Como hemos visto, de acuerdo con Trubetzkoy, lo primero que debemos hacer para conocer el sistema fonológico de una lengua es identificar el inventario de unidades fonológicas que ya no pueden analizarse en unidades sucesivas, es decir, el inventario de sonidos o fonos. Una vez identificados los fonos, lo que debemos hacer es examinar cuáles de ellos se encuentran en una relación contrastiva y cuáles funcionan como alófonos. Trubetzkoy se lo pregunta de la siguiente manera y nos propone unas reglas prácticas o metodológicas para comprender el funcionamiento de un sistema fonológico.
Texto 6a
“¿Bajo qué condiciones dos sonidos lingüísticos deben considerarse como realizaciones de dos fonemas diferentes, y bajo qué condiciones deben tener el valor de dos variantes fonéticas de un solo fonema? Al respecto, podemos establecer cuatro reglas:
Regla I: si en una lengua dos sonidos aparecen exactamente en el mismo contexto fónico y si pueden intercambiarse sin que con ello se produzca una diferencia en el significado de la palabra, entonces esos dos sonidos son solo variantes fonéticas facultativas de un mismo fonema”.
N. TRUBETZKOY (1939 [2019]). Principios de fonología. p. 81.
Esta regla nos permite identificar las variantes facultativas o libres de un fonema. Sirve para identificar realizaciones de un fonema que no coinciden en distintas variedades de una lengua. Un ejemplo tomado de los castellanos que se hablan en el Perú podría ser el de la realización vibrante [r] o asibilada [ɹ̝] del fonema inicial de una palabra como rata: efectivamente, pronunciar esta palabra como [rata] o como [ɹ̝ata] no produce "una diferencia en el significado" o, dicho de manera más precisa, la palabra rata se pronuncia [rata] o [ɹ̝ata]. Habría que precisar que los términos "facultativa" o "libre" para este tipo de variación no son adecuados, puesto que la variación de una lengua depende de variables de tipo geográfico, social o situacional. Así, en el ejemplo que acabamos de ver, la realización asibilada es característica del español andino y la vibrante lo es de otras variedades. Lo mismo podríamos decir de la realización aproximante [ɹ] o dorsal [ʀ] de este fonema, características de Costa Rica y Puerto Rico, respectivamente (Hualde 2008).
Estas diferencias de pronunciación también pueden correlacionarse con variables sociales o situacionales. En algunos casos, las pronunciaciones no vibrantes se consideran propias de personas no escolarizadas y, por lo tanto, socialmente estigmatizadas. Esta valoración social puede llevar a que algunos hablantes utilicen la realización vibrante en contextos formales y las otras en contextos no informales. Como se ve, tampoco en estos casos es adecuado hablar de variantes "facultativas" o "libres".
De todos modos, lo que Trubetzkoy quiere que notemos es que estos sonidos no presentan función contrastiva entre ellos o no se encuentran en una relación de oposición distintiva uno respecto del otro. Si describimos cada variedad lingüística por separado, considerando que cada una presenta un sistema fonológico distinto, entonces, no encontraremos sonidos que sean variantes "facultativas" o "libres", porque cada sonido corresponderá a un sistema diferente; por ejemplo, [ɹ̝] en castellano andino y [r] en otras variedades.
Texto 6b
“Regla II: si dos sonidos aparecen exactamente en la misma posición fónica y no son intercambiables sin que se modifique el significado de las palabras o sin que la palabra se vuelva irreconocible, entonces son realizaciones fonéticas de dos fonemas distintos.
Así sucede, por ejemplo, entre las vocales cortas /i/ y /a/ del alemán: en una palabra como Lippe [lɪpə] ‘labio’, la sustitución de /i/ por /a/ produce un cambio en el significado (Lappe [lapə] ‘lapón’), mientras que una palabra como Fisch [fɪʃ] ‘pescado’ se volvería irreconocible con dicha sustitución (Fasch [faʃ])”.
N. TRUBETZKOY (1939 [2019]). Principios de fonología. p. 84.
Esta regla de Trubetzkoy presenta el caso de dos fonos que presentan función contrastiva o distintiva en una lengua. Dado que estos dos fonos pueden aparecer en el mismo contexto o "posición fónica", entonces, podremos encontrar un par mínimo. El ejemplo del alemán es Lippe [lɪpə] ‘labio’ en comparación con Lappe [lapə] ‘lapón’, que muestra que los sonidos [i] y [a] son realizaciones de fonemas distintos. En castellano, podríamos ofrecer los pares mínimos pita y pata, pata y bata, bata y bota, etc., para identificar pares de sonidos que corresponden o funcionan como fonemas diferentes.
Es interesante el caso de Fisch [fɪʃ] ‘pescado’ y *Fasch [faʃ], secuencia de sonidos que no es una palabra real del alemán. Trubetzkoy muestra que lo relevante para identificar un par de sonidos como realizaciones de fonemas diferentes no es que, de hecho, distingan dos palabras, sino que lo hagan potencialmente. En castellano, por ejemplo, encontramos las palabras rato, reto, rito y roto diferenciadas solo por su primera vocal. El hecho de que no exista (hasta donde sabemos) una palabra como *ruto no impide que identifiquemos el sonido [u] como realización de un fonema diferente de /a, e, i, o/: la secuencia [ruto] no es una manera alternativa de pronunciar ninguna de las palabras rato, reto, rito y roto. Si se usara esta secuencia, sería para realizar una palabra diferente, por ejemplo, un apodo: "mi amigo Ruto".
Texto 6c
“Regla III: si dos sonidos de una lengua que están emparentados acústica o articulatoriamente, no se presentan nunca en el mismo contexto fónico, se les debe considerar variantes combinatorias de un mismo fonema (…).
Esta regla presenta el caso de los sonidos que no pueden distinguir o contrastar dos palabras diferentes porque nunca se encuentran en el mismo contexto. Su distribución complementaria sugiere que se trata de alófonos o variantes combinatorias de un mismo fonema. Por ejemplo, las vocales orales y nasalizadas del castellano: estas últimas solo aparecen entre consonantes nasales, mientras que las orales solo aparecen en el resto de contextos. En nuestra lengua hay cinco fonemas vocálicos que se manifiestan como pares de alófonos: [i, ĩ], [e, ẽ], [a, ã], [o, õ] y [u, ũ]; cada par está constituido por sonidos "emparentados acústica y articulatoriamente", lo que sugiere que son realizaciones de un mismo fonema que se manifiesta, en algunos contextos, como una vocal oral y, en otros, como una vocal nasalizada.
Trubetzkoy menciona, como ejemplos, los casos de los sonidos [l, ɾ], que en coreano son variantes combinatorias de un mismo fonema, y de los sonidos [t, t͡s] del japonés, que funcionan como alófonos de un fonema. A continuación, ofrecemos unos ejemplos de estos sonidos (los ejemplos no son de Trubetzkoy).
Coreano (tomado de Farmer y Demers 1996)
[sul] ‘licor’ [sultok] ‘jarra de licor’
[mul] ‘agua’ [multok] ‘jarra de agua’
[pal] ‘pie’ [paɾuj] ‘del pie’
[mul] ‘agua’ [muɾuj] ‘del agua’
Como se puede observar, el sonido [ɾ] solo aparece entre vocales, al inicio de una sílaba al medio de la palabra, mientras que el sonido [l] solo aparece a final de sílaba, al medio o al final de la palabra. Así, pues, estos sonidos presentan una distribución complementaria en coreano. El caso de los signos que significan 'pie' y 'agua' son particularmente interesantes porque se realizan como [pal] o [paɾ] y como [mul] o [muɾ], respectivamente, lo que muestra que el par [l, ɾ] conforman una misma unidad de contstrucción de dichos signos, es decir, una misma unidad distintiva o fonema.
Japonés (tomado de https://www.thoughtco.com/how-to-write-hiragana-ha-hi-fu-he-ho-2027945)
[hata] ‘bandera’
[heja] ‘cuarto’
[hikaɾi] ‘luz’
[hoʃi] ‘estrella’
[ɸɯne] ‘barco’
En este corpus observamos que el sonido [h] aparece ante las vocales /a, e, i, o/ del japonés, pero no ante /ɯ/. Ante esta vocal, en cambio, aparece el sonido [ɸ], pero este sonido, precisamente, no aparece ante las demás vocales. Se trata, pues, de un caso de distribución complementaria de dos sonidos emparentados articulatoria y acústicamente; la regla III de Trubetzkoy nos invita a considerar a [h, ɸ] como realizaciones de un mismo fonema.
Texto 6d
“Regla IV: aun cuando dos sonidos satisfagan las condiciones de la Regla III, no pueden considerarse variantes de un mismo fonema si, en la lengua en cuestión, pueden ocurrir en adyacencia, es decir, si forman parte de un grupo fónico, en aquellas posiciones donde uno de los dos también aparezca de manera individual.
Por ejemplo: en inglés [británico], [ɹ] solo puede encontrarse ante vocal, mientras que [ə], por el contrario, no puede aparecer en esta posición; como [ɹ] se pronuncia sin ruido de fricción ni soltura, y [ə] con un timbre y un grado de apertura bastante indeterminados, se podría estar tentado a considerar [ɹ] y [ə] como variantes combinatorias del mismo fonema. Sin embargo, esto resulta imposible por el hecho de que en palabras como profession [pɹəfeʃn] ‘profesión’, los sonidos [ɹ] y [ə] se encuentran en adyacencia, y de que en otras palabras una [ə] individual aparece en el mismo contexto fónico (por ejemplo en perfection [pəfekʃn] ‘perfección’) (...)”.
N. TRUBETZKOY (1939 [2019]). Principios de fonología. pp. 86-87.
Esta regla, de alguna manera, combina los casos de las reglas II y III. De acuerdo con esta última, podríamos "considerar [ɹ] y [ə] como variantes combinatorias del mismo fonema" porque se encuentran en distribución complementaria y están emparentados articulatoria y acústicamente. Sin embargo, de acuerdo con la regla II, no deberíamos considerarlos tales porque el grupo [ɹə] y el sonido [ə] pueden aparecer en el mismo contexto fónico: p__f, lo que muestra que [ɹə] son una secuencia de dos fonemas.
En esta sección, hemos revisado un aspecto metodológico de la propuesta de Trubetzkoy: cómo identificar los sonidos que funcionan como realizaciones de fonemas diferentes y los sonidos que funcionan como variantes o alófonos. En la siguiente sección, veremos nuevamente un aspecto teórico de la propuesta de Trubetzkoy, que nos ayudará a entender mejor su noción de fonema, así como su concepción de la organización de un sistema fonológico.