La mirada de ella era penetrante.
─ Es un animal energético, así que tendrás que sacarlo a pasear seguido. Si no lo haces, masticara los muebles.
─ Sí, lo haré. No creo que sea un cachorro ordinario, tampoco. Es pequeño pero muy fuerte. Y nunca he visto un perro con ojos dorados. Este perro debe ser especial.
Clette quería decir que Snow no era un perro, ni siquiera era un cachorro tampoco. Era un demonio.
Tita abrazó fuerte el cuerpo de Snow.
─ Un ángel debe haberme regalado a Snow.
Él dijo.
─ ¿Qué… qué dices? ¿Ángeles? Eso es absurdo. Los ángeles tienen muchas cosas más importantes que hacer que darle perros a niños solitarios.
Clette gimió. ¿Cómo puede Tita compararla con un ángel cuando, en realidad, ella era una malhumorada bruja de cabello plateado?
─ ¿Si? Oh si, es correcto, un ángel debe habértelo dado…
La voz de Edmund tembló ligeramente. Estaba avergonzado por la descripción que Tita dio de Clette.
─ Para ser honesto, me sentía algo solo aquí. ¿Cómo supo eso el ángel y me envió a Snow? Saben, al principio quería llamarlo Ángel.
Tita no se dio cuenta de la pesada atmósfera a su alrededor. Mientras Clette escuchaba los comentarios entusiastas, su rostro se sonrojó tan rojo como una remolacha. Clette miró a Edmund, quién estaba haciendo su mejor esfuerzo para no reír. Ella podía ver sus hombros temblar. Por un momento, Clette estuvo agradecida de que Tita nombrara Snow al Canis. (Canis era el nombre de la raza del demonio.) Si lo hubiera nombrado Ángel, Edmund la habría molestado hasta el día que él muriera.
─ De hecho, acabo de recordar que dejé algo en mi oficina. Tita deberías llevar a tu perro a pasear ahora.
─ Pero nosotr-
Edmund apenas podía contener su risa, así que Clette pisó su pie. Él se ahogó y paró de reír.
─ Nos iremos ahora.
Antes de que Tita pudiera responder, Clette pasó a su lado, seguida por Edmund cojeando.
─ Ey, mi señora, ¿está planeando ir al cielo sin decirme? Cambiando de carrera de una bruja a un ángel. ¿Realmente cree que los dioses le permitirían hacer eso?
─ Detente. No quiero escucharlo.
─ Si, si. Cómo diga. Pero, mi señora, ¿Tita sabe que el perro es un demonio?
─ Mantengamos eso en secreto por tanto tiempo como podamos. Esa especie es conocida por ser leal, así que incluso si está al borde de la muerte, no lastimara a su maestro.
Aunque vivían en un mundo de fantasía, la magia seguía siendo inusual para la mayoría de las personas que vivían aquí. Muchos de ellos morían sin haber visto nada de eso. Dado que ella venía de un mundo sin magia, Clette podía entender que tan abrumador podía ser la magia. Especialmente para un niño como Tita. Sabía que tan difícil era para él acostumbrarse a ese lugar.
─ En cuanto al Canis, necesitaremos domarlo apropiadamente para no tener que preocuparnos de eso.
Edmund no se veía convencido, pero eventualmente estuvo de acuerdo con las palabras de Clette.
Miró atrás hacia Tita, quien jugaba alegremente con Snow. Se veía tan feliz que ella estaba casi complacida.
***
Varios días después, el jefe de la tribu Kata llegó a la mansión de Clette para pedir ayuda para curar a su hija enferma. La niña no estaba en condición crítica pero necesitaba cuidadosa atención, así que Clette le ordenó a Edmund que trajera las hierbas y pociones que había hecho para la niña.
A pie, el viaje entre el castillo de hielo y la villa de la tribu Kata tomaría dos días y medio; pero dado que Clette podía usar hechizos de teletransportación, podían llegar ahí en un instante.
─ ¿Estás listo?
─ Sí.
─ Espera, deja el pergamino de teletransportación aquí. Quiero que regreses tan tarde como sea posible. Sería mucho mejor si solo te quedases allá por un tiempo.
Edmund se aferró al pergamino, temiendo que Clette se lo quitara.
─ ¿Por qué dirías eso? Si no estoy aquí, ¿Quién entregaría sus mensajes?
Protestó Edmund.
Clette colocó su mano en la frente de él, y una blanca, cegadora luz salió de su mano, envolviendo el cuerpo de Edmund con magia.
─ Su excelencia, por favor llévese bien con Tita mientras no estoy. Sea buena con él.
Edmund estaba preocupado por dejar a un pequeño niño, un demonio y una bruja; así que Clette aún necesitaba convencerlo.
Traducción: Leslie
Corrección: Smiley
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