aunque no siempre es así). Otras piezas tienen varias frases y se combinan de maneras muy diversas. Las estructuras AABA y ABAC son algunos ejemplos, pero hay muchas otras posibilidades.
Quizás te estás preguntando por qué las frases se denominan A o B. La respuesta, de entrada, es muy simple: la primera frase que hay después de la introducción, la llamamos A. Las siguientes frases, si son iguales que la primera, se llamarán también A. Si son diferentes las llamaremos B, C...
Pero ¿cuando decimos que dos frases son iguales? ¿Es cuando tienen la misma letra? ¿La misma melodía?
Si te fijas en el ejemplo del blues de 12 compases de la pàgina anterior, la primera frase (que llamamos A) y la segunda (que también decimos que es una A) tienen una melodía muy parecida, pero no exactamente igual. Podrías dudar, por lo tanto, si el factor común es o no la melodía. Pero, cuando llega la tercera frase (que también decimos que es una A), en la que entra el primer solo, se pierde totalmente la melodía original. Por lo tanto no es la melodía ni la letra. Lo que tienen en común todas las frases de esta canción (y lo que hace que las consideremos frases iguales o diferentes) es su armonía.
Podríamos decir que la armonía es el telón de fondo que toda canción tiene y que viene determinada (en la mayoría de los casos) por la sucesión de acordes musicales que la configuran.
La armonía es tan importante como lo es la melodía y puede ser tan determinante como lo es en el siguiente ejemplo. Fíjate cómo, manteniendo la misma melodía pero cambiando la armonía (el acompañamiento), se consigue cambiar totalmente el sentido de lo que la melodía expresa:
Por otra parte, sobre una misma armonía pueden encajar infinidad de melodías. Pero no todas las melodías encajan en una armonía. De hecho, eso es lo que hace el músico durante una improvisación: sobre la misma base (mismo acompañamiento y acordes) crea una nueva melodía que encaje en la canción, a pesar de ser diferente a la melodía original.
En el próximo video puedes ver la sucesión de acordes (señalados con números romanos) de la canción Undecided tocados por el guitarrista.
Date cuenta de que la sucesión de acordes es la misma en todas las As y también igual entre las Bs. También intenta percibir como, desde el punto de vista de la tensión de la música, las Bs suponen un cambio de nivel (te puede ser útil imaginar que, al empezar, la canción está en la planta baja de aquella pieza musical y que, cuando llega la B, subes, tensionalment, al primer piso).
En el siguiente vídeo está la misma base armónica (los acordes) pero ahora se ha añadido la melodía. En el primer chorus el solista toca la melodía original mientras que en el segundo y tercer chorus hace una improvisación (un solo).
Es normal que, en este segundo vídeo, te sea más difícil seguir sintiendo los acordes y percibir la armonía. Sin embargo, los acordes están allí y tanto la melodía original como el solo encajan perfectamente. Entrenar el oído, escuchando mucha música, te puede ayudar a percibirlo. Al final de todo de esta apartado sobre la estructura de las canciones hay una página que continen ejemplos que te permitirán practicarlo, si lo deseas.
Como estrategia, mientras escuchas y analizas una pieza, si quieres intentar saber en qué frase estás, puedes hacer lo siguiente: memoriza la melodía de la primera frase (la A) y cantala sobre las siguientes frases. Si la armonía de esa frase es la misma la melodía encajará en ella y, por lo tanto, podremos decir que es también una A. Si no encaja querrá decir que tiene una armonía distinta y piremos que se trata de una nueva frase, una B.
Puedes intentar hacer este mismo ejercicio sobre el vídeo anterior y, en el segundo chorus, cuando existe el solo, intenta cantar la melodía original. Si sólo cantas la melodía correspondiente a la primera frase (la A), comprobarás que encaja en la primera, segunda y cuarta frase del segundo chorus, pero no en la tercera, ya que ésta tiene una armonía distinta y, por este motivo, la nombraremos B.
Si deseas profundizar más en este tema ahora puedes visitar la página ¿Qué secciones puede tener una canción?