Noticias falsas

Las noticias falsas son difundidas más rápidamente que las verdaderas. La intencionalidad con que se generan abarca desde una simple broma con fines solo humorísticos hasta artículos de supuesta actualidad económica o política que buscan confundir y/o generar opiniones que siempre favorecen intereses de un sector. Los rumores alcanzan a más personas, penetran de manera más profunda y se difunden mucho más rápido que las noticias reales. La difusión de estas noticias no depende más que de los usuarios de redes sociales y la web en general. Esto no señala un problema derivado de las redes sociales en sí mismas, sino un problema propio de las personas.

Como dice Enrique Dans[1], en un tiempo relativamente breve -en términos de desarrollo de procedimientos y protocolos sociales-, se ha creado un sistema que disminuye hasta el límite las barreras de entrada a la difusión de información, dotado de mecanismos que incentivan el compartir y la popularidad por encima de todo. En comparación, en el ámbito educativo se parte de la base que la información está en un repositorio de algún tipo, generalmente un libro o apuntes de un docente, y se asume que esa es la enunciación correcta. Esa jerarquización del libro de texto nos convierte en dependientes de una fuente de conocimiento determinada y evita que desarrollemos habilidades adecuadas de búsqueda y cualificación de información. Esos mecanismos de verificación de fuentes no suelen ser parte de la currícula en la mayoría de los casos. Sin embargo, cada día más, resultan una necesidad fundamental en una sociedad caracterizada por la hiperabundancia y la saturación de información.

Vivimos en una sociedad en la que se acepta como verdadera cualquier cosa que se vea en una pantalla, que toma como norma el primer resultado de un buscador, que cree lo compartido en una red social. Y no solo que lo cree, sino que, además, lo difunde. Si hay algo en una red que llama la atención o que coincide con nuestra visión del mundo, lo compartimos sin demasiado mecanismo de verificación previo.

Esa vulnerabilidad, ese fallo del sistema, ha sido explotado de manera evidente y exitosa por quienes han aprendido a simular un amplio seguimiento, a generar una gran polarización. Sin embargo, los verdaderos responsables no son los bots (programas informáticos que efectúan automáticamente tareas repetitivas a través de Internet y cuya realización por parte de una persona sería imposible o muy tediosa) sino nuestra propia ingenuidad, la ausencia de comportamientos que nos lleven a desarrollar mecanismos de verificación. La educación juega un rol clave como refuerzo de una actitud reflexiva, crítica y responsable.

El recurrir a las páginas de un libro de texto como vehículo transmisor de la verdad es una práctica que necesita ser revisada. La educación debería apoyarse no única o centralmente en libros de texto, sino en el desarrollo de la capacidad de búsqueda y cualificación de información en la red mediante mecanismos activos adecuados y conscientes de contraste y verificación de información.

Aprender hoy consiste también en aprender a buscar. Supone manejarse entre cantidades ilimitadas y crecientes de información y ser capaces de identificarla, cualificarla, verificarla, descartarla cuando es falsa y compartirla cuando es veraz. Supone aprender a consultar múltiples fuentes.

[1] Enrique Dans, Educación y transformación digital. Ciberconvivencia y ciudadanía digital, 2018. 

¿Puede cualquiera escribir una noticia falsa, una información falsa en la red?

No solo la respuesta es afirmativa sino que puede realizarse mediante aplicaciones de acceso gratuito y fácil manejo especialmente diseñadas para tal fin.

Presentar a los estudiantes la posibilidad de pensar y crear sus propias noticias falsas atendiendo a cuestiones relativas a formato, tipo de información a conferir y uso apropiado de lenguaje supone no solo un ejercicio de aprendizaje de áreas como lengua o comunicación, sino un hacer consciente su propia capacidad y la de cualquier otro para realizar esa misma tarea. Ponerlos en el rol de productores de noticias y reflexionar acerca de las responsabilidades implícitas en su generación, contenido y publicación brinda la posibilidad de otorgar niveles sensatos de duda ante lo que otros producen y publican, ante lo que encuentran, leen y comparten en la web.

Este enlace https://www.12minutos.com/ ofrece la posibilidad de crear noticias falsas anónimamente con solo llenar tres campos obligatorios (título, descripción e imagen) y generar información en formato digital brindando cierta verosimilitud.