Tal como hemos visto en el estudio de metafísica, la Llama Violeta es la que actuará en esta Era de Acuario para liberarnos y purificarnos, y veamos ahora un poco el enfoque que se le da al color violeta dentro del estudio de los Ángeles.
Hasta hace pocos años era impensable la idea de proponer ropas, tejidos, cortinas, mantas, y objetos varios de color violeta.
El violeta ha sido considerado injustamente durante siglos como un color “desafortunado”. Esta creencia ha sido alimentada por el hecho de que los ornamentos sacerdotales en la liturgia fúnebre o cuaresmal son, en efecto, violetas.
Desde el punto de vista esotérico, observando las cosas del lado oculto, reservado a pocos, se sabe por el contrario que el violeta es el color del equilibrio cósmico que presupone la iluminación.
Nace del cruce entre el rojo, color “horizontal” de las pasiones materiales terrones, y el azul, el Espíritu que trasciende la materia elevándose hacia el cielo.
De la “crucifixión” cósmica entre los dos colores, nace el equilibrado violeta, en el que el azulado espíritu modera la roja pasión, la sabiduría prevaleciendo sobre el impulso.
Nace así, en este “estado de gracia” en el cual cuerpo y espíritu, mente y materia, se encuentran en una situación privilegiada, la posibilidad de hacerse receptivos, abiertos a la energía de iluminación que libremente fluye de los planos superiores.
La teoría que afirma que lo que fluye por nuestras mentes afecta profundamente lo que corre por nuestros cuerpos, es más que evidente. Para curar el cuerpo se puede empezar por curar la mente, proveyéndola de todo lo necesario para hacerla feliz. Eliminar ideas negativas que perjudican a la salud y sustituirlas por pensamientos positivos también te ayudará a sanar el cuerpo. Hoy en día las personas intentan curarse cambiando su forma de pensar y tomando nuevas actitudes ante la vida.
Los Ángeles sirven también de agentes sanadores. Nos ayudan enviando y canalizando sus rayos curadores. Colaboran a estabilizar los conflictos que aparecen en las relaciones humanas. También transmiten y divulgan mensajes de indulgencia y reconciliación a las personas que nos conciernan, si estamos predispuestos a perdonar y a olvidar. Los Ángeles también pueden llegar a estas personas en cuestión, incluso si están muertas.
Por su parte, los Ángeles de algunas órdenes cumplen su evolución junto con nuestra raza. Nosotros somos su misión, el trámite para su crecimiento. Ellos son nuestra referencia, nuestro modelo, el ejemplo que debemos seguir para nuestra evolución espiritual, pero nosotros somos el camino que ellos deben recorrer para crecer.
A continuación cito algunos párrafos en los que nos hablan los Ángeles directamente:
“Los medios más fáciles de acercamiento se encuentran en al amor a la Naturaleza. Quien quiera llegar a conocerse deberá aprender a entrar en contacto con la Naturaleza, de modo más profundo del que actualmente es posible al hombre normal.
“Además de un más intenso aprecio por su belleza, debe existir gran reverencia hacia todas sus formas, reverencia que nace del reconocimiento de la presencia divina, de la cual estas formas, estas manifestaciones, estas bellezas no son sino la expresión exterior.
1) Cierra los ojos. Ciméntate, céntrate y alinéate con tu Ángel (o tus Ángeles)
2) Libera cualquier impedimento, conocido o desconocido para ti, que pudiera estorbarte en el logro de tu objetivo. Pide a tu Ángel que te ayude a retirarlos, liberándolos por medio de tus raíces hacia la tierra.
3) Imagina tu meta y siéntete experimentándola. Imagina que se torna realidad y repara en lo que sientes, la ropa que llevas puesta y las reacciones de cualquiera que pueda estar presenciándolo. Haciendo participar cuanto menos a cuatro de tus sentidos, vivificas tu visualización y cifras el mensaje en tu cuerpo físico.
4) Pon esta imagen en tu corazón. Pide y recibe para ella la bendición de tu Ángel. Siente el calor y la satisfacción de haber logrado lo que deseas.
5) Agradece el haberlo recibido.
6) Irradia la imagen desde tu corazón hasta los brazos de tu Ángel y visualiza a tu guardián rodeándola con una burbuja de luz violácea.
7) Observa como asciende la burbuja, subiendo y subiendo rumbo al Universo.
8) Cuando ya no puedas ver la burbuja, abre los ojos
Desperézate, camina. Aparta la cuestión de tu mente, pero permanece abierta para recibir cualquier señal que te indique que comienza a materializarse.