19. Una corona de cálices.

    Cada santo tiene su propio secreto y alma que lo inspira: es un carisma, que lo distingue en la vida y, al mismo tiempo lo hace parecer a Cristo. Gaspar puede ser en muchas cosas comparado con el “apóstol amado” del evangelio de Juan, sea por la manifiesta pureas, tanto para el abandono filial sobre el pecho sangrante deSeñor; también se puede comparar a Pablo de Tarso por la predicación cálida y sincera del Cristo Crucificado. Nuestro Santo, sin embargo, será para toda la vidaparticularmente prendido, cautivado, enamorado de la Sangre Redentora, que cada mañana, consagra en el Cáliz de la Misa. El atractivo comienza, bajo la orientación de Albertini, durante el horror del exilio. Los transportes de amor hacia aquella Sangre lo confirman en la inquebrantable elección de vida: ¡derramarsu propia sangre si necesario, por “la Sangre”!

En Florencia, primera parada después de la liberación, amanecer del apostolado para difundir la devoción a la Sangre de Cristo. Gaspar está convencido de que, por dar a conocer el gran signo del amor de Cristo por la humanidad, deberá ir mucho más allá del deber sacerdotal diario. Él comienza a sentir dentro de sí el mismo entusiasmo con el cual Cristo ha derramado su Sangre. Quién se atrevió acusar de sentimentalismo a Gaspar, no entendió nada del tremendo porteespiritual que había alcanzado. Porque él es el santo que más que otros se aproxima a Pedro y Pablo en el concepto de Redención universal, obrada por Cristo derramando Sangre. Y de esta verdad, hace su constante regla de vida.

Vida virginal, alejada del mundo, de las personas y cosas más queridas por una práctica heroica de toda virtud cristiana. Vida de oración y meditación que cada vez más lo empuja hacia la raíz de la Sangre púrpura y lo asemeje mayormente al Mártir del Gólgota. Vida apostólica, de modo que aquella Sangre, desde el corazón traspasado de Cristo, alcance a todas las almas y a él las devuelva. A la luz de aquella Sangre comprende todo el mal de la vida y la tristeza del pecado. Cristo quiere lavar toda impuridad del mal con su Sangre y ha puesto en las manos de los sacerdotes, para cumplir con su cooperación, este misterio de amor.Gaspar hace suyos los sufrimiento y miserias de los demás y se siente sangrar para el prójimo que está lejos de Cristo. ¡Adora aquella Sangre, desborda de amor por esa Sangre, distribuye aquella Sangre, llama a su alrededor a un grupo de apóstoles de la Sangre, lucha para el triunfo de la Sangre!

"¡Es el arma de los tiempos, el arma más poderosa para ganar y humillar a Lucifer!”. Es de su puño y letra lo que nos encontramos en una carta al Cristaldi:"El diablo me devoraría, si no fuera una corona de Cálices de los cuales parece ver a mi espíritu rodeado". Como se desprende de sus escritos no se trataba de unmodo de decir, sino una visión auténtica y casi constante. El Pallotti; santo, amigo y confesor de Gaspar, afirma: "El diablo perseguía al Siervo de Dios, porque propagaba la devoción a la Preciosísima Sangre". Y así tantos otros testigos de episodios del santo lo confirmarían. "Los contrastes del demonio - escribe Gaspar -confirman que la Obra es de Dios. El enemigo teme por muchas almas que le arrebata la Sangre Divina y le arrancará en el futuro por la difusión que hacen los Operarios Evangélicos de este Santo Instituto".

Gaspar sabe que la Sangre es el emblema inigualable de la caridad no sólo en quién la había derramado, sino también en aquellos que se hicieron portadores de ella a las almas. La Sangre de Jesús no conoce la ley de la estática, mas es el motor perenne, la perpetuación de la multiplicación de los creyentes.Gaspar se convierte en el “serafín”, que con su trompeta anuncia sus glorias hasta la muerte, y más allá, a través de sus hijos.

Él desea que, al igual que su vida, la nuestra también sea es un continuo himno de amor a la Sangre de Jesús.