LEY DE GENERACIÓN



LEY DE GENERACIÓN



 

Amado hermano: Mi Cristo saluda a tu Cristo. Vengo a darte la octava Lección de Metafísica Cristiana. Vengo en nombre de mi Maestro Jesús a ponerte en posesión de la Verdad.

 

En mi séptima Lección te di algo de la Ley de Causa y Efecto, la cual irás conociendo más ampliamente a través de estos estudios y a través de tus propias experiencias. Hoy vengo a date la Séptima y última de las Siete Leyes Cósmicas que gobiernan el Universo y todo cuanto en él existe. Hoy vamos a hablar de la Ley de Generación

 

A este respecto el Kybalión dice: “EL GÉNERO ESTÁ EN TODO”

 

 

Este Principio manifiesta la verdad de que el género se encuentra presente en todo; los principios masculino y femenino está presentes y funcionan en cada uno de los planos de vida. La palabra “género” deriva de la raíz latina que significa “generar”, “concebir”, “crear”, “producir”.

 

Nada puede existir sin que el Principio de Generación se encuentre presente, o sea: nada puede generarse sin que el Principio Padre-madre se encuentre presente. Todo, absolutamente todo, se genera teniendo como origen su base masculina y femenina. No es lo que corrientemente se cree que la base sea lo que llamamos “sexo”. No. Esta palabra “sexo” no se aplica sino en el Reino Animal a las diferencias físicas que existen entre el macho y la hembra, en una pequeñísima región o sector del plano físico. Apréndete bien: “Sexo” es la diferencia que existe exteriormente entre el macho y la hembra dentro del gran plano físico, o sea, que el sexo no es el principio de generación, es simplemente la obligada presencia del masculino y femenino en toda creación.

 

En el sector Reino Animal y Humano el Principio se reconoce o se hace patente ante nuestros ojos, por la diferencia de sexos. En los planos más elevados toma formas más elevadas, pero en todo plano cada ser lleva en sí los dos elementos del Principio, pues como dice el primer enunciado: “El Género está presente en todo”.

 

“Todo contiene sus principios masculino y femenino”, dicen los herméticos, y así es en realidad. Como se ha dicho, aunque aparentemente antagónicos la Ciencia y la Filosofía, trillando diferentes senderos, encuentran las mismas verdades y al final terminarán estrechándose las manos. Y nosotros, los metafísicos, muy bien sabemos que lo que hoy va descubriendo la Ciencia y anuncia al mundo con gran alborozo como cosa nueva, hace miles de años lo sabían muy bien los hermetistas. O sea: “Nada hay nuevo bajo el sol, lo que es ya fue y será nuevamente”. (A este respecto recomendamos leer la obra “El Regreso de los Brujos” de Louis Pauwels).

 

Partiendo del Todo, o sea, de lo que llamamos Dios, la Metafísica lo considera no Solo bajo su aspecto de Dios-Padre sino bajo su doble aspecto de Dios-Padre-Madre. Cuando invocas a Dios-Padre, invocas a Dios-Inteligencia, Dios-Justicia. Cuando invocas a Dios-Madre, invocas a Dios-Amor, a Dios-Misericordia. De esta unión de Dios-Padre con Dios-Madre (nótense presentes los dos géneros masculino-femenino) o sea, de la unión de los dos Polos Inteligencia-Amor, surge como producto toda la Creación.

 

Hemos considerado el Principio de Generación en su manifestación más alta: Dios. Si bajamos a estudiarlo en lo más bajo, la materia, y lo buscamos en su manifestación más ínfima: el átomo, allí también encontraremos funcionando el Principio Masculino-Femenino como Polo Positivo (masculino) y Polo Negativo (femenino), o sea, electricidad positiva y negativa. El oficio del Polo Positivo o Masculino es atraer, estimular, sembrar, dirigir. El oficio del Polo Negativo o Femenino es recibir, germinar, reproducir, dar forma. El átomo se compone de un núcleo o centro, considerado como parte positiva o masculina y está rodeado por cierto número de electrones que giran vertiginosamente a su alrededor, cargados con electricidad negativa o femenina. Se sabe que ni la trillonésima parte de un átomo puede perderse, desaparecer totalmente, ser lo que llamamos destruido. No. El Universo está completo y siempre seguirá completo, porque es manifestación material de Dios. Cuando un átomo se fisiona y ya sabemos lo que ocurre cuando se efectúa esta fisión, ese átomo lo que hace es subdividirse en partículas más pequeñas, que entran a integrar partes de materia más pequeñas. La última palabra de la Ciencia es que el átomo no es la partícula  más ínfima, sino que hasta allí sólo ha logrado el hombre escudriñar. Todavía ese átomo puede subdividirse en multitud de corpúsculos más pequeños, que seguirán funcionando bajo el mismo patrón universal de un centro masculino con partículas femeninas girando en su derredor, o sea, que existe atomitos, hermanos unos de otros, hijitos, nietecitos, etc., de un átomo padre-madre, y así veremos repetirse el macrocosmos en el microcosmos, funcionando bajo las siete Leyes que se encuentran presentes en toda la Creación, con la sola diferencia de la dimensión.

 

Se postula que la formación de un átomo se debe a que los corpúsculos negativos se ponen a girar en torno de un corpúsculo positivo con elevado grado de intensidad. Los corpúsculos positivos parecen ejercer un cierto grado de influencia sobre los negativos, impulsándolos a constituir cierta clase de combinaciones que dan como resultado la creación de un nuevo átomo, revelándose aquí la cooperación de los principios masculino-femenino para la generación de un átomo que nace. O sea, que la parte masculina del átomo siembra en el femenino un estímulo para hacer algo, estímulo que el femenino recibe, hace germinar dentro de sí dándole forma, o sea, “comprendiendo” y obedece, o sea, que ese centro siembra su estímulo en electrones de un átomo vecino invitándolos a formar parte con él y esos electrones al obedecer o dejan disminuido el número de sus hermanos en el núcleo que abandonan o lo dejan completamente solo, quedando dicho núcleo vacante, solterito, dispuesto a contraer nupcias con los electrones de los átomos vecinos, formándose así lo que se llama una reacción en cadena, o sea, que por este medio se efectúa la transformación o transmutación de la materia, cosa harto sabida y estudiada en Química.

 

He aquí pues, cómo funciona el Principio de Generación en cuanto a la materia se refiere.

 

Los términos Positivo-Negativo han sido erróneamente aplicados a este fenómeno. La palabra Positivo sugiere algo real y fuerte en comparación con la irrealidad o debilidad del Negativo. Pero nada está más lejos de la verdad en los fenómenos eléctricos. El Polo Negativo de la batería  es realmente el polo en y por el cual se manifiesta la generación o producción de formas y energías nuevas. Nada hay de “negativo” en él. Los hombres de ciencia que ven esto, están aplicado la palabra “cátodo” en lugar de “negativo”, derivando a “cátodo” de una raíz griega que significa “desciende o recorre el camino de la generación”. Del “cátodo” emerge el torbellino de electrones o corpúsculos, así como de él surgen también esos maravillosos “rayos” que han revolucionado todas las teorías científicas de los pasados siglos. El Polo Catódico o Femenino es Principio-Madre de los fenómenos eléctricos y de las más sutiles formas de la materia que la Ciencia ha logrado descubrir. De modo que existen razones poderosas para sustituir el antiguo término “negativo” por el de “femenino”, que le es más conveniente. La Ciencia dice que los corpúsculos o electrones creadores son femeninos, ya que ha constatado que emiten electricidad “negativa” y los metafísicos decimos que emiten “energía femenina”.

 

Como ya expliqué un corpúsculo femenino se destaca, o sea, que deja a un corpúsculo masculino y comienza una nueva carrera, animado por el impulso de crear nuevas formas o materias, busca autores, van más lejos y dicen: “en seguida busca, por su propia voluntad, una unión...” y empieza un determinado proceso creador. Las partículas femeninas vibran más intensamente bajo el estímulo de la energía masculina y giran más activamente en torno a esta última. El resultado de esta unión y vibración es el nacimiento de un nuevo átomo, en el cual sólo se ha operado el proceso de transformación. Así vemos que el Principio Metafísico de Vibración que asegura que todo está en perpetuo movimiento y estado de transmutación, es verídico.

 

El átomo ya constituido posee ciertas propiedades que le son inherentes, pero ya no manifiesta más la propiedad de electricidad en libertad. El proceso de separación o liberación de electrones femeninos es lo que la Ciencia llama “ionización”. Estos electrones o corpúsculos son los obreros más activos en el campo de la Naturaleza. De sus uniones o combinaciones surgen las manifestaciones de la luz, el calor, la electricidad, el magnetismo; de la atracción, de la repulsión, de las afinidades químicas y sus contrario, así como otros fenómenos de índole similar. Todo surge del funcionamiento de este Principio de Generación en el plano de la energía. El papel del Principio Masculino parece ser el de dirigir cierta energía, que le es propia, hacia el Principio Femenino, poniendo en actividad el proceso creador. Pero el Principio Femenino es siempre el que ejerce o ejecuta el trabajo activo, el que pone en actividad el proceso creador en todos lo planos, absolutamente. Sin embargo, cada Principio es incapaz de energía operadora sin la ayuda del otro, o sea, que en toda la Naturaleza los Principios Masculino-Femenino se complementan. En algunas formas de vida, los dos Principios se combinan en un solo organismo. Son los animales que la Ciencia llama “hermafroditas” o “andróginos”, porque llevan en sí dos sexos, que es como se manifiesta este Principio en el mundo animal y humano. Es así como funciona este Principio de Generación en el plano material o energía. Estudiémoslo ahora en el plano mental.

 

Los estudiantes de psicología moderna están extrañados ante los fenómenos mentales que presentan la existencia de una “dualidad mental”, es decir, una “mente doble”. Hudson en 1893 llamó la atención de los científicos con sus teorías de “consciente” y “subconsciente”, o lo que es lo mismo, mente voluntaria e involuntaria, mente activa y pasiva.

 

El estudiante de Metafísica sonríe cuando oye hablar de esas numerosas “teorías nuevas”, respecto a la dualidad de la mente, cuando al hojear sus libros de Filosofía Oculta se encuentra con que esa antigua Filosofía conocía el fenómeno de la dualidad mental estudiándola mediante la teoría del género en la mente.

 

El Principio Masculino corresponde a la mente consciente, activa, voluntaria, etc., en tanto que el Principio Femenino corresponde a la mente pasiva, inconsciente, subjetiva, etc. Por supuesto la Metafísica no concuerda con la Ciencia en sus modernas teorías relativas a las dos fases de la mente. Los instructores imparten sus enseñanzas metafísicas concernientes a este punto pidiendo a sus discípulos que se atengan al proceso de su propia conciencia, experimentando con su propio “yo”. Una persona que desea hacer tal experimento debe aislarse y entrando en el silencio adentrarse en las profundidades de la parte interna de su ser. Al ponerse en meditación buscando dentro de sí mismo ¿Con qué tropieza en primer término? Tropieza con la presencia de su “Yo”, un “Yo” del cual está consciente, un “Yo” que está activo en él todo el tiempo y que por lo tanto se manifiesta como su parte masculina mental. Ahora bien, si está presente el género masculino, lógicamente también debe hallarse presente el femenino. Sigue buscando más adentro y tropezarás con algo que se parece al “Yo” pero que no es el “Yo” precisamente (como el hombre se parece a la mujer pero ni él es exactamente a ella, ni ella exactamente él, ambos tienen su propia individualidad) pues te vas a tropezar con la parte femenina de tu mente que se te revela como el “Mi”. Este par mental difiere en características y naturaleza. Comencemos considerando el “Mi” o “Me” que generalmente se confunde con el “Yo”, si no se profundiza en los recovecos de la conciencia. Hay quien siente el “Mi” como un conjunto de pertenencias, con lo cual va formando lo que él mismo llama su personalidad. “Mi opinión”, “mi manera de sentir”, “mis conocimientos”, “mi simpatía por cual o tal cosa”, “mi auto”; oh, sí; todo esto forma su personalidad, quítale a ese hombre su auto, su casa, sobre todo quítale sus vestidos y lo verás cambiar radicalmente; un hombre elegantemente vestido no sostiene la misma actitud que uno a quien le acaban de rajar los pantalones dejando sus interiores al descubierto. El hombre piensa de sí mismo en su aspecto de “mi” o “me” como si estuviera compuesto por estos sentimientos de agrado o desagrado, hábitos, lazos especiales, características, etc. Él piensa que él es esto, sin darse cuenta de que estos sentimientos cambian, que nacen y mueren, que están sujetos a las Leyes del Ritmo y la Polaridad, cuyo funcionamiento los lleva de un extremo al otro. El “Mi” de muchos individuos está compuesto en gran parte de la conciencia que tienen de su propio cuerpo y de sus apetitos físicos, y estando su conciencia limitada a su naturaleza corporal, prácticamente “viven allí”.

 

No pueden pensar que su mente existe sin el cuerpo físico del cual están conscientes. Pero conforme el hombre adelanta en la escala de la conciencia va adquiriendo el poder de desprender a su “Mi” del cuerpo, como un ente aparte que sólo existe en Su Mente. Pero aún así es capaz de equivocarse identificando al “Mi” con sus estados mentales, sensaciones, etc., que siente existiendo dentro de él. E identificará estas sensaciones o estados mentales como cosa que es parte de su ser, en vez de estimarlos como simples estados de conciencia que van de paso, producidas por su mentalidad, existentes en él. Dentro de él y proviniendo de él, pero que sin embargo no son él mismo. Puede comprobar también que esos estados mentales cambian por un esfuerzo de su voluntad, que él es capaz de producir un estado mental o sensación completamente opuestos y verá que siempre dentro de él siguen existiendo el mismo “Mi”. Después de un tiempo podrá dominar ciertos hábitos o características mentales, emociones, cualidades y otras posesiones personales, rigiéndose a voluntad. Esto exige concentración mental y poder de análisis por parte del estudiante. Pero ese trabajo es posible aún para los que no están muy adelantados.

 

Ahora bien, tú estás constatando que ese “Mi” que vive en ti puede ser gobernado o dirigido por “algo” que también está dentro de tu mente, un “algo” que puede querer que el “Mi” obre o reacciones de tal o cual manera, pero un “algo” que también es mente y no es activo, que simplemente dirige o permanece como espectador de las reacciones del “Mi”. Ya esa manera de actuar lo delata como la parte masculina de la mente, que no es otra que el “Yo”. Allí, si lo analizas, encuentras que este “Yo” no tiene capacidad de activar una creación, sino que él es quien la proyecta como energía creadora hacia el “Mi” estimulándolo; es entonces cuando el “Mi” activado procede a la germinación mental dando forma al pensamiento, estimulando a su vez el campo volitivo para poner al ser en acción y traer a realización la idea. Así sabemos que el “Yo” representa el aspecto masculino de la mente, el aspecto de Ser: el “Mi” representa el aspecto femenino, que no es el Ser, sino el devenir. La tendencia del Principio Femenino es siempre la de recibir impresiones o estímulos; mientras que la tendencia del Masculino es darlas o expresarlas. El Principio Femenino conduce al trabajo de generar nuevos pensamientos, conceptos, ideas, es lo que conocemos como imaginación, la imaginación es fértil, suele decirse, sí, es fértil, siempre en actividad generativa, inventando, produciendo. Sin embargo, si no existe la parte masculina que es la que siembra las ideas, la parte femenina se contentaría con divagar sin pensar en nada concreto, se contentaría con generar imágenes mentales como resultado de las impresiones recibidas del exterior, de afuera, en vez de producir las creaciones mentales originales de su propio “YO”.

 

Y es en este proceso donde el estudiante metafísico debe fijar su atención. El “Mi” o parte femenina de la mente produce siempre estimulado por el “Yo”, quien a su vez recibe la idea original del “mundo de las ideas” donde la Mente única o Mente universal las siembra. El “Yo” capta allí sus ideas, que son inéditas, originales y las siembra en su “Mi”; el “Mi” las recibe y enseguida comienza a trabajar dándoles forma, ampliándolas, haciéndolas crecer, generándolas en una palabra. Entonces viene la manifestación, la “idea original” del artista original, del genio, del escritor, pintor, músico, etc., “que no copia” sino que trae a manifestación las creaciones de su propio “Yo”. Pero hay personas que poseen un “Yo” perezoso, débil o tímido. Personas cuyo “Yo” se silencia ante la presencia de un “Yo” exterior más fuerte. Son estas personas que se dejan influenciar por otra, que jamás saben lo que quieren, que se limitan a ser serviles copias de los modos ajenos. Hay personas de mentalidad masculina (puede ser hombre o mujer), repito de mentalidad masculina muy fuerte, o sea que poseen un “Yo” muy fuerte y tratan de proyectar ese “Yo” en los “Mi” de otras personas. ¡Ahí es donde hay que estar alertas! ¿Qué clase de “Yo” ajeno viene a sembrar sus ideas en mi “Mi”? Si es una mentalidad superior como un Jesús de Nazareth, como un Mahatma Ghandi, como un Einstein o un Walt Whitman, muy bien, puedes aceptarlo, sin anular completamente a tu “Yo”. Pero, si por el contrario, se trata de un fanático, de un líder político sanguinario, si se trata de alguien que quiere inducirte a caer en ideas que tu moral rechaza, ¡deténlo! Ciérrate, no le permitas actuar sobre tu “Mi”. Ve a la soledad de tu alcoba y recapacita, medita, pídele a tu “Yo” y mejor que nada a tu “Yo Superior” a tu Alto Ego que es la Mente Divina en ti, que te oriente. Después de una oración de petición de ayuda, quédate sereno, deja que tu “Yo” hable y harás la idea tuya, no la ajena, la idea sembrada directamente del mundo de las ideas universales, a tu “Yo”, deja que la idea pase a tu “Mi” y realízala.

 

Este método explica y enseña cómo funcionan los fenómenos telepáticos, influencia mental, sugestión, hipnotismo, etc. En los fenómenos telepáticos se ve que la energía vibratoria del Principio Masculino se proyecta hacia el Principio Femenino de otra persona y que esta última absorbe ese pensamiento y le permite desarrollarlo y madurarlo. En la misma forma obran la sugestión y el hipnotismo. El Principio Masculino de una persona da la sugestión dirigiendo una corriente de energía o poder vibratorio hacia el Principio Femenino de otra, y ésta, al aceptarla, la hace suya y piensa en consecuencia. Una idea así alojada en la mente de otra persona crece y se desenvuelve, y a su tiempo es considerada como una verdadera creación mental del individuo, cuando no es más que el huevo de una pava puesto en el nido de una gallina, pues ese nido mental ha sido sembrado con un huevo que no le es propio. El proceso normal  es que le Principio Masculino y el Femenino de una persona trabajen coordinada, armoniosa y conjuntamente. Desgraciadamente, el Principio Masculino de los individuos corrientes, suele ser demasiado inerte y perezoso para obrar y el despliegue del poder volitivo es muy ligero; en consecuencia la mayoría es dirigida por las mentes y voluntades de los demás a quienes se permite querer y pensar por uno mismo y la mayoría quieren y piensan para su propio provecho y no desinteresadamente. Así vemos hombres y mujeres convertirse en ecos de los que tienen una mente o voluntad más fuerte que la suya.

 

Este Principio de generación puede y debe ser estudiado más a fondo. Con lo que te he dado hoy tienes la base para ampliarlo con lecturas adecuadas y a través de tus propias experiencias. Hemos terminado con las Leyes o Principios Universales. Aquí te digo:

 

NO PERMITAS QUE TU MENTE SEA INFLUENCIADA POR OTRAS MENTES, A MENOS QUE SEAN MENTES MUY SUPERIORES CUYAS ENSEÑANZAS PUEDES SEGUIR SIN MENOSCABO PARA TI.

 

USA LAS 7 LEYES CON SABIDURÍA Y SERÁS DUEÑO DE TU MUNDO.

 

Por hoy me despido con nuestro saludo metafísico. Que la Luz te envuelva, hermano.