Canis gruñó y Clette acarició su lomo cuidadosamente. Caminó de un lado a otro frente a la habitación de Tita. No entró inmediatamente porque temía que estuviera durmiendo y lo despertará si irrumpía de pronto.
Después de caminar un rato frente a la habitación, finalmente tomó una decisión. Tomó un profundo respiro y se calmó antes de tocar la puerta.
─ ¿Quién es?
La puerta se abrió crujiendo. Clette no sabía por qué, pero inmediatamente se escondió cuando la puerta se abrió. Tita miró a su alrededor y solo encontró a Canis parado frente a su puerta. Canis tenía miedo y mostró sus pequeños pero afilados dientes tratando de protegerse del extraño frente a él. Tita dio un paso tentativo y se agachó.
─ Está bien. Ven aquí.
Aún así Canis estaba tenso, Tita esperó paciente. Aunque la posición de Tita era incómoda, se quedó quieto.
Pronto, Canis se dio cuenta y se acercó a Tita. Lamió los dedos de Tita y él tocó la cabeza de Canis cuidadosamente. Tita levantó a Canis y lo sostuvo cariñosamente en sus brazos cuando notó que finalmente estaba cómodo con su presencia.
─ ¿De dónde eres? ¿Estás sólo igual que yo? ¿Viniste aquí por qué temías que me sintiera solo?
El joven chico y el cachorro frotaron sus mejillas el uno contra el otro y compartieron la calidez entre ellos. Parecía que los dos habían logrado hacer una conexión instantánea porque reconocieron que los dos enfrentaban la misma situación.
Aunque Tita rara vez expresaba su soledad, era obvio que debió sentirse bastante sólo por el modo en que miraba a Canis.
─ Debería darte un nombre. ¿Qué nombre te gusta? Déjame pensarlo.
Canis gruñó suavemente en respuesta; parecía como si entendiera las palabras de Tita. Después de que Tita se dio cuenta de que estaba parado fuera de su habitación por mucho tiempo, caminó de vuelta a su habitación con Canis en sus brazos.
Clette podía escuchar el claro sonido de risas dentro de la habitación de Tita. Las esquinas de su boca se torcieron subconscientemente en una leve sonrisa, pero su expresión inmediatamente se endureció cuando se dio cuenta que estaba sonriendo. « ¿Qué estoy haciendo? » debo haber parecido una idiota sonriendo para sí misma. Se apresuró a irse antes de que alguien pudiese verla.
***
La muy esperada luz del sol derritió la nieve de Velos. Era un raro día soleado en la ciudad así que Clette y Edmund salieron a dar una caminata. Había sido un largo tiempo desde que Clette había salido del castillo.
─ El clima es bastante agradable hoy.
─ Lo sé. Si solo el clima fuera así siempre tal vez la población de Velos aumentaría.
─ Es triste que los débiles sean dejados atrás. Para sobrevivir, uno necesitaría huesos fuertes y un cuerpo fuerte para sobreponerse al frío de aquí.
─ Es extraño ver al Lord que crea y distribuye pociones a la gente de esta tierra sentir simpatía y tristeza por aquellos que han muerto.
─ Cuando era más joven, era bastante guapo y lindo. Teníamos muchas cosas de qué hablar, así que ¿Por qué me haces la misma pregunta cada año?
─ ¿La hago?
Clette miró a Edmund una vez más. Parecía que había sido ayer cuando se conocieron.
« ¿Cuándo se volvió tan viejo? »
El cabello color chocolate de Edmund se había vuelto completamente blanco.
─ Oh, recordé que Tita dijo algo extraño hoy.
─ ¿Qué fue?
─ Me dijo que un cachorro fue dejado fuera de su puerta anoche.
Había una gran sonrisa plasmada en su cara cuando Edmund dijo eso. Su mirada revelaba que él sabía, que ella había sido quien dejó al cachorro en la puerta de Tita; no podía engañarlo.
─ ¿De verdad? ¿Dónde lo vió? No me di cuenta.
─ Por supuesto, no lo hizo. Así que estoy aquí para informarle de ello. No vi quién fue quien envió el cachorro a Tita, pero ella debe haber sido un ángel que cayó del cielo.
« ¿Cuándo podrá dejar de burlarse de mí? »
Pensó Clette.
─ ¡Oh no, mire! Tita está caminando con el cachorro ahora mismo.
Traducción: Leslie
Corrección: Smiley