29 de junio del 2020
Erich Fromm
Cuando observamos una obra de arte, estamos ante un complejo sistema de señales que el artista quiso plasmar a través de su pintura, nos adentramos a un profundo análisis de interpretación basado en nuestra experiencia y conocimientos personales, deseando comprender el mensaje del autor.
En este análisis, no sólo incluímos el valor de su gran habilidad, sino también descubrimos sus emociones, su perspectiva y su concepto de la vida, buscando ver la realidad del artista justo a través de su mirada.
En ocasiones nos enfrentamos a obras cuya interpretación suele ser sumamente complicada, ya que la interpretación de la obra al ser muy subjetiva, nos hace dudar si efectivamente estamos observando la esencia de la obra bajo la propuesta del autor; sin embargo, además de entender que cada matiz de percepción es valioso, hay que rescatar el hecho de que en este proceso nos vamos educando, pues tenemos más conocimientos sobre la transición de las diferentes épocas y etapas de la sociedad, así como desarrollamos un pensamiento más crítico y creativo de la humanidad.
Es por lo que considero que, al igual como le damos atención y valor a esta perspectiva cultural, si lo hacemos con el ser amado, obtendríamos muchos beneficios.
Si nos dedicáramos a conocer lo que los demás nos transmiten, apreciando la vida bajo su mirada, buscando ser más empáticos, valorando el mensaje a transmitir de la persona como si su mensaje fuera una gran obra maestra a interpretar, si lo hiciéramos; seguramente obtendríamos no sólo una mejor relación con las personas que nos importan, también disfrutaríamos, y aprenderíamos del otro, nos re-educaríamos como sociedad y crearíamos un mejor universo basado en ese tan necesario cambio de pensamiento basado en el Yo, por uno basado en un Nosotros, tan carente y necesario en nuestros días.
Como psicóloga, estoy segura que , si decidimos ver la vida a través de los ojos con los que apreciamos una obra maestra, saldríamos con muchos recursos para afrontar cualquier reto y obtener cualquier anhelo.
Así que los invito, a que a partir de hoy, admiremos y apreciemos a las personas con las que nos relacionamos como si fueran grandes y talentosos artistas, cuyos mensajes hay que buscar interpretar como obras valiosas y únicas.