A manera de cierre

Una reflexión sobre la práctica

Incorporar el lenguaje audiovisual como recurso pedagógico en comunidades de aprendizaje es, no solo deseable, sino fundamentalmente, posible y realizable.

Situados en el paradigma de la cultura digital y, en consonancia con Inés Dussel (Aprender y enseñar en la cultura digital; pág.16), podemos dar cuenta de las dimensiones centrales de los procesos de enseñanza y aprendizaje estructurantes de la acción escolar que se están transformando como consecuencia de esta propuesta metodológica:

1- El espacio y la interacción pedagógica.

La estructura y la organización pedagógica del aula se ven modificadas. Se presentan cambios en los roles habituales de docentes y alumnos. Se observa al docente como guía, no como único depositario de los saberes. Hay una horizontalidad en las relaciones que no supone jerarquización sino construcción conjunta de nuevos conocimientos. El alumno asume el rol de partícipe activo, necesario y conocedor de los dispositivos y los usos sociales de la tecnología. Toma centralidad la circulación de la palabra que permite el empoderamiento en el proceso de construcción de subjetividades.

El aula se redimensiona ante la presencia de los artefactos tecnológicos que habilitan nuevos agrupamientos. A su vez el espacio áulico se proyecta más allá de los límites tangibles de la escuela a través de la virtualidad y la participación en red.

2- La transmisión cultural y la formación de una cultura pública.

Los saberes no disciplinares y las experiencias cotidianas de entretenimiento y consumo audiovisual se validan como aportes culturales que ingresan al contexto escolar en un proceso bidireccional de cambios y retroalimentación.

Las pautas de convivencia, transformadas en tema ante los conflictos emergentes, se articulan en la transmisión de valores éticos hacia adentro y hacia afuera de la escuela.

Los modos de comunicación de la cultura digital son tomados con el objetivo pedagógico de garantizar la participación reflexiva y responsable de los estudiantes en asuntos públicos contribuyendo a la construcción de ciudadanía.

3- La producción de saberes como parte del aprendizaje.

Las lógicas de la fragmentación y el hipertexto que son fundacionales en los lenguajes digitales y superadoras de la linealidad tradicional, proponen una mirada aplicable a todos los mecanismos de producción y apropiación de conocimiento y atraviesan los modos de comprender los objetos de estudio de las diversas áreas disciplinares.

La interacción y la comunicación en red hacen posible el aprovechamiento de piezas audiovisuales originadas con fines didácticos o sin ellos. Es el modo en el que se usan, resignificándolos, el que da lugar a nuevos aprendizajes. Una pieza original es intervenida otorgándole nuevos sentidos. De este modo se observa la participación sobre bienes públicos al mismo tiempo que se promueven aprendizajes que podrán ser retomados por otros. Mediante dinámicas grupales se propicia la autoría colectiva: las decisiones compartidas acerca de qué se quiere decir, a quiénes y cómo se construyen los mensajes.

La implementación de esta propuesta nos permite reconocer una incidencia favorable en la transformación del sistema educativo en sintonía con las prácticas sociales actuales. La revisión de algunas prácticas pedagógicas puede colaborar en la tarea de desmontar la mirada ingenua.

Trascender el sistema educativo en su estructura más formal implica promover la construcción de un espacio público, abierto y participativo en el cual los alumnos, como prosumidores y alejados de las lógicas del mercado se encuentren e interactúen. Ambicionamos un espacio que recupere los códigos y modos de relación entre pares, que los convoque a participar genuinamente como sujetos plenos y hacedores activos de sus propias subjetividades en los mundos que eligen habitar.

Teniendo a la escuela como institución social y protagonista responsable de la realidad actual, un nuevo horizonte se presenta tan ilusorio como alcanzable.