Clette trabajó en sus pociones y pergaminos hasta el amanecer. Sin embargo, estaba lejos de terminar. La duquesa no podía descansar hasta que se haya ocupado de todos los documentos enviados de las diferentes tribus que llamaban hogar a Velos, y procesado toda clase de papeles oficiales. Mientras iba de camino a su oficina, Clette decidió detenerse en la habitación de Edmund. Ella había hecho una poción de recuperación para los hombros. La dejaría y volvería a hacer lo que hacía.
Sus planes, sin embargo, se romperían como las botellas en el suelo, después de que su teletransportación terminó teniendo un choque con el niño. Arpen y Clette sólo se quedaron atónitos, solo pudieron mirarse el uno al otro en silencio.
Clette planeaba advertir al niño que no se parara sobre los fragmentos de vidrio que estaban en el suelo. Pero el impactado niño estaba confundido e inmediatamente se disculpó.
─ ¡L- lo siento!
« ¿Uh? »
¿Por qué se disculpó tan profusamente cuando solo una botella se ha roto? Además, no era como si él fuera el único culpable. La misma Clette debió estar más atenta a dónde se había teletransportado.
Un par de meses habían pasado desde que el niño llegó a vivir a Velos. La primera cosa que Clette aprendió de él fue la precaución que tenía con ella. Sin importar si Arpen había cometido algo malo o no, siempre parecía listo para disculparse y soportar el castigo que fuera a recibir. Incluso si ella sólo se quedaba en silencio y lo miraba.
Clette, como era de esperarse, no tenía nada en común con un niño de 7 años y rara vez tenía conversaciones significativas con él. Esta disculpa fue la primera cosa que escuchó en varios días.
─ ¿Por qué?
« No has hecho nada para que te disculpes. Este incidente no sucedió por la culpa de nadie en particular, solo fue un momento inoportuno. »
Clette planeaba tranquilizarlo, pero el niño empezó a temblar violentamente y rogar por su perdón.
─ No debí haber hecho esto. ¡Lo lamento mucho! ¡Por favor, por favor perdóneme, señora!
Clette, sorprendida por sus acciones, tomó las manos alzadas del niño. Arpen se congeló a su toque.
« Relájate, niño, es el castillo el que está hecho de hielo, no tú. »
─ ¿Sólo qué…?
Clette quiso preguntar qué pensaba que estaba haciendo, pero recordó el consejo de Edmund. Ella, que tenía una cara que incluso los guerreros endurecidos por la guerra tenían dificultad para enfrentar, era diferente a otras personas y tenía que duplicar sus esfuerzos por no parecer amenazante. Los labios de la bruja blanca se estiraron en una tensa sonrisa.
─ ¿Qué estás haciendo, Tita?
Tita era el nombre de nacimiento del niño. Cuando Clette lo llamó Arpen, el niño no respondió al nombre. Era poco familiar e incómodo para él, que sólo se conocía a sí mismo como Tita.
Clette preguntó entonces cuál era su nombre y con una cara tímida y roja les dijo que lo llamaran Tita. Edmund y Clette hicieron un enorme esfuerzo por mantener la normalidad en su habla y tono, para esconder la vergüenza que sentían por dentro.
─ ¿Por qué no me dices el por qué te estás disculpando?
‘Tita’ era una onomatopeya usada para expresar llamaradas. No era un nombre dado a un niño que había heredado sangre imperial. ¿Había tal referencia en la novela? Tita entonces procedió a explicar el origen de su nombre a los desconcertados Edmund y Clette. Era un nombre que su madre le había dado mientras miraban una hoguera. Sólo entonces asintieron en señal de entendimiento. No era inusual para los plebeyos otorgar nombres como esos.
Clette y Edmund decidieron llamarlo por el nombre que su madre le dio en lugar de 'Arpen’, que apestaba a realeza y pomposidad imperial. Sin mencionar que decidieron Tita en lugar de Arpen porque era más corto y fácil de recordar.
─ Vamos, dime.
Dije de forma amable y cariñosa.
La cara de Tita cuando vio mi brillante sonrisa se palideció como si hubiese visto un fantasma.
─ ¿Me-me va a convertir en una rana?
Tita tartamudeó mientras sus dientes castañeaban.
─ ¿Qué?
Traducción: Leslie
Corrección: Smiley