A medianoche, entre las montañas, las luces brillaban intensamente y las antorchas se alineaban en el campamento del ejército de armaduras negras.
Un recipiente con agua fue derramado en la cabeza de Zhou Yu.
Zhou Yu se despertó. El golpe en la nuca de ese comandante no había sido muy contundente, pero sí muy preciso; estaba claro que el hombre vio talento en él, por lo que fue extremadamente misericordioso.
Zhou Yu levantó la cabeza y miró al hombre, quien se había puesto una túnica negra y se había apoyado contra un costado de su asiento de manera descuidada. Con el dedo meñique excavando su oreja, aunque se veía perezoso, exudaba una atmósfera peligrosa.
Medía unos nueve chi de altura, sus cejas afiladas como espadas, su puente nasal era alto, sus labios como tallados en piedra y su perfil mostraba un indicio de la gente del norte. Tenía un tenue color azul jade en sus pupilas negras, vestía una túnica marcial taotie[1], pies descalzos, hombros anchos y piernas largas. En general, una muy buena figura.
—¿Quién eres y por qué has venido aquí? —dijo el general con indiferencia.
Zhou Yu vio una cuenta de jade que colgaba de la cintura del general y se estremeció en su corazón.
—Este joven se llama Zhou Yu, nombre de cortesía Gongjin. —Zhou Yu sabía que no debía ofender a esta persona, ya sea por su talento con esas pocas flechas o por el atuendo que vestía.
—«Yu» tan fino como el jade. —El general sin mirar a Zhou Yu dijo casualmente—: Si el hermoso jade tiene miedo de romperse, entonces, ¿por qué corre al campo de batalla lleno de tropas? ¿Admiras mucho a este marqués?
—Este... —Zhou Yu no sabía si reír o llorar, así que juntó sus manos en un saludo y dijo—: Este joven estaba a punto de ir a Luoyang para visitar a un amigo. Accidentalmente, cometió un error y tropezó con las tropas del general.
El general finalmente giró la cabeza, miró a Zhou Yu de pies a cabeza y lo observó detenidamente.
—¿Visitar a un amigo? —El general arqueó ligeramente las cejas y dijo—: Gao Shun, toma la espada de este niño.
Un capitán trajo la espada antigua que le habían confiscado a Zhou Yu, sosteniéndola con ambas manos. Cuando Zhou Yu escuchó Gao Shun[2], se estremeció sin razón, como si hubiera escuchado este nombre antes en alguna parte, «Gao Shun, Gao Shun, Gao Shun... ¿No es Gao Shun quien pertenece a…?».
No importaba a quién haya conocido, ¡no pudo superar el impacto de conocer a este tipo! Zhou Yu finalmente descubrió la identidad de esta persona, ¡Era Lü Bu![3] ¡Lü Fengxian! Zhou Yu había oído hablar de él hace mucho tiempo, cuando estaba en el condado Shu. Se decía que los ojos de este hombre podían disparar truenos, su cuerpo estaba rodeado por una neblina de sangre y era capaz de matar a su propio padre y hermanos. Con una mente cruel y venenosa, era un hombre mezquino y miope[4], en general una persona vil.
Sin embargo, mirando a esta persona frente a él, no parecía en absoluto que fuera el marqués de una aldea importante, Lü Bu, que acababa de matar a Ding Yuan y se volteó para jurar lealtad a ese ladrón[5] Dong. Zhou Yu a menudo escuchaba a los monjes del condado Shu hablar de ello y sabía que las palabras provenían del corazón. La personalidad de una persona se revelaría un tanto en su rostro. Las cejas de las personas de mente estrecha estaban en su mayoría conectadas entre sí, y aquellos de ojos triangulares con las esquinas levantadas a menudo daban una sensación insidiosa.
Pero Lü Bu es claramente un hombre apuesto con artes marciales sobresalientes que superaba con creces lo ordinario. No había forma de que Zhou Yu relacionara al gran general tranquilo frente a él, con el villano cruel e insidioso de la leyenda.
—La famosa espada Chijun. —Lü Bu extendió tranquilamente su mano, Gao Shun colocó respetuosamente la antigua espada en la mano de Lü Bu. Lü Bu dijo perezosamente—: Es de las manos del gran maestro Ou Yezi, tiene tres chi y seis fen de longitud. Su cuerpo está hecho de metal meteórico, la empuñadura de madera de sangre en llamas, los patrones fueron hechos a mano con fuego. El fuego del sur derrota al metal del oeste[6] y todo el fuego de Nanming Li[7] pertenece a Chu. Durante los periodos de Primavera y Otoño, y el de los Reinos Combatientes, Wu Zixu usó esta espada para suicidarse.
Zhou Yu dijo:
—El general Lü tiene buen ojo.
Con estas palabras de Lü Bu, por muy baja que fuera su opinión de él debido a los rumores, en ese instante sintió una oleada de sincera admiración. Parecía que esta persona era un amante de las armas, de lo contrario no atesoraría las famosas espadas de la historia.
—Wu Zixu hizo que alguien colgara su cabeza en la puerta de la ciudad. —Lü Bu entrecerró los ojos y dijo—: Para poder observar con sus propios ojos cómo se derrumbaba el estado de Chu. Después de que la ciudad fue destruida, el Ejército Chijun desapareció. Treinta años más tarde, a pesar de que el rey de Chu le otorgó el título de espada Zhenguo, después de muchos años de dinastías anteriores, la espada seguía siendo un tesoro raro y perdido que no vio la luz del día. Hace dieciséis años, la espada Chijun reapareció en Changsha.
—¿Cuál es tu relación con la familia Sun? —preguntó Lü Bu—, si no mal recuerdo, hay una persona, debería ser tu padre.
Zhou Yu nunca esperó que Lü Bu pudiera desenterrar toda la historia de su familia con solo una espada. ¡Quién dijo que este hombre tenía músculos pero no cerebro!
—¿Eres el hijo de Liu Biao? —preguntó Lü Bu con frialdad.
Zhou Yu no pudo soportar mirarlo.
—Marqués —respondió Zhou Yu con sinceridad—, usted… adivinó mal.
—¿Oh? —dijo Lü Bu con una expresión desconcertante—, ¿quién eres entonces?
Zhou Yu:
—...
No sabía por qué, pero Zhou Yu solo quería estallar en carcajadas. Sin embargo, a pesar de que este tipo había adivinado mal, sus habilidades marciales todavía no eran nada de lo que burlarse en caso de que lo ridiculizara, no habría valido la pena.
—Este joven se llama Zhou Yu —dijo Zhou Yu—, mi difunto padre era el prefecto de Luoyang, Zhou Yi.
Después de eso, Zhou Yu contó la historia sobre su padre a detalle, saltándose el asunto de Hua Xiong, y solo explicó que su padre murió en la Rebelión de los Turbantes Amarillos hace tres años. Zhou Yu tuvo miedo de decir que tenía una relación con la familia Sun, y en caso de que Lü Bu y Sun Jian fueran enemigos, se pondría en una situación peligrosa, solo así, pasó por alto los orígenes de la espada.
—Ese es el caso —dijo Lü Bu—, hay tres generaciones de funcionarios en la familia Zhou y debes tener conexiones en Luoyang. Este marqués será un buen amigo y te llevará a la ciudad.
Zhou Yu suspiró de alivio y dijo apresuradamente:
—Yu nunca olvidará que el marqués le salvó la vida. ¿Qué puede hacer este joven por el general?
Sun Jian se unió a la alianza para desafiar a Dong, Lü Bu estaba bajo las órdenes de Dong Zhuo; Zhou Yu y Sun Ce se encontraban en el mismo grupo que Sun Jian. De esta manera, Zhou Yu era un enemigo de la persona que tenía enfrente, pero por alguna razón, no podía sentirse irritado por el tipo de persona que era Lü Bu.
—Déjame pensar. —Luego, Lü Bu reflexionó un rato antes de decir—: Entonces, ven a jugar una partida de ajedrez conmigo. Este bastardo de Cao Cao nunca juega ajedrez con este marqués, así que se vuelve muy aburrido.
Zhou You colocó felizmente el tablero de ajedrez, y jugó contra Lü Bu. Este partido duró hasta bien entrada la noche. Al principio, Lü Bu fue descuidado con su enemigo, pero hacia la segunda mitad de la noche comenzó a ponerse serio. En lo más profundo de la noche, Lü Bu bebió un poco de vino y, en medio del juego, agitó la mano para indicar que no iba a jugar más. Luego fue a acostarse en su cama, sin prestarle más atención a Zhou Yu. Tan pronto como se acostó, se durmió.
Zhou Yu guardó las piezas. Cuando salió de la tienda, Gao Shun estaba esperando allí, diciendo:
—Por favor, ven conmigo.
Zhou Yu asintió levemente, sabiendo que, al menos por hoy, no habría más peligro. Siguió a Gao Shun y le preguntó:
—Escuché que las tropas del prefecto de Changsha, Sun Jian...
—¿Conoces a la familia Sun? —preguntó Gao Shun.
Zhou Yu dudó un poco. Sería inconveniente para él revelar su relación con Sun Ce, y ahuecó las manos mientras decía:
—Si puedo preguntar al general Gao, ¿son el marqués y Sun Jian…?
—No —respondió Gao Shun—. No es nada.
Gao Shun evitó responder directamente a la pregunta, y Zhou Yu también logró eludir milagrosamente, ambos llegaron a un entendimiento tácito. Gao Shun llevó a Zhou Yu a una tienda ya dispuesta y lo dejó descansar. Después de que pasó la noche, antes de que el cielo se aclarara para un nuevo día, las tropas de armadura negra de Lü Bu ya habían empacado el campamento. No había ni un solo pelo fuera de lugar en toda la zona mientras los soldados desmontaron sus tiendas, enrollaron sus sacos de dormir y se llevaron los caballos. Los ojos de Zhou Yu todavía estaban nublados por el sueño, ya que no estaba acostumbrado a esto. En el camino, las tropas le llevaron el desayuno. Zhou Yu ya había preguntado antes, por lo que sabía que esta vez Lü Bu había salido a ralentizar el paso de las tropas de la coalición.
Yuan Shao y su grupo habían formado la Coalición Contra Dong, y aunque afirmaron estar luchando para castigar al traidor del país y restaurar al emperador en su trono, insidiosamente, dejaron que Gongsun Zan fuera la vanguardia. Para empezar, Gongsun Zan ya carecía de espíritu de lucha, y en esta primera batalla se había topado con este muro de hierro de Lü Bu. Después de que ambos lados se atacaron entre sí durante un día y una noche, Gongsun Zan no pudo luchar contra su enemigo y envió un mensajero de regreso para pedir ayuda a Yuan Shao, pero el resultado fue que ninguna de las tropas aliadas había llegado.
Ese soldado exageró el valor de Lü Bu más de diez veces de lo que realmente era, y las comisuras de la boca de Zhou Yu se crisparon mientras escuchaba. Podía ver el asombro que las tropas tenían hacia su comandante, Zhou Yu siguió detrás de las tropas con armadura negra, deteniéndose y yendo; no tenía miedo de nada excepto de que Sun Ce estuviera en peligro. A partir de hoy, Dong Zhuo era el más poderoso, y Lü Bu incluso había matado a su padre adoptivo[8], Ding Yuan, para aliarse con él. La coalición de Sun Jian no era más que un montón de arena suelta, y temía que no fuera fácil ganar esta batalla.
Después de ingresar al Condado de Hongnong, Luoyang ya no estaba demasiado lejos. Tres días después, cuando el ejército llegó a Luoyang, Zhou Yu se mezcló con las tropas para ingresar a la ciudad. Ni siquiera les pidieron pases de viaje. Al ver que estaban realizando inspecciones tan estrictas para ingresar a la ciudad, Zhou Yu agradeció que su suerte fuera buena y hubiera seguido a Lü Bu, de lo contrario habría tenido que desperdiciar mucho esfuerzo.
Después de entrar a la ciudad, Gao Shun condujo a las tropas hacia los cuarteles del norte. Zhou Yu se detuvo y un comandante se acercó y le dijo:
—Lü zhonglang[9] ha hablado, ya no necesitas seguirnos más, ve a tu propia conveniencia.
Zhou Yu originalmente quería agradecerle personalmente, porque a pesar del estado de Lü Bu, probablemente no le importaría que Zhou Yu le diera las gracias una vez más. Sin embargo, el comandante que había traído el mensaje fue bastante benévolo y agregó—: Si tiene alguna dificultad, todo lo que tiene que hacer es pasar por el campamento del general de zhonglang y mencionarlo.
—Gracias. —En ese momento, el corazón de Zhou Yu estaba en conflicto. Estaba claro que los dos eran enemigos, pero en un momento tan crítico, Lü Bu en realidad le había brindado la mayor ayuda. Después de ver a las tropas irse, sopló una brisa otoñal mientras Zhou Yu estaba de pie, completamente solo, frente a la calle de los herreros de bronce. De repente, se sintió abrumado.
Había entrado en la capital cuando era niño, hace diez años. Zhou Yu no pudo resistirse a regocijarse por haber dejado el condado Shu solo y caminar hacia una nueva tierra. De lo contrario, habrían sido demasiadas cosas que no entendía y no habría podido ver el mundo fuera de Jiangnan.
Luoyang había cambiado mucho respecto a hace diez años. Lo más obvio fue que había menos gente, y toda la gente que caminaba por la calle mostraba expresiones de cautela, como si les preocupara algo. A la distancia, las grajillas cantaban, antes de que se levantaran como un rebaño y volarán hacia el palacio. Los puestos a ambos lados de la calle ya habían cerrado. Zhou Yu se devanó los sesos por un momento; «¿A quién debería ir a buscar?, ¿debería pasar la noche en una posada o debería ir a buscar a alguien?».
Todavía era temprano. Después de que Zhou Yu reflexionó por un momento, recordó que en el pasado, su padre tenía bastantes buenos amigos, y había uno entre ellos llamado Qiao Mao. Cuando Zhu Yi falleció, la familia Qiao envió especialmente a alguien con un obsequio monetario habitual, por lo que también podría ir a buscar a Qiao Mao primero. En el pasado, Qiao Mao había ocupado el cargo de prefecto de Yanzhou, pero ahora se había convertido en el gobernador del Condado de Dong[10]. Zhou Yu pidió direcciones a medida que avanzaba y descubrió que todavía estaba en Luoyang como se esperaba. Con eso, ya no dudó, montó en su caballo y se dirigió hacia la parte oeste de la ciudad para encontrar a Qiao Mao.
Mientras avanzaba, una vez que la gente de Luoyang vio a Zhou Yu, todos, ya fueran hombres o mujeres, se reunieron para mirarlo con curiosidad. Zhou Yu sabía que llevaba ropa de la región de Jiangnan y sus rasgos no se parecían a los de las Llanuras Centrales. Para evitar llamar la atención, solo pudo espolear a su caballo con temor en su corazón.
Las puertas principales de la mansión Qiao estaban bien cerradas y unas pocas ramas desnudas de árboles de caqui sobresalían del muro del jardín. Afuera, las hojas amarillas cubrían todo el callejón, sin haber sido barridas. Zhou Yu llamó a la puerta un par de veces, pero nadie respondió, por lo que dio la vuelta a la puerta trasera y gritó un par de veces, con el mismo resultado. Sin embargo, después de ver las huellas afuera de la puerta trasera, parecía como si hubiera alguien viviendo aquí, no parecía una casa vacía.
—¡Prefecto Qiao! —Zhou Yu volvió a gritar.
El patio estaba completamente en silencio, y una sensación de aprensión surgió repentinamente en el corazón de Zhou Yu cuando pareció ver la tragedia de la familia Qiao Mao siendo aniquilada frente a sus ojos. Dudó un momento, pero al final decidió arriesgarse y subir para echar un vistazo.
Con su cuerpo presionando contra la pared, Zhou Yu saltó hacia arriba. Pensó en Sun Ce y se debatió entre la risa y las lágrimas; si estuviera aquí en este momento, tal vez ya se hubiera volcado la pared. Justo cuando lo pensaba, trepó a lo alto del muro del jardín, pero cuando miró hacia abajo, se asustó mucho. ¡Había gente en el patio!
Dos ancianos, con el pelo y la barba, ya canosos, estaban sentados debajo de un árbol, jugando ajedrez. Tan pronto como Zhou Yu recorrió con la mirada ese tablero de ajedrez, inmediatamente comprendió que ambos eran maestros. ¿Qué está pasando? ¿No estaba Qiao Mao ausente?
Justo cuando Zhou Yu estaba a punto de bajar y tocar la puerta de nuevo, sin querer, chocó contra la rama de un árbol, causando una conmoción.
—¡¿Quién?! —Uno de los ancianos tenía una mirada aguda e inmediatamente descubrió a Zhou Yu. Sobresaltado, Zhou Yu pisó la rama del árbol y la rompió, cayendo del árbol de caqui, aterrizando en un pie en el tablero de ajedrez.
—¡Ah!
Los dos ancianos se apresuraron frenéticamente, mientras que Zhou Yu, que no había esperado que hubiera nadie en el patio, se apresuró a levantarse avergonzado. El primer anciano estaba incandescente de rabia, y volcó el tablero de ajedrez sobre la cabeza de Zhou Yu.
—¿De dónde viene esta bestia rebelde?
Zhou Yu sabía que se había metido en problemas, y se apresuró a alternar entre limpiar el tablero para los dos ancianos, quitarles el polvo y servirles té. Cuando se había caído de una manera tan vergonzosa hace un momento, no había tenido la oportunidad de mirar de cerca, pero ahora que estaba más tranquilo, se las arregló para echarles unas cuantas miradas a los dos mientras fingía haber tropezado accidentalmente. Lo que encontró fue que, aunque los dos ancianos vestían ropa informal, ambos tenían un aire elevado. Zhou Yu se dio cuenta de eso y determinó que uno de estos hombres debía ser el maestro de esta casa: Qiao Mao. Mantener la puerta cerrada probablemente era para evitar visitantes de la corte.
—Este joven se ha excedido —dijo Zhou Yu mientras se apresuraban a inclinarse—. He perturbado su juego, pero los grandes hombres no se preocupan por las acciones de los viles. Por favor, no se lo tomen en serio.
Zhou Yu devolvió las piezas blancas y negras a sus respectivos lugares, por lo que las expresiones de los dos ancianos se sorprendieron.
El anciano de cabello más oscuro, vestido con el atuendo informal de un funcionario, dijo:
—Ya que has venido, entonces quédate tranquilo ahí.
Primordial y correctamente, Zhou Yu sirvió té para los dos ancianos, pensando, que el que estaba de mejor humor probablemente era el invitado. El otro anciano que vestía una túnica larga hecha de material áspero dejó escapar un bufido de enojo mientras miraba a Zhou Yu, claramente furioso porque su artimaña de estar fuera de casa había sido descubierta.
Zhou Yu no se atrevió a decir más, pero lo sabía muy claramente: Esta persona debería ser el dueño de esta propiedad, Qiao Mao.
—¡Qué peligroso es este movimiento del ministro de las Masas! —dijo Qiao Mao, acariciando su barba con una mano—. ¿No tienes miedo de caer presa de la táctica de atrapar una tortuga que ya está dentro de un frasco?[11]
Zhou Yu se dio cuenta de inmediato… ministro de las Masas; el ministro de las Masas, el ministro de Obras y el ministro de Guerra componían los «Tres Ministros», y esta persona frente a él a quien Qiao Mao había llamado «ministro de las Masas» era, sin duda, Wang Yun.
Ante esto, Wang Yun simplemente acarició los pelos de la barba cerca de su boca y sonrió suavemente:
—Las piezas de ajedrez que nuestro joven amigo me ha preparado se han convertido en un movimiento para terminar la partida.
Qiao Mao hizo otro movimiento y Wang Yun respondió de la misma manera. Qiao Mao dijo:
—¿El ministro de las Masas tiene tanta confianza en este partido?
—La mayoría de las cosas en este mundo no son seguras —dijo Wang Yun—. Justo ahora, ¿no estábamos bien establecidos en nuestro rumbo, cuando este pequeño amigo también nos sacó de nuestro camino?
Qiao Mao se rio a carcajadas y, empujando el tablero de ajedrez, dijo:
—Ya terminé, déjalo así.
Wang Yun se levantó y asintió, ahuecando sus manos en la dirección de Qiao Mao. Zhou Yu pensó por un momento, pero justo cuando estaba a punto de abrir la boca, Wang Yun le lanzó una mirada a Zhou Yu, antes de mirar a Qiao Mao, preguntándole con la mirada: «¿Qué pasa con este amiguito…?».
Pero Qiao Mao interrumpió:
—Todavía tengo que regañarlo correctamente.
—Está bien, está bien. —Wang Yun, se rio para sí mismo—. Entonces me voy ahora.
Qiao Mao acompañó a Wang Yun al patio trasero, Zhou Yu los siguió hasta la puerta. Tan pronto como Wang Yun salió por las puertas y se fue por el callejón, Qiao Mao cerró las puertas y varias personas se levantaron de los puestos de té, de comida y de vino de los alrededores. Todos eran ciudadanos normales y vinieron a proteger a Wang Yun cuando se fue.
Zhou Yu pensó que como se esperaba, su percepción no era lo suficientemente fuerte; este era su primer viaje fuera de Jiangnan, realmente no había sido lo suficientemente cauteloso.
Después de que Qiao Mao despidió a Wang Yun, pasó por el pasillo exterior por su cuenta. Zhou Yu lo siguió, pero después de unos pocos pasos, un sirviente trajo una palangana de bronce para que Qiao Mao se lavara las manos y la cara. Al ver esta oportunidad, Zhou Yu se hizo a un lado y dijo:
—Prefecto Qiao, este joven…
Qiao Mao dejó escapar un gruñido pesado, antes de arrojar la toalla en el lavabo y dirigir una mirada furiosa a Zhou Yu.
—Te ves exactamente como tu padre, y tu astucia es muy similar. Tampoco le tienes tanto miedo a la muerte como tu padre. ¿Por qué has venido a Luoyang?
Zhou Yu estaba atónito:
—¿El prefecto Qiao Mao me reconoce?
—¿Quién más podrías ser, sino el hijo de Zhou Yi? —dijo Qiao Mao—. Todas las personas en Luoyang están huyendo, ¡¿por qué vienes a buscar tu muerte?!
Zhou Yu dijo:
—Algo sucedió... en el condado Shu.
Qiao Mao se alejó de inmediato. Zhou Yu lo siguió a un ritmo moderado, terminando su explicación de por qué había venido a Luoyang, Qiao Mao se sentó en el pasillo y dijo:
—Bueno. No fuiste a ningún otro lado, viniste directamente a mi mansión Qiao, ¡ay!
—A este joven le gustaría pedirle al tío Qiao que me ayude a buscar, en nombre de la amistad de nuestras dos familias —dijo Zhou Yu—. Las treinta y seis familias de huérfanos y la ciudad en el condado Shu derramarán lágrimas de gratitud.
Qiao Mao ordenó:
—Siéntate.
Con eso, el maestro y el invitado se sentaron cada uno en su propio asiento. Los sirvientes trajeron vino y comida, y Zhou Yu se quedó en silencio por un momento antes de agitar su mano, indicando que no bebería vino, mientras servía una taza de té para beber. Qiao Mao dejó escapar un suspiro y dijo:
—No es que no desee ayudarte, y no hay nada de malo en ayudarte a investigar, pero has visto cómo está la situación ahora. Este anciano ni siquiera se atreve a poner un pie afuera, y en estos últimos días, me he estado excusando por una enfermedad para no asistir a las audiencias. ¿Cómo puedo empezar a investigar?
Zhou Yu se enderezó un poco, pero no dijo nada.
Después de pensar profundamente por un momento, Qiao Mao continuó:
—Ya que tu padre es Zhou Yi, entonces, lógicamente hablando, tu familia Zhou no tiene ninguna razón para ponerse del lado de Dong Zhuo, así que no hay problema en hablar abiertamente contigo.
Zhou Yu suspiró y asintió, pero como antes, no dijo nada. El significado de Qiao Mao era muy claro para él en su corazón; Zhou Yi murió a manos de Hua Xiong, y en el fondo, era muy probable que Dong Zhuo hubiera ayudado a solucionar ese mismo asunto. Por lo tanto, era imposible que traicionara a Qiao Mao y se uniera a Dong Zhuo.
—¿Cuál es la situación en Luoyang? —preguntó Zhou Yu—. Aunque el sobrino ha sido negligente en su práctica de artes marciales, todavía tiene un poco de habilidad en ellas. Dado que el tío Qiao está aquí, si hay algo que el sobrino pueda hacer para ser útil, no dude en hacérmelo saber.
Qiao Mao bebió un sorbo de vino, su viejo rostro se puso rojo brillante. Dejó escapar un largo suspiro antes de decir:
—Yuan Shao se encuentra actualmente fuera del paso Hulao y ha organizado una reunión con todo los marqueses y reyes leales al trono. Si mi suposición no es incorrecta, entonces debería estar sucediendo en los próximos días.
Zhou Yu sostuvo su taza de agua, pensando en todo lo que había visto y oído en estos pocos días. Su preocupación era que la coalición no se uniría tan fácilmente. Como era de esperar, Qiao Mao continuó:
—Pero nadie puede garantizar que se unirán. Será mejor que te quedes aquí y descanses. Espera hasta que las tropas aliadas entren a la ciudad para continuar.
—¿El prefecto de Changsha, Sun Jian… también ha venido? —preguntó Zhou Yu.
Qiao Mao respondió:
—Este anciano en realidad se ha olvidado de eso. Mientras tu padre vivía, él y Sun Jian eran colegas. Sun Jian y sus hijos se encuentran actualmente frente al paso Hulao. En unos días, después de que mi primo entre en la ciudad, escribiré una carta. Ve con él, haz que Sun Jian te recomiende a Yuan Shao, y eso es todo.
Zhou Yu ya no preguntó, en su lugar se dirigió hacia delante para hacer una reverencia formal y adecuada una vez ante Qiao Mao. Sin embargo, Qiao Mao agitó la mano y dijo:
—¡Levántate! Las vidas humanas terminan tan fácilmente como la hierba; este anciano está en apuros para mantener su propia vida, y quién sabe si podré sobrevivir estos próximos días. Si algo sucede en mi casa, no culpes a este anciano por arrastrarte, eso es todo.
—Naturalmente, no lo haré —respondió Zhou Yu—. Ya que resido temporalmente en la casa del tío, si surge algo, no dude en darle órdenes a este sobrino.
Las comisuras de la boca de Qiao Mao se arquearon y mientras miraba a Zhou Yu, comenzó a sonreír. Asintió un par de veces.
—Joven —dijo Qiao Mao—, no está mal. Tu padre siempre fue un hombre recto en su vida, y después de su muerte, este anciano a menudo pensaba en él, ahora que hay uno menos de nosotros aquí para sentarnos juntos, con una taza en la mano, para charlar… ¡Ay! Ahora que has venido, beberás por tu padre y acompañarás al anciano con una copa de vino.