LOS SIETE CUERPOS DEL HOMBRE Y

 SU SANTA PRESENCIA 

YO SOY





PEQUEÑA INTRODUCCIÓN


 

Las lecciones anteriores sobre Las Siete Leyes y Los Siete Principales Aspectos de Dios, culminan en esta presente lección con el estudio sobre Los Siete Cuerpos del Hombre y la Santa Presencia Yo Soy.

 

Es esta la enseñanza más importante de todo lo que podamos aprender en la Metafísica Cristiana, porque es a través de la comprensión y práctica de la misma que lograremos la transformación interior que tanto se necesita.

 

Es nuestra intención que la enseñanzas impartidas en estos tres libros, sirvan para unir a personas de diferentes credos, ya que las mismas no son contrarias a ninguna creencia establecida, son verdades universales que pueden ser aplicadas por cualquier persona dentro de su creencia religiosa.

 

La Metafísica Cristiana no es una religión, ni pretende serlo, yo la entiendo como “Un movimiento filosófico con una orientación religiosa”, trata de comprender la vida buscando su causa, orientándose a encontrar su origen religándose a su Creador.

 

Nancy H. De Zamora

 

 

 

CONSIDERACIONES METAFÍSICAS

 

Carola de Goya

 

 

 

La mente es la matriz donde se elaboran felicidad o desdicha, según la dirección que tome, sea ésta positiva o negativa. Si nos dejamos dirigir por la mente carnal, que es la voz del yo inferior, vamos hacia la desgracia, si se escuchan los dictados del Yo Superior, el cual funciona inspirado directamente por la Divina Presencia en Ti, habrás encontrado el verdadero camino, cuyo logro inicial es el disfrute de la paz interior, primer paso de avance hacia eso que llamamos felicidad.

 

El conocimiento de nuestra verdadera filiación espiritual, el estar serenamente conscientes de que somos auténticos Hijos de Dios y por lo tanto coherederos con Cristo de los bienes de Su Reino, hace que nos sintamos uno con él, emancipándonos de la esclavitud de la carne (miedos, complejos, resentimientos, envidias, malevolencias, etc.), de este modo entramos en la Tierra de promisión, la “tierra que mana leche y miel”, o sea La Verdad, donde obtendrás una auténtica y perdurable felicidad. “EL ENCUENTRO CON DIOS HA DE SER EL FIN DE TODOS LOS PESARES”, afirma un viejo axioma metafísico. Esto quiere decir que al entrar en posesión de la Verdad, fuente de todo bien, habrás salido de Egipto (la oscuridad) para entrar en la Tierra Prometida o Lugar de la Paz (Jerusalém).

 

Ser un heredero de Dios es disfrutar conscientemente de tu condición de hijo, desarrollando la comprensión espiritual hasta llegar a sentirse Uno con él. Cuando obtienes este estado de conciencia, se despiertan los poderes que llevas latentes dentro de ti y así, paralelamente, al depurar tus actos, pensamientos, sentimientos y palabras, llegarás a la Unión Absoluta con el Cristo morador en ti, convirtiéndote en un Cristo encarnado en carne humana, como lo hizo el Maestro Jesús de Nazareth, capacitándote para hacer las mismas cosas que Él hizo, pues ya lo dijo: “Estas cosas que yo hago podéis hacerlas vosotros también y cosas mayores aún”.

 

No vayas a caer en el error de creer que al convertirte en un Cristo viviente tienes que sufrir y ser crucificado como lo fue el Redentor, no. El Cristo representó al Hijo o sea a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad y al alcanzar la evolución suficiente esa Segunda persona se manifestará  a través de ti, dándote Su Sabiduría y confiriéndote Sus Poderes, que habrás de usar y manifestar para bien de la humanidad. Te convertirás en un Maestro. Ya en otras oportunidades he explicado que la palabra Cristo ni significa Crucificado, lo que significa es Enviado o Representante del Padre y eso todos podemos serlo, si con buen ánimo nos dedicamos a obtener esta dignidad.

 

Nuestra parte en la Herencia Divina es disfrutar de todo el bien que hay en Dios, el cual es un buen infinito, con multitud de facetas como, Amor, Sabiduría, Poder; Vida, Belleza, Perfección, Alegría, Abundancia de Bienes en tu mano o a tu disposición, etc., en fin todo lo bueno, santo, bello, todo lo que nos hace sentirnos contentos y satisfechos, seguros, bien provistos, serenos y conscientemente tranquilos. Todo aquello que nos procura felicidad, en Dios se encuentra. De todo esto somos herederos, aun estando encarnados en este plano tridimensional; no es necesario pasar por prueba llamada muerte, para disfrutar de esta herencia, puedes gozarla y usarla ahora, ya. Todo lo llevas dentro de ti, por eso decimos: Cielo, Infierno y Purgatorio los llevas en tu interior, cava un poco y los hallarás. Escoge lo que deseas conquistar de estas tres cosas. He ahí tu libre albedrío.

 

En lugar de buscar primero demostraciones o sea, realizaciones, tales como precipitación, transmutación, etc., debes dirigir todos tus esfuerzos a encontrar primero la Verdad, por Amor a la Verdad misma, sin miras de lucro de ninguna especie. Debes, a toda costa, procurar salir de la oscuridad hacia la Luz, aunque para ello tengas que atravesar el Mar Rojo y el Desierto (esto es en sentido figurado, me refiero a incomprensión de quienes te rodean, juicios arbitrarios, propia duda y desorientación en algunos momentos, el desprenderse de otras creencias y de muchos prejuicios mezquinos que siempre van en detrimento de algún prójimo, el tener el valor de hacerle frente a la crítica injusta, la rivalidad, intereses creados, etc.). Sencillamente debes aceptar el reconocimiento de tu ignorancia y, vacío de vanidad y de toda idea preconcebida, ir en busca de la Verdad con la ayuda y guía de Tu Cristo Interior, quien, sin duda alguna, te llevará a esa Tierra Prometida que según dicen las Sagradas Escrituras, mana leche y miel. Esta leche y esta miel no han de ser comprendidas como bienestar físico y material solamente, esto te vendrá por añadidura, sino principalmente, como la realización de un nuevo patrón de vida, por medio del cual te mantendrás consciente de que cada pensamiento, palabra o acto realizado para ti esté bajo el dominio de las Leyes o Principios inmutables, que gobiernan el Cosmos y según sea el carácter que las imprima –negativo o positivo- así serán los resultados que vas a cosechar. “POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS”, dice el Evangelio y así es. Toda siembra positiva, o sea, el Bien, dará frutos óptimos, (Paz, Sabiduría, Serenidad, Valor, Salud, Bienestar material y de todo orden, vida familiar y social armoniosa, buenos amigos, asuntos prósperos y satisfacción interna). Por el contrario, toda siembra negativa dará su cosecha equivalente.

 

El propósito de la Meditación es la práctica de la Presencia de Dios dentro de ti mismo, conviene pues, que dediques unos minutos cada día, preferiblemente al levantarte por las mañanas y al acostarte por las noches, aunque sean cinco minutos nada más cada vez, para callar tus sentidos físicos, acallar tu mente y, entrando en el silencio absoluto, tratar de hacer contacto mental con esa Gloriosa Presencia que sientes latir constantemente dentro de tu corazón, que vibra, y vive dándote vida, inteligencia, sustancia, amor, belleza y todo lo que él es, a ese cuerpo-templo manifestación irrecusable de Su Presencia como Vida dentro del Plano de las Formas. Tienes que darte cuenta de que tú, como ser humano, eres esa Presencia Divina Manifestada, como así mismo lo son, todas las manifestaciones de Vida en este plano, ya sea vida humana, animal, vegetal, mineral o elemental. Sin contar los demás planos, unos más elevados y otros inferiores, donde se están manifestando constantemente millones y millones de formas de Vida que no son otra cosa que la expresión del propio Dios como vida creada y creadora. Tienes que practicar con frecuencia este ejercicio de identificarte con el Todo Universal; el Cristo dentro de ti, unirte a ella aunque solo sean cinco minutos por dos veces al día. Es algo difícil, pero si persistes, con pureza de intención, llenándote de Amor y Perdón para todo y para todos, al fin lo alcanzarás.

 

Bueno es que practiques la Meditación y que con tus obras trates de servir a la Divina Presencia, cooperando con Ella en su Gran Plan Universal, que no es otro que la Realización del amor fraternal, entre todos los seres de su creación.

 

La Práctica de la Presencia de Dios en ti, te sacará de los bajos planos de este mundo tridimensional en que vives llevándote a planos superiores de mente y sentimiento, donde lograrás asir entre tus manos “el Cetro del Poder”. Serás dueño de tu mundo, usarás tu albedrío provechosa y positivamente, alcanzarás la gracia de disfrutar de tu cielo viviendo sobre la tierra; adquirirás Poderes que ni siquiera sospechas que los llevas dormidos dentro de ti. Dice el Maestro Emett Fox, que debemos practicar la unión con la Presencia de Dios dentro de nosotros, hasta tal punto que logremos este contacto al instante en que lo necesitemos, especialmente cuando nos encontremos ante una emergencia, debemos tener la práctica que en un segundo nos sea posible volvernos dentro de nosotros mismos y enseguida ponernos ante la Presencia, sin que nada ni nadie pueda impedirnos realizar tal abstracción en el momento, minuto y segundo en que la necesitemos. Dice el Maestro Fox, que “aún dentro del bullicio de Times Square, puedes ejercitar esta práctica” que ya en si misma es un Poder.

 

Usa esta receta, practica el contacto y la plática interna con Tu Divina Presencia y verás muy pronto los resultados. Cada vez que te acuerdes, varias veces al día, dedícale un amoroso minuto de contemplación interna. Óyeme amigo, que te conviene. Práctica esto. Hazte Uno con Dios.

 

Para recordar:

 

“Si en esta vida queremos experimentar la serena paz del Paraíso, debemos esforzarnos en practicar un intercambio amoroso, humilde y familiar con Dios”.

 

 


 

LOS SIETE CUERPOS DEL HOMBRE Y LA DIVINA PRESENCIA “YO SOY” EN EL HOMBRE

 


Carola de Goya

 

Amado hermano en la Luz: mi Cristo saluda a tu Cristo. En su Nombre vengo a darte la décima tercera Lección de Metafísica Cristiana. Ya conoces al Dios-Amor que predicó Jesús de Nazaret, ya sabes que Él no castiga, que solamente castigan las Siete Leyes Universales bajo las cuales funciona el Cosmos y ya conoces estas Siete Leyes. También hemos visto los Siete principales aspectos de Dios. Hoy vamos a hablarte acerca de los Siete Cuerpos del Hombre y te iniciaremos en el estudio de la Divina presencia –Yo Soy en el hombre.

 

Paso a decirte que hasta ahora tú te conocías como un ser poseedor de un solo cuerpo: tu Cuerpo Físico animado por un alma. Ampliaré un poco más este conocimiento diciéndote que en realidad tú eres un ente que vives dentro de siete cuerpos. De estos siete cuerpos, tres son Cuerpos Espirituales Superiores y cuatro son Cuerpos Materiales Inferiores.

 

Comencemos estudiando tus Cuatro cuerpos, el más bajo, el más denso, el más pesado, es tu Cuerpo Físico, el cual funciona bajo las reglas de todo cuerpo perteneciente al Reino Animal. Y aunque este nuestro primer cuerpo funciona bajo las reglas del Reino Animal, nosotros no pertenecemos a ese Reino sino al Reino Humano, somos Seres Humanos pensantes, dotados de razón. Este cuerpo animal o físico tiene sus derechos, sus exigencias, tú debes alimentarlo, asearlo, darle el ejercicio y el reposo justos, tienes que proporcionarle todo lo necesario a su crecimiento y mantenimiento, debes situarlo dentro de un ambiente higiénico, estás en el ineludible deber de darle todo esto, de mantenerlo bello y en perfecto funcionamiento pues es el templo donde se alberga tu Espíritu. ¡Ah! ¡Pero mucho cuidado!. Este cuerpo tiende a ser exigente, a hacerse el amo y si te dejas dominar por él desciendes en la escala de los valores humanos acercándote más y más al Reino Animal. Así vemos a las personas dominadas por la gula, cómo mengua su inteligencia en tanto su cuerpo físico se hincha más y más hasta adquirir un contorno antiestético que lo deforma y lo hace ridículo. Como esa persona no come  para vivir sino que vive para comer, resulta algo parecido a un cerdo que no tiene otro ideal que el de llenarse la panza. El perezoso, el flojo, sacrifica su voluntad ante el altar de la pereza y se convierte en un parásito que vive, o mejor dicho vegeta parasitariamente de lo que produce la actividad ajena y renuncia a su condición de hombre al negarse a colaborar en el plan del bienestar común. Es simplemente una bestia que come y duerme, terminando su vida sin provecho para él ni para nadie. No te dejes pues dominar por tu cuerpo físico, dale lo justo, lo que necesita para ser sano, fuerte, bello, pero no le des más.

 

2. Posees un segundo cuerpo material inferior que es tu Cuerpo Mental Inferior, ese cuerpo que la mayor parte de las personas, sitúan en el cerebro y que no es sino un cuerpo más liviano, gaseoso, de forma circular y de color amarillo, que rodea el contorno de tu cabeza. Es una sustancia más bien etérica, es ese halo que algunas religiones pintan alrededor de la cabeza de sus santos o seres altamente evolucionados en la escala espiritual. Es ese cuerpo que tiene la maravillosa facultad de pensar, es el campo receptor de las impresiones que recibes a través de tus cinco sentidos físicos, lo cual lo estimula y le hace concebir ideas e impresiones; pero esos cinco sentidos materiales son unos informadores muy limitados, su campo de acción alcanza sólo lo que ellos contactan, así que él informa su mente sólo a través de ellos, es una persona de mente sin vuelo, no alcanza grandes ideas ni grandes realizaciones tampoco. Cuando un ser calla sus cinco sentidos físicos, entra en el silencio y se pone en meditación, al alcanzar a contactar los mensajes de su Yo Superior, concibe ideas luminosas, recibe lo que se llama la inspiración de lo Alto, he ahí a los grandes compositores, los grandes inventores, los hombres que se salen de lo común y se convierten en luminarias de la humanidad. Cuando tienes que resolver algún problema y te pones en comunicación con tu mente superior, negándote a aceptar las evidencias que pretende mostrarte tu mente carnal, quien sólo se informa a través de las apariencias que perciben tus cinco sentidos, jamás te equivocarás en tus decisiones, siempre encontrarás el camino que se te mostrará nítido, sin lugar a dudas ni vacilaciones. Quien aprende a guiarse por su mente superior es un individuo completamente realizado. Cuando el cuerpo mental superior de una persona oye la voz del “Yo soy”, esa persona tiene ya su Hombre de oro, realizado, eso es lo que denominamos, la realización del Cristo en el hombre. Se representa como una figura en blanco, parecida a la de Jesús, que sirve de enlace, entre el cuerpo mental inferior del hombre y la figura del “Yo Soy”. La mente superior es el vehículo por medio del cual el hombre se pone en contacto con su Yo superior o “Yo Soy”, de ahí la importancia de la Ley de Mentalismo, que recibiste en mi segunda clase.

 

Luego de esos dos cuerpos materiales inferiores tienes un Tercer cuerpo de la misma naturaleza material inferior, es tu Cuerpo Emocional, que muchos sitúan en el corazón, otros le atribuyen la sangre como vehículo, ya que cuando una emoción domina al individuo, sea miedo, alegría, cólera, etc., el corazón palpita más aprisa, a veces parece recogerse haciendo huir la sangre del rostro, dando lugar a una inmensa palidez o se arrebola produciendo rubor y congestión, dando así la señal de que tanto el corazón como la circulación de la sangre son afectados por las emociones. Pero otro tanto podría decirse de la víscera hepática, la cual, en medio de un acceso de furor estimula la vesícula, haciéndola derramar más bilis de lo conveniente, por eso cuando se ven personas de color verdoso amarillento, que demuestran disgusto y mal carácter a toda hora, se dice de ellas que son de temperamento bilioso. También podría atribuirse al bazo, la ubicación del Cuerpo Emocional, ya que allí parecen almacenarse todos los disgustos, rencores y resentimientos, dando lugar a que el páncreas no pueda producir la cantidad de insulina necesaria para quemar la cantidad de azúcar justa, produciéndose así esa enfermedad conocida con el nombre de Diabetes, tan es así que una de sus variedades se denomina Diabetes Emocional, ya que el porcentaje de azúcar contenido en la sangre sube o baja más de lo conveniente de acuerdo con las emociones que sufre el individuo. Pero eso sólo prueba cómo las emociones afectan al organismo en general, pues el Cuerpo Emocional no reside en ninguna víscera, él es un cuerpo gaseoso que rodea al cuerpo humano, el más amplio, el más grande de los cuerpos sutiles que rodean al cuerpo físico y sus colores varían de acuerdo con las emociones que afectan al ser. De ahí lo importante del control de las emociones, pues de estas dependen totalmente las reacciones del cuerpo físico, y como el funcionamiento de estos cuerpos es que la mente, según lo que está pensando, hace vibrar el cuerpo emocional y éste, de acuerdo con lo que está sintiendo, hace funcionar el cuerpo físico. Insisto en repetirte la importancia que tiene la mente en el hombre, no me cansaré de recomendarte que debes leer y releer la Ley de Mentalismo y estudiar todo lo que se refiera a ella, pues esta Ley, bien aplicada, es básica para la obtención de una salud perfecta; ya lo dice el antiguo aforismo griego “mente sana en cuerpo sano”. La mayor parte de las curaciones físicas se obtienen mediante la variación del tono mental, sacándolo de negativo a positivo, se corrige el cuerpo emocional y esto enseguida se refleja en el buen funcionamiento del cuerpo físico. SEGÚN PIENSAS, SIENTES; SEGÚN SIENTES, ACTÚAS, SEGÚN ACTÚAS, COSECHAS BUENOS O MALOS FRUTOS. No lo olvides.

 

Ahora pasamos a estudiar el Cuarto Cuerpo Material Inferior, el último de tus vehículos inferiores, lo que se conoce con el nombre de Cuerpo Etérico. También está hecho de una materia sutil que rodea e interpenetra el Cuerpo Físico, reproduciéndolo punto por punto, es lo que algunas filosofías esotéricas denominan “Doble etérico”, contraparte del físico, copia exacta del cuerpo carnal, al que rodea, reproduciéndolo en su forma y al que interpenetra, o sea es un cuerpo dentro de otro cuerpo. Para hacerte más comprensible esta explicación te pondré un ejemplo: tú tomas un vaso y lo llenas de municiones. Está lleno, es una imagen de tu cuerpo físico, tiene forma externa, lo que vendría a ser el vaso, está lleno, con tus vísceras, etc. ¿”Le cabe algo más? Sí. ¿Cómo puede ser esto? Si lo llenas con una materia más sutil, pongamos el caso, le echas arena, y sacudes el vaso hasta que la arena interpenetre todos los intersticios que quedaban libres entre munición y munición, ¿le cabe algo más? Parece que no; pero sí, si tratas de llenarlo nuevamente con una materia más sutil aún, con un líquido. Échale a este vaso que contiene municiones y arena, un poco de agua. ¿Le cabe? Claro que sí, el agua es una materia más sutil que puede penetrar entre grano y grano de arena. He ahí el vaso lleno con tres cuerpos materiales de distinta densidad. Así es como nuestros vehículos mentales, emocional y etérico, interpenetran y rodean nuestro cuerpo físico. Ahora, ¿qué función desempeña el Cuerpo Etérico? En primer lugar, en él se van almacenando todas nuestras experiencias buenas y malas, nuestros conocimientos, estudios, creencias, recuerdos de todas clases y es lo que va formando eso que llamamos nuestra Personalidad. Esto que las Ciencias Herméticas conocen perfectamente hace más de siete mil años, viene a descubrir ahora la Ciencia Física con el nombre de Sub-Consciente. Es el almacén de nuestras experiencias, obtenemos conocimientos, creencias, educación, fobias, simpatías, complejos, etc. Todo ello forma nuestra Personalidad, la cual es factible de ser corregida mediante el psicoanálisis científico o mediante el autoanálisis metafísico. Al encontrar y corregir la Causa se corrige automáticamente el Efecto. Esto lo viste ya en la “Ley de Causa y Efecto” que dimos en nuestra Séptima Lección.

 

“El Doble Humano” recibió entre los egipcios el nombre de “Kha”, hablando de esta sutilísima materia Mas peró observa que es una proyección coloreada y aérea del individuo al que reproduce punto por punto. Se dice que los Maestros Esotéricos de aquella época sabían mucho más de lo que conocemos hoy sobre este cuerpo, se afirmó que este doble cuerpo humano no es una entidad real y efectiva; que actúa y se manifiesta en momentos propicios; que en él puede refugiarse toda la vida mental y pasional del ser, mientras el cuerpo físico queda inerte e insensible; que en él residen las potencias superiores, que resulta accesible y atacable por ciertas acciones físicas y psíquicas, bien descritas en textos iniciáticos; que por él se otorga al fallecido, en determinadas ocasiones, manifestarse a los seres encarnados en el plan terrenal; y por último, que permite a ciertas personas, la realización de hechos aparentemente imposibles. Para los remotos iniciados de Egipto el Cuerpo Etérico, conocido también como el Cuerpo Astral, constituye al hombre completo, razonador y sensible, invisible, que acude junto a las personas que amó para protegerlas y ayudarlas; y cuando de un modo directo no puede darles un salvador aviso, influyen en sus ideas de modo que en la mente surgen las inspiraciones salvadoras o para que, durante el sueño, reciban las revelaciones que les envía el protector”. (Alejandro Hagedüs. Fenómenos Exranormales”). A veces, durante el sueño, este cuerpo suele desprenderse del cuerpo físico, quedando unido a él por medio de un cordón – el “Cordón de Plata” – a lo largo del cual pasan corrientes vitales. Este cordón es elástico y capaz de una gran extensión. Es lo que se conoce como “viajes astrales”. Si durante el “viaje” se rompe el cordón, sobreviene la muerte (Véase “La Proyección del Cuerpo Astral” de Sulvan Muldoon). Existen tres clases de Proyecciones astrales: Conscientes, parcialmente conscientes e inconsciente.

 

También durante la vigilia, estando el individuo completamente despierto, su cuerpo astral se desprende y se manifiesta vivo y actuando en otros lugares. Es el fenómeno que se conoce como “bi-locación”. Ejemplo de ello fue San Martín de Porres, quien estando en oración en su celda, era visto en los hospitales curando y asistiendo a los enfermos.

 

Con respecto a estos cuatro cuerpos materiales inferiores, dice el Maestro Emmet Fox: El cuerpo físico: Pertenece al plano Físico y es creado de la substancia de su propio reino. Su función, tal como la percibimos, es ejecutar los actos físicos y manifestar al individuo en el mundo de las formas. Este cuerpo está hecho de minúsculas partículas de luz que llamaremos electrones, y éstos son emitidos desde el Cuerpo de Dios y prestados al individuo para crear un vestido de carne a “imagen y semejanza” del Ser Crístico. Sin embargo, la realidad no es el cuerpo físico, el cual es un mejor punto de anclaje en la Tierra para los Rayos de Luz que se Proyecta directamente desde la Fuente Divina.

 

El Cuerpo Mental: El cuerpo mental, el cual fue hecho de la sustancia del Reino Mental, es muy similar al Ser Crístico, por el hecho de que debe ser el vehículo del Ser Crístico en su manifestación inferior o exterior. La actividad mental funciona a través de este cuerpo, el cual contiene la suma de todos los conceptos, opiniones, conocimientos y conclusiones humanos atraídos de todas las fuentes de información. La mente fue creada para que fuese Sirviente de la Llamada individualizada y no su dueño. Debe ser el instrumento para crear y mantener el patrón o la visión de la idea hasta que la manifestación física puede efectuarse.

 

El Cuerpo Etérico: el cuerpo etérico es la imagen y figura verdadera de la forma humana tangible, pero compuesta de materia mucho más sutil. Dentro de este cuerpo están las relaciones y recursos de todas las experiencias sufridas por el individuo, a través de incontables vidas. Es también el medio para la transformación de fuerza a todas las partes de la forma humana. Determina las condiciones del cuerpo físico porque, en si, es depositario y transmisor de energía, así como el verdadero intermediario entre los mundos internos y externos del hombre”.

 

Ahora pasaremos a los tres cuerpos espirituales superiores: Estos tres cuerpos espirituales superiores forman la Santísima Trinidad, la Triada Divina, manifestada en el ser humano.

 



En la imagen que conocemos como la Divina Presencia “Yo Soy”, resalta en primer lugar una rueda de colores; son los mismos colores de iris, el rayo de luz blanca descompuesta en tres colores primarios y tres secundarios. Estas esferas de Luz Coloreadas es lo que forma Tu cuerpo causal. En primer lugar aparece una franja azul, la sigue la amarilla, luego una color rosa; sigue una franja blanca, después una verde, una oro-rubí (anaranjada), pero en metafísica no se llama así, sino oro-rubí, rubí color sangre de pichón que es el más escaso y el más caro de todos los rubíes) y por último una color violeta. En este tu Cuerpo Causal está almacenado todo tu adelanto, toda tu evolución positiva a través de las innumerables vidas que has vivido antes y la que estás viviendo ahora. Por eso te dice el Evangelio:

 

“NO ATESORES TESOROS EN LA TIERRA, SINO EN EL CIELO, DONDE NO HAY LADRÓN QUE TE LO ROBE, NI TE LO ROE LA POLILLA”. Es allí, donde tienes que acumular lo que te vas a llevar de esta vida, para una vida próxima. Ese, tu adelanto, que te pertenece por derecho de conciencia, nadie te lo puede quitar, menoscabar, empañar ni recortar en forma alguna. Este haber que estás atesorando ahora y lo que traes ganado de vidas pasadas, te acompañará en tus próximas encarnaciones, así como el Debe que traes de otras  vidas y el que estás acumulando ahora, en tu Cuerpo Etérico, también te lo vas a llevar cuando desencarnes y es la deuda a pagar que vas a traer cuando renazcas [la ley del Karma se estudiará en otras lecciones posteriores]. Es la Ley del Karma. Ahora bien, observarás que la rueda tiene doce rayos blancos que parten del centro de Luz Blanca que emana de la cabeza de la figura humana. Son doce, pues el rayo central que sale de su frente son en realidad dos Rayos, ya que éste se prolonga hacia abajo y saliéndole por el pecho, sigue bajando en forma de un hilo o cordón que viene a anclarse en la cabeza del ser humano. El Rayo Blanco central que sube, sigue ascendiendo, y sale a conectarse con el Sol de nuestro sistema planetario, ese Sol que nos proporciona luz y energía, quien a su vez repite el mismo patrón, pues posee la misma rueda o halo de colores que aparece en nuestro Cuerpo Causal. De ese Sol, centro de nuestro sistema, parte otro rayo electrónico que sale a conectarse con el Gran Sol Central, que también presenta la misma rueda de colores, ya que En el universo todos los patrones se repiten, desde el Macrocosmos hasta el Microcosmos. De ese Gran Sol Central, donde se supone la existencia de ese Ser incognoscible que llamamos Dios, emana la energía que sostiene y alimenta todos los sistemas, soles y galaxias que existen en el Cosmos, pues todos están conectados en la misma forma, antes descrita, en que está conectado nuestro planeta y los seres que lo habitan.

 

Tu Segundo Cuerpo superior espiritual es el “Yo Soy”, o sea la Divina Presencia en el hombre. Ese Ser superior con figura humana, que está sobre nuestras cabezas, es nuestro Cuerpo Electrónico, es la Presencia “Yo Soy”, un Ser individualizado, con quien podemos hablar y quien oye cada llamada u oración. Es la Chispa divina individualizada en el hombre, la cual es perfecta, incorruptible, incambiable, por eso sabemos que aunque en los planos inferiores de una persona se manifiesten el error, pecado, corrupción, etc., en sus planos espirituales, o sea, en sus Cuerpos Superiores, todo permanece puro e intocado. Así cuando vemos a alguien cometiendo un desafuero, aunque sea un crimen, debemos cerrar nuestros ojos carnales para no ver su parte material  e invocarle Su divina presencia. Su “Yo Soy”, donde él permanece bueno, puro, santo y le pedimos a esa Presencia que tome el mando en el individuo, que los guíe y lo saque de esa errónea situación que se está manifestando en sus planos inferiores.

 

Del corazón o centro del pecho de esa figura superior sigue el Rayo Blanco convertido en una cinta o cordón que baja y le entra al ser humano, que está abajo, por el centro de la cabeza, ese centro que suelen tonsurarse los sacerdotes –y sus razones de orden sagrado tienen para ello- centro que se llama el Chakra Coronal, por ahí nos penetra ese Rayo de energía electrónica pura, conocido por los hinduístas como “El cordón de plata” y que, en la Biblia, en el Eclesiastes, es citado como “El cordón de plata” y que, en la Biblia, en el Eclesiastes, es citado como “El cordón de oro”; ese Cordón o rayo de energía, baja de el Chakra Coronal hasta el Chakra Frontal, situado en el entrecejo y allí se abre en una Luz Amarilla que es Inteligencia; sigue bajando por la garganta y allí en el Chakra Laríngeo, se abre en una Luz Azul, que es el Verbo, el Logos, la Palabra, de allí sigue bajando hacia el corazón, pero si nos tocara el corazón con todo su potencial electrónico, no podríamos resistirlo, nos ocasionaría la muerte, entonces la Divina Sabiduría opera como un transformador dulcificando esa energía, rebajándola hasta ponerla a tono con la octava vibratoria humana, allí el cordón se manifiesta abriéndola en tres luces, tres llamas, ésas llamas que suelen verse en las imágenes del Corazón de Jesús, pero que nosotros los metafísicos sabemos que son tres llamas de luz, una hacia la izquierda en color azul zafiro, otra en el centro en color amarillo oro y la otra hacia la derecha en color rosa, es lo que denominamos “La Llama Triple”. En el centro de estas tres Llamas hay una capsulita blanca y adentro permanece la Presencia Crística, o sea Dios en el hombre, y aunque sólo se trata de una partícula infinitesimal de ese Dios, esa partícula ínfima contiene en sí todo el poder y los atributos divinos tal como la gota de agua del océano al ser analizada químicamente contiene todos los elementos compuestos que se hallan presentes en la masa total del agua oceánica. Es importante que te des cuenta de esto, el ser humano lleva dentro de sí, la chispa divina que le confiere todos los atributos que Dios posee, por ello el Maestro Jesús de Nazaret dijo:

 

“VOSOTROS SOIS DIOSES”, porque teniendo este conocimiento y sabiendo hacer contacto con la Divina Presencia “Yo Soy” dentro de nosotros mismos, entramos en posesión de esta Divina herencia y podemos hacer uso de ella, aquí, en este plano, ahora mismo. Podemos fabricar nuestro cielo en la tierra y disfrutar de todo lo bello, todo lo bueno, todo lo santo que es Dios, podemos ser totalmente felices y poderosos, si aprendemos a contactar con el “Yo Soy” y a usarlo sabia y santamente, si aprendemos a usar las Leyes positivamente, si reconocemos nuestra vida acorde con ese Cristo que es todo pureza, todo amor, todo bondad.

 

Muchas personas que viven dentro del error, sintiendo odio, ambiciones desmedidas, que no ven en el co-humano a un hermano sino a un rival al que hay que combatir por todos los medios, esas personas han cerrado la puerta a la manifestación del Cristo en ellos, el cual permanece como dormido, aunque no indiferente, esperando la llamada que le abra las puertas del libre albedrío en el hombre –cosa que hasta el propio Dios respeta- y es cuando el ser reconoce esa Presencia y la invoca, cuando el Cristo ya despierto, entra en acción.

 

Por eso la misión que nos hemos impuesto los metafísicos en esta hora difícil que vive la Humanidad, es la de ir despertando Cristos en cada ser en que lo notemos dormido; la de ir dando Luz, impartiendo esta enseñanza a lo largo, lo ancho y lo alto de la esfera terrestre, la de ir iluminando al mundo con la Presencia de Dios que llevamos viva y actuante dentro de nosotros, la de ir repitiendo con toda fe y con todo amor: “Yo soy”, la Luz del Mundo. El que viene a Mí no anda en tinieblas. “Yo Soy” el Amor de Dios en acción.

 

Y hasta la próxima, hermano. Que la Luz te envuelva.

 

Para recordar:

 

Si me preguntáis qué es lo que el hombre debe estudiar os contestaré: A sí mismo; y cuando hubiéreis estudiado bien y me preguntéis ¿Qué es lo siguiente que debe estudiar? Os contestaré; a sí mismo.

 

Quien conoce bien su ego inferior, conoce lo ilusorio del mundo, conoce que las cosas son transitorias y que quien conoce a su Yo Superior  conoce a Dios, conoce bien las cosas que nunca cambian.

 

Tres veces bendito es el hombre que hace suyas propias la pureza y el amor; ha sido redimido de los peligros del yo inferior y él es en él mismo su Yo Superior.

 

 

Fragmento del Cap. 8 del Evangelio de Acuario