16. La cuna

Gaspar llegó en el lugar de fundación varios días antes de que arribaran sus compañeros, para preparar todo. Había una razón. Él ya conocía el estado del antiguo convento y tenía miedo de que sus amigos, ya tan reacios a salir de Roma, se habrían quedado horrorizados. De hecho había estado en Giano para la predicación del triduo de la Fiesta de Todos los Santos en el año anterior y fue a echar un vistazo al sitio. Para él, el antiguo convento era un regalo del cielo, ¿Y para los demás?San Felice está situado en un lugar encantador, hermoso como todo el resto de Umbría por sus suaves colinas, su color verde, sus campos, sus monumentos; surge entre poderosos árboles, sobre un plan suficientemente ancho. La construcción es muy amplia por los multíplices locales: patio interno con pozo monumental, pórtico y logia; muchas celdas, refectorio, interior con muchos frescos de inspiración clásica o barroca: Es también barroco y lleno de frescosel interior de la iglesia. Pero... ¡por aquí y por allá todo se desmorona y amenaza con caerse! Techos acribillados, de los cuales, en algún lugar, se podía ver el cielo; un sinnúmero de puertas, sin bisagras, amplios salones abiertos de los cuales estaba derrumbado el suelo, por lo que se pueden ver en el umbral  los cuartos inferiores. Montones de escombros y ladrillos bloquean los pasillos… Los vitrales sucios y rotos, y telas de araña en abundancia. En el más mínimo ruido revolotean los murciélagos. En todas partes, frases en latín y cuadros ruidosos que contrastan con el silencio casi sepulcral del templo, donde desde hace años noentra nadie. La bancas hinchadas por la humedad y el desorden, obstruyen el piso; huyen murciélagos también de los confesionarios y golondrinas pasan de un ventanal al otro.

En la mente de Gaspar se asoma, con la legendaria historia de San Felice Mártir, encerrado en un sarcófago en la cripta, la multitud de Benedictinos, Agustinos, Pasionistas que lo había poblado, muchos de los que yacían  en la cripta o bajo el suelo de la iglesia. ¡Gaspar se encontró disperso en medio de lapoderosa ruina! Cualquier persona habría huido, como si el monasterio estuviese de pronto derrumbándose, pero él, en ese edificio desolado, saludó en elsecreto del corazón, a la primera Casa, la Cuna, el tan esperada “Nido” del Instituto de los Misioneros, quedesde allí habrían salido por todas partes, para llevar al mundo entero la insignia Sangre de Cristo!

Por ahora, la abogado Paolucci, que se improvisa en el arte de albañilería, carpintería y herrería para las reparaciones más urgentes a fin de dejar el ambiente arreglado lo más posible para los compañeros, para las necesidades básicas de los primeros días. E1 Papa le había dado una cierta cantidad de dinero; la generosidad de los campesinosse expresaba en todos los modos y las familias más ricas daban regalos y préstamos, garantizados por la devolución de la… ¡Providencia!

La voz de la llegada de los Misioneros llegó por todas partes! Gaspar no se contenía por la alegría y lo escribía a Monseñor Cristaldi y a los compañeros para entusiasmarlos. ¡Finalmente llegó la hora de Dios! Don Gaetano Bonanni, don Adriano Giampedi, Don Vincenzo Tani - los tres primeros congregantes con Gaspar en nombre de la Sangre de Cristo – fueron recibidos por grandes multitudes, que aclamaba y bendecía, confundiendo su voz con el sonido de campanasen fiesta. En la iglesia, limpia y decorada para la fiesta, se cantó el Te Deum. "En la mañana siguiente – escribe Gaspare a Cristaldi –comenzó la exacta observancia de las reglas". ¡Gaspar se multiplicaba! Después de un Solemne Triduo, el 15 de agosto de 1815 la nueva Congregación tuvo oficialmente su nacimiento.

"La multitud es inmensa - escribió Gaspar - y corre por todos lados". A las Funciones Sagradas asistieron el Clero y las Comunidades Religiosas de los pueblos vecinos. Los sacerdotes romanos, de primeratan incierta, ese día olvidaron tomar comida por la emoción. La alegríafue plena y gozosa. ¡Gaspar brillaba! Nunca fue y nunca será tan feliz como ese día.

Por la noche, cuando los compañeros cansados caen en un sueño profundo, él en un parpadeo de una vela, escribe una maravillosa cartaal Cristaldi. La carta empieza así: "Convendría escribir la presente más con lagrimas de ternura, que con tinta" - y termina -  "He encomendadola Opera a la Virgen María, ella pensará a protegerla desde el Cielo y a bendecirla con amor".