EPÍLOGO:
LA DESPEDIDA DE LA SANTA
De vez en cuando, fíjate bien en algo que no esté hecho con las manos: Una montaña, una Estrella, la curva de un río. De allí vendrá hacia ti la sabiduría y la paciencia, y por encima de todo, la seguridad de que no estás solo en el mundo.
Sidney Lovett
Mientras la santa acababa de hablar, llegamos a un sendero familiar, y tuve un sentimiento de haber completado una tarea. ¿Significa esto que el entrenamiento ha acabado?
Has completado los primeros pasos importantes, pero el viaje nunca acaba, contestó ella.
¿Qué hay sobre la ayuda que dijiste que necesitabas - la importante misión?
Aquello, viajero, tú y muchas otras Almas lo entenderéis en el debido momento. La misión está ocurriendo incluso en estos momentos en que hablamos – todo es parte del Gran Despertar. Y ahora, me debo ir; hay una joven chica en Inglaterra que debo conocer pronto, y después un abuelo en España. Un niño en Alemania me espera, aunque no lo sabe, y hay un soldado iraní que ahora está de guardia y me llama silenciosamente. Siento sus deseos pues no tienen palabras. Y hay otros también, viajero, esperando como tú has esperado.
¿Cómo podré agradecértelo? pregunté.
Vive las Leyes, dijo ella. Eso es suficiente.
Nunca te olvidaré.
Cuando recuerdes las Leyes, me recordarás a mí. Puso sus manos sobre mis hombros. Sus ojos, llenos con la luz de la compasión, miraban profundamente en los míos.
Viajero, nuestro tiempo juntos ha iniciado un proceso de aprendizaje maravilloso e irreversible. No te he dado estas Leyes para ligarte sino para liberarte. Ellas provienen de tu interior; son las llaves de los alquimistas para el Amor, para la libertad, para el gozo, y para la realización. Ellas son el camino de piedras hacia tu destino humano y lo que yace más allá.
No tienes que recordar estas Leyes; sólo tienes que vivirlas, y ellas transformarán tu vida. Son semillas, han estado bien plantadas y estarán dentro de ti para siempre, esperando el momento oportuno para brotar y crecer, y lo harán – con la máxima seguridad – pues el Jardinero siempre está contigo, proveyéndote de cualquier cosa que necesites. Estos brotes florecerán en su debido momento, dando frutos de coraje, amor, y comprensión.
Nada iguala su poder. Y todavía, todas ellas son secundarias a la Ley del Amor, pues si pierdes contacto con la sabiduría de tu Corazón, nada más es útil; si Amas nada más es necesario. Estas leyes liberarán el amor atrapado dentro de ti para expandirlo al mundo como un servicio para el bien común.
Estos son mis deseos y oraciones por ti, todos los días de tu vida:
Que encuentres gracia Divina cuando te rindas a la vida. Que encuentres felicidad, cuando dejes de buscarla. Que llegues a confiar en tus Leyes y heredes la sabiduría de la Tierra. Que vuelvas a conectar con el Corazón de la naturaleza y sientas las bendiciones del Espíritu Santo.
Los retos de la vida diaria continuarán, y tenderás a olvidar lo que te he enseñado. Pero una parte más profunda de ti recordará, y cuando lo haga, los problemas de la vida no parecerán más substanciales que las burbujas de jabón. El camino se abrirá ante ti donde antes sólo crecían malas hierbas de confusiones. Tu futuro, y el futuro de toda la Humanidad, es un camino hacia la Luz, hacia un entendimiento creciente de la Unidad con el Creador y toda la creación. Y lo que yace a partir de ahí está más allá de la descripción.
Incluso cuando el cielo aparezca en su máxima oscuridad, debes saber que el sol siempre brilla hacia ti, que el Amor te rodea, y que la Luz pura dentro de ti te guiará a casa. Por tanto, confía el proceso que sigue tu vida, y conoce con seguridad, a través de los picos y valles de tu viaje, que tu Alma descansa segura y a salvo en los brazos del Espíritu Santo. Por tanto, sé guiado, como yo he sido guiada, conoce la paz de Dios.
Habiendo hablado, la santa se giró hacia el camino y desapareció rápidamente. El sol estaba comenzando a romper a través de la niebla cuando encontré mi camino. Miré hacia atrás una vez, quizás esperando ver la figura de una mujer en algún lugar por encima, en los límites del bosque. Pero sólo viendo mi propia sombra, dibujada por el sol poniente, me giré otra vez de camino a casa.
❤️
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