Relato : Una Salida Cualquiera

RELATO : UNA SALIDA CUALQUIERA

Fecha : 27-01-2011

Autor : Cuervu

Los kilómetros se suceden y hace un rato que se ha hecho de noche.

Estamos a unos cuatro grados y está lloviendo. Tengo las manos y los pies frios y el agua y el viento azotan contra el casco. Mentalmente, tarareo "Riders on the storm". Aunque sé que falta un buen rato para llegar a casa, no sé en que punto del recorrido nos encontramos. No me importa, porque en contra de toda lógica, estoy disfrutando el momento. De alguna manera, me encuentro relajado, aislado del mundo y mis problemas.

No puedo evitar pensar si mis compañeros de viaje sienten lo mismo.

Instantaneamente me respondo a mi mismo; "Si, seguro, si no fuera así, no estarian aquí".

A lo lejos, de cuando en cuando, se van viendo a ambos lados algunas luces aisladas de alguna casa solitaria.

Me sigue sorprendiendo este extraño estado de felicidad y creo atisbar alguna explicación.

Aquí estoy, en medio de la nada, adentrándome en la oscuridad, después de pasar un buen dia en buena compañia y estoy seguro de mí, de mi montura y de mis compañeros de viaje. Pienso que ahora mismo los seguiria al fin del mundo, si ése fuera el destino.

Los kilómetros se siguen sucediendo y aparecen las luces de un desvío.

El grupo se divide, cada uno sigue su camino. Unos destellos de faro y unas manos levantadas como despedida. Suficiente.

Mentalmente, repaso los acontecimientos del dia y bajo el casco, me sorprendo sonriendo. Una buena jornada y un capítulo más para el libro de mi vida.

Unos kilómetros más y a lo lejos aparecen las luces de un pueblo. Mi pueblo. El viaje toca a su fin.

Llega el desvio y el grupo de dos se separa. Unas ráfagas y unas manos levantadas. No estoy seguro de que nos veamos. No importa, los dos sabemos que nos hemos despedido.

Con la mirada sigo unos segundos la moto que se aleja, para después centrarme en mi propio rumbo. El viaje acaba. Mañana me dolerá la espalda y un poco más abajo, pero tengo la certeza de que en unos dias volveré a sentir la necesidad de subirme a la moto y viajar con rumbo incierto.

Me traigo algo de frio, algo de agua y recuerdos para una vida.

Y mientras las luces de la urbe me van envolviendo, en mi cabeza suenan los últimos acordes de la canción de los Doors: "An actor ont alone, Riders on the storm... "