El lenguaje audiovisual produce narrativas a través de imágenes y sonidos que se unen sucesivamente para contar algo; se construye sentido a través del montaje.

¿Qué es el montaje?

Cortar, pegar, construir, mostrar.


Los planos se unen para formar secuencias, que son las unidades narrativas basadas en un acontecimiento que se desarrolla en una unidad de tiempo, que a su vez componen la totalidad de la película. El montaje es la selección y ordenamiento del material grabado. También es la estructura o andamiaje interno, en otras palabras, unos cimientos.

El cine precisa de pequeños fragmentos, pegados entre sí, para un continuo espacio-temporal.

Mediante el montaje se generan relaciones causales, así como espaciales y temporales.

La disciplina del montaje es tan técnica como artística y de ella depende en gran medida que nos creamos la gran ilusión que es el cine.

Para realizar una pieza audiovisual, una vez que ya tenemos la sinopsis o breve descripción de qué nos proponemos contar, escribimos el guion con las indicaciones para grabar lo requerido.

Una vez que definimos el guion, conviene realizar el storyboard para visualizarlo entre todos y planificar el rodaje de manera organizada.

Para optimizar tiempos y recursos es mejor registrar juntas las escenas de una misma locación o agruparlas según las condiciones de luz y sonido, disponibilidad de actores, vestuarios, objetos y demás. Estos elementos se desglosan en listas y planillas a partir de las necesidades del guion para organizar la grabación.

Luego en la etapa de posproducción se visualiza todo el material grabado y se eligen las mejores tomas, las que responden a lo buscado en el guion, para combinarlas en la isla de edición asignándoles una duración y un ritmo que ayude a crear la ilusión de continuidad.


Es el proceso de montaje, que trabaja técnicamente la línea narrativa de imágenes y la banda de sonido por separado que, al sincronizarse, completan la construcción del sentido de la pieza audiovisual que planeamos en el guion.