LLAMA BLANCA



LA LLAMA BLANCA


 

Amadísimo hermano en Dios, Nuestro Padre Universal: Mi Cristo saluda a Tu Cristo. Vengo a darte la Décima Séptima Lección de Metafísica Cristiana. Hoy vengo, en nombre de Mi Cristo, a hablarte de la Llama Blanca.

 

Su día es el miércoles. El Arcángel que la mantiene es “Lord Gabriel” y su complemento es la “Amada Esperanza”. El Elohim se llama “Claro” o “Claridad” y su complemento se llama “Astrid” o “Astrea”. El Director de este Rayo es el “Ascendido Maestro Serapis Bey”, cuyo Templo Etérico se encuentra en Luxor; Egipto.

 

El Arcángel Gabriel es conocido como “El Mensajero Divino”, es “aquel que trae las grandes nuevas”. Fue él quien anunció a Zacarías, esposo de Isabel, prima hermana de la Virgen María, el nacimiento del hijo de ambos, Juan, el Bautista, (Biblia, Lucas 1, vers. 5 al 19). También fue él quien anunció a María, la Encarnación del Verbo Divino en sus purísimas entrañas. Cada vez que te sientas confuso, cuando en determinada situación no sepas qué cosa hacer ni qué pensar, cuando sientas como si Dios te hubiese abandonado (cosa que no es nunca cierta sino una ilusión de la mente, una tentación), invoca enseguida al Arcángel Gabriel, inmediatamente su Complemento hará acto de presencia y entrará a dar consuelo a tu corazón.

 

La cuarta esfera del Cuerpo Causal es el Rayo blanco. El Cristo de cada uno de nosotros vive en esa Llama Blanca. Recuerda lo que he dicho en anteriores lecciones: tienes la Llama Triple en tu corazón: azul, amarillo-oro y rosa, son las Tres Llamas Primarias, en el centro de una capsulita blanca en donde se aloja “Tu Cristo”, “Tu Presencia Crística”, aquel que es, ni más ni menos, “la Presencia de Dios en Ti”, situada en tu octava humana, para que puedas alcanzarla, dialogar con ella, entrar en ella, adquirir sabiduría, sus conocimientos, sus poderes y sus cualidades divinas y convertirse, igual que Jesús, en la Presencia de Dios andando sobre la Tierra.

 

La Llama Blanca es el principio de todo y el final o meta de toda existencia. Es el último paso para el ser encarnado en este plano; es el llegadero, como decimos nosotros por aquí. Representa la Resurrección y la Ascensión. También encierra lo que se llama “el Concepto Inmaculado” que es la Purísima Verdad en cada uno de nosotros y contiene el Proyecto Divino diseñado para cada ser, igual que una semilla que con ser una pepita pequeñita, encierra dentro de sí el Proyecto Divino de un árbol con su tronco, sus hojas, sus flores, su raíz y sus frutos, todo en función vital, o sea, todo apto para desarrollar la vida, según el diseño o patrón que se le ha dado, advirtiendo, que no hay dos semillas iguales, ni dos árboles iguales, ni siquiera dos hojas iguales, cada una tiene su patrón particular y ha de ejercer la función que le corresponde de por sí. Con esto quiero expresar que cada uno de nosotros tiene también su diseño propio que no es de nadie más, aunque “aparentemente” sean iguales o parecidos. Cada persona o cosa tiene un destino glorioso dentro del Plan Universal que nadie más puede llenar.

 

Un lugar, un talento especial, una forma de actuar, una personalidad distinta a la de todo otro ser creado, y a eso se le llama “el Concepto Inmaculado”, tuyo, mío o de quien quiera que sea.

 

La meta de toda vida, de toda corriente de vida, o sea, de todo ser viviente es “subir al cielo” como se dice corrientemente. Esa “subida al cielo” es lo que se llama “la Ascensión”. Todos queremos alcanzar ese final, todos lo alcanzaremos.

 

La Gran Ascensión viene después de La Gran Resurrección. La Gran Resurrección viene después de la Crucifixión, después la Resurrección y luego la Ascensión. Jesús lo dejó todo como ejemplo. Nosotros todos los días estamos pasando a través de esos cuatro pasos. Cada vez que nos damos cuenta de que no es conveniente la manera que estamos empleando para hacer algo  y optamos por otro modo que la mejora; cada vez que adoptamos una nueva actitud ante algo, estamos dando los tres pasos, porque hemos crucificado un concepto; hemos resucitado una idea; y hemos ascendido un paso.

 

Crucificar no es necesariamente sufrir una agonía ni hacerla sufrir a alguien, no. Cuando estamos tachando una lista de cosas que teníamos que hacer le colocamos una cruz a aquellas cosas que ya hemos hecho o cumplido; bueno, pues eso es crucificar. La cruz es el signo que significa más; es el símbolo positivo. El menos, se indica con una rayita horizontal, que es negativo. Al poner  esa rayita horizontal, negativa, y encima raya vertical, positiva, que la atraviesa, ese menos, negativo, ha quedado crucificado, o sea, convertido en positivo, es más, encaminado hacia lo mejor, hacia la superioridad.

 

El día que se te ocurra que con melado pescarás más moscas que con vinagre, estás crucificando un modo negativo de pescar moscas; resucitas una idea que potencialmente existía en ti desde que fuiste creado y asciendes a un grado mayor de inteligencia y saber hacer. El día en que aprendas a manejar un automóvil, has crucificado la marcha a pie, has resucitado células en tu cerebro que estaban dormidas y has ascendido a un grado mayor en la escala de tus conocimientos de movimientos reflejos, etc. el paso ascendente es mental. El Monte donde ocurrió la crucifixión de Jesús se llamó Golghota, que significa cráneo, porque tenía la forma de un cráneo o calavera. Ustedes ya saben que no existen casualidades, todo es “causa y efecto”.

 

Al crucificarse un concepto o una idea, o como se dice en lenguaje espiritual, al limpiarse, se ha purificado. Cuando esto ocurre se aceleran las vibraciones y aumenta la frecuencia de todo su ser. Su Luz se hace más brillante, más luminosa y más blanco el tono. Todos sabemos lo que es “frecuencia” en electricidad. Frecuencia es el número de oscilaciones que se dan en una onda dentro de un tiempo determinado. Al acelerarse las vibraciones asciende el número de la “frecuencia”, asciende el brillo de la Luz, asciende la Pureza, asciende el Ser. Cuando una persona ha adquirido una rata vibratoria muy alta, no pueden acercársele pensamientos inferiores, grises, negativos, de odio, de críticas, ni enfermedades, ni accidentes, ni molestias, ni perturbaciones, ni cataclismos, ni nada considerado menos que bueno. Donde hay una persona que ha llegado a un estado altísimo de frecuencia vibratoria no puede estar un terremoto, por ejemplo, basta que ese individuo se encuentre allí, en donde va a producirse el sismo, o donde comienza a producirse, para que sus radiaciones lo detengan, lo paralicen y lo impidan ¿Por qué? ¿Cómo es eso? ¿Has visto un ventilador eléctrico girando a su más alta velocidad, o sea, a su más alta frecuencia? ¿Has visto lo que ocurre cuando una pluma, un pedazo de tela o papel, un insecto, o cualquier otra cosa menos fuerte que la fuerza que él esparce a su alrededor, entra dentro de su radio de acción?. Verás que insecto, pedazo de papel o lo que sea, o es violentamente sacado afuera, o atrapado y triturado por las aspas del abanico. O sea, la radiación fortísima que está desarrollando no permite que nada entre dentro de su radio de acción, que mantiene limpio, purificado. El aire que violentamente despide el aparato disemina cuanto se le acerca. Asimismo, al ser purificado no puede acercársele nada inferior, sólo la Luz que es superior, puede entrar y atravesar su rata vibratoria.

 

Tú sabes que aquello que alimentas con tu mente, va creciendo, aumentando. Cada vez que nosotros fijamos nuestro pensamiento en el centro del átomo (ese núcleo que es Luz y que es Dios, y que ya tanto se te ha enseñado) se acelera la vibración de los electrones, al acelerar su vibración, se van limpiando y haciendo un área más extensa libre de toda impureza donde se va expandiendo el Concepto Inmaculado. Lo que rodea ese átomo puede ser una forma horrible hecha por acumulación de moléculas que a fuerza de pensar y de sentir una idea terrible hemos terminado por imprimirle esa forma. Puede ser un monstruo hecho por nosotros en épocas pasadas, cuando todavía ignorábamos la Verdad. Pero al átomo en sí, los átomos que componen esa molécula son blancos, puros, inmaculados en su centro. Contienen a Dios en esencia y nadie puede transformar a Dios. Él nos da una energía atómica que entra por millones, de millones, de millones de unidades de energía en nuestros corazones; los pensamientos que pasan a través de nuestras mentes van imprimiéndose en la energía atómica y formando figuras feas o bellas de acuerdo con lo que pensamos. Como el centro de cada átomo es Dios, es Poder, es Energía, tiene como quien dice, un motor potentísimo para hacer actuar las formas que les damos a esas masas de átomos. Cada centro de átomo continúa siendo bello, perfecto, adorable, y cuando se disuelva la figura defectuosa que lo rodea, queda la esencia original en toda su perfección, pero mientras tanto están actuando como nosotros les dimos orden de que actuaran ¿Comprendes? Bueno, pues la forma de comenzar a devolver a cada átomo su forma y actuación original, es recordando lo que es: Un centro perfecto de Luz, de Amor, de Inteligencia Divina. Eso es reconocer la Verdad. Y todos sabemos que Jesús dijo: “CONOCED LA VERDAD Y ELLA OS HARÁ LIBRES”. Esa Verdad que hemos reconocido, es lo que transforma y libera a los átomos. Es devolverle a los átomos que nos han sido prestados su estado de perfección. Es ir caminando hacia la Llama Blanca, hacia la Ascensión, la Gran Ascensión y no tendremos más nunca una sola circunstancia dolorosa ni negativa. Es el Cielo.

 

Todo mi empeño es acostumbrarte a ver el Cristo, o sea, ver el centro divino del átomo, de cada átomo, no importa en lo que sea. En todo, desde la basura y los excrementos, hasta el perfume más fino, la crema más delicada, la tierra de la calle, el cadáver putrefacto, el rubí o el brillante más costoso. Todo es la misma sustancia, el mismo principio, la misma esencia, sólo el pensamiento que los forjó es diferente.

 

Hasta ahora nos hemos concentrado en lograr manifestar las cosas que nos son necesarias por medio de algún tratamiento y luego dar gracias a Dios y esperar hasta que la condición u objeto aparezcan en nuestras vidas. Ahora te voy a dar una idea nueva, para que te vaya penetrando en el subconsciente. Ella irá madurando y levantando toda la masa, como dice Jesús. Como ya dije, cada minuto entran en el corazón incontables millones, de millones, de millones, de millones de unidades de Luz Electrónica. Esa Luz Electrónica es la sustancia de todas las cosas. Sustancia de Dios, como le decimos. Por consiguiente, piensa por un momento. Es la Sustancia de todas las cosas. La sustancia de todo lo que podemos desear. Esto puede ser de curaciones, de iluminaciones, de liberaciones, de virtudes, de objetos, en fin, que no se le ha puesto tasa ni medida. Es la Sustancia de todo cuanto existe. Eso quiere decir que el Padre ya ha provisto y previsto todo cuanto nos pueda suceder o que podamos necesitar. Todo, todo, todo, lo tenemos ya en nuestros corazones en forma de Esencia, lo que hay que hacer es precipitarlo hacia fuera. Eso que llamamos precipitaciones y que nosotros le damos el nombre de demostración o manifestación es un arte y una ciencia. Fíjate bien, hasta ahora lo hemos demostrado, sin saber siquiera cómo lo hacíamos, ni cómo se lograba, o quién o quiénes hacen ese trabajo. Ahora sabes que es una Ciencia que se tiene que aprender. Las personas que mueren llegan al otro lado con una especie de ropa hecha con material astral, como velos flotantes, por eso es que siempre pintan a los fantasmas con tules vagos, movibles. Como cada persona tiene ya un concepto establecido de que no se puede y no se debe andar desnudo, el subconsciente envuelve el cuerpo astral en materia astral para que no ande sin ropa. El subconsciente siempre nos está complaciendo. Más adelante, cuando el espíritu progresa y asciende a planos superiores, aprende a precipitar lo que desea. Entonces se viste como más le guste. El vestido es hecho de materia astral, o etérica, o espiritual, según el plano en que se encuentre. Por eso vemos las figuras de los Ángeles y Serafines trajeados en bellísimos ropajes con piedras preciosas, etc. Hay espíritus que en esta vida fueron hindúes en su última encarnación y ese es el traje que más les gusta. Otros fueron personajes de la Edad Media, damas bellísimas del tiempo de los Luises, en fin, cada uno se viste como mejor le gusta y lo manifiesta con la sustancia electrónica que tiene dentro del corazón, que es inagotable y constante, porque Dios quiere que cada uno de sus hijos manifieste lo que es: un Príncipe o una Princesa en la Mansión del Padre, con poderes absolutos.

 

Para que comprendas mejor voy a relatarte un hecho que me sucedió a mí. Un señor amigo mío y bastante adelantado en cosas que yo no he comprendido aún, me dijo un día: “Pasé muy mala noche con esto o aquello. No tenía comida en la casa y sentía mucha debilidad. Menos mal que yo sé “precipitar” y formé el gusto y la sustancia de una manzana, la ingería y se me pasó la debilidad. Después hice lo mismo con un vaso de leche”.

 

Yo, por supuesto, me quedé muy pensativa, meditando mucho en eso hasta que comprendí el “principio” de la cosa ¿Comprendes lo que estoy diciendo? Él no tuvo sino que invocar de su interior la sustancia de un vaso de leche y de una manzana, el gusto y probablemente hasta la forma, comérselo y beberlo y ya está. No otra cosa fue el milagro de los panes y los peces realizado por Jesús. ¿Recuerdas que una de mis clases anteriores te dije esta frase: “Mi mundo contiene todo” y te enseñé a usarla? ¿Vas viendo cómo es más de lo que podías suponer?

 

En todo hotel respetable y de cierta categoría, todo tiene que funcionar a cabalidad. Quiero decir la plomería, la electricidad, el aseo y el servicio, etc. En las lámparas tiene que haber bombillos, en el baño tiene que correr el agua y los tapones deben estar en orden. Si algo de esto marcha mal, inmediatamente se llama a la Oficina y se reclama. Vemos entonces que la Oficina pasa el reclamo a lo que llaman “mantenimiento”. Así se llama el Departamento que atiende a todo lo que se refiere a plomería y electricidad y un carpintero. Según el tamaño del hotel ese Departamento tiene un número mayor o menor de asistentes que están constantemente “manteniendo” el edificio en perfectas condiciones.

 

Bueno, pues “como es abajo es arriba”, o sea, que como marchan las cosas en el plano físico o material así marchan también en lo espiritual. Pero la verdad es lo de arriba, es lo que rige, o sea, que como marcha lo espiritual es que “debe marchar lo material”. La primera forma “como es abajo es arriba” nos da la norma de cómo están marchando nuestras cosas mentales. La segunda, “como es arriba es abajo”, es para que sepamos cómo deben marchar.

 

Ya sabes cómo deben marchar. El Cristo es perfecto. Basta detenerse un momento a considerar en qué forma funciona realmente en el espíritu una cosa, para que esa cosa, si está dando pruebas de desorden se organice inmediatamente.

 

“Como es arriba es abajo”. Ves cómo en el ejemplo del Hotel, de las Oficinas mandan inmediatamente un plomero o un electricista, o en el caso de una gaveta, una puerta o una llave, mandan un carpintero o un cerrajero. Eso quiere decir que el Principio o Ley  que debe regir es la Perfección y que si no hay Perfección aparente se manda a arreglar inmediatamente. El Hotel o la Organización que no procede de inmediato a establecer la Perfección no conoce su oficio, es ignorante y tiene que empezar por aprender. No es que no sirva para nada, es que tiene que aprender.

 

La mismísima cosa pasa con el cuerpo humano, con la conciencia humana con respecto al plano espiritual y al plano material. Cada uno de nosotros somos una gran organización de la cual viven millones de seres vivientes. Nuestras células y nuestros átomos son seres vivientes congregados en una enorme Organización que es nuestro cuerpo cuádruple: físico, etérico, emocional y mental, gobernados por el “Yo Soy”.

 

Tenemos un cuerpo de mantenimiento que es una maravilla, como ustedes comprenderán. Si “abajo” existen con tanta eficacia imagínese cómo será “arriba”. ¿No te has fijado cuando te pinchas la punta del dedo con una aguja, o cuando te has hecho algún rasguño con una costrica? ¿No te has fijado que la costrica es primero un líquido amarillento algo gomoso? Bien, pues ese es el “Cuerpo de Mantenimiento” que corre a reparar la rasgadura de la piel, y él trae el material con qué hacer las reparaciones. Pero “como es abajo es arriba”, si se descuida la primera rasgadurita o si el daño es considerable, así como en la tierra habría que acudir a un arquitecto, un maestro de obras y un cuerpo de albañiles si se cae una pared, en lo espiritual no basta con el solo “cuerpo de mantenimiento” sino que hay que acudir a otros también. Esos otros son una combinación de recursos espirituales y materiales, como por ejemplo, un tratamiento espiritual y un médico y medicinas. Por supuesto que esta colaboración mutua funciona mientras no se tenga la conciencia muy elevada. Todo es relativo. A medida que la conciencia se expanda, obtenga más conocimientos y se purifiquen las imágenes, el individuo va necesitando menos colaboración material, va atrayendo menos accidentes y se va poniendo más fuerte y más joven, las células se van transformando, haciéndose espirituales, hasta que llega por fin el gran día en que el humano es también espíritu manifestado y puede vivir en ambos planos. Eso es lo que llamamos “trascender”. Desaparece la muerte.

 

Hemos hablado del “cuerpo de mantenimiento”. Tenemos que hablar del “cuerpo de aseo”. En los hoteles cumplen este servicio las camareras, la lavandería, etc. No solamente mantienen todo el edificio en limpieza y pulitura deslumbrantes, sino que mantienen todas las camas y baños equipados con ropas que deben estar perfumadas a limpio, y si no lo están, el cliente debe reclamar al instante.

 

Así como el servicio lo hace “el cuerpo de aseo” en horas de la mañana, para que los apartamentos y habitaciones estén en orden perfecto para recibir, así nosotros en lo espiritual tenemos que atender a nuestras devociones en la primera parte del día para que nuestro “cuerpo de aseo” espiritual nos limpie toda imperfección rapidito, antes de que tome proporciones mayores. Sí, tenemos nuestro “cuerpo de aseo” porque “como es abajo es arriba”.

 

El aseo espiritual lo hacen nuestros electrones, o sea, lo que rodea cada átomo. Ya sabes que el núcleo del átomo es Luz. Es Sustancia Divina, con toda la Inteligencia y el Amor de Dios. Con todas las facilidades y virtudes de la perfección. Imagínate por un momento cómo será de poderoso lo que contiene el núcleo de ese átomo, de un solo átomo, el cual es invisible ya que su tamaño es infinitesimal, que ya sabes lo que ocurre cuando se suelta la energía contenida en él. No hay que describirlo, ni comentarlo. Ya Dios lo manifestó. Pues lo que cuida ese núcleo y protege esa energía es la actividad electrónica a su alrededor. Nuestra Verdad es ese núcleo perfecto de Luz Blanca. Todas las mañanas, cuando comiences a hacer las meditaciones, las invocaciones, las afirmaciones, recordemos ese núcleo de Luz Blanca que contiene en sí todos los colores, pero que por ser vistos en la Luz es blanco incandescente.

 

Ese recuerdo de Luz Blanca y de perfección, ese recuerdo es que esa es tu verdad, que es Esencia de Dios, pone a vibrar los electrones que lo rodean a una velocidad (frecuencia) tan alta, que rechaza todas las masas grises o negras, sucias, negativas y destructivas, no solamente cerca de ti o en ti, sino en la atmósfera del planeta, a una gran distancia, poco a poco se va agrandando tu esfera de influencia.

 

Cada vez que te venga a la mente o que oigas comentar algo sucio, recuerda que ese “algo” está hecho de átomos, que cada átomo tiene su núcleo de Luz Blanca, que eso es Sustancia Divina, que lo que pasa  es que la energía colectiva ha sido empleada para fabricar algo negativo, destructivo, de violencia, de odio, pero que el núcleo de cada uno de los átomos que lo forman es Blanco, Puro, Perfecto. Este recuerdo hará que se expanda la actividad electrónica que rodea a aquella creación imperfecta y que la limpie. Entra en acción el “cuerpo de aseo” en ti o en otros, según en qué lo emplees.

 

Esa habilidad que tiene el cuerpo humano para curarse a sí mismo, y que estamos llamando “el cuerpo de mantenimiento”, es el Poder curativo del ser. Nacemos con ese poder curativo o auto-curativo, y no se limita a curar únicamente una heridita insignificante o un pinchazo de una aguja. Actúa en todo lo que pueda ocurrir en nuestro ser. Por eso es que aprendemos a hacer tratamientos. Para ir recordando a nuestro subconsciente que tenemos el poder curativo dentro de nosotros y que sólo hay que invocarlo para que él funcione.

 

El Amado “Claridad”, Elohim de la Pureza, nos dice así: “Yo soy” Elohim de la Pureza que vive y respira en el centro electrónico de cada átomo que compone tu cuerpo físico. Yo estoy viviendo en cada célula de tu cuerpo, moviéndose en contorno al núcleo central de cada átomo de tu carne. Yo estoy contigo siempre. “Yo soy” tu vida.

 

“Yo Soy” la Luz electrónica que vive y respira en tu cuerpo mental. “Yo Soy” la viviente y respirante llama de Pureza y Luz que cada uno invoca en el gran océano de su mundo emocional.

 

“Yo Soy” la Luz electrónica dentro de cada célula de tu envoltura etérica, en la cual has grabado esas huellas de impureza; y yo ahora estoy expandiendo mi Pureza desde el centro de cada célula y átomos de tus cuatro cuerpo inferiores. Yo decreto que la Pureza en el centro de cada uno de tus electrones ahora “se expandirá, (3 veces) hasta que todo lo que tenga apariencia de limitación no podrá ya aprisionar tu vida en la discordia, y así las sombras dejarán de ser.

 

El Amado Maestro Serapis Bey, Director del cuarto Rayo, dice así: “La Llama de la Ascensión, amados míos, es inteligente. Yo la he amado y vivido largo tiempo con ella y bien. Puede ascender cualquier condición en que tú te encuentres. Puede ascender de la limitación a la armonía; de la aflicción a la paz; de la pobreza a la opulencia; de la discordia a la perfección. Es una de las actividades de la Alquimia Divina que el cuerpo estudiantil, en su mayoría, no ha pensado en utilizar. Si hay condiciones pesadas en tu mundo; si tu alma está decaída (decaimientos que a veces no son tuyos); si hay depresión en el grupo de personas que te rodean; si hay fallas financieras que te hacen conocer por las noticias; llama a la Hermandad de Luxor, en donde está el Templo de la Ascensión a que envíen la Llama Blanca para que te traiga a tu vida la ascensión y el entusiasmo que te sacará de la depresión y te elevará al estado natural de armonía y felicidad. La llama de la Ascensión y la Resurrección es un antídoto contra toda depresión individual o colectiva.

 

El Amado Arcángel Gabriel, Arcángel de la Resurrección, dice así: “La Religión no es cosa de ceremonia únicamente. Es asunto de la vida diaria y de cada hora que vivimos. Es cosa de sentido común, sencillo y ordinario. Es asunto de disciplina, dominio de sí mismo y contemplación. Es también desarrollo del Amor y la Gratitud por la Vida, a ese dios que te ha dado esa Vida y ha sostenido tu Presencia en el Universo por millones de años, esperando cumplir, a través de ti, un destino que no puede ser cumplido por ningún otro individuo. Una sección del gran tapiz cósmico que sólo tú puedes llenar. Amado hermano, aquí termina mi primera instrucción sobre esta inigualable Llama Blanca que se te ofrece nada menos que para tu limpieza y ascensión. Estúdiala, entra dentro de ella con intelecto, con tus sentimientos y con toda tu voluntad puesta en seguir el camino hacia arriba, que ella te está ofreciendo. Purifícate y purifica todo cuanto tu mente, tu vista y tus sentimientos contacten. Haz una limpieza total de tus cuatro cuerpos inferiores y prepárate a ascender hacia las alturas infinitas en donde la Vida se te ofrece plena de maravillas. Y por hoy hemos terminado con la Llama Blanca. Nuestra próxima charla será sobre la Llama Verde.

 

Que la Luz te envuelva, hermanito querido.

 

 

Para recordar:

 

Cuando se engancha el carro a una estrella, se avanza a la velocidad del rayo.