Como hemos visto, Trubetzkoy propone que los fonemas de una lengua son unidades abstractas que no coinciden plenamente con ninguno de los fonos que los manifiestan. Los fonemas se realizan en los sonidos del habla: un sonido del habla está constituido por un conjunto de propiedades o rasgos; el fonema es un subconjunto de estos rasgos. ¿Qué rasgos conforman los fonemas? Los que son fonológicamente pertinentes, es decir, aquellos que permiten contrastar u oponer distintivamente un signo de otro en la lengua. Los otros rasgos que acompañan a los rasgos que conforman los fonemas en los fonos son rasgos concomitantes o redundantes.
Por ejemplo, en castellano, los sonidos [m] y [b] funcionan contrastivamente uno respecto del otro, como muestran los pares mínimos mota - bota o mano - vano. El rasgo que distingue estos dos sonidos es nasal/oral; por lo tanto, el valor nasal de este rasgo forma parte del fonema /m/ y el valor oral forma parte del fonema /b/. Ahora bien, el sonido [m] también es sonoro, pero este rasgo no es parte del fonema /m/ porque no es fonológicamente pertinente en nuestra lengua en tanto en cuanto no existe en castellano la posibilidad de oponer distintivamente un signo como mano [mano] a un hipotético signo *[m̥ano]. En castellano, la sonoridad de las consonantes nasales es redundante, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en lenguas como el aleutiano o el birmano, en las que este rasgo sí es parte de los fonemas nasales sonoros dado que estas lenguas también presentan fonemas nasales sordos.
Leamos el siguiente texto de Trubetzkoy en el que nos explica cómo se determinan los rasgos que conforman el fonema /k/ del alemán, es decir, su contenido fonológico.
Texto 7
“Mediante el uso correcto de las reglas arriba indicadas, se puede establecer un inventario completo de todos los fonemas de una lengua determinada. Ahora bien, también hay que establecer el contenido fonológico de cada fonema por separado. Por contenido fonológico entendemos la suma de todas las propiedades fonológicamente pertinentes de un fonema, es decir aquellas que son comunes a todas las variantes de ese fonema y que lo diferencian de todos los demás, en particular de los fonemas con los que está más estrechamente emparentado. La /k/ del alemán no puede ser definida como velar pues esta propiedad solo corresponde a una parte de sus variantes, ya que ante /i/ y /y/, por ejemplo, se realiza como palatal [k̟]. Por otro lado, la definición de la /k/ alemana como dorsal (sonido producido con el dorso de la lengua) no sería suficiente, puesto que /ɡ/ y /x/ también son dorsales. El contenido fonológico del fonema alemán /k/ solo puede formularse como: oclusiva dorsal tensa [fortis] no nasalizada. Dicho de otra manera, para el fonema /k/ solo son fonológicamente pertinentes las propiedades siguientes:
i) la formación total de la oclusión (en contraste con /x/);
ii) el cierre del acceso a la cavidad nasal (en contraste con /ŋ/);
iii) la tensión de los músculos de la lengua y relajamiento simultáneo de los músculos de la laringe (en contraste con /ɡ/); y
iv) la participación del dorso de la lengua (en contraste con /t, p/).
La /k/ comparte la primera de estas marcas con /t, p, ts, p͡f d, b, g, m, n, ŋ/, la segunda, con /ɡ, t, d, p, b/, la tercera con /p, t, s, f/, la cuarta con /ɡ, x, ŋ/. Solo la totalidad de estas cuatro marcas es propia exclusivamente de /k/. Con lo anterior vemos que la determinación del contenido fonológico de un fonema, supone su integración al sistema de las oposiciones fonológicas que existen en la lengua en cuestión. La definición del contenido de un fonema depende del lugar que ocupa en un sistema de fonemas dado, es decir, en última instancia depende de cuáles son los otros fonemas a los que se opone”.
N. TRUBETZKOY (1939 [2019]). Principios de fonología. pp. 107-108.
Hay dos ideas importantes que podemos resaltar en este texto con respecto a la definición del contenido fonológico de un fonema. Ya habíamos visto que Trubetzkoy considera que el fonema es "la suma de todas las propiedades fonológicamente pertinentes". En este texto, agrega que estas propiedades (1) "son comunes a todas las variantes de ese fonema" y (2) "lo diferencian de todos los demás". La primera idea es que las propiedades o rasgos fonológicamente pertinentes se manifiestan o realizan en los diferentes alófonos de un fonema junto con otros rasgos concomitantes o redundantes. Trubetzkoy afirma que, en los alófonos de un fonema, se encuentran presentes los rasgos que lo definen, aquellos que constituyen su contenido fonológico. Es decir que el fonema está presente en sus realizaciones, solamente que no en estado puro (digamos), sino acompañado de otros rasgos concomitantes.
Esto se observa en el ejemplo del alemán que ofrece Trubetzkoy. El fonema /k/ se define como una "oclusiva dorsal tensa [fortis] no nasalizada". Estas son sus propiedades fonológicamente pertinentes y son las que aparecen en los alófonos velar [k] y palatal [k̟] de este fonema. Pero, en cada una de estas manifestaciones o realizaciones, el fonema se realiza con un rasgo concomitante: la velaridad, en el caso de [k] y la palatalidad, en el caso de [k̟].
La segunda idea importante de este texto es que los rasgos fonológicamente pertinentes de un fonema se determinan en oposición a los demás fonemas. El caso del fonema /k/ del alemán ilustra una de las ideas centrales del estructuralismo europeo, que ya encontrábamos en el pensamiento saussureano. En términos de Trubetzkoy: "la determinación del contenido fonológico de un fonema, supone su integración al sistema de las oposiciones fonológicas que existen en la lengua en cuestión. La definición del contenido de un fonema depende del lugar que ocupa en un sistema de fonemas dado, es decir, en última instancia depende de cuáles son los otros fonemas a los que se opone”.
Las propiedades fonológicamente pertinentes del fonema /k/, es decir, el que sea una unidad "oclusiva dorsal tensa [fortis] no nasalizada", se identifican porque son las que, en el sistema fonológico del alemán, determinan que /k/ funcione contrastivamente con respecto a otros fonemas. Así, la oclusividad opone distintivamente a /k/ respecto del fonema fricativo /x/; la dorsalidad lo opone a los fonemas /t/ (alveolar) y /p/ (labial); la tensión lo opone distintivamente al fonema laxo /g/ y la oralidad (no nasalidad), al fonema /ŋ/.
El siguiente texto de Anderson ilustra la manera en que los fonemas se definen por oposición dentro de su sistema fonológico. Los ejemplos de Anderson son del inglés y nos servirán para hacer una comparación con el castellano.
Texto 8
“Por lo general, no es posible deducir de las propiedades fonéticas de un segmento aislado (…) exactamente cómo debería caracterizarse éste fonémicamente. Esto es así porque lo que importa fonológicamente no es sólo su identidad fonética, sino, lo que es más importante, a qué otros segmentos se opone en la lengua en cuestión.
En inglés, por ejemplo, encontramos oclusivas en posición labial, dental y velar que son completamente paralelas en el aspecto fonético. No obstante, su contenido fonémico no es igualmente paralelo. Si consideramos, por ejemplo, /t/, podemos ver que este segmento es fonológicamente sordo (puesto que se opone a /d/), no nasal (puesto que se opone a /n/), dental (puesto que se opone a /p/ y /k/), y oclusivo (puesto que se opone a /s/ y /θ/). Por contraste, /k/ es sorda [(porque se opone a /g/), no nasal] (porque se opone a /ŋ/), y velar (porque se opone a /p/ y a /t/); pero dada la ausencia de una continua velar /x/ en inglés, /k/ no es, fonológicamente, una oclusiva. Por supuesto, tampoco es una fricativa: simplemente no está especificada en ningún sentido para esta propiedad (aunque /p/ y /t/, fonéticamente similares, están ambas especificadas como oclusivas)”.
S. ANDERSON. La fonología en el siglo XX. p. 117.
Como sabemos, la fonética nos enseña que los sonidos [p, t, k] son oclusivos tanto en inglés como en castellano. No obstante, el análisis fonológico nos muestra que estos tres sonidos no funcionan de manera idéntica en ambas lenguas; en particular, el sonido [k]. En lo que respecta a /p/, su oclusividad sí es distintiva en ambas lenguas, como muestran los pares mínimos pan /pæn/ 'sartén' - fan /fæn/ 'ventilador', del inglés, y pino - fino, del castellano. Lo mismo ocurre con la oclusividad de /t/, como muestran los pares mínimos tin /tɪn/ 'lata' - sin /sɪn/ 'pecado' o tin /tɪn/ 'lata' - thin /θɪn/ 'delgado', del inglés, y tirio - sirio, del castellano general, y tirio - cirio, de algunas variedades del castellano peninsular.
Sin embargo, el comportamiento de [k] es diferente en ambas lenguas. Mientras que, en castellano, su oclusividad sí es distintiva, como muestran los pares mínimos carro - jarro, en inglés, no hay palabras que estén formadas por el sonido [x]. Por lo tanto, en castellano, la oclusividad sí es una propiedad fonológicamente pertinente que forma parte del fonema /k/, pero, en inglés, el fonema /k/ no se define como oclusivo, porque este rasgo no tiene capacidad distintiva en el sonido [k]. En inglés, la oclusividad del fonema /k/ es concomitante o redundante.
El siguiente texto de Anderson recoge ejemplos de los Principios de fonología de Trubetzkoy y explica de qué manera los mismos sonidos pueden organizarse de manera distinta en diferentes sistemas fonológicos.
Texto 9a
“En ruso, por ejemplo, el fonema /i/ resulta que puede ser fonéticamente anterior [i] o medio-posterior [ɨ], dependiendo de su contexto consonántico. De igual modo, /u/ es fonéticamente menos posterior después de determinadas consonantes que después de otras. Así pues, dado que la anterioridad no está presente de manera invariable en todas las realizaciones de /i/ ni ausente de todas las realizaciones de /u/, se sigue que estos fonemas deben oponerse entre sí en la labialización".
S. ANDERSON. La fonología en el siglo XX. p. 118.
Al igual que el castellano, el ruso presenta un fonema vocálico anterior alto no redondeado /i/ y un fonema vocálico posterior alto redondeado /u/. A diferencia del castellano, en ruso, el fonema /i/ se realiza como un alófono anterior [i] y también como uno central [ɨ] y el fonema /u/ se realiza como un alófono posterior [u] y también como uno central [ʉ]. Dado que la posición del dorso en el eje horizontal no es fonológicamente pertinente, la propuesta de Trubetzkoy, recogida por Anderson, es que el rasgo fonológicamente pertinente para diferenciar estos dos fonemas vocálicos en ruso es la labialización en contraste con su ausencia. De hecho, el alófono central de /u/ y el alófono central de /i/ solo se diferencian porque uno es redondeado y el otro no.
De acuerdo con Trubetzkoy (aunque esto no aparece citado por Anderson), la oposición distintiva de los fonemas /i/ y /u/ en castellano ocurre de manera distinta. En nuestra lengua, las propiedades de anterioridad y ausencia de labialización de /i/ se oponen de manera conjunta a las propiedades de posterioridad y labialización de /u/. La comparación de estas dos lenguas muestra que la definición de los fonemas se determina dentro cada sistema fonológico de acuerdo con la forma en que se oponen unos a otros.
En el siguiente texto, Trubetzkoy compara el comportamiento de las vocales del ruso con las del japonés y luego el comportamiento de estas con las del ostiaco del norte (hoy conocido como "khanty").
Texto 9b
Trubetzkoy contrasta este estado de cosas con el que se da en japonés, una lengua que tiene también las vocales /i/, /e/, /u/, /o/ y /a/. En japonés existe un contraste entre las consonantes palatalizadas y las no palatalizadas (dentales), que aparecen antes de las vocales /a/, /o/ y /u/; antes de /i/ y /e/, sin embargo, sólo aparecen los segmentos palatalizados. Partiendo de esta regularidad, Trubetzkoy argumenta que /i/ y /e/ deben oponerse a /u/ y /o/ en la posterioridad en lugar de en la labialización. Esto se sigue, además, del hecho de que /a/ (que se comporta en este sentido como /u/ y /o/) es posterior, pero no labializada. Un argumento paralelo, pero en sentido contrario, se basa en los hechos del ostiaco del norte: en esta lengua, las vocales /u/, /o/, /ɔ/ sólo aparecen en sílaba inicial, mientras que las vocales /a/, /ɛ/, /e/ e /i/ aparecen también en sílaba no inicial. Puesto que /a/ (que fonéticamente es posterior así como no labializada) se comporta como las otras vocales no labializadas en vez de cómo las otras vocales posteriores, Trubetzkoy concluye que la oposición /i/ – /u/ en esta lengua se basa en la labialización y no en la posterioridad.
S. ANDERSON. La fonología en el siglo XX. p. 118.
El japonés presenta los fonemas /i/, /e/, /a/, /o/ y /u/ (aunque este último realizado típicamente con poco redondeamiento, por lo que también, algunas veces, se lo representa como /ɯ/). El texto anterior señala que los fonemas /i/ y /e/ funcionan como una clase natural o fonológicamente activa en japonés porque solo admiten que aparezcan antes de ellos las consonantes palatalizadas de esta lengua. Por su parte, los fonemas /a/, /o/ y /u/ también funcionan como una clase natural porque admiten la aparición tanto de consonantes palatalizadas como no palatalizadas. Este comportamiento de los fonemas vocálicos del japonés le sugiere a Trubetzkoy que el rasgo que distingue a /i, e/ de /u, o/ no es el redondeamiento de los labios, sino la posición del dorso en el eje horizontal, ya que en la clase natural formada por los fonemas /a/, /o/ y /u/ se encuentra un fonema que no presenta redondeamiento. A favor de esta propuesta, también se encuentra el hecho de que el fonema posterior alto se realice normalmente en japonés sin redondeamiento, es decir, como [ɯ]; esto hace evidente que el rasgo fonológicamente pertinente que distingue este fonema del fonema /i/ es la distinción anterior/posterior y no la presencia o ausencia de labialización.
Por su parte, el ejemplo del khanty muestra que, en esta lengua, los fonemas /u/, /o/, /ɔ/ funcionan como una clase natural en vista de su distribución particular (solo aparecen en sílaba inicial). De otro lado, los fonemas /a/, /ɛ/, /e/, /i/ también conforman una clase natural en esta lengua, pues su distribución no se restringe a la aparición en sílabas iniciales. Como se puede observar, el rasgo que diferencia una clase de vocales de la otra es la distinción labialización/ausencia de labialización.
Texto 9c
En otras lenguas son otros los hechos que resuelven cuestiones parecidas. Por ejemplo, en muchas lenguas que tienen /i/, /e/ y /u/, /o/, existe más de una vocal baja. Cuando aparece una vocal posterior deslabializada /a/ y una anterior deslabializada /æ/, como en ciertos dialectos montenegrinos del serviocroata, el contraste se puede identificar como un contraste de posterioridad (tanto en las vocales no bajas como en las bajas). Por otra parte, cuando aparece una vocal posterior deslabializada /a/ y una posterior labializada /ɔ/, se debe considerar el contraste de /i/ frente a /u/ como un contraste de labialización, por analogía con la única explicación posible del contraste en las vocales bajas”.
S. ANDERSON. La fonología en el siglo XX. p. 118.
Este texto presenta un argumento diferente a los anteriores para decidir qué propiedades son las que forman parte del contenido de los fonemas de una lengua: se trata del argumento de la simetría de la organización del sistema, una forma particular del criterio epistemológico general de simplicidad o parsimonia. Comparemos los dos sistemas vocálicos que aparecen a continuación:
Sistema 1 Sistema 2
i u i u
e o e o
æ a a ɔ
En el sistema 1, el rasgo responsable de la oposición entre los fonemas vocálicos altos y medios no parece ser labialización/ausencia de labialización, sino anterioridad/posterioridad porque este último rasgo es el que distingue los fonemas /æ/ y /a/. De este modo, se le atribuye preeminencia al rasgo que permite describir de manera más simple el sistema vocálico. De manera análoga (pero contraria), en el sistema 2, se le atribuye preeminencia a la distinción labializado/no labializado por encima de anterioridad/posterioridad con el fin de identificar dos clases de vocales.
En esta sección, hemos examinado la noción de contenido fonológico que propone Trubetzkoy. Hemos revisado la idea de que los fonemas están constituidos solo por los rasgos fonológicamente pertinentes y no por los rasgos redundantes que pueden aparecer en sus realizaciones. También hemos visto que los rasgos fonológicamente pertinentes se determinan en cada lengua por la organización particular que presenta su sistema fonológico.
En la siguiente sección, veremos la propuesta que realiza Trubetzkoy sobre los tipos de oposiciones fonológicas que se encuentran en las lenguas.