Por la noche, toda la propiedad Yuan estaba muy animada. Zhou Yu y Sun Ce estaban sentados en la cama uno al lado del otro, mojando sus pies en el mismo cubo de madera. Sun Ce se apoyó en Zhou Yu y dijo perezosamente:
—Hoy envié a Feiyu. Le dije a mi padre que mandara algunas tropas al norte de Wanling para esperarnos.
—El viaje será frío en estos días de nieve —dijo Zhou Yu—. Estoy agradecido por los esfuerzos de los soldados.
Sun Ce luego comentó:
—Mi tío[1] está en Wanling, mientras entremos en Danyang, estaremos a salvo.
El tío de Sun Ce, Wu Jing, era el gobernador de Danyang. Zhou Yu sabía que mientras pudiera dejar Shouchun, no tendría que preocuparse por lo demás. Sun Ce se apoyó sobre él un rato más, se levantó y tomó una toalla de tela para secarle los pies a Zhou Yu. Zhou Yu reflexionó por un momento, y expresó:
—No tienes que preocuparte por mi madre.
Sun Ce dijo:
—Siempre es bueno hacer algunos preparativos más.
Zhou Yu:
—El asunto de que Yuan Shu consiguió el sello de jade, y que tiene a tu madre y a Sun Quan no puede hacerse público, así que mientras escapemos, él solo puede aceptar su derrota en silencio. Nadie se atreverá a decirlo.
Sun Ce luego habló:
—No se atreve a tocarme, pero me temo que vendrá por ti. Esta vez ya no tienes que ir a ningún lado, solo sígueme. También traeré a tu madre y nos quedaremos en Danyang, nuestras dos familias vivirán juntas. Después de que me estabilice, te llevaré a establecer nuestro gobierno.
Zhou Yu no dijo nada, solo escuchó en silencio. Sun Ce tenía dolor de cabeza después de beber demasiado, así que sonrió y dijo:
—Vamos a dormir. Mañana es el primer día del Año Nuevo, te daré un sobre de Año Nuevo.
Zhou Yu comenzó a sonreír, recordando las celebraciones de Año Nuevo durante su infancia cuando llevó a Sun Ce a casa de sus parientes para pedir dinero y comprar dulces. Comentó un poco divertido:
—¿Cuántos años tengo para que me des un sobre para el Año Nuevo? ¿Estás esperando a que vaya a comprar caramelos para que puedas tenerlos?
Aunque dijo esto, esa noche fue la noche de sueño más profunda de Zhou Yu. Sabía que pronto estaba a punto de dejar Shouchun, y con eso, soltó la pesada carga de su corazón. Cuando se levantó al día siguiente, Sun Ce ya había empezado a practicar con el bastón en el patio. Zhou Yu se despertó vigorosamente, limpió la cama y descubrió que en realidad había un sobre debajo de la almohada.
Zhou Yu no pudo evitar reír, el sobre era bastante pesado. Pensó que probablemente eran algunos taeles de plata, cuando lo abrió, se sorprendió de inmediato.
Era una cuenta de cintura hecha de nanmu con vetas doradas, con una línea de palabras grabadas: el general Jianwei de la casa, Zhou.
Al darle la vuelta, en la parte posterior estaba el sello oficial de Sun Jian como prefecto de Changsha y el sello se Sun Ce como general.
Cuando se abrió la puerta, Zhou Yu tomó su espada y salió disparado envuelto en una ráfaga de viento. Sun Ce estaba practicando la técnica del bastón con los brazos y el torso desnudos, soltó un fuerte grito de ¡bien!, y los dos empezaron a pelear en el patio. El movimiento de pies de Zhou Yu envió la nieve del suelo volando por el aire, ráfagas de nieve y flores de ciruelo cubrieron el cielo. La técnica de la espada era fuerte y poderosa, mientras que la técnica del bastón de Sun Ce era como una ola furiosa, convirtiéndose en diez, luego en cien, sacudiendo el cielo y llenándose de la sombra del bastón. Durante un tiempo avanzó como el mar embravecido, luego se mantuvo firme como el monte Tai.
Sin embargo, la expresión de Zhou Yu no cambió en absoluto y la espada Chijun giró en el aire. No importó cuán tiránico fuera Sun Ce, su espada era como un bote solitario hecha de una sola hoja flotando en el mar de la ira, completamente intacto de principio a fin.
—¡Muy bien! —gritó Zhao Yun desde un lado. Al ver qué Zhao Yun había llegado, Zhou Yu enfundó su espada y retrocedió, mientras Zhao Yun giraba su lanza y saltaba hacia delante, chocando su lanza con el bastón de Sun Ce. Era como un azor luchando contra un conejo y a veces como una mariposa tejiendo flores; los dos saltaron en el aire con un huala barriendo las flores de ciruelo en el viento.
Cao Pi estaba completamente deslumbrado. Ambos usaban armas de asta, y con cada movimiento, el bastón y la lanza se movían y retrocedían con grandes gestos de barrido, extremadamente majestuosos. Sun Ce dejó escapar un fuerte grito y ejerció todas sus fuerzas. La lluvia de sombras del bastón obligó a Zhao Yun a acurrucarse en la esquina, hasta que Zhao Yun finalmente no pudo resistir, y con un silbido claro, ¡su lanza se disparó contra esa marea!
Con un dang el bastón y la lanza chocaron, Sun Ce se volteó y se alejó de un salto, y los dos se detuvieron.
Sun Ce ya estaba sudando profusamente y respirando con dificultad. Primero practicó durante casi media hora, luego con Zhou Yu y después con Zhao Yun, por lo que ahora estaba completamente exhausto.
—Buenos movimientos —dijo Zhao Yun sonriendo—. Parece que Zilong fue entrometido ese día.
—¿Cómo podría ser eso? —preguntó Zhou Yu—. Si no fuera por el rescate del general Zhao, probablemente hubiéramos caído bajo la mano de Lü Bu.
Zhao Yun sonrió, pero no habló. Cuando él y Sun Ce cruzaron armas, Zhou Yu vio que sus manos aún estaban muy firmes, y ni siquiera le faltaba el aliento. Esto demostraba que su destreza marcial era mejor que la de ellos, justo ahora solo estaba probando sus habilidades.
Sun Ce volvió a la habitación para cambiarse de ropa, y Zhao Yun le preguntó a Zhou Yu:
—¿Dónde aprendió xiandi el manejo de la espada? ¿Puedo tomar prestada la espada para echar un vistazo?
Zhou Yu le entregó la espada con ambas manos. Zhao Yun era obviamente mucho más humilde que el fanfarrón de Lü Bu, y Zhou Yu explicó:
—La técnica de espada utilizada ahora no es de las Llanuras Centrales, sino las Dieciséis Técnicas del Vasto Mar que aprendí de un maestro extranjero hace cuatro años.
Zhao Yun asintió levemente, miró la espada Chijun y luego dijo:
—El estilo de la espada empleado por xiandi, pertenece al elemento del agua. De hecho, tiene el poder de los ríos y los mares, y el poder de miles de olas poderosas. Realmente es increíble. Zilong vino sin ser invitado a echar un vistazo, espero que xiandi no se tome esto tan en serio.
Con las habilidades de Zhao Yun, sus acciones, naturalmente, no podían considerarse como si quisiera aprender las técnicas de la espada en secreto. Sin embargo, después de un momento, Zhao Yun devolvió la espada y dijo:
—Aprendí algunas técnicas de espada de mi antiguo maestro, se llama «ver al dragón en los campos»[2]. ¿Xiandi estaría dispuesto a intercambiar algunos golpes con Yun xiong?
Zhou Yu se sobresaltó, sabiendo que el intercambio de golpes era falso, Zhao Yun quería enseñarle algunas técnicas mientras lo hacía, así que puso todo su esfuerzo en aprender. Después del lapso de una varita de incienso, Zhao Yun le había enseñado a Zhou Yu los tres movimientos de ‘ver al dragón’, y también los elementos que comprendía cada uno de ellos, y le dijo:
—«Ver al dragón en los campos» requiere que obtengas el reconocimiento de los cielos; esta técnica requiere el uso de la ocultación y el secreto como el enfoque principal, antes de finalmente revelar.
—Sí —afirmó Zhou Yu con sinceridad—. Estoy infinitamente agradecido por la guía de Zhao xiong.
Sun Ce lo pasó rozando, ya que se había cambiado de ropa. Zhao Yun entró y se sentó con Cao Pi en la habitación. Sun Ce sonrió y dijo:
—¿Cómo están los asuntos del general Zhao?
Zhao Yun negó con la cabeza impotente. Estaba claro que aunque había estado bajo las órdenes de Gongsun Zan, no había logrado nada y ahora su estómago estaba lleno de rabia.
—Sin importar cuántos hombres necesite, cuente conmigo para proporcionarlos —dijo Sun Ce felizmente—. ¿Cuáles son los planes de Gongsun daren después de eso?
Zhao Yun se levantó apresuradamente para agradecerle a Sun Ce. Mientras tanto, Zhou Yu estaba sin palabras y pensando: «Aún no has resuelto tus propios asuntos, sin embargo, estás ocupado ayudando a los demás, ¿no tienes miedo de que Zhao Yun se ría de ti?».
Pero Zhao Yun estaba muy conmovido y respondió con seriedad:
—Yun xiong recordará la buena voluntad de Bofu xiandi, pero las tropas de su honorable padre todavía están bajo el paso Hangu. Debes actuar por el bien mayor, si tu padre y tú pueden mantener a Dong Zhuo bajo control, entonces están haciendo un gran beneficio para todas las vidas de Hebei. Si debido a mi egoísmo, dejo que xiandi envíe a sus tropas, y las Llanuras Centrales pierden sus defensas, ¿cómo puedo sentirme tranquilo?
Sun Ce dijo solemnemente:
—Zhao dage tiene razón, no lo había pensado completamente, por favor siéntese.
Zhao Yun suspiró de nuevo y les comentó a Zhou Yu y Sun Ce:
—Anoche, después de pensarlo, una y otra vez, decidí que irse primero es lo mejor. Sin embargo, el gran general Yuan parece tener otros planes. Dijo que en el tercer mes de este año, Yuan Shao enviará una carta a mi señor y en ese momento comenzaremos con el plan.
Zhou Yu pensó en secreto, «no está planeando arrastrar a Zhao Yun también, ¿verdad?». Aunque no sabía lo que Yuan Shao tenía planeado para Hebei, la verdad era que Jizhou[3] era su territorio… De repente, Zhou Yu y Sun Ce tuvieron un pensamiento, y los dos intercambiaron una mirada.
—Así que estos pocos días —dijo Zhao Yun—, intentaré irme primero.
Cao Pi dijo un poco disgustado:
—Si Yuan Shao quiere atraparte, y te diriges de aquí al oeste de Liaoning, ese es un viaje de miles de li, ¿cómo vas a poder escapar?
—Incluso si no puedo escapar, debo ir —dijo Zhao Yun—: No puedo retrasarlo más, me temo que habrá cambios si sigo postergándolo. He venido hoy para despedirme de Sun xiongdi y Zhou xiongdi.
Zhou Yu les indicó que esperaran un momento, sacó una cuenta de mando y la puso sobre la mesa.
—Lo he pensado todo —dijo Zhou Yu—. La noche del Festival de los Faroles nos iremos juntos. Nos dividiremos en tres y llevaré a las tropas de Yuan Shu lejos de ustedes.
Zhao Yun miró la cuenta de mando que le daba el derecho de salir de la ciudad, observó a Zhou Yu y luego a Sun Ce.
Medio mes después, el Festival de los Faroles en Shouchun.
Comenzó un nuevo año y todo adquirió un nuevo aspecto. La luna brillaba en el cielo, Shouchun entraba en la noche y el mercado era ruidoso. Los faroles de flores eran como un océano y junto con los fuegos artificiales iluminaron la noche como flores plateadas y árboles llameantes.
—¡Vamos! —Sun Ce se acercó emocionado—. ¡Vamos a pasear por los mercados de faroles!
Cuando Zhou Yu pensó en que iban a huir esta misma noche, estaba tan nervioso que le dolía el estómago; sin embargo, Sun Ce parecía no estar afectado. Zhou Yu quería darle una paliza.
—No voy a ir —dijo Zhou Yu—. Lleva a Sun Quan a dar un paseo y vuelve temprano.
—¿De qué tienes miedo? —preguntó Sun Ce—. Más tarde Zilong también nos seguirá, ¿todavía tienes temor a que haya problemas? Si viene uno, matemos a uno; si vienen dos, mataremos a un par. Vamos.
Zhou Yu no tuvo más remedio que levantarse y seguir a Sun Ce.
Mientras pasaban por el pasillo, vieron a Yuan Shao, Yuan Shu, Zhen Mi y Yang Hong que se acercaban. Se dirigían al jardín para disfrutar de las luces y ambas partes intercambiaron algunas palabras frías. Yuan Shu simplemente se rio entre dientes, diciéndoles a Zhou Yu y a Sun Ce que se divirtieran como quisieran. Yang Hong le envió una mirada secreta y Zhou Yu asintió levemente, lo que indicaba que se habían hecho los arreglos.
Salieron de la mansión del general. Esta era la primera vez que Sun Ce salía a dar un paseo desde que llegó a Shouchun. Él y Zhou Yu caminaron de la mano con Sun Quan, entrando al mercado. Zhou Yu hizo los arreglos para que los hombres de Yuan Shu lo esperaran fuera de la ciudad, mientras que Zhao Yun se llevó a Cao Pi a dar un paseo, y Zhou Yu no sabía a dónde habían ido.
Sun Quan no sabía que iban a escapar esta noche, e incluso sonrió cuando preguntó a dónde se había ido Cao Pi. Zhou Yu le compró un molino de viento en el mercado y se turnó con Sun Ce para llevarlo a cuestas y evitar que la multitud los separaran. Esa noche, el mercado se llenó de parejas jóvenes, hombres y mujeres vestidos con túnicas brillantes, y cuando vieron a Zhou Yu y a Sun Ce cargando a un niño pequeño que parecía tallado en jade, no pudieron evitar echar algunas miradas más, pensando que esta combinación era muy interesante.
—Quiero comer eso —dijo Sun Quan—. ¿Qué es eso?
—Deja de comer —habló Sun Ce—. Si comes demasiado, no podrás correr.
—¡Dame algo de comer! —exclamó Sun Quan en voz alta.
—¿Qué te enseñó el hijo de Cao Cao…? —Sun Ce no sabía si reír o llorar—. ¿Incluso te atreves a responder ahora?
—Cómpralo, cómpralo —dijo Zhou Yu.
Lo que más temía Zhou Yu eran los niños pequeños llorando o peleando, porque siempre sintió que era una situación realmente difícil. Por temor a que Sun Quan se sintiera infeliz, y si comenzaba a causar problemas en el mercado, sería una escena descorazonada de devastación. Cada vez, Sun Ce tenía que dejar que Zhou Yu se saliera con la suya, así que sacó algo de dinero y se lo entregó, diciendo:
—Ve rápido.
Zhou Yu compró dos pasteles de arroz glutinoso, uno para Sun Quan y otro para él mismo. Sun Ce preguntó:
—¿Por qué no tengo uno?
—¿No dijiste que no ibas a comer? —preguntó Sun Quan.
—Así es —bromeó Zhou Yu—. ¿No dijiste que no comerías?
El pastel de arroz era agradable y caliente, hecho de arroz glutinoso y espolvoreado con mucho salvado de cacahuate. Sun Ce estaba a punto de enojarse con estos dos, por lo que Zhou Yu sonrió y le entregó su pastel de arroz a medio comer. Sun Ce lo tomó y se lo comió, mientras Sun Quan se apretujaba entre la multitud, gritando mientras se alejaba:
—¡Cao Pi! ¡Cao Pi!
Zhao Yun dejó que Cao Pi se montara sobre sus hombros. Los dos estaban viendo un espectáculo de marionetas, parados frente al escenario. Sun Quan se subió en Sun Ce, por lo que Sun Ce tuvo que dejarlo que se montara en sus hombros mientras se apretujaban entre la multitud.
Zhao Yun miró a Zhou Yu, y Zhou Yu asintió levemente, indicando que todo estaba listo.
—¿Está todo empacado? —preguntó Zhou Yu.
—No tenemos equipaje —dijo Zhao Yun en voz baja—. La señora Yuan simplemente preparó algunos gastos de viaje para Cao Pi.
El espectáculo de marionetas era la leyenda de Las siete urracas, que contaba la historia del Arriero y la Tejedora. Cao Pi miraba fijamente, con un poco de enrojecimiento en sus ojos, y Zhou Yu se burló de él.
—¿Podría ser que realmente te enamoraste de una gran belleza?
—Tonterías —dijo Cao Pi—. Cuando vuelva en unos años, le pediré que sea mi esposa.
Zhao Yun no pudo evitar reírse y casi hizo que Cao Pi se cayera. Los tres miraron las marionetas por un rato, y Sun Quan pareció encontrar a Cao Pi un poco triste. Le tomó la mano y preguntó:
—¿Tú y Zhen jie… le hablaste de eso?
—En —respondió Cao Pi—. Dije que volvería.
Después del espectáculo de marionetas, todas las personas se dispersaron. Los cinco luego se sentaron uno al lado del otro junto al río, mirando las luces de colores en la orilla opuesta. Sun Ce abrazó su rodilla, con su pie colocado sobre las rocas junto al río, mientras las luces destellaban como en un sueño, hasta el punto de parecer irreales. Zhou Yu sabía que en ese momento Sun Ce también estaba un poco nervioso, por temor a que algo saliera mal.
Cuando los faroles se apagaron y el mercado cerró, Zhao Yun llevó a los dos niños a comprar bocadillos fritos. Zhou Yu dijo desde la entrada del mercado:
—Vamos.
—Todavía no me he despedido de Zhen jie —dijo Cao Pi.
—No vuelvas —respondió Zhou Yu, frunciendo el ceño—. Tendrás la oportunidad de verla en el futuro.
Cao Pi lo pensó por un momento, aunque no quería, sabía que no podía arrastrar a todos en este momento, así que no insistió.
El carro se detuvo en la entrada del callejón y Sun Ce se subió. La madre de Sun Ce estaba en el carro, pero para su sorpresa, Zhen Mi también estaba allí. Saludó a todos, bajó y comenzó a hablar con Cao Pi. Los ojos de Cao Pi estaban rojos, y después de hablar con ella en el callejón, tomó la mano de Zhen Mi. Zhen Mi secó los ojos de Cao Pi, sacó un anillo con patrón de caparazón de tortuga y se lo entregó a Cao Pi.
Zhen Mi dijo en voz baja:
—Espero verlos a todos de nuevo.
—Señora Yuan, cuídese —expresó Zhao Yun, ahuecando sus manos.
Zhen Mi se fue y los demás subieron al carruaje. Zhao Yun vio que Cao Pi todavía estaba aturdido, así que dijo:
—Se volverán a ver en el futuro.
Sun Ce se rio entre dientes y dijo:
—Ella ya está casada, ¿de verdad quieres casarte con ella?
Cao Pi le lanzó una mirada fulminante a Sun Ce.
Zhou Yu había estado muy nervioso al principio, pero este asunto de Cao Pi le hizo reír. Todos se rieron un poco, luego la dama Wu limpió las manos de los dos niños. Cuando pasaron por el patio trasero de la propiedad del general, Zhao Yun sacó el caballo y escoltó al grupo de personas hacia la salida de la ciudad.
Debido al Shangyuan, las puertas de Shouchun permanecieron abiertas hasta la hora zi[4]. Sun Ce los llevó a las puertas de la ciudad para despedirse de Sun Quan y su madre, antes de volver.
El corazón de Zhou Yu latía rápidamente. Cuando entregó la cuenta de cintura, el oficial lo miró un par de veces. Por supuesto, ya habían recibido noticias de que Zhou Yu se marchaba de la ciudad esa noche, tres personas en total. Una anciana, un niño, todas sus identidades coincidían. También había una persona de la propiedad del general junto al oficial que ayudó a inspeccionar todo el carruaje y se aseguró de que nadie se escondiera dentro.
Ese oficial civil fue uno que Zhou Yu también reconoció; era uno de los subordinados de Yang Hong, pero técnicamente no sabía cuántas cuentas de cintura tenía Zhou Yu. Después de que el oficial terminó de verificar, estaba a punto de dejarlos ir, pero fue detenido por el guardia de la ciudad.
—Ustedes tres —dijo el oficial de la guardia—. Solo tienen una cuenta de cintura, ¿qué está pasando aquí?
Zhou Yu respondió:
—¡¿Cómo puedo saberlo?! ¡Envía a alguien a preguntarle a Yang daren! ¡La gente de la ciudad ha salido y, sin embargo, no nos dejarán salir de la ciudad por asuntos oficiales! Este es mi decreto como oficial de registros, si te atreves a causar demoras, ¡no me culpes por no ser cortés!
Al decir esto, Zhou Yu miró al oficial civil y dijo:
—¿No es así?
El oficial civil también estaba indeciso. Había muchas personas que querían salir de la ciudad esta noche, la mayoría de las cuales se habían apresurado a irse de las regiones que rodeaban a Shouchun para celebrar el Festival de los Faroles. En este momento, la multitud era como una marea, y el carro bloqueaba la entrada de la ciudad, obstruyendo el camino para todos los que estaban detrás. El guardia de la ciudad solo sabía que algunas personas de la propiedad del general abandonarían la ciudad esta noche, pero dado que el hombre enviado por Yang Hong no pudo aclarar el asunto, solo podía dejarlos pasar para evitar ser culpado.
Después de todo, siempre y cuando no hubiera más gente de la esperada, estaba bien. No podía molestarse en preocuparse por el resto.
Zhou Yu se subió al asiento del conductor, agitó el látigo y condujo el carruaje fuera de la ciudad. Cuando miró hacia atrás, había más y más personas en la puerta de la ciudad, por lo que ya no pudo encontrar a Zhao Yun.
Zhao Yun tenía una mano conduciendo al caballo y la otra guiando a Cao Pi.
—Detente —dijo el oficial—. ¿Cuál es tu identidad? No te he visto.
Cao Pi sacó la cuenta y dijo:
—Esto es de la mansión del general, ¿ves?
El oficial tenía una mirada sospechosa. Zhao Yun vestía un conjunto de lujosas túnicas marciales, con una espada de un guardaespaldas ceñida al costado y hablando con fluidez el acento Hebei, ordenó pretenciosamente:
—Este es el sobrino de Yuan Benchu[5] y después de celebrar el Festival de Shangyuan, volverá a Jizhou. ¿De qué escuadrón eres? ¿Cuál es tu puesto oficial? ¡Qué atrevido!
Zhao Yun estaba en la puerta de la ciudad, con una apariencia magnífica, como un árbol de jade frente al viento. También era un perchero nato[6] y ahora vestía ropa brillante. Cao Pi, por otro lado, tenía cejas espesas y ojos grandes, con el aire de un erudito. Llevaba el anillo de carey que le había dado Zhen Mi, y ahora se lo mostró al guardia de la ciudad.
—¿Reconoces este anillo? —preguntó Cao Pi.
El guardia de la ciudad no se atrevió a detenerlo después de eso y los dejó pasar a los dos.
—Rápido. —Zhou Yu y su grupo se reunieron con Cao Pi y Zhao Yun. Zhao Yun subió a Cao Pi al carruaje, mientras el mismo se cambiaba de ropa al costado de la carretera, y se puso un atuendo de cochero. Se sentó en el lugar de Zhou Yu y condujo el carruaje, mientras Zhou Yu montó el caballo de Zhao Yun.
—¿Dónde están tus asistentes? —preguntó Zhao Yun.
—Hice los arreglos para que estuvieran en la posada —dijo Zhou Yu—. Viajaremos en la oscuridad de la noche y mañana por la noche cuando lleguemos a nuestro alojamiento, tomarás a Cao Pi y te irás primero. El resto déjamelo a mí.
Zhao Yun preguntó:
—¿Cuántos hombres hay?
Zhou Yu hizo un gesto y le indicó que había veinte personas. Zhao Yun dijo:
—Con Bofu, tú y yo, es suficiente para lidiar con veinte hombres.
—No podemos actuar precipitadamente —comentó Zhou Yu—. La dama Sun y los dos niños están aquí, me temo que podrían caer en manos enemigas.
Los dos discutieron en voz baja durante un rato, mirando las puertas de la ciudad en la distancia.
Zhao Yun dijo:
—Bofu me pidió que te transmitiera este mensaje; si no aparecía en el tiempo que lleva preparar una taza de té, debemos irnos primero.
—Esperemos un poco más —habló Zhou Yu seriamente—. Le tomará mucho tiempo volver a la propiedad, cambiarse de túnica y dejar las puertas de la ciudad.
Para evitar despertar las sospechas de Yuan Shu, Sun Ce y Zhou Yu habían acordado que después de que concluyeran los mercados de las linternas del Festival de Shangyuan, Sun Ce iría primero a la propiedad del general. Después de que regresara, buscaría una manera de escapar. Sin embargo, este método era muy peligroso: si Shouchun cerraba las puertas de la ciudad, Sun Ce no tendría más remedio que quedarse dentro de la ciudad.
Si los soldados que habían jurado su vida por esta causa no veían a Zhou Yu aparecer en la posada en las afueras de la ciudad, también comenzarían a sospechar. Tan pronto como informaran a Yuan Shu, todo su grupo estaría en peligro.
Al ver que toda la gente estaba fuera de la ciudad, las puertas de Shouchun se cerraron lentamente con un ¡blam!, separando la luz de la lámpara del interior de la oscuridad del exterior.
—Maldición.
El sonido hizo que Zhou Yu sintiera ganas de caer en el abismo. Miró a Zhao Yun, quien le dijo:
—Cálmate, no entres en pánico. Si no podían salir de la ciudad, ¿Bofu y tú pensaron en cuál sería su próximo movimiento?
—Si lo dejamos atrás, entonces tendremos que esperar hasta mañana —dijo Zhou Yu preocupado—. Pero esta noche Yuan Shu podría matarlo…
—Iremos primero. —Zhao Yun dijo con decisión—. Confía en él, ¡jia!
Zhou Yu volvió a mirar a Shouchun, respiró profundamente y rezó en silencio para que Sun Ce los alcanzara mañana.
Sin saber el resultado, el corazón de Zhou Yu se hundió. Justo cuando Zhao Yun estaba a punto de irse, Zhou Yu dijo:
—Esperemos un momento más[7].