Los dos se sentaron en una pequeña mesa en el jardín trasero.
Alisándose la falda mientras se sentaba, Cayena preguntó astutamente.
─ ¿Sir Evans, sigue soltero?
─ Sí, lo estoy.
─ ¿Cómo es que un hombre sobresaliente como usted todavía no tiene una prometida? ¿No le importa al marqués Evans?
Zenon era el segundo hijo del marqués Evans, que poseía uno de los mayores campos de graneros del Imperio. Era raro que alguien como Zenon se mantuviese libre.
Era especialmente inusual para el hermano menor de un barón de la tierra.
─ Me perdí el momento adecuado.
─ Eso no suena bien, Sir Evans. Aún está en su mejor momento.
Sólo tenía unos 20 años.
Aunque su expresión era fría, era, en general, un hombre guapo. Su diligente entrenamiento le había desarrollado un cuerpo fuerte, equipado con encanto masculino.
─ Me conmueven sus palabras.
Zenon sólo pensaba en las mujeres como personas que lo atarían por los tobillos.
No había ninguna mujer que se ajustara al segundo hijo del marqués.
Si era guapa, le faltaba inteligencia, y si era inteligente, su familia era demasiado baja.
─ Sería bueno que encontrara a alguien que le convenga en el banquete de mi ceremonia de madurez. Habrá muchos jóvenes nobles por entonces.
─ ¿Sería apropiado para mí buscar un partido en un evento donde Su Alteza está destinado a encontrar a alguien?
Cayena respondió con brío.
─ ¿Es posible encontrar nuestro destino si somos tan particulares sobre la hora de la noche permitida para nosotros?
─ ...Qué romántico de su parte, Su Alteza.
─ Es porque el amor es algo que se puede encontrar en un instante, casi como un accidente.
La voz de Cayena estaba compuesta, y cada palabra era tranquilizadora.
Mientras miraba a Cayena, tuvo sed, como si le ardiera la garganta.
─ ¿Es realmente una mujer que está a punto de llegar a la edad adulta?
Él era mucho mayor que ella. Sin embargo, extrañamente, Cayena no se sentía más joven en absoluto.
Sí, ella le hizo sentir como si fuera un hombre más joven, lleno de pasión y vitalidad.
Es muy extraño.
Nunca esperó sentir este tipo de tensión al tratar con la Princesa Cayena.
Pero mirándose a sí mismo ahora...
Era mucho más interesante hablar con Cayena que con su hermano mayor, el perdedor del este.
─ ...¿Encontró Su Alteza tal amor?
Esta pregunta se refería claramente a Raphael.
Cayena se rió.
─ No lo estoy buscando.
Fue cuando Evans frunció un poco el ceño.
Cayena puso sus brazos sobre la mesa y se inclinó un poco.
─ Estoy esperando que me encuentre.
Cayena miró a Zenon con una sonrisa indescifrable. Ante esa sonrisa, Zenon apretó el puño bajo la mesa.
La princesa insolente lo estaba provocando.
─ Te daré una oportunidad, así que trata de cortejarme si puedes.
Eso era lo que estaba diciendo.
No intentaba ganárselo, sino darle una oportunidad.
Era ridículo, pero le hacía sentir que quería ganar.
« La princesa. »
Nunca había pensado en Cayena como una potencial pareja de matrimonio.
Era porque aunque era hermosa, era aún menos adecuada como pareja que las damas de la baja nobleza.
Pero ahora, Cayena era diferente.
« Qué divertido. »
En algún lugar de su corazón, surgió el deseo de responder a esa provocación. Se lamió los labios ante esta presión.
Si se casaba con Cayena, no tendría que inclinarse ante Rezef.
Pero no podía correr imprudentemente hacia ese pantano.
Cuanto más hablaba con ella, más claro le quedaba.
La princesa Cayena era peligrosa.
Era como la niebla, una mujer con la que no podías ver tu próximo paso. Además, el pantano era de profundidades desconocidas.
Era un hombre ordinario, como los demás que se dejaban seducir por un hermoso miembro del sexo opuesto. La razón por la que esto no se ha revelado hasta ahora es porque ninguna mujer del castillo se ajustaba a su gusto.
Pero en ese momento, la posesividad golpeó su corazón como un accidente.
─ Su Alteza, me confunde.
Cayena abrió bien los ojos y rió como una flor que se balancea en el viento.
─ Sólo estás confundido porque no sabes. No habrá ninguna confusión si supieras la respuesta correcta.
Con esto, la estructura de su relación quedó clara.
Zenon se levantó y se acercó al lado de Cayena.
Se arrodilló, tomó su mano y la besó durante un largo momento.
─ Definitivamente te encontraré.
Zenon aceptó su provocación. Estaba seguro de que ganaría.
Por más que lo intentara, Cayena era sólo una princesa de nombre. Ella no sabía que su título era sólo una ilusión tonta.
***
Cayena rechazó su oferta de escoltarla al palacio de la princesa.
« Un hombre arrogante es fácil de tratar. »
Pensó con una cara inexpresiva.
« Debería seleccionar a las damas de honor lo antes posible. »
Al regresar a sus aposentos, Cayena escribió una carta de apelación al Emperador.
Tenía la intención de contratar sólo a cuatro damas de la corte, incluyendo a Vera.
Era para fortalecer la imagen de que ser una dama de la corte del palacio de la princesa era un privilegio por encima de todo.
Había una buena razón por la que decidió que sólo tendría cuatro damas de honor.
Esto fue porque las responsabilidades de su palacio podían ser divididas en cuatro categorías principales.
Una dama se encargaría de las rutinas y procedimientos diarios, como recibir a sus invitados y dirigir las fiestas y reuniones.
Una dama estaría a cargo de todos los aspectos de lo que comía, es decir, tanto la dieta como la medicación.
Una dama se encargaría de su armario, su vivienda y sus medios.
Una dama regularía la conducta y los deberes de todos los empleados del palacio de la princesa y los castigaría si fuera necesario.
─ Es una ley tácita que el poder sólo le corresponde a los que trabajan.
Hasta ahora, Rezef había intervenido en todo en el palacio de la princesa porque tenía autoridad sobre los asuntos internos.
Las damas de la corte del palacio de la princesa eran sólo un espectáculo, sin ningún poder real.
Cayena tenía que arreglar eso primero.
Ella sólo tenía poco tiempo, pero arreglaría su palacio para que no pudiera ser arrastrado por Rezef cuando fuera reincorporado.
─ Vera. De ahora en adelante, te doy la autoridad para hacer cumplir la conducta y los deberes de las damas de la corte y las doncellas de este palacio.
Entre las cosas que sus damas de compañía tendrían que hacer, esta tarea requería la mayor discreción.
Vera era la perfecta para el trabajo.
─ Apoyaré a Su Alteza con todo mi corazón.
En cuanto al resto de las tareas, ella ya había considerado a sus candidatas ideales.
─ Olivia actuaría como su mensajera, entreteniendo y acogiendo a los invitados de Cayena.
─ Ayudaré a aumentar la influencia social de Olivia.
Olivia, como heroína, era naturalmente observadora y perspicaz. Definitivamente era la adecuada para el trabajo.
Ahora, Cayena tenía que seleccionar a las otras dos.
─ Elegiré a Julia Evans y Susan Lepore como mis damas de la corte.
Vera frunció un poco el ceño ante un nombre inesperado y comenzó a pensar.
La preciosa hija del marqués Evans, Julia, y la segunda hija del conde Lepore, Susan...
─ En cuanto a su casa, ambas son perfectamente maravillosas, pero dudo de su competencia como individuos, Su Alteza. Especialmente en el caso de la Srta. Julia Evans.
Rezef no se opondría a que Julia Evans entrara en el palacio de la princesa.
Más bien, le gustaría que la recibieran. Pensaría que Cayena eligió a uno de los suyos.
Sin embargo, no estaba claro si la única hija de la familia Evans, llamada la gobernante del este, podría hacer bien el trabajo como dama de honor.
Además, ¿qué hay de Susan, la segunda hija del Conde Lepore? Ella tampoco habría trabajado nunca en su vida.
Y Susan era bastante...
─ Se sabe que es excéntrica.
A diferencia del Conde Lepore, que tenía un carácter tranquilo, Susan era conocida como la víbora con una espada en la boca.
Era inteligente y tenía mucho talento, pero fácilmente descartaba a la gente como insignificante. No se andaba con rodeos, así que no era muy popular en el mundo social.
─ Por cierto, ¿aceptará Su Alteza Rezef a Lady Susan?
El Conde Lepore estaba emparentado con el Archiduque Heinrich por parte de su madre.
Sin embargo, había una razón por la que Cayena estaba impulsando esto.
« En mi vida pasada, Susan Lepore se convirtió en la amiga incomparable de Olivia. »
Antes del regreso de Cayena, Susan era alguien que incluso se había atrevido a servirle vino a Cayena y a reírse de ella.
« Aunque su familia está relacionada con el Archiduque Heinrich, ella es como una extraña para él. »
La familia Lepore también era una de esas familias que aún no había declarado su apoyo a ninguno de los sucesores.
Sin embargo, como el conde estaba emparentado con el archiduque Heinrich, todos pensaron que lo apoyaría.
« Y Susan odia mucho al Archiduque Heinrich. »
Por supuesto, ella también odiaba a Rezef. En muchos sentidos, fue bueno traerla al lado de Cayena cuando se presentó la oportunidad.
─ La familia Lepore es leal y neutral, así que será bueno para los demás ver a Susan aquí. ¿Y qué tan significativo sería si la gente de Rezef, la gente de Heinrich y la gente de Kedrey se reunieran en un solo lugar?
Vera estalló en admiración por este comentario.
Fue exactamente como ella dijo cuando Vera lo pensó. Las tres fuerzas más representativas del Imperio de Eldaim se reunirían en el palacio de la princesa.
Y aunque Susan no era realmente una de las personas de Heinrich, eso es lo que era a los ojos de la sociedad.
Traducción: Juli
Corrección: Ross