Departamento Biología y Geología

NatuAstur

PN Fuentes del Narcea

El Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias ocupa gran parte de las montañas del sur del concejo de Cangas del Narcea, la práctica totalidad del concejo de Degaña y pequeñas áreas del oriente del concejo de Ibias. La provincia de León constituye su límite meridional y el Parque Natural de Somiedo su límite oriental. Enclavadas íntegramente dentro del Parque se sitúan las Reservas Naturales de Muniellos y del Cueto de Arbás.

    • Estado legal Declarado por Ley 12/2002 del Principado de Asturias Instrumento de Gestión Decreto 10/2015
    • Superficie 475.89 km2
    • Localización Concejos de Cangas del Narcea, Ibias y Degaña
    • Accesos Desde Cangas del Narcea las tres carreteras que parte hacia el sur AS15, AS-29 y AS-213
    • Vegetación representativa Hayedos y robledales oligótrofos
    • Fauna representativa Oso pardo, urogallo cantábrico
    • Otras figuras de protección Declarado parcialmente Zona Especial de Conservación Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias (ES1200055), Zona Especial de Conservación Muniellos (ES1200002), Zona de Especial Protección para las Aves Fuentes del Narcea y del Ibias (ES0000055) y Zona de Especial Protección para las Aves Muniellos (ES1200002). Declarado Reserva de la Biosfera de Muniellos. Incluye la Reserva Integral de Muniellos y la Reserva Natural Parcial de Cueto Arbás

Este parque incluye los nacimientos de los ríos Narcea e Ibias y las cabeceras de sus primeros afluentes. De los 476 km2 que formarán parte del Parque, el 75% aproximadamente corresponden a la cuenca del Narcea y el 25% restante a la del Ibias.

Esta área alberga la cabecera del río Narcea, desde su nacimiento en el Collado Alto hasta Rengos. Por la margen derecha de éste se incluyen las cabeceras de los ríos Carabales, Junquera, Cibea, Naviego y Gillón. Por la izquierda las del Coto y Muniellos. Al sur la presencia del cordal formado por la Sierra de Degaña y la de La Candanosa, delimitan la cabecera alta del río Ibias, tributario del Navia.

Para obtener más información sobre los valores naturales del Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias se pueden visitar los siguientes centros: la Casa del parque natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias (Corias), el Centro de interpretación del Paisaje (Cerredo, Degaña) y el Aula de la naturaleza de San Antolín de Ibias (Ibias).

El Parque integra por tanto un conjunto de sierras y valles que por su escaso poblamiento y acusado relieve conservan aun importantes masas forestales autóctonas. La conveniencia de una protección legal del espacio ya había sido señalada finalizando el siglo XIX por Bellmunt y Canella, que en su obra Asturias proponían la creación de un Parque Nacional que tomara por modelo el de Yellownstone declarado en los Estados Unidos de Norteamérica en 1897.

El Parque integra por tanto un conjunto de sierras y valles que por su escaso poblamiento y acusado relieve conservan aun importantes masas forestales autóctonas. La conveniencia de una protección legal del espacio ya había sido señalada finalizando el siglo XIX por Bellmunt y Canella, que en su obra Asturias proponían la creación de un Parque Nacional que tomara por modelo el de Yellownstone declarado en los Estados Unidos de Norteamérica en 1897.

La población es escasa, apenas seis mil habitantes que se concentran en cuatro localidades principales: Rengos, a orillas del río Narcea, en el concejo de Cangas; Degaña y Cerredo, a orillas del río Ibias, en el concejo de Degaña; y Luiña, en un área montañosa cercana al Puerto de la Campa de Tormaleo, en el concejo de Ibias. En todos los casos se trata de núcleos de población desarrollados al amparo de una intensa actividad minera, que supone casi la mitad de los empleos totales. El resto de la población se distribuye por pequeñas aldeas con una actividad agroganadera escasamente desarrollada y en la mayor parte de los casos complementaria del trabajo en las minas.

Los principales problemas ambientales del Parque se relacionan con la citada actividad minera, que se manifiestan en la ocupación y destrucción de hábitats forestales, la apertura de pistas de gran entidad, la formación de escombreras e incluso en ocasiones el vertido de estériles a los cauces.

Más información sobre Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias

Geología

La totalidad del Parque se encuadra en lo que los geólogos han denominado Zona Asturoccidental-leonesa, un territorio marcadamente uniforme desde el punto de vista litológico, con presencia casi exclusiva de diferentes tipos de rocas silíceas de edad paleozoica.

Inmerso en el corazón de la cordillera Cantábrica el parque se configura como una sucesión de sierras y valles. Entre las más afamadas están las Sierras de Degaña, Rañadoiro, Oballo, Cazarnoso, Caniella, Soldepuesto y Genestoso, y entre los ríos el Coto, el Muniellos, el Gillón, el Naviego, el Cibea, o los propios Ibias y Narcea. Tal laberinto se corresponde con una fuerte gradación altitudinal que encuentra su techo en los 2 002 m del Cueto de Arbás, seguido de los 1 969 m del pico Miravalles, y su suelo en los 600 m de Rengos o de Moal.

Entre las más afamadas están las Sierras de Degaña, Rañadoiro, Oballo, Cazarnoso, Caniella, Soldepuesto y Genestoso, y entre los ríos el Coto, el Muniellos, el Gillón, el Naviego, el Cibea, o los propios Ibias y Narcea. Tal laberinto se corresponde con una fuerte gradación altitudinal que encuentra su techo en los 2 002 m del Cueto de Arbás, seguido de los 1 969 m del pico Miravalles, y su suelo en los 600 m de Rengos o de Moal.

La serie estratigráfica más abundante es sin duda la de Los Cabos, constituida por una monótona repetición de areniscas, pizarras y cuarcitas, en la que destacan por su potencia los niveles de cuarcita. En algunos puntos afloran no obstante las pizarras negras ordovícicas descritas como Pizarras de Luarca y areniscas, pizarras y conglomerados de edad estafaniense que incluyen algunos niveles explotables de carbón. Los materiales calcáreos ) se limitan a bandas de muy escasa potencia de Calizas de Vegadeo.

La vida vegetal

La vegetación del área aparece condicionada por dos factores principales: un elevado rango de altitudes, que va de los 600 m de Rengos a los 2.000 del Cueto Arbás, y la pobreza de los suelos que se deriva del carácter silíceo del roquedo.

Los bosques de mayor extensión son sin duda robledales de Quercus petraea y hayedos oligótrofos. Ambos tipos de bosque tienden a ocupar áreas de alta pluviosidad, el primero en exposiciones de solana y el segundo en exposiciones de umbría, donde la menor insolación favorece una mayor humedad ambiental.

En las áreas de mayor altitud son muy evidentes huellas de un modelado glaciar que se manifiesta en la presencia de pequeñas cubetas de excavación y depósitos morrénicos, especialmente en las laderas orientadas al norte. Es frecuente que dichas cubetas alberguen lagunas de montaña o turberas que se escalonan a lo largo de la ladera a modo de pequeños rellanos. Así ocurre en las Lagunas de Muniellos, al norte de La Candanosa; en las Lagunas de Sisterna, al norte del Teso Mular; o la Laguna de Cueto Arbás, por ejemplo. Al dominio glaciar sucedió, cuando el clima moderó sus temperaturas hasta producir la fusión de los hielos, un modelado fluvial que en parte difuminó la anterior morfología glaciar. Este hecho es más intenso y evidente en las tierras bajas, por debajo de los 1 000 m de altitud, tratándose en todos los casos de ríos incipientes, típicos de montaña, en los que predomina la acción erosiva en detrimento de la sedimentación y de la formación de depósitos aluviales. La fuerte pendiente de las laderas favorece la inestabilidad, los procesos de movimiento de tierras y la reptación cuando el sustrato es pizarroso o arcilloso, o bien, la caída de bloques en los escarpes cuarcíticos.

En las áreas de mayor altitud, el límite del bosque está formado por formaciones ralas de abedular, generalmente con ejemplares de fuste tortuoso y escaso porte que deben soportar largos periodos de nieve. Los abedulares tienden a ocupar las laderas más frías orientadas al norte y adquieren especial entidad en el Monte de Muniellos, las laderas del Teso Mular y la cuenca alta del río Naviego. En áreas similares pero de fuerte insolación, las laderas orientadas al sur, el abedul es sustituido por formaciones arbustivas de roble rosado (Quercus x rosacea) que se hacen especialmente abundantes en el Monte de Muniellos y la vertiente meridional de la Sierra de Degaña.

Por último, debe citarse la presencia de bosques y retazos de bosque de rebollo (Quercus pyrenaica), que se sitúan en las áreas de menor pluviosidad: las laderas orientadas a solana del Monte de Muniellos y las de idéntica orientación de la Sierra de Degaña, siempre en zonas de baja altitud.

A pesar de la abundancia y extensión de los bosques del Parque, algunas áreas han sufrido procesos de deforestación que han supuesto la formación de importantes superficies de matorral. En las zonas con suelos forestales bien desarrollados se trata generalmente de piornales de escoba negra (Cytisus soparius), piorno (Genista florida subsp.polygalihylla) y brezo blanco (Erica arborea). En cambio, donde los suelos presentan menor desarrollo, por causas naturales o artificiales, abundan brezales tojales (Erica australis subsp. aragonensis), carquexa (Genistella tridentata), brecina (Calluna vulgaris), brezo vizcaíno (Daboecia cantabrica) o brezo ceniciento (Erica cinerea).

Además de los diferentes tipos de bosque citados, en la cubierta vegetal del Parque debe destacarse la frecuente presencia de ambientes lacustres y turbosos que albergan numerosas especies de flora protegida. Así, la Laguna de Arbás constituye con el Lago Ubales, en Caso, la única localidad conocida del helecho juncal (Isoetes velatum subsp.asturicense), catalogado como especie sensible a la alteración de su hábitat. Idéntica catalogación reciben el nenúfar amarillo pequeño (Nuphar luteum subsp. pumilum), cuya única localidad conocida en Asturias es la Laguna de Reconcos, o el junco filiforme (Juncus filiformis) presente sólo en las turberas bajas oligótrofas de Fasgeo en Degaña.

La vida animal

Sin embargo, los hayedos apenas tienen representación al oeste del cauce del Narcea, situándose los más occidentales de la Cordillera Cantábrica en el Monte de Muniellos. A partir de ese punto, las umbrías más húmedas son ocupadas por bosques florísticamente similares a los hayedos pero en los que el haya es sustituido por el roble albar (Quercus petraea). Se interpreta que la desaparición del haya en el extremo occidental de la cordillera, es debida a la menor precipitación estival causada por la presencia del Anticiclón de las Azores, que en el verano se desplaza al norte para situarse enfrente de las costas gallegas. Los hayedos más extensos y representativos son sin duda los que se conservan en la cuenca alta del Narcea, en el Monte de Hermo. En cuanto a los robledales destacan por su extensión y grado de conservación los del Monte de Muniellos.

El ámbito del Parque constituye uno de los lugares de mayor riqueza faunística de toda la Cordillera Cantábrica. Debe destacarse sin duda la presencia del oso pardo cantábrico (Ursus arctos), que sitúa en el entorno de Hermo uno de sus principales núcleos poblacionales, de especial interés por su éxito reproductor.


Entre los grandes mamíferos destacan además, el lobo (Canis lupus) y los grandes ungulados de interés cinegético: jabalí (Sus scofra), corzo (Capreolus capreolus) y rebeco (Rupicapra pyrenaica parva). Jabalí y corzo son abundantes en los bosques del Parque, por contra el rebeco mantiene en éste área poblaciones muy reducidas que conforman su límite occidental de distribución. El venado (Cervus elaphus) se extinguió mediado el siglo XX.

Otros mamíferos de menor tamaño y abundantes en el Parque son carnívoros como el zorro (Vulpes vulpes), la marta (Martes martes), la gineta (Genetta genetta), el gato montés (Felis silvestris), la garduña (Martes foina) o el tejón (Meles meles), o micromamíferos como la musaraña de campo (Crocidura suaveolens), la rata de agua (Arvicola sapidus) o el desmán ibérico (Galemys pyrenaicus). En piornales y praderías de montaña destaca la presencia de un endemismo de la Cordillera Cantábrica, la liebre de piornal (Lepus castroviejoi).

Entre las aves debe destacarse sin duda la presencia de algunas tan escasas como el urogallo cantábrico (Tetrao urogallus) o el pico mediano (Dendrocopos medius). El urogallo mantiene una importante población cuyos efectivos están en torno a la media centena de machos, más escaso parece el pico mediano, citado no hace muchos años pero que ha sufrido en esta área una drástica reducción poblacional que podría situarlo al borde de la extinción.

Entre las rapaces son frecuentes las características de medios forestales como el azor (Accipiter gentilis) o el gavilán (Accipiter nisus). Las que requieren cortados rocosos son en cambio escasas, constatándose la presencia de sólo una pareja de reproductora de águila real (Aquila chrysaetos).

Entre los invertebrados destaca la presencia de dos especies que se distribuyen por el Arco Atlántico europeo como son Geomalacus maculosus y Elona quimperiana, y de especies de distribución restringida en Asturias como Aeshna juncea, Sympetrum flaveolum o Parnasius apollo.

Otros valores

En el territorio incluido en el Parque Natural son numerosas las evidencias de actividad humana en la época romana, tanto en lo que se refiere a restos de explotaciones auríferas como a asentamientos castreños vinculados a éstas. Los principales asentamientos se situaron en torno al enclave degañés de El Corralín que debió ser un importante centro minero. Así ocurre con el Castro de Larón, el de Vilarmeirín o el de Fondo de Vila. No obstante, el principal interés cultural del área no reside tanto en el patrimonio arqueológico y artístico, como en el rico patrimonio etnográfico de la zona.

El suroccidente asturiano padeció durante siglos una incomunicación que mantuvo hasta el presente siglo formas de vida desaparecidas hacía tiempo en el resto de Asturias. Así, la vivienda original de la zona conservó hasta nuestros días gran similitud tipológica con la edificación castreña. Es de planta circular, de suelo de tierra apisonado, muros de mampostería seca de materiales pizarrosos y cuarcíticos y cubierta de paja de centeno, por lo que se la denomina palloza.

Otros elementos arquitectónicamente singulares de la zona son los cortinos, talameiros y corripas. Los cortinos son construcciones de planta circular, con muros de mampostería seca de unos dos metros de altura y sin cubierta, cuyo destino era la protección de las colmenas frente a los ataques del oso. En su interior, generalmente en terrazas que se adaptaban a la topografía del terreno se disponían las colmenas, trobos, construidas con troncos de castaño ahuecados o cortezas de alcornoque. En el ámbito del Parque persisten multitud de estas estructuras que se hacen especialmente abundantes en el concejo de Ibias.

Los talameiros, mucho menos frecuentes, tenían la misma función y consistían en construcciones ortogonales macizas y de más de dos metros de altura sobre las que se disponían las colmenas. Los pueblos de Tablado, Sisterna y el Bao, en el área ibiense integrada en el Parque, componen lo que se ha denominado A Terra dos Cunqueiros. La totalidad de los varones de esas localidades se empleaban en la fabricación de vajillas de madera mediante un primitivo torno de pedal y herramientas de corte manuales. En los meses de invierno, de menor actividad agraria, cuadrillas de cunqueiros se desplazaban a Castilla, Extremadura e incluso Andalucía fabricando y vendiendo primitivas cuncas, escudillas de madera. Los cunqueiros desarrollaron una jerga gremial propia el tixileiro, hoy casi olvidada. En la localidad de Sisterna existe, no obstante, un museo de iniciativa privada en el que se exponen muchos de los productos y herramientas profesionales del gremio.