LEY DEL RITMO



LEY DE RITMO


 

Amado hermano: Mi Cristo saluda a tu Cristo. Vengo a darte la sexta Lección de Metafísica Cristiana. Vengo, en nombre de mi Maestro Jesús, a ponerte en posesión de la Verdad.

 

En nuestras charlas anteriores hemos estudiado someramente los Principios o Leyes del Mentalismo. Correspondencia, Vibración y Polaridad, hoy vamos a hablar de la del Ritmo. El Kybalión dice con respecto a esta Ley:

 

“TODO FLUYE Y REFLUYE”.

 

“TODO TIENE SUS PERÍODOS DE AVANCE Y RETROCESO; TODO ASCIENDE Y DESCIENDE; TODO SE MUEVE COMO UN PÉNDULO; LA MEDIDA DE SU MOVIMIENTO HACIA LA DERECHA ES LA MISMA QUE LA DE SU MOVIMIENTO HACIA LA IZQUIERDA; EL RITMO ES LA COMPENSACIÓN”.

 

En el Universo todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta, de flujo y reflujo, un determinado movimiento de oscilación de derecha  a izquierda en la que se basa la ley del péndulo. Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. O sea, que cada movimiento, sea de derecha a izquierda, de avance o retroceso, de ascensión o descenso, va regulado por un ritmo, que compensa un movimiento con el otro. En la Tierra tenemos como ejemplo de la Ley del Ritmo en su expresión mayor, las mareas; ellas suben a ciertas horas y con un ritmo regular bajan a otras. Tenemos las estaciones: al invierno lo compensa la primavera; al estío el otoño. Como muestra  el pulso en el cuerpo humano. Es un tic-tac que va y viene acompasadamente. Este movimiento también se manifiesta en sus dos polos en los planos físico, mental y espiritual. El Ritmo trabaja estrechamente ligado al Principio de Polaridad, él se manifiesta entre los dos polos establecidos por el Principio de Polaridad. Esto no significa que la oscilación rítmica vaya hasta los extremos de cada polo, esto sucede raras veces, pero la oscilación es siempre hacia un polo primero y hacia el polo contrario después. Siempre hay una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una elevación y una caída, manifestándose en todas las cosas, Universos, planetas, hombres, animales, vegetales, minerales, energía, fuerzas, mente y materia, y hasta el mismo espíritu manifiesta este Principio.

 

Esta Ley se manifiesta en la creación y destrucción de los mundos, en la elevación y caída de las naciones, en la historia de la vida de todas las cosas y finalmente en los estados mentales del hombre y es aquí donde nos interesa estudiarla.

 

Empezando por las manifestaciones del Espíritu, o sea, El Todo, se verá que siempre hay una emanación seguida de una absorción. La respiración y aspiración de Brahma, según dicen los brahmines. Los universos se crean, alcanzan el punto más bajo de materialidad, o sea, de condensación de la materia y entonces comienza la oscilación o regreso. Los soles nacen, alcanzan la cumbre de su poder, empieza el progreso de su retrogresión y después de eones sin cuento se convierten en masa inerte, esperando otro impulso que imparta en ellos nuevas energías internas y los lleve a un nuevo ciclo de vida solar, y así la ley del Ritmo funciona en todos los mundos, nacen, crecen y mueren, sólo para renacer de nuevo. Asimismo sucede con todas las cosas de cuerpo o forma; oscilan de acción a la inacción, del nacimiento a la muerte. Igualmente pasa con todos los movimientos filosóficos, credos de cualquier clase, naciones, gobiernos, etc. Nacen, crecen, llegan a su punto culminante y descienden hasta llegar al otro extremo, para renacer de nuevo, cuando el ritmo que los gobierna, marque el momento. La noche sigue al día y el día a la noche. Los corpúsculos, átomos y moléculas y toda la masa de materia oscilan en torno del círculo que corresponde a su naturaleza. No hay tal reposo absoluto o cesación de movimiento. Todo movimiento está gobernado por la Ley del Ritmo. Este Principio es de aplicación universal. Puede ser aplicado a cualquier cuestión a fenómenos de las muchas fases de la vida. Puede aplicarse a todas las fases de la humana actividad. Siempre hallaremos la oscilación rítmica de uno a otro polo. El Péndulo Universal siempre está en movimiento. Las mareas de la vida fluyen y refluyen de acuerdo con la Ley

 

La Ciencia moderna reconoce el Principio del Ritmo y lo considera de aplicación universal en cuanto ser refiere a las cosas materiales. Pero los metafísicos saben que esta Ley funciona en otros planos además de en el plano material, saben que sus manifestaciones se extienden hasta las actividades mentales del hombre, y esto sólo explica la gran sucesión de cambios y modalidades que notamos en nosotros mismos. Esta Ley aplicada inteligentemente, o sea, metafísicamente, nos permite escapar a sus efectos negativos, mediante la Transmutación.

 

Los Maestros Herméticos descubrieron que había dos planos de manifestación en lo que a los fenómenos mentales concernía. Descubrieron que había dos planos generales de conciencia: El Superior y el Inferior y este descubrimiento les permitió elevarse al plano superior y permanecer en él escapando así a la oscilación del péndulo rítmico que los esperaba en el plano inferior. En una palabra, polarizaron su pensar y su sentir, o sea, cuerpo mental y emocional, los llevaron a la conciencia Superior y permaneciendo allí, escaparon al bajón que les esperaba cuando el ritmo se manifestase en su sentido descendente. Como el ritmo funciona siempre. De este modo la oscilación rítmica de bajada, en vez de manifestarse en el plano consciente del individuo se manifiesta en el inconsciente, pero su conciencia no es afectada. A esta Ley la llamamos Ley de Neutralización, porque su operación consiste en elevar el Ego por encima de las vibraciones del plano inconsciente de la actividad mental, de manera que la oscilación negativa del péndulo no  se manifieste en el consciente y la conciencia no pueda ser afectada por ella. Es lo mismo que levantarse por encima de una cosa que viene contra nosotros y dejar que pase por debajo, sin tocarnos. El metafísico usando la Ley de Polaridad, se polariza a sí mismo en el polo conveniente y por un procedimiento similar a “rehusar”, a “rechazar”, a “no aceptar”, el participar en la oscilación retrógrada o si lo prefiere “negando” su influencia sobre él, se mantiene firme en su posición polarizada y permite el péndulo mental cumplir la Ley del Ritmo en su plano mental inconsciente. Los discípulos que adquiere este control sobre la Ley del Ritmo no se dejan manejar por las alzas y bajas de sus sentimientos, siempre hijos del estado mental correspondiente. Esto nos permite tener dominio sobre nosotros mismos y a esto se refería el filósofo cuando Alejandro el Grande se presentó ante él exhibiéndose como el conquistador del universo conocido en aquellos tiempos, y él repuso:

 

“POCO HAS LOGRADO SI NO HAS PODIDO CONQUISTARTE O DOMINARTE A TI MISMO”.

 

Este autodominio del pensar y el sentir aquilatan la individualidad del hombre, hasta el punto de no poder ser afectado por hechos, personas ni cosas. Todo lo dominará en su plano mental superior, reconociendo el poco valor de las apariencias, y la verdad de lo inmutable, que es el Bien, en nosotros mismos.

 

A poco que meditemos sobre la Ley del Ritmo entenderemos cómo ha afectado nuestra vida en su desenvolvimiento. Cómo a un período de entusiasmo ha seguido otro de depresión. Igualmente tenemos períodos de valor que son seguidos por períodos de desaliento y miedo, y esto sucede con la mayoría de las personas; tenemos mareas de emociones y sentimientos que se elevan y caen, pero nunca sospechamos que estamos bajo el dominio de una Ley que se manifiesta en estos fenómenos. Un Principio o Ley jamás puede ser destruido, pero la voluntad es una fuerza muy superior que puede evitar la manifestación consciente de este Principio, puesto que siempre funcionará, pero en el inconsciente, sin golpearnos, como si opusiéramos un escudo o una barrera ante el golpe, se cumple, pero golpea donde no hace daño.

 

Tiene este Principio del Ritmo otras particularidades que es bueno conocer. Dentro de su funcionamiento entra lo que se llama Ley de Compensación. Uno de los significados de la palabra compensación es, contrabalancear, equilibrar, y en este sentido se emplea dicho término en metafísica. El Kybalión dice:

 

“LA MEDIDA DE LA OSCILACIÓN HACIA LA DERECHA, ES LA MISMA QUE HACIA LA IZQUIERDA. EL RITMO ES LA COMPENSACIÓN”.

 

La Ley de Compensación es la que hace que la oscilación en una dirección determine que la oscilación en el sentido contrario tenga la misma medida y así el ritmo no es un ritmo loco sino un ritmo equilibrado. Así cuando una oscilación va perdiendo fuera, la pierde equilibradamente, al mismo tiempo y en igual intensidad en ambos lados. Por eso se dice que el Ritmo es la compensación. El péndulo de un reloj funciona en esta forma. Las mareas se equilibran de igual modo y asimismo se compensan entre sí las estaciones del año. Todo obedece a esta Ley. Un objeto cualquiera es arrojado hacia arriba, y en su vuelta hacia abajo tiene que recorrer exactamente el mismo camino. La fuerza con que se lanza un proyectil hacia arriba se reproduce a la misma velocidad cuando el proyectil regresa a la tierra. Esta Ley es constante en el plano físico. Pero el metafísico la lleva aún más allá afirmando que los estados mentales están sujetos a la misma Ley. El hombre capaz de gozar intensamente, también es capaz de sufrir intensamente. El que sólo es capaz de escaso dolor, también goza de escaso placer. El cerdo poco puede gozar mentalmente, pero en este plano tampoco puede sufrir gran cosa, está compensado. Por el contrario hay animales capaces de gozar intensamente, pero también su sistema nervioso y temperamento los hacen sufrir extremos grados de dolor. Así sucede con el hombre. La Ley equilibra la capacidad de goce y sufrimiento en cada individuo; la Ley de Compensación opera ampliamente en el plano humano. El metafísico va más lejos aún afirmando que, antes que uno pueda gozar de cierto grado de placer, es necesario que antes haya oscilado proporcionalmente hacia el otro polo del sentimiento o sensación. El negativo en esta materia antecede al positivo, es decir, que al experimentar cierto grado de placer no hay que pagar posteriormente por él; por el contrario, el placer es la oscilación rítmica, o sea, la segunda oscilación originada por un grado de dolor experimentado previamente, bien en la vida actual o en encarnaciones anteriores, y esto arroja una nueva luz sobre el problema del dolor.

 

Los herméticos consideran la cadena de vidas como continua, como simples partes de una sola vida del individuo, de suerte que la oscilación rítmica es considerada en este forma, mientras que no tendría significado si no se admitiera la doctrina de la reencarnación.

 

Pero además el hermético sostiene que el Maestro o el discípulo avanzado puede rehuir la oscilación hacia el dolor, realizando el proceso de neutralización de que hablamos anteriormente. Ascendiendo al plano superior del Ego, se evitan muchas de las experiencias que llegan a los habitantes de planos inferiores.

 

La Ley de Compensación desempeña una parte importante en la vida de la humanidad pues se verá que cada persona generalmente paga el precio de lo que tiene o le falta. Nadie puede al mismo tiempo guardarse los centavos y comerse el dulce. Todo tiene su lado agradable y desagradable. Las cosas que uno obtiene siempre las paga con las que pierde. El rico posee cosas que al pobre le faltan mientras el pobre disfruta de cosas fuera del alcance del rico. El millonario puede satisfacer sus deseos con los mejores vinos, caviar, ricos manjares con salsas complicadas, pero generalmente disfruta también de una dispepsia o de una comba millonaria en vez de estómago, que le da una figura ridícula y le hace también sentirse mal físicamente. El pobre que no queda lleno del todo digiere bien y disfruta con apetito de lo que se le presenta en la mesa y generalmente tiene un cuerpo ágil y estilizado. Muchos grandes comilones terminan sujetándose a dietas de hambre para recuperar la línea y la salud y en esto acuden a la Ley de Compensación, antes comieron demasiado mucho, y ahora tienen que comer demasiado poco para equilibrar su organismo. La Ley del Ritmo está siempre manifestándose compensadoramente, equilibrando y contrabalanceando las cosas continuamente, en la sucesión del tiempo, aunque la oscilación del Ritmo sea a veces tan amplia que tarda vidas enteras y aún varias encarnaciones para restablecer el equilibrio.

 

Como ya dijo “El Predicador”: “NADA HAY NUEVO BAJO EL SOL”, o sea, que lo que vemos ocurrir hoy y nos parece una novedad, no hay tal, eso mismo, con ligeras variantes ya ocurrió varias veces a través de las edades y seguirá ocurriendo rítmicamente en lo porvenir. La Historia se repite porque el vaivén del Ritmo lleva y trae las mismas vibraciones y hace desaparecer y reaparecer cosas, sucesos y etapas que ocurren por ciclos rítmicos. Sucede que la longitud de la onda rítmica puede ser más larga o más corta y así vemos cómo, en un pequeño espacio de tiempo, el Ritmo se manifiesta o por el contrario, estudiándolo en el macrocosmos, nos damos cuenta de que ciertos sucesos se repiten periódicamente cada uno o tantos siglos, milenios o eones. Viéndolo en su onda corta encontramos que uno de los ritmos más pequeños es el latido del pulso, que tiene un tic-tac rítmico, bien marcado; cuando se establece la arritmia o sea inarmonía en el ritmo, lo que no está en Ley, aparece la enfermedad y hasta la muerte. Yéndonos a estudiar esta Ley en el Universo, encontramos cómo los planetas, empezando por el nuestro, tienen uno o más movimientos rítmicos; asimismo los llamados cometas, aparecen y desaparecen dentro de una órbita excéntrica cada una suma establecida de años, tan exacto es su rítmico movimiento, que los astrónomos pueden predecir con bastante anticipación su aparición dentro de nuestro firmamento. Todo en la Naturaleza obedece a la Ley del Ritmo y este Ritmo es tan perfecto que si no fuera así en lugar de ese orden asombroso que mantiene al Universo funcionando como una perfecta maquinaria, se establecería el caos. El Ritmo está presente en todo, sin ritmo no hay música, ni tampoco hay baile. Desde su más grosera expresión hasta la más estilizada, tanto el baile como la música están sujetos a ritmo. Sin ritmo no hay vida. La Ley de la Vida es rítmica, cada tantas lunas necesita cualquier feto humano o animal, dentro del vientre materno para formarse totalmente. Asimismo, es rítmico el abrir de los pétalos de una flor; si queremos apresurar el ritmo y tratamos de ayudar aunque sea con nuestro aliento, sin que nuestras manos la toquen, la toque, la matamos. Igual cosa sucede cuando un polluelo empieza a picar rítmicamente la cáscara del huevo en su proceso de nacimiento; él lo hace rítmicamente, si tratamos de ayudarlo rompiendo la cáscara destruimos su ritmo y destruimos su vida. Los grandes cataclismos son rítmicos; grandes continentes han desaparecido bajo las aguas de los océanos y otros han aparecido en su lugar; esto viene sucediendo desde que nuestro planeta empezó su evolución, aspira y exhala continentes, igual que es sol, aspira y expira planetas rítmicamente, pero esta onda es tan larga que la historia se pierde en las nebulosas de los tiempos y apenas si tenemos una vaga idea de cómo esto sucede.

 

Las mareas de la vida fluyen y refluyen de acuerdo con la Ley y así vemos funcionar nuestros estados de ánimo, nuestros sentimientos, nuestros estados mentales en un ritmo fluctuante. A veces empezamos algo con gran entusiasmo, de acuerdo con nuestro ritmo ascendente, este entusiasmo se sostiene durante determinado período de tiempo y de pronto sin que sepamos por qué, nos entra melancolía, perdemos la confianza, el asunto es que del optimismo pasamos al pesimismo, al decaimiento, sin saber cuánto ni por qué decaemos, nos sentimos inestables; luego, también sin saber por qué, nuestra moral empieza a subir, reaccionamos, ya no vemos las cosas tan negras y nos levantamos de nuevo. Así seguimos actuando, entre entusiasmo y decaimientos, cayendo y levantándonos, sin saber que estamos obedeciendo a la Ley del Ritmo; tres pasos hacia arriba y dos pasos hacia abajo. Cuando estamos dando los tres pasos hacia arriba nos sentimos eufóricos, somos capaces de conquistar nuestro mundo; cuando damos los dos pasos de retroceso, nos venimos abajo moralmente hablando y es que estamos siendo manejados por un Principio o Ley que es inmutable y se cumple. Pero como ya expliqué, si lo estudiamos y aprendemos a usarlo positivamente, igual que se hace con la Ley de Mentalismo y con las otras Leyes, fácilmente escapamos a sus efectos negativos. Estas leyes no son buenas ni son malas simplemente ellas garantizan el funcionamiento armónico del Universo (y nosotros somos parte de ese Universo) y es nuestro conocimiento y el uso que hacemos de ellas lo que las califican como buenas o malas para cada quien.

 

Ya sabemos que no podemos anular la Ley del Ritmo ni ninguna Ley, pero tampoco podemos convenir en que, una vez conocido su funcionamiento, seamos golpeados por ellas cuando tan fácilmente podemos utilizarlas y hacerlas nuestras aliadas, esquivando su parte negativa y aprovechando la positiva. No debemos permitir que ninguna Ley nos lleve de acá para allá, ni que juegue con nosotros como si fuéramos briznas de paja en el viento, sino que debemos aprender a eludir sus efectos hasta cierto grado, grado que depende del dominio que tengamos de dicho Principio. Aprendemos a usar la Ley en vez de ser usados por ella, es decir: tomamos el mando. Aprendemos a polarizarnos en el punto en que deseamos quedarnos y nos elevamos por encima de la oscilación negativa o de bajada. Todo el que ha adquirido algún grado de dominio sobre sí mismo ejecuta esto hasta cierto punto, consciente o inconscientemente; pero el que ha adquirido la Maestría lo efectúa conscientemente y por medio del dominio de la Ley alcanza un grado de equilibrio, estabilidad y firmeza mental casi imposibles de concebir por la mayoría de va y viene en un continuo movimiento ondulatorio, siempre impulsado por su propio Ritmo.

 

Sabemos que hay dos planos de conciencia mental, uno inferior y otro superior. Cuando la manifestación pendular está en bajada, si nos asimos al plano de conciencia superior, escaparemos a los efectos depresivos de la Ley, la oscilación del péndulo, o sea, la depresión mental, se manifestará en los bajos planos de la muerte inconsciente, pero nuestro plano consciente no será afectado. La operación cosiste en elevar el Yo sobre las vibraciones del plano inconsciente de la actividad mental, o sea, no hacerle caso a lo depresivo que viene a nuestra mente, sino mantenernos seguros de que Dios está con nosotros y por lo tanto todo está bien. De este modo las depresiones golpearán sobre algo que no está en nuestra conciencia y por lo tanto no nos vulnerarán. Pongamos un ejemplo: En un momento de euforia cuando el plano es de subida, tú inviertes tu capital en unas acciones que te parecieron ser una buena inversión. Tú encontraste mil razones para comprender que aquello era un negocio seguro, tú estás contento. De repente, viene la depresión de tu Ritmo, tus dos pasos atrás, y sin saber cómo ni por qué, empiezas a arrepentirte, empiezas a pensar si no habrás cometido un disparate; ya no te sientes tan seguro, tan eufórico. Para colmo resulta que esas acciones al día siguiente bajan dos puntos en la Bolsa, te aterras y tratas de venderlas “antes de que bajen más”. Te dejaste golpear en tu mente consciente por la bajada del Ritmo. Si cuando te asalta la duda tú dices: “¡Ajá, ésta es la Ley del Ritmo que me viene a fastidiar; yo ayer estaba muy contento y seguro y hoy...!”. Y en un plano consciente mental ORDENAS CALMA, TRANQUILIDAD, y es que realmente te vas a quedar tranquilo, diciendo: “BUENO, PUES NO. DECLARO BUENO LO QUE HICE AYER Y SEGURO QUE SÍ VOY A OBTENER GANANCIAS, ASÍ LO AFIRMO, DECRETO Y LO ACEPTO”. Te quedas tranquilo entregándole a Dios el asunto y descansando en paz de Su Presencia. Quédate sereno, tranquilo, esto es indispensable, la más leve duda que es un asomo de falta de fe, echa a perder la manifestación. Si los valores siguen bajando, no te apresures, estudia la situación con calma. Si empiezan a subir, cuando suba de nuevo tu Ritmo, entonces es el momento de colocarlos, de salir de ellos, pero no apresuradamente cuando están en baja. Que siguen bajando, no aceptes depresión en ti. Di simplemente: “UNAS SON DE CAL Y OTRAS SON DE ARENA”, si por este lado salgo perjudicado aparentemente, ya Dios por otro me está reponiendo esta aparente pérdida. Y créelo, y piénsalo, y afírmalo, y no pierdas ímpetu, no te dejes acobardar, la vida es un sube y baja rítmico, adáptate a esto y aprovecha cuando el ritmo está en alto para hacer tus operaciones, para declararle tu amor a la mujer que amas, para emprender viajes o hacer cambios, para hacer compromisos e iniciar cualquier nueva actividad y aprende a esperar, a estarte quieto, cuando está en baja. Si te das cuenta de que todo se mueve rítmicamente, aprenderás a sobrenadar en la marea de la vida y siempre estarás en la cresta de la ola. Piensa que tienes que afrontar pérdidas y ganancias con igual serenidad. Alegrías y dolores con la misma equidad. Sucesos favorables y desfavorables con ánimo parejo, siempre erguido, con tu confianza puesta en Dios. No te dejes abatir por el Ritmo negativo y en cambio aprende a aprovechar el Ritmo positivo cuando está en su momento de subida. Aprende, aprende, aprende a manejarte con sabiduría y ya no llorarás más.

 

Recuerda: “LOS MOLINOS DE DIOS MUELEN DESPACIO Y RÍTMICAMENTE; PERO NADA LO EXCEDE EN FINURA”.

 

Aprende tú también a moler así.

 

Creo que por hoy basta. Hasta la próxima que será la “Ley de Causa y Efecto”.

 

Que la Luz te envuelva, hermano.