CLASES METAFÍSICAS

  LOS CUATRO SIETE 

CAROLA DE GOYA



Carola de Goya, nació en Caracas el 17 de Abril de 1904 (14-1-95). Su nombre civil: María Carolina Ramos Cruz, Viuda de Goya.

 

Ama  a Dios por sobre todas las cosas. Respeta con amor la memoria de sus padres. De su padre, muerto muy joven, heredó la vocación literaria. A su madre la considera una heroína sin condecoraciones, merecedora de elogio y consideración.

 

Está aquí en posición de servicio y obediencia al Altísimo. Dejará este plano cuándo, dónde y cómo Dios lo disponga. Altamente agradecida por haberle sido permitido en esta encarnación colaborar con los demás mensajeros de la luz.


 

Amado Lector, Amigo y Posible Estudiante:

 

Cuando Carola de Goya, en el año 1968 comenzó a impartir sus clases, después de haber sido preparada debidamente para continuar junto a otro grupo de instructoras estas enseñanzas, que tanto bien le hicieron, cumplía así su gran deseo de compartir con otras personas el bello producto que había obtenido.

 

Preparó sus clases en la forma que creyó debían llegar al estudiante, organizadas con esmero, y sobre todo con mucho amor, deseando que fueran comprendidas por todo el mundo, reafirmando así la sentencia de Conny Méndez quien dijo “la Enseñanza debe impartirse en Palabras de a Centavo”.

 

Estas Enseñanzas sobre Metafísica Cristiana pronto cosecharon fruto en toda Venezuela, y no solamente a ella, sino a todo el grupo de instructoras se les solicitaba en todo el territorio nacional.

 

En lo que a ella se refiere, optó por grabar las clases a medida que iba preparándolas, luego comenzó a escribirlas surgiendo de allí la idea de hacer una revista “Selecciones Metafísicas”, hoy recopilada en tomos y que contiene además de la lección otras lecturas sobre diversos temas que abarca la Metafísica Cristiana, tratando de redondear en el lector, el conocimiento sobre este tema y preparándolo para que en el futuro pudiera continuar investigaciones dirigiéndose a fuentes de enseñanzas mucho más avanzadas, sí era su deseo.

 

No es nuestro interés apartarla de su muy querido trabajo “Selecciones Metafísicas” que con tanto cariño preparó escogiendo para el mismo buenos autores y sobre todo enseñanzas que no se contradijeran para crear en el estudiante una armonía y estabilidad en el estudio, pero sí es nuestra intención facilitar como apoyo didáctico sus clases, producto de su aprendizaje y producto de la práctica del mismo.

 

En este primer librito, ponemos énfasis en el estudio de Las Leyes ya que solamente la comprensión y práctica de las mismas unida a la Devoción Divina hará posible al ser humano cambiar el rumbo de su vida y, por lo tanto, a la Humanidad encontrar nuevas vías que le lleven a realizar la justicia, la Paz y la Provisión Equilibrada.

 

Que la Luz del Santo Cristo los envuelva.      

NANCY H. DE ZAMORA



¿Y QUÉ COSA ES METAFÍSICA?

 

 

 

Amado hermano: Mi Cristo saluda a tu Cristo. Vengo a darte la Verdad. Recuerda que Jesús dijo: “CONOCE LA VERDAD Y ELLA TE HARÁ LIBRE”. Vengo pues. En nombre de mi Maestro Jesús, a darte libertad.

 

Me replicarás:

 

- Yo estoy libre, yo ando suelto, ¿de qué vas a liberarme?

 

Te diré:

 

- Vengo a liberarte de ti mismo. Tu cacareada libertad es sólo una apariencia manifestada en el plano de las apariencias. La verdad es que tú y la mayoría de los que andan por ahí aparentemente sueltos, se hallan prisioneros, y lo triste es que no lo saben. Sí, están prisioneros tras barrotes que no se ven, entre paredes que no son físicas, atados por grillos que no son grillos materiales ni se llevan en los pies sino en la mente. Pero estos barrotes, estos muros, estos grillos, son tan reales como los más fuertes y tangibles que puedes constatar con tus cinco sentidos físicos. Probablemente eres esclavo de un resentimiento, de un complejo, de un temor, te encuentras bajo el imperio de una ambición o quizás la envidia ha clavado en tus entrañas su diente envenenado, o tal vez la soberbia... la avaricia... Quién sabe de cuál o cuáles de estas fieras invisibles, de esos monstruos internos que coartan nuestro libre desenvolvimiento ante nuestros semejantes, eres obediente servidor. Yo vengo a librarte de ellos. Vengo a hacer de ti un ser feliz, desacomplejado, optimista, yo vengo para hacer de ti un triunfador.

 

- ¿Y cómo?- me preguntarás.

 

- Enseñándote Metafísica, te respondo.

 

- ¿Y qué cosa es Metafísica?

 

Metafísica es una rama de la filosofía que estudia lo que está más allá de los sentidos físicos. Su mismo nombre, que nos viene del griego, te lo dice: META= más allá - TA-PRUSIKA= de lo físico.

 

La Metafísica estudia la verdad.

 

Me dirás:

 

- Y bien, ¿qué cosa es la Verdad?

 

La Verdad es lo que permanece, Lo absoluto, lo eterno, lo que no cambia ni perece. En una palabra, La Verdad es lo que muchos llaman Dios, otros Alá, Brahma, Causa única, Gran Arquitecto, el nombre está muy diversificado. Cada quien lo conoce con el apelativo que le enseñaron, pero el verdadero nombre de Dios, dado por Él mismo a los hombres es “Yo Soy”. Si quieres comprobarlo no tienes más que buscar la Biblia, en el libro llamado Éxodo (Capítulo 3, versículo13) hallarás lo siguientes:

 

“Y dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; si ellos me preguntaren ¿cuál es su nombre? ¿qué les responderé?”

 

Y respondió Dios a Moisés: “Yo Soy El que Soy” y añadió: “Así dirás a los hijos de Israel: “Yo Soy”, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial para todos los siglos”.

 

Este nombre que Dios da a Moisés como su nombre para siempre es una afirmación de su existencia. “Yo Soy”. Es decir, “Yo Existo”, “Yo Estoy”, “Yo Permanezco”. Cada una de estas afirmaciones es una afirmación de La Verdad, de lo indestructible, de lo incambiable, de lo imperecedero.

 

Muchos hermanos que aún no han adquirido el conocimiento de La Verdad afirman enfáticamente: Para mí la verdad es lo que veo con mis ojos y toco con mis manos, todo lo demás es pura fantasía. Y precisamente, lo que ven con sus ojos y tocan con sus manos es lo que viene a resultar pura fantasía, o sea apariencia, algo que se transmuta, que cambia, que no permanece, ya que toda la materia está en perpetuo estado de evolución. Así vemos cómo todo nace, llega a su plenitud, decae y desaparece. No decimos muere, porque lo que llamamos muerte es también pura apariencia. Nada está muerto en el Universo, nada está inmóvil, todo está formado por átomos y aún en la materia aparentemente inerte, el átomo sigue lleno de vida, con su núcleo lleno de luz irradiante, y sus electrones girando vertiginosamente en su derredor.

 

Cuando acaece eso que llamamos muerte, lo que ocurre en la parte física es la transmutación, es decir, los átomos que componían esa materia empiezan a evolucionar, soltando electrones unos y tomando nuevos electrones otros, con lo que pasan a constituir nuevos cuerpos o materia física. Esto está ampliamente comprobado en el estudio de la química, cuando ocurre lo que se llama reacción de una sustancia que se mezcla con otra para formar una nueva tercera sustancia, lo que ha habido en ese intercambio de electores entre los átomos. En la Naturaleza ni un solo átomo se pierde, solamente se transmuta. Así un poeta dijo:

 

“LA MATERIA INMORTAL COMO LAS ALMAS, CAMBIA DE FORMAS PERO NUNCA MUERE”.

 

Y al tratar de hacer un verso dijo una gran verdad. De modo que la muerte física es una apariencia, algo que nuestros 5 sentidos físicos captan hasta dónde son capaces de captar lo que sigue “más allá”, es precisamente el objetivo de lo que llamamos estudio esotérico o metafísico.

 

Cada quien tiene su propia verdad, es decir, cada uno tiene su propio concepto de Dios, el que le han enseñado, el que él se ha forjado, el que él siente. Casi todos, en la infancia, hemos recibido de nuestros padres o institutores una noción acerca de Dios. Se nos dice que es el Creador; que es Omnipotente, terrible, celoso, castigador. Que es un Dios que premia y castiga. Que tiene un cielo, un purgatorio y un infierno; que maneja las enfermedades, los terremotos y toda clase de cataclismos como un látigo con el cual azota a la humanidad o la premia con riquezas, salud y bienestar. Este es un Dios de kindergarten (Jardín de Infantes), un Dios para niños timoratos. Tú puedes ser un niño-adulto o un adulto-niño.

 

Aquí trataré de enseñarte La Verdad. Si tu alma está preparada para recibirla, tú la asimilarás; si por el contrario tu alma está aún en la infancia, no la aceptarás “todavía”. Tienes necesidad de más evolución para que su conocimiento llegue a ti y puedas captarla. El mismo Jesús lo declara así en la parábola del Sembrador:

 

“Uno que sembraba, salió a sembrar su simiente; y sembrando, una parte cayó junto al camino y fue hollada; y las aves del cielo se la comieron. Y otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó porque no tenía humedad. Y otra parte cayó entre las espinas; y naciendo las espinas, juntamente, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas, clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga”.

 

Y cuando sus discípulos le preguntaron qué quería decir con esto, les explicó: “La simiente es la palabra de Dios”. (Lucas 8-5, 6, 7, 8 y 11). La palabra de Dios que, sólo en la tierra que está abonada para recibirla, fructifica.

 

Cuando tú creer en ese Dios del látigo, soberbio, iracundo, rencoroso y cruel, tienes una imagen distorsionada de Dios, una imagen como la que reflejan esos espejos baratos en los que tu rostro aparece con picos y ondas que tú no tienes. Dios no es eso. Dios es algo mucho más noble, mucho más simple, mucho más bello, mucho más fácil de comprender, si a ello te pones. Dios es amor y nada más que amor. Podemos decir más apropiadamente que Dios es un eterno manantial de bienes. Todo lo existente lo hizo Dios y a Él pertenece. Tú eres su hijo, su heredero; tú tienes derecho a disfrutar con Él y con tus hermanos, de todo lo que hizo para ti y para ellos. Dios no te creó para que fueras desgraciado, ni pobre, ni miserable, ni enfermo, ni feo, ni defectuoso. Esto no sería propio de un Dios bueno. Él te creó para que fueras feliz y libre, con la libertad del aire que va por todas partes dando vida. Para conocer La Verdad tienes que saber que Dios no castiga a nadie, simplemente porque no puede. Nadie puede dar lo que no tiene. Dios sólo produce bien, luego no puede darte mal. Es como si alguien te dijera que la luz va a darte oscuridad. No, la luz siempre alumbrará lo que produce la oscuridad para ti es el obstáculo que se interpone entre la luz y tú; pero la luz, ella. ¡no puede sino lo que es luz! Para recibir la iluminación que da la luz, tú sólo tienes que ponerte en el ángulo justo, en el lugar adecuado, que te permita recibir sus rayos. Pues igual cosa pasa con el bien que Dios irradia. Colócate en la posición justa y recibirás su gracia a plenitud. Él constantemente está derramando hacia nosotros salud, belleza, abundancia, inteligencia, amor... Si tú te colocas en la posición correcta, tú recibirás todo ese bien que llegará a ti naturalmente, sin otro esfuerzo de tu parte que el de estar en el ángulo justo.

 

Ahora me dirás:

 

- ¿Y cuál es el ángulo justo?

 

Es muy sencillo, conoce las Leyes, úsalas positivamente y estarás en el ángulo justo.

 

- ¿Qué son esas?

 

- Ya te expliqué que Dios no castiga, ahora tú me dirás: Pues si Dios no castiga, ¿cómo es que hay tanta gente castigada?

 

- Yo te he dicho que Dios no castiga, pero no te he dicho que el castigo no existe, sólo que no es Dios quien se ocupa de castigarnos. Existen 7 Leyes Universales que gobiernan el Cosmos, las cuales funcionan constantemente cumpliendo su misión; el que se atreve a desafiarlas usándolas mal cae bajo su sensación y es duramente golpeado por ellas, muchas veces hasta la completa destrucción de quien las desafía, conociéndolas o no, pues estas Leyes se cumplen inexorablemente y no hacen discriminación. Para que mejor comprendas lo que es una Ley o Principio te pondré como ejemplo el fuego. Este elemento ejecuta una función, esta función es quemar cuanto entra dentro de su radio de acción. Esa es su misión. Muy bien. Tú sabes que el fuego quema, que destruye y sabiéndolo vas e imprudentemente introduces tu mano en el horno y sales con la mano ardida, quejándote a grandes voces. Los que presencian el caso lógicamente te dirán: Pero bueno, ¿tú no sabes que el fuego quema? ¿Cómo metiste la mano dentro de él? Te está bien empleado por imprudente. Muy bien. Tú lo sabías y fuiste sancionado. Pero un bebé recién nacido que no sabe nada de nada, ve una luz, le llama la atención, trata de agarrarla, y también se quema. Su inocencia no lo escuda. La función del fuego es quemar y él no distingue entre conscientes e inconscientes. Él quema; eso es todo, ¿Has comprendido? Ahora bien: ¿es el fuego tu enemigo? Nada de eso. Si lo usas con sabiduría se convierte en tu aliado, en tu más útil servidor. Y si no, mira: El fuego cocina tus alimentos, te da calor en el invierno, desinfecta todo cuanto quieras desinfectar, proporciona fuerza motriz, tiene infinidad de usos muy útiles, si lo usas sabiamente. Usándolo sin sabiduría te destruye, acaba con todo lo que pongas a su alcance. Por medio de él se originan devastadores incendios, se accionan armas de fuego; él nos ha llevado hasta la bomba atómica que, según afirman, puede destruir todo vestigio de vida sobre el planeta. Esto es usándolo sin conocimiento, usándolo sin Amor. ¿Has comprendido lo que es una Ley? Pues bien, de igual modo funcionan estas 7 Leyes o Principios Cósmicos a que me he referido. Si las usas adecuadamente te harán dueño de tu mundo, te darán las llaves del poder, dejarás de ser un ente gobernado por las circunstancias, tú y solamente tú, gobernarás a las circunstancias, o ellas a ti.

 

Estas leyes, como te he dicho son siete y se llaman:

 

     Mentalismo

 

      Correspondencia

 

      Vibración

 

      Polaridad

 

      Ritmo

 

      Causa y Efecto

 

      Generación

 

 

 

Estas 7 Leyes sacadas a la Luz por Hermes Trismegisto, considerado el Padre de la Metafísica, fueron dadas a conocer a su generación, en su tiempo, por Henoch, quien figura en la Biblia como padre de Matusalem. Dice la Biblia que Henoch anduvo en los caminos de Dios y que no conoció la muerte sino que fue asumido, lo que nos revela su grado de Gran Maestro Ascendido.

 

Hermes Trismegisto sintetizó la sabiduría oculta en estas siete Leyes o Principios que son clave de todos los fenómenos.

 

El que se encuentre agobiado por sus problemas, por insolubles que le parezcan, no desespere. La Metafísica es la ciencia máxima que enseña a vivir sabiamente por medio del correcto uso de las Leyes Universales.

 

El Kybalión dice:

 

“CUANDO EL OÍDO ES CAPAZ DE OÍR, ENTONCES VIENEN LOS SABIOS QUE HAN DE LLENARLO CON SABIDURÍA”.

 

¿Crees que tus oídos están listos? ¿Deseas conocer La Verdad? ¿Quieres acabar con ese miedo que sientes ante la vida, ante tus semejantes? ¿Quieres terminar con esa angustia que hace tus noches desveladas, con ese resentimiento, con ese sentimiento que te hace sentirte enemigo de todos y de todo, o sentir por el contrario, que son ellos tus enemigos? Muy bien. Si no quieres ser desdichado, si está cansado de sufrir, basta con eso, conque “no quieras”, basta con que estés dispuesto a arreglar tu mundo para que comencemos a arreglarlo

 

Poco a poco te daremos la instrucción que tu grado de evolución está reclamando. Ha llegado el momento de expandir La Luz. Esta clase que has recibido hoy ¿te ha hecho bien? ¿ Sí ? Bueno, es lo que busco, hacerte bien. Ayúdame a ayudarte y todo saldrá perfecto. Hermano. Que la luz te envuelva