Venimos examinando la propuesta de que las representaciones subyacentes no son unidades coincidentes con su fono básico, sino unidades subespecificadas, es decir, que contienen menos rasgos que cualquiera de sus alófonos. En la derivación de la representación subyacente a la representación superficial intervienen dos tipos de reglas: reglas fonológicas dependientes del contexto y reglas de redundancia.
En la sección anterior, examinamos un ejemplo del alemán en el que una unidad subyacente dorsal se realiza velar o palatal de acuerdo con una regla fonológica de asimilación que le asigna los valores [+posterior] o [-posterior] según la vocal que le sigue. Asimismo, vimos que una regla de redundancia le asigna los valores [-coronal] o [+coronal] dependiendo de los valores de posterioridad que la regla fonológica haya asignado. Las reglas de redundancia, pues, se aplican luego de que se han aplicado las reglas fonológicas.
A continuación, veremos cómo dar cuenta de un proceso fonológico del inglés utilizando este modelo teórico.
De acuerdo con este corpus, en inglés las consonantes oclusivas sordas se pronuncian aspiradas a comienzo de palabra y sin aspiración en el resto de contextos, es decir que estas dos clases de sonidos —consonantes aspiradas y no aspiradas— se encuentran en distribución complementaria. Dada la semejanza fonética de los miembros de los pares [p, ph], [t, th] y [k, kh] podríamos postular que son alófonos, es decir, realizaciones de tres unidades subyacentes distintas. Ahora bien, de acuerdo con el modelo de la representación subyacente como el fono básico, si aplicamos los criterios de predictibilidad, simplicidad, universalidad y motivación fonética, podríamos postular como representación subyacente a los fonos no aspirados y proponer la siguiente regla que permita derivar los fonos aspirados como sus correspondientes representaciones superficiales:
De acuerdo con este modelo, las palabras [spɪt] ‘saliva’ y [phɪt] ‘hoyo’, por ejemplo, tendrían como representación subyacente /spɪt/ y /pɪt/. Como se ve, la forma subyacente de [p] y [ph] es la misma: /p/, que se realiza no aspirada en la mayoría de contextos, pero aspirada a inicio de palabra por la aplicación de la regla que acabamos de ver, cuyo efecto es cambiar el rasgo subyacente [– glotis extendida] por el rasgo [+ glotis extendida].
Ahora bien, de acuerdo con el modelo que propone la teoría de la subespecificación, podríamos preguntarnos si es necesario especificar el rasgo [– glotis extendida] en la representación subyacente de cada uno de los morfemas que incluyen una consonante obstruyente (nótese que estamos hablando de miles de morfemas que pueden tener más de una consonante de este tipo conformando su expresión). Como sabemos, las consonantes obstruyentes se pronuncian, en la gran mayoría de las lenguas del mundo, con el valor [– glotis extendida], por lo que podríamos pensar que este es el valor no marcado de este rasgo. Dicho de otro modo, si lo esperable en las lenguas del mundo es que una consonante obstruyente sea no aspirada, podríamos suponer que toda lengua tiene una regla general según la cual, si una consonante se especifica subyacentemente como obstruyente, entonces, se pronuncia no aspirada. Esto se puede esquematizar atribuyendo la siguiente regla de redundancia al conocimiento fonológico de cualquier hablante:
Para la mayoría de variedades del castellano, por ejemplo, que carecen por completo de consonantes aspiradas, resulta obvia la ventaja de contar con una regla de este tipo, pues la información de que los segmentos [– sonorante] deben pronunciarse [– glotis extendida] no tiene que incluirse en todos los morfemas que presentan una consonante de este tipo. Esta es una gran ventaja que ofrecen las reglas de redundancia, pues permiten subespecificar las representaciones subyacentes de los morfemas.
¿Qué ocurre con una lengua como el inglés que presenta consonantes aspiradas condicionadas por el contexto? ¿En esta lengua también está activa la regla de redundancia de las consonantes obstruyentes no aspiradas? La propuesta de la teoría de la subespecificación es que sí está activa esta regla y, por tanto, las representaciones subyacentes no están especificadas como [- glotis extendida]. Cuando un morfema presenta una consonante obstruyente a inicio de palabra, como la bilabial del morfema /pɪt/, la regla fonológica de aspiración de consonantes, que vimos antes, le asigna a dicha consonante el valor [+ glotis extendida], por lo que se pronuncia [phɪt]. Por otro lado, cuando un morfema presenta esta misma consonante en alguna otra posición, como muestran /spɪt/ o /stɑp/, la regla de redundancia de las consonantes oclusivas le asigna a dicha consonante el valor [– glotis extendida] y, por ende, su pronunciación es [spɪt] y [stɑp], respectivamente.
Las reglas de redundancia se aplican con posterioridad a las reglas fonológicas y, a diferencia de estas, no pueden cambiar rasgos en las representaciones, sino solo agregar rasgos que no estén presentes en las representaciones. Por esta razón, la regla de redundancia [– sonorante] → [– glotis extendida] no le asigna este rasgo a las consonantes iniciales porque estas ya recibieron [+ glotis extendida] por la aplicación de la regla fonológica. Dicho de otro modo, las reglas de redundancia no pueden "deshacer" lo que han "hecho" las reglas fonológicas.
Ahora bien, hemos visto que la regla de redundancia [– sonorante] → [– glotis extendida] describe adecuadamente lo que ocurre en lenguas que no presentan consonantes aspiradas, como muchas variedades de castellano. También hemos visto que da cuenta de manera económica de lo que ocurre en una lengua como el inglés, que presenta una regla fonológica que asigna el rasgo [+ glotis extendida] a consonantes en posición inicial de palabra (la regla de redundancia les asigna el rasgo [– glotis extendida] al resto de consonantes). Podemos preguntarnos qué ocurre con las lenguas en las que el rasgo [± glotis extendida] sí cumple una función distintiva. En lenguas así, ¿debemos especificar en la representación subyacente del léxico los valores positivo y negativo de este rasgo?
Examinemos el siguiente corpus del quechua cuzqueño para intentar responder esta pregunta.
Como se puede observar, los morfemas /pata/ ‘andén’ y /phata/ ‘partido’ se distinguen solo porque el segundo contiene un segmento aspirado y el primero no. La representación subyacente del morfema /phata/ debe presentar la especificación [+ glotis extendida] en su primer segmento, pues el carácter aspirado de este no se sigue de ninguna regla, sino que es un rasgo que esta lengua usa con valor distintivo y, por ende, debe ser aprendido de memoria. En principio, podríamos pensar que la representación subyacente del morfema /pata/ 'andén' sí requiere la especificación [– glotis extendida] en su primer segmento, pues la diferencia [+ glotis extendida / – glotis extendida] es lo único que distingue este morfema del morfema /phata/ ‘partido’.
Sin embargo, esto último no es necesario, pues hay otra posibilidad más económica de diferenciar los miembros del par mínimo /phata/ vs. /pata/: basta con que el primero de ellos esté marcado en el léxico como [+ glotis extendida] para que se distinga del otro por la presencia versus la ausencia de la marca. Un ejemplo similar, de la vida cotidiana, podría ser el uso de señales para prohibir el estacionamiento de automóviles en algunos lugares: basta con colocar una señal de dónde está prohibido estacionarse; no es necesario colocar señales en todos los otros lugares para indicar que sí está permitido estacionarse, pues la ausencia de la señal de prohibición se interpreta como la autorización. Otro ejemplo nos lo ofrece la gramática de nuestra lengua: el plural se marca con un sufijo, mientras que el singular no se marca; así, una palabra como tamales se interpreta como plural gracias al sufijo [-es] y una palabra como tamal se interpreta como singular a partir de la ausencia del sufijo (no es necesaria, pues, una marca explícita de singular).
De este modo, podemos especificar subyacentemente la consonante aspirada con el rasgo [+ glotis extendida] y no especificar la consonante no aspirada con el rasgo [– glotis abierta]; esto distinguirá los morfemas que se diferencian gracias a estas unidades. Dado que la representación superficial de las consonantes no aspiradas requiere el rasgo [– glotis abierta] para su pronunciación, la regla de redundancia [– sonorante] → [– glotis extendida], que es parte del sistema fonológico, les otorgará este rasgo. Recordemos que la regla de redundancia no cambia el valor subyacente [+ glotis abierta] del morfema /phata/ por [– glotis abierta], porque las reglas de redundancia son reglas que asignan rasgos que no están presentes en una representación, pero no pueden cambiar los que sí lo están.
Una última idea de por qué elegimos marcar subyacentemente el valor [+ glotis extendida] del rasgo en lugar del valor [- glotis extendida]. La razón es que las consonantes aspiradas son marcadas en las lenguas del mundo y están implicadas por las no aspiradas. Es decir que todas las lenguas del mundo presentan consonantes no aspiradas y solo algunas presentan consonantes aspiradas. Se elige no marcar en el léxico el valor del rasgo que caracteriza no marcadamente a las consonantes oclusivas y se les asigna por la aplicación de la regla de redundancia correspondiente. De hecho, esta regla les asigna el valor [- glotis extendida], por defecto, a todos los segmentos (no solo a los oclusivos) que no están marcados en el léxico como [+ glotis extendida] o que no han recibido el rasgo [+ glotis extendida] por la aplicación de una regla fonológica.
El siguiente corpus del quechua cuzqueño nos permite ilustrar que lo que sucede con las consonantes aspiradas también ocurre con las glotalizadas.
En la representación subyacente, los segmentos glotalizados /p’, t’, k’/ deben marcarse como [+ glotis constreñida], pues es un rasgo distintivo de la lengua. Sin embargo, los segmentos /p, t, k/ no requieren marcarse como [- glotis constreñida], puesto que este es el valor por defecto en las lenguas: la gran mayoría de segmentos son no eyectivos y en las lenguas, como el quechua cuzqueño, en las que sí hay consonantes eyectivas también hay consonantes no eyectivas (es decir que estas implican a aquellas).
Si bien el valor [- glotis constreñida] no se tiene que marcar en el léxico, sí es necesario que esté presente en las representaciones superficiales de los segmentos. Esto es lo que permite la siguiente regla de redundancia:
El siguiente texto de Kenstowicz (1994) explica de manera sucinta la propuesta de subespecificar las representaciones subyacentes y derivar las representaciones superficiales mediante la aplicación de reglas fonológicas y reglas de redundancia:
Texto 2
“[L]a representación fonética superficial es el producto de tres tipos de información: las especificaciones léxicas impredecibles usadas para codificar el vocabulario, reglas particulares de la lengua que proporcionan especificaciones predecibles de rasgos sobre la base del contexto y reglas por defecto de la G[ramática] U[niversal] que asignan el valor no marcado para los rasgos no distintivos”.
M. KENSTOWICZ, Phonology in Generative Grammar. p. 64.
Dado que la fonología generativa busca el grado máximo de generalización, Kenstowicz propone que las reglas de redundancia que asignan los rasgos [– glotis extendida] y [– glotis constreñida] a las consonantes obstruyentes se extiendan a todo segmento, dado que universalmente solo las consonantes aspiradas y glotalizadas presentan especificados subyacentemente los rasgos [+ glotis extendida] y [+ glotis constreñida]. De esta manera, las reglas de redundancia que se aplican por defecto a todos los segmentos que no especifican subyacentemente estos rasgos son las siguientes (estas reglas sustituyen a las reglas por defecto que vimos antes por ser más generales):
Examinemos la derivación de algunos ejemplos de las aspiradas del quechua cuzqueño. Como hemos visto, el valor del rasgo [+ glotis extendida] debe especificarse en las representaciones subyacentes de algunos morfemas ([phata] ‘partido’, [thanta] ‘andrajo’, [khanka] ‘sucio’), pues su presencia en ellos es impredecible al tratarse de un rasgo distintivo en la lengua. En cambio, no es necesario especificar el valor del rasgo [– glotis extendida] en las representaciones subyacentes de los morfemas que contienen segmentos no aspirados ([pata] ‘andén’, [tanta] ‘reunión’, [kanka] ‘asado’), porque una regla universal les otorgará por defecto a esas representaciones este valor no marcado. La siguiente figura presenta de manera esquemática la derivación de la consonante inicial de los morfemas [phata] ‘partido’ y [pata] ‘andén’.
En el lado izquierdo del esquema, aparece, de manera simplficada, la derivación de la palabra /phata/ (el signo "..." indica que no se incluyen todos los rasgos). Como se puede observar, la representación subyacente de la primera unidad fonológica está especificada como [+ glotis extendida] y su representación superficial también lo está, pues la regla de redundancia [ ] → [– glotis extendida] no cambia el valor del rasgo que se asigna subyacentemente.
En el lado derecho del esquema, vemos las derivación de la palabra /pata/. En este caso, la primera unidad fonológica del morfema no está especificada subyacentemente como [– glotis extendida], pues este rasgo se lo otorgará, por defecto, la regla de redundancia [ ] → [– glotis extendida]. En efecto, esto se puede observar (en rojo) en la representación superficial del segmento.
Examinemos ahora la derivación de las consonantes aspiradas del inglés, las cuales, como vimos, no contrastan distintivamente con las no aspiradas. Las palabras que presentan una consonante aspirada a inicio de palabra, como [phɪt] ‘hoyo’, [thɑp] ‘cumbre’, [khuːɫ] ‘calmado’, adquieren el rasgo [+ glotis extendida] por la aplicación de una regla fonológica dependiente del contexto. Por su parte, todas las consonantes no aspiradas reciben el valor del rasgo [– glotis extendida] de la regla universal por defecto.
La figura que aparece a continuación ilustra de manera esquemática la derivación de las consonantes labiales de los morfemas [phɪt] ‘hoyo’ y [spɪt] ‘saliva’.
En la parte superior del esquema, encontramos las representaciones subyacentes de las palabras inglesas /pɪt/ y /spɪt/, ninguna de las cuales presenta, en su primer segmento, la especificación [+ glotis extendida] o [– glotis extendida]. La representación superficial de la palabra /pɪt/ (a la izquierda del esquema) —es decir, [phɪt]— muestra (en rojo), en su primera unidad fonológica, el rasgo [+ glotis extendida], que ha sido asignado por la regla fonológica de aspiración. Por su parte, la representación superficial de la palabra /spɪt/ (a la derecha del esquema) —es decir, [spɪt]— muestra (también en rojo) el rasgo [– glotis extendida], el cual ha sido asignado por la regla de redundancia [ ] → [– glotis extendida]. Vale la pena recordar que, aunque la regla de redundancia se aplica luego de la regla fonológica, aquella no cambia el valor del rasgo que ha sido asignado por esta.
En la primera parte de la siguiente sección, examinaremos otro ejemplo de derivación y, luego, presentaremos la propuesta de Kenstowicz (1994) sobre la existencia de reglas de redundancia universales y de reglas que se aplican por defecto en las lenguas.