La luz dorada del sol brillaba intensamente en la superficie del mar, provocando olas cálidas mientras soplaba la brisa marina. Un joven con el pecho descubierto, solo con pantalones cortos de playa, montaba una tabla de surf volando hacia el horizonte.
El cielo y el mar eran del mismo color. Sun Ce se subió a la tabla de surf y se dio la vuelta, arrastrando rápidamente agua que roció mientras avanzaba a lo largo de la imponente ola.
—¡Yujuuu! —El cabello de Sun Ce estaba cubierto con agua de mar cuando salió disparado a través del túnel de la enorme ola. Silbó, y todos los jóvenes formaron una línea, girando al mismo tiempo, y dos tablas de surf aparecieron detrás de Sun Ce. Las gaviotas graznaban y Sun Ce silbaba, a veces vigorosamente y en otras ocasiones melodiosamente. Gan Ning y Ling Tong lo siguieron, deslizándose de un lado a otro en forma de S mientras los remolinos de las olas más pequeñas caían sobre ellos.
Una enorme ola vino hacia ellos, mandando a Sun Ce fuera de su tabla de surf.
—Puf.
Gan Ning se rio a carcajadas.
Sun Ce nadó hasta la playa, arrastrando su tabla de surf, con una expresión de resignación; sin embargo, aún sonreía al mismo tiempo que dejaba una serie de huellas en la arena.
La luz del sol brillaba con tanta fuerza que tuvo que entrecerrar los ojos. Su piel bronceada, resultado de años de exposición al sol constante, se hallaba cubierta de una mezcla de agua salada y sudor. De pie bajo el sol, parecía una hermosa escultura, con los músculos de su pecho bien definidos y proporcionados.
—¡Dejémoslo aquí por hoy! —gritó Sun Ce.
Gan Ning y Ling Tong respondieron afirmativamente, y volvieron a surfear. Sun Ce compró una botella de refresco y la puso sobre la mesa, estirando la mano para agarrar un popote y clavarlo. Su tabla de surf se encontraba bajo su brazo, y se quedó de pie al costado del camino, perdido en sus pensamientos mientras el sol brillaba sobre él.
Su teléfono sonó.
—¡Ey! —contestó Sun Ce, con el rostro lleno de sonrisas.
—Sun Ce, ¿verdad? —preguntó el presidente del consejo estudiantil—. ¿Tu equipo aún no se registra? ¡Date prisa, solo quedan tres días antes de la fecha límite!
—Está bien, está bien —pronunció Sun Ce—. Estaremos allí definitivamente antes de que terminen las inscripciones.
Luego, el presidente cuestionó:
—¿Han reunido a todos los miembros de su equipo?
—Uh… esto —murmuró Sun Ce—, Lü Bu este verano se fue a su casa para ver a un médico, por lo que no regresará. Encontraré a otro miembro, para que seamos cuatro personas para la competencia.
—Sun Ce —habló una voz triunfante en el otro extremo—, si no puedes completar tu equipo, será mejor que te rindas.
El rostro de Sun Ce se oscureció. El presidente apagó el altavoz y expresó:
—Date prisa y entrega el formulario, estoy listo para contar el número de participantes.
—De acuerdo. —Sun Ce miró a su alrededor, pensando que tenía que buscar a alguien para que al menos pudieran alcanzar la cantidad de participantes requerida. De lo contrario, si no reunían suficientes personas para la competencia de surf este verano, estaban acabados. Pero cuanto más ansioso se ponía, más difícil le resultaba encontrar a alguien. Se paró en la playa y observó hacia el mar durante un largo rato; sin embargo, no logró halló a alguien adecuado.
Incluso si fuera un tiburón, mientras supiera nadar, Sun Ce podría haber puesto su nombre en la lista. Pero justo cuando llegaba al final de su cuerda, de repente vio que alguien venía hacia él en la playa.
Zhou Yu salió del vestidor, se retiró las gafas de sol, se quitó la camisa y la arrojó sobre la silla reclinable, y con un chaleco a rayas y pantalones cortos, corrió hacia el mar con su tabla en mano. Algunas personas en una lancha que pasaba rápido le gritaron, y él respondió, su voz era fuerte y agradable al oído.
Zhou Yu tomó la cuerda de agarre y la lancha aceleró pausadamente, yendo cada vez más rápido. La tabla debajo de Zhou Yu creó un dragón blanco como la nieve, que arrastraba la ola rugiente de un lado a otro en medio del cielo azul y el agua.
Ese dragón parecía estar vivo, rugiendo hacia el cielo mientras Zhou Yu despegaba en el aire, daba una voltereta, giraba y saltaba sobre la ola hacia el vasto océano. La lancha dio varias vueltas sobre la superficie del agua y Zhou Yu dejó escapar un fuerte grito. Era como si estuviera volando, cruzando la superficie de esa llanura azul.
Finalmente, la lancha redujo la velocidad y Zhou Yu arrojó la tabla de wakeboard a la lancha antes de nadar de regreso a la orilla. Se sacudió el agua de la cabeza, y su cabello mojado caía desordenadamente sobre su frente.
Zhou Yu se quitó el chaleco ajustado, revelando sus poderosos brazos y los músculos claramente definidos de sus hombros y espalda. Las líneas de su cintura eran hermosas y tenía un visible cinturón de Adonis. Llevaba un par de chanclas y unos pantalones cortos mientras abría el grifo de agua fría, y se enjuagaba bajo el sol.
Una toalla llegó hacia él, cayendo en su cabeza.
Zhou Yu se sorprendió.
Y miró hacia atrás. Sun Ce le sonrió.
—¿Juntos? —preguntó Sun Ce.
Zhou Yu agitó una mano y respondió:
—Estoy cansado.
El cabello de Zhou Yu era un poco largo y le cubría los ojos, por lo que no pudo ver claramente a Sun Ce. Él simplemente asintió cortésmente hacia él. Sun Ce continuó:
—¿Cuántos años llevas surfeando?
Zhou Yu no contestó.
Evidentemente, Zhou Yu realmente no quería hablar con Sun Ce, porque después de que terminó de lavarse el cabello, le entregó la toalla y se fue.
En la primera ronda, el intento de Sun Ce de ser amistoso fracasó.
Zhou Yu se acostó en la silla de playa, tomando el sol. Le había entrado agua de mar en los ojos y se hallaban un poco rojos. Se revolvió el cabello, y un frasco de gotas para los ojos voló hacia él desde un costado. Cuando se giró para mirar, Sun Ce estaba allí de nuevo.
—Gracias —pronunció Zhou Yu esta vez—. ¿Esta playa ofrece tantos servicios?
Sun Ce se quedó callado por un rato.
—No soy un salvavidas. —Sun Ce no sabía si reír o llorar, sabiendo que Zhou Yu lo confundió. Se acostó en la silla reclinable junto a él.
Zhou Yu también lo encontró un poco raro. Ese tipo lo estuvo siguiendo todo el tiempo, y justo ahora, cuando estaba surfeando en la superficie del agua, ya había notado a Sun Ce en la orilla. Dejó caer algunas gotas en sus ojos, pero cuando vio que la otra parte lo analizaba sin pestañear, con una expresión como si estuviera a punto de babear, no pudo evitar sentir un escalofrío que le recorrió la espalda.
—Tienes unos buenos abdominales —confesó Sun Ce, sonriendo—. Tus piernas también son largas y tus brazos son poderosos.
Bajo esa mirada, Zhou Yu sintió como si estuviera desnudo, y se le puso la piel de gallina mientras mencionaba:
—Gracias, tampoco estás mal…
La actitud de Zhou Yu era fría y reservada. Sun Ce extendió la mano para acariciarlo, ya que Zhou Yu tenía el torso desnudo y no llevaba más que unos pantalones cortos; no obstante, Zhou Yu se cubrió rápidamente el pecho con el chaleco, temía que lo tocara.
—No tengas miedo —habló Sun Ce con seriedad—. No tengo otras intenciones… quiero contarte una historia, ¿quieres escucharla?
Zhou Yu no dijo nada.
Sun Ce se reclinó en la silla y continuó:
—Mi papá solía contratar esta playa.
La mesera encargada del puesto de bebidas trajo dos bebidas frías y Sun Ce siguió:
—Cuando mi papá estaba presente, organizaba una competencia de surf todos los años. Más tarde, se fue, y como yo estudiaba en la Universidad de Haibin[1], me tocó a mí también cuidar la playa. ¿Te gusta el surf?
Y mientras hablaba, Sun Ce se giró para mirarlo, y descubrió que la silla de playa a su lado ya estaba vacía. Zhou Yu se había ido.
Sun Ce se quedó sin palabras.
En la segunda ronda, su intento de ser amistoso volvió a fallar.
—¡Escúchame! —Sun Ce gritó desde lejos.
Zhou Yu llevaba su camisa en la mano al mismo tiempo que abría la puerta de un Maserati estacionado al costado del camino.
Con un «zum», el Maserati se alejó. Sun Ce se llevó una mano a la frente mientras se apoyaba en un cocotero, quedándose así durante mucho tiempo.
Al día siguiente, en la Universidad de Haibin, el timbre sonó nueve veces y los estudiantes ingresaron al edificio de enseñanza. Cada uno abrió sus casilleros para sacar sus libros y prepararse para los finales. Sun Ce entró, abriendo el suyo con una expresión de irritación, mientras comenzaba a buscar sus cosas.
—Oye —Lü Bu preguntó con indiferencia a su lado—, ¿completaste tu equipo, Sun Ce?
Sun Ce lo miró, e ignoró.
—¿Hay un nuevo estudiante?
—¿Se está inscribiendo en este momento?
—¿Pasó por el examen de ingreso?
Todas las chicas murmuraban. Cuando Sun Ce escuchó sus voces, levantó la cabeza y observó con curiosidad por la ventana, solo para ver un Ferrari blanco detenido junto a las puertas de la escuela. Un tipo alto con gafas de sol, entró en el edificio de enseñanza.
—¡Guau!
Todo el pasillo estaba alborotado.
Zhou Yu y el decano hablaban mientras subían las escaleras. Las miradas de las personas en el pasillo los hicieron sentir muy incómodos y, finalmente, el decano comentó:
—Estarás en la clase C para los exámenes finales.
—De acuerdo —respondió Zhou Yu cortésmente.
Zhou Yu era media cabeza más alto que el decano, casi de la misma altura que Sun Ce. Tomó su llave y fue a abrir su casillero, pero resultó que su casillero se hallaba justo al lado del de Sun Ce. Cuando giró la llave en la cerradura, los dos se encontraron.
Sun Ce vestía una camisa blanca, pantalones de traje y zapatos de cuero, con la corbata anudada al azar; Zhou Yu llevaba el uniforme de la escuela bien planchado y estaba de pie con la espalda erguida.
Los dos se miraron por un momento.
—Ja, ja, eres tú —dijo Sun Ce.
—Oh, eres tú —contestó Zhou Yu cortésmente.
Sun Ce continuó:
—Casi no pude reconocerte con la ropa puesta.
Tres segundos después, la risa se extendió por el pasillo y Sun Ce se dio cuenta de la ambigüedad en sus palabras. El rostro de Zhou Yu estaba rojo brillante, y se puso nerviosamente las gafas de sol, agitando las manos desesperadamente para contradecir esas palabras. Sun Ce agregó:
—¡Solo estábamos surfeando juntos! ¡Haciendo surf!
Pero cuanto más trataba de explicar Sun Ce, más profundo era el pozo que cavaba para sí mismo. En medio de las risas, Zhou Yu se alejó, con la cara y las orejas de color rojo brillante. Sun Ce no tuvo más remedio que organizar sus libros y entrar a su salón de clases para tomar el examen. La clase de hoy era un examen a libro abierto sobre dinámica de fluidos. Sun Ce era grande, por lo que se sentó en la última fila. Después de que Zhou Yu entró y echó un vistazo, no había lugares, así que no tuvo más remedio que también sentarse en la última fila. Dio la casualidad que compartió el mismo escritorio con Sun Ce.
La primera mitad de la clase fue una lección, y la segunda mitad fue su examen final.
—Tú… —Sun Ce se deslizó para hablar con Zhou Yu.
—Universidad de Huinan[2] —informó Zhou Yu—. Me transferí este año y el director me dijo que tomaría los exámenes finales en lugar de mi examen de ingreso.
Sun Ce asintió al mismo tiempo que Zhou Yu se ponía los auriculares, mirando impasible las ecuaciones en el pizarrón. Las comisuras de la boca de Sun Ce se crisparon ligeramente al sacar su cuaderno para revisar sus notas. No fue hasta el examen que Sun Ce preguntó obstinadamente:
—¿No es Huinan una escuela privada exclusiva para los hijos de los ricos? ¿Por qué te cambiaste a Haibin?
—Mi papá falleció —concluyó Zhou Yu tranquilamente. Tomó el examen y comenzó a contestar el de dinámica de fluidos.
Sun Ce avanzó constantemente durante el examen, mientras que Zhou Yu miraba el papel sin comprender.
Sun Ce se rio internamente. Casi podía ver los símbolos «%#@&» flotando sobre la cabeza de Zhou Yu. Incluso el simple hecho de escribir su nombre causó que Zhou Yu pareciera un poco como si fuera a perder los estribos.
—¿Por qué los exámenes de tu escuela son… tan difíciles? —cuestionó.
Sun Ce susurró:
—Así son las universidades públicas.
Sun Ce se revolcaba de risa internamente. Zhou Yu respiró profundamente antes de lograr controlarse y completar algunas respuestas. Su letra era muy buena y las palabras que escribía fluían en el papel, pero había contestado mal a muchas de las preguntas. Sun Ce miró su examen, y Zhou Yu puso la mano en su frente, usando su antebrazo para bloquear la hoja, temeroso de la vergüenza que sentiría si Sun Ce lo veía.
Sun Ce tomó la iniciativa y empujó un poco su examen hacia el lado de Zhou Yu.
La expresión de Zhou Yu era muy conflictiva; sin embargo, finalmente se contuvo y aceptó la amistosa oferta de ayuda de Sun Ce.
Sun Ce se dejó caer sobre la mesa y empezó a dormir la siesta. El timbre sonó, indicando el final de la clase, y Zhou Yu tomó sus exámenes y los de Sun Ce para entregarlos. El sol brillaba intensamente desde afuera. Gan Ning y Ling Tong estaban esperando en el pasillo a Sun Ce para almorzar, pero vieron que Zhou Yu salía primero y Sun Ce lo seguía detrás, con un bolso en un solo hombro colgando de su espalda. Cuando Sun Ce los vio, se dirigió a Gan Ning:
—No vamos a practicar por la tarde, ¡ve a comer! ¿Cómo te llamas?
Y mientras decía eso, Sun Ce persiguió a Zhou Yu. Gan Ning dejó escapar un despectivo «che».
Zhou Yu llevaba una bandolera de doscientos cincuenta mil y un reloj de cuatrocientos mil. Se paró frente a su casillero y sacó su billetera.
—Déjame invitarte a comer.
—Yo te invito, no quiero deberte un favor —respondió Zhou Yu formalmente.
Sun Ce comenzó a reírse y pasó un brazo por los hombros de Zhou Yu. La cara de Zhou Yu se llenó de líneas negras, y los dos subieron al restaurante de clase alta para almorzar.
—Pide lo que quieras. —Zhou Yu le arrojó el menú a Sun Ce y se sentó con las piernas cruzadas en la silla. Estaban sentados en un lugar cerca de las ventanas que daban del piso al techo, y Zhou Yu miraba hacia el exterior despreocupadamente. La familia de Sun Ce también tenía algo de dinero, pero en comparación con el contrario, no era suficiente. Los dos se sentaron juntos y Sun Ce ordenó los platos. Este era el restaurante más lujoso de la Universidad de Haibin, y justo afuera se encontraba el interminable mar.
—¿Cómo terminaste aquí? —curioseó Sun Ce.
Zhou Yu explicó:
—Mi papá falleció y mi madre se mudó para cambiar de entorno. Es más fácil ir desde aquí a visitarla, son solo tres horas de viaje.
Sun Ce asintió, su expresión era de simpatía y pesar. Llegó la comida y Zhou Yu solo tomó un poco antes de dejar de comer. Sun Ce cortó su filete y pronunció:
—El paisaje no es malo, ¿verdad?
—¿Tu familia contrata la playa? —preguntó Zhou Yu.
—Pronto desaparecerá —anunció Sun Ce con indiferencia.
—¿Desaparecerá?
Sun Ce dejó el cuchillo y el tenedor cuando vio a otro estudiante caminar hacia ellos en el restaurante. Su cabello caía descuidadamente sobre su frente, y un cigarrillo colgaba en su boca. Le sonrió a Sun Ce desde la distancia.
—Sun Ce, ¿este es el nuevo miembro del equipo?
—Así es —afirmó Sun Ce, con una sonrisa juguetona en su boca mientras levantaba una ceja—. Todos ustedes van a perder.
—Espera —murmuró Zhou Yu, frunciendo el ceño—. ¿Qué? No he aceptado ser miembro de ningún equipo...
El tenedor de Sun Ce giró varias veces en su mano, antes de señalar al estudiante en la distancia.
—Lu Bu, será mejor que no luches aquí.
—¡Ey! —exclamó Lü Bu, cruzando los brazos mientras se apoyaba en la mesa—. Quien gane el campeonato de la competencia de surf de esta temporada tendrá derecho a alquilar la playa primero. La playa de Haibin es un campo de competición que ha sido seleccionado para el campeonato internacional de surf de este año. No podrás ser el organizador.
—Espera y verás —dijo Sun Ce.
Las comisuras de la boca de Lu Bu se arquearon, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.
Sun Ce se calmó y su expresión cambió. Zhou Yu se recostó en su silla, de espaldas al respaldo del asiento, y miró por la ventana como si sus pensamientos estuvieran girando en esa dirección. El sol entraba, brillando en el espacio entre los dos.
—Ayúdame —pidió Sun Ce de repente—. Sé que puedes. Tú sabes surfear.
—No estoy interesado —respondió Zhou Yu, aburrido.
Sun Ce preguntó:
—¿Cuáles son tus pasatiempos?
Sun Ce comenzó a sonreír. Su sonrisa era muy atractiva y hermosa, y cuando Zhou Yu vio esa sonrisa por el rabillo del ojo, se encontró incapaz de apartar la mirada por un momento.
—No me gusta nada, no tengo la energía —declaró Zhou Yu.
Sun Ce indagó:
—¿Por qué no vamos a jugar videojuegos? ¿Debería presentarte a algunos de mis hermanos?
Zhou Yu contestó:
—Comimos, así que saldamos las deudas entre nosotros. Eso es todo.
Zhou Yu se puso las gafas de sol y extendió una mano. Sun Ce se quedó en silencio por un momento, luego dejó escapar un suspiro, desató la servilleta, la arrojó sobre la mesa, se levantó y se fue.
Por la tarde, Sun Ce fumaba dos cigarrillos fuera del edificio de enseñanza. Cuando levantó la vista, vio a Lu Bu y sus compinches tomando sus tablas de surf para ir a surfear, con los rostros llenos de risas burlonas. Sun Ce tiró sus cigarrillos y fue al consejo estudiantil para preguntar, solo para que le dijeran que si su equipo no estaba completo, entonces no se les permitiría un formulario. No tenía otra opción, así que solo podía regresar a su dormitorio. Sun Ce se sentía irritado y se preparó para tomar una siesta; no obstante, al abrir la puerta se encontró cara a cara con Zhou Yu. Ambos se quedaron helados.
—¿Este es tu dormitorio? —Las comisuras de la boca de Zhou Yu se crisparon levemente.
—Quédate aquí —mencionó Sun Ce—. Me cambiaré.
—Yo me cambiaré —dijo Zhou Yu.
Sun Ce era la única persona que vivía en su dormitorio. Zhou Yu era un estudiante nuevo, por lo que ninguno de los dos esperaba que terminaría siendo asignado al dormitorio de Sun Ce.
Sun Ce preguntó:
—¿Por qué no lo reconsideras?
—No me uniré a tu equipo de surf. Olvídalo.
Sun Ce encontró eso extraño.
—¿Por qué?
—¡No hay razón, no quiero! —bramó Zhou Yu.
Para empezar, Sun Ce ya se encontraba irritado, y cuando escuchó eso, realmente lo quiso golpear en la cara. Zhou Yu comenzó a caminar hacia la oficina del decano para solicitar un cambio de dormitorio, y Sun Ce también lo siguió.
Entonces, ¡blam!, el viento cerró la puerta.
Ninguno dijo nada.
Los dos llegaron uno tras otro a la oficina del decano, pero la respuesta estuvo dentro de sus expectativas: no había más dormitorios, así que por ahora los dos vivirán juntos.
Por lo tanto, Sun Ce y Zhou Yu no tuvieron más remedio que regresar, solo para descubrir que sus llaves se quedaron dentro del cuarto. Sun Ce se inclinó y Zhou Yu se subió a la espalda de Sun Ce. Los dos chicos, de un metro con ochenta de altura, tuvieron que trabajar juntos para subir al segundo piso.
—¡Cuidado! —gritó Sun Ce.
Zhou Yu sacó la maceta del balcón y con un «peng», ambos estuvieron cubiertos de tierra.
Zhou Yu rugió, enojado:
—¿Qué hace un hombre como tú con flores en el balcón?
Sun Ce respondió:
—¿Qué te importa?
Zhou Yu estaba lleno de rabia. Finalmente, pudieron volver a subir al dormitorio con dificultad. Se encontraba lleno de suciedad, y la camisa que le había costado miles de yuanes tenía una mancha negra encima, tan negra como la expresión de Zhou Yu. El rostro de Zhou Yu estaba oscuro al mismo tiempo que se retiraba la tierra a un lado. Sun Ce, por otro lado, se echó hacia atrás, todavía tenía suciedad en el cabello, mientras se burlaba:
—No lavas tu propia ropa en casa, ¿verdad?
Zhou Yu ignoró a Sun Ce, por lo que Sun Ce, ocupándose de sus propios asuntos, se sentó a jugar en su PS5 durante toda la tarde. El tiempo pasó volando, y pronto se hizo de noche. Sun Ce preguntó:
—¿Quieres ir a comer?
Zhou Yu estaba realmente al final de su límite. Ya se había lavado varias veces. Sun Ce llamó a la puerta, pero cuando lo vio bañándose, entró. El cuerpo de Zhou Yu se hallaba cubierto de espuma, y estaba muy asustado por eso. Dijo en voz alta:
—¿Qué estás haciendo?
—Dándote champú —dijo Sun Ce.
Zhou Yu no había traído nada a la escuela, excepto dinero, por lo que no tuvo más remedio que usar las cosas de Sun Ce por ahora. Sun Ce luego le arrojó una toalla, una camiseta y ropa interior. Muy bien, Zhou Yu no podía simplemente ir corriendo desnudo buscando en su equipaje, así que no le quedó más que usar lo de Sun Ce. Cuando salió, su compañero se había ido a quién sabía dónde.
Al caer la noche, afuera soplaba un fuerte viento. Zhou Yu se acostó en el dormitorio, con un amargo sufrimiento y un fuerte resentimiento en su rostro, solo para que Sun Ce regresara con comida.
—¿Quieres comer? —Sun Ce compró dos porciones.
Zhou Yu acababa de llegar y no estaba familiarizado con el lugar. Solo conocía aquel comedor de esa tarde, y no se hallaba de humor para ir a comer allí. Por lo general, en casa, le traían los platillos después de cocinarlos, y solo había comido un poco en el almuerzo, así que ahora tenía tanta hambre que su estómago gruñía.
—Comeré —pronunció Sun Ce.
La fragancia de los alimentos flotaba, y el estómago de Zhou Yu siguió gruñendo.
Sun Ce continuó:
—Baja rápidamente a comer, ¿o te doy de comer yo?
Sun Ce levantó su propio plato de comida y golpeó su cuchara contra él.
Zhou Yu exclamó salvajemente:
—¡No lo tires en la cama!
—Ven aquí —dijo Sun Ce.
Zhou Yu no tuvo más remedio que bajar de la cama obedientemente. Sun Ce le entregó la comida, y luego se sentó a un lado para ver la pequeña televisión. Mientras Zhou Yu comía, miraba a Sun Ce observar el programa.
Zhou Yu:
—¡¿Cómo puedes ver este tipo de videos mientras otras personas están comiendo?!
Sun Ce tenía puestos los auriculares y el volumen era tan alto que básicamente se escapaba el sonido. Miró de reojo y vio a Zhou Yu agitando su cuchara, protestando furiosamente por su elección de programación, por lo que no tuvo más remedio que cambiar de canal. Comenzó a sonar Pleasant Goat and Big Big Wolf, y Zhou Yu casi escupe su comida de nuevo.
—¿Es muy asqueroso? —cuestionó Sun Ce.
—Es alimento para cerdos —notificó Zhou Yu, con una expresión cabizbaja mientras sacaba una servilleta para limpiarse la boca.
Por la noche, Zhou Yu volvió a tener hambre. Se apagaron las luces en el dormitorio, cuando le preguntó:
—¿Dónde puedo conseguir un refrigerio de medianoche?
Sun Ce respondió:
—No hay refrigerios de medianoche en ningún lado.
Zhou Yu habló con incredulidad:
—¿Esta universidad ni siquiera tiene un puesto de refrigerios a medianoche?
—No. ¿Quieres fideos instantáneos con sabor a ternera estofada?
—¿Qué son los «fideos instantáneos»?
Sun Ce no contestó.
No tuvo más remedio que salir de la cama para buscar en su gabinete de almacenamiento y prepararle algunos fideos instantáneos. Este arrugó las cejas con disgusto; no obstante, al final, no pudo vencer su hambre, por lo que devoró todo el cuenco de fideos.
Pasaron varios días así, y Zhou Yu sintió que la vida era peor que la muerte, su expresión era de miseria. De vez en cuando, Sun Ce lo miraba discretamente, simplemente sintiendo que era muy divertido. Durante las pruebas, Zhou Yu no sabía cómo resolver nueve preguntas de cada diez, y cuando se trataba de materias comunes, que Sun Ce no tomaba, Zhou Yu no tenía más remedio que escribir algunas respuestas al azar.
A su lado estaba sentado un chico alto y guapo. Su camisa se hallaba un poco desgastada debido al lavado constante, pero trabajaba diligentemente en su examen.
—Préstame tu calculadora —susurró Zhou Yu.
Cuando esa persona levantó la vista y lo miró, Zhou Yu inmediatamente lo reconoció como uno de los miembros del equipo de Lu Bu. Sin embargo, era bastante fácil hablar con él, y le dio su calculadora. Cuando entregaron sus exámenes, Zhou Yu vio el nombre que había escrito: Zhao Yun.
Después de entregar sus exámenes, Zhao Yun conversó con Zhou Yu un poco más y preguntó:
—¿Te unirás al equipo de surf de Sun Ce?
—No —dijo Zhou Yu—. No planeo hacerlo.
Zhao Yun se rio entre dientes.
—Y pensé que habría un competidor fuerte esta vez. ¿Realmente no lo considerarás?
Zhou Yu indagó, resignado:
—¿No son ustedes dos rivales?
—Es una competencia, pero también espero que los participantes se desempeñen bien. —Zhao Yun recogió su mochila y asintió cálidamente mientras se despedía de él.
Zhou Yu metió una mano en su bolsillo, sin desear regresar a los dormitorios. Sun Ce andaba todo el día en ropa interior y se sentaba en su dormitorio con las piernas levantadas y los auriculares puestos para ver la televisión. Aunque también era muy guapo, la forma en que se sentaba irritaba a Zhou Yu por alguna razón.
Cuando bajó las escaleras, vio a Lu Bu. No deseaba involucrarse en la competencia y los rencores entre los dos equipos, por lo que asintió brevemente al pasar junto a él. No obstante, Lü Bu no planeó dejarlo ir tan fácilmente, estiró un brazo, y lo arrinconó contra la pared.
—Subamos a la azotea para charlar —habló Lu Bu.
Zhou Yu pronunció:
—¿Eres un estudiante de prepa planeando una pelea en el techo? Solo di lo que tengas que decir.
Lu Bu se quedó sin palabras.
Zhou Yu ya era muy alto, pero Lü Bu medía más de un metro con noventa centímetros, era media cabeza más alto que Zhou Yu y lo miró desde arriba.
—¿Te unirás al equipo de surf de Sun Ce? —Lü Bu preguntó con frialdad.
Zhou Yu respondió:
—Originalmente, no estaba planeando entrar, pero no puedo resistirme a querer preguntarte… —Zhou Yu se quitó las gafas de sol, ambos se miraron fijamente—. Sin Sun Ce como oponente, ¿no te resultará bastante aburrido?
Lü Bu dejó escapar un gruñido frío. Zhou Yu continuó:
—¿Qué rencor tienen ustedes dos?
—No me gusta su aspecto —declaró Lü Bu con indiferencia.
—Lü Bu —sonó una voz amenazadora desde arriba—, si te atreves a dañar a mi gente...
Apareció Sun Ce, y mientras bajaba las escaleras, se arremangó, revelando los tatuajes en sus antebrazos.
—No me culpes por pelear contigo aquí y ahora.
—¿Quién es tuyo? —Zhou Yu estaba al final de su juicio.
Lu Bu evidentemente le temía un poco a Sun Ce. Aunque se hallaba acostumbrado a pelear, podría ser atrapado por una ofensa severa si se golpeaban en la esquina de la escalera.
—Está bien —dijo Lü Bu—, ustedes tienen agallas.
—Lü Bu. —Zhao Yun también había venido y apareció al pie de la escalera—. Te he estado esperando durante tanto tiempo para ir a comer. ¿Qué estás haciendo ahora?
Lü Bu no tuvo más remedio que renunciar a hacerle pasar un mal rato a Zhou Yu, y él y Zhao Yun se fueron.
Sun Ce comentó:
—No le tengas miedo. No se atreve a iniciar una pelea conmigo.
Zhou Yu le lanzó una mirada a Sun Ce, pero ignoró lo que dijo y, con una expresión oscura, se alejó.
Una semana después, se realizaron sus últimos exámenes. Cuando Sun Ce regresó a su dormitorio, se encontraba parado afuera y cuando estaba a punto de entrar, escuchó a Zhou Yu hablando por teléfono adentro.
—En —dijo la voz de Zhou Yu—. Está bien.
»No he discutido con ningún compañero de clase. Sí, he hecho algunos amigos.
»No te preocupes, cuídate.
»Regresaré en unos días, he aprobado todos mis exámenes. No hay problema, relájate.
»Sí, vivo con mi compañero de cuarto.
»¿Qué? Oh, es... es...
Un silencio cayó sobre la habitación durante varios segundos, antes de que la voz de Zhou Yu volviera a flotar.
—Parece que se llama Ce... Sun Ce, Sun Ce.
Sun Ce se quedó quieto por unos instantes.
—Sí, definitivamente me llevaré bien con él.
Zhou Yu aún no había colgado cuando Sun Ce abrió la puerta y entró. Dijo alegremente hacia el teléfono:
—Hola, tía.
Zhou Yu inmediatamente puso su mano sobre el micrófono, pero una amable voz femenina sonó desde el altavoz.
—Hola. Cuando tengas la oportunidad, ven a casa con Zhou Yu. Tendrán días libres, ¿no?
Sun Ce apartó dos de los dedos de Zhou Yu y sonrió hacia el micrófono.
—¡Lo haré, lo haré! ¡Voy a bañarme ahora!
—Tú… —susurró Zhou Yu; sin embargo, Sun Ce no respondió. En cambio, se dirigió adentro para bañarse.
Zhou Yu conversó un rato más, y cuando Sun Ce terminó de bañarse, salió a recoger la ropa. El viento afuera se volvía cada vez más fuerte, pero Sun Ce continuó sonriendo felizmente sin mirar a Zhou Yu. Eso continuó hasta que entró, y ambos se encontraban un poco incómodos al respecto.
Las calificaciones se darían a conocer mañana. Sun Ce encendió el televisor: había una advertencia de tifón.
—¿Vas a casa para las vacaciones? —Era raro que Zhou Yu entablara una conversación.
—No tengo a dónde ir —aseguró Sun Ce—. Mi mamá y mi hermano menor están en el extranjero. Mi madre está con mi hermano mientras termina sus estudios.
Zhou Yu no dijo nada más. Cuando Sun Ce vio que estaban pronosticando que el tifón sería de nivel ocho[3], preguntó:
—¿Vas a regresar mañana?
—Este lugar infernal —dijo Zhou Yu—, no quiero quedarme aquí ni un momento más. Préstame tu computadora portátil.
Sun Ce comentó:
—Tengo mucha curiosidad. ¿Por qué siempre mantienes una cara tan malhumorada, no puedes sonreír de vez en cuando?
—¿Qué es tan divertido? ¿Tienes tanto por qué sonreír?
Sun Ce le dio unas palmaditas en el hombro a Zhou Yu, y le cuestionó:
—¿Qué vas a hacer cuando regreses a casa?
—No mucho —confesó Zhou Yu—. Hacerle compañía a mi mamá.
Sun Ce pronunció:
—Antes estabas aprendiendo construcción. ¿Qué querías ser? ¿Un arquitecto?
—¿Te importa? —contestó en retórica Zhou Yu. No se detuvo en encender la computadora para revisar sus puntajes.
Sun Ce dijo:
—Vamos a hacer algo durante los días libres. Te llevaré a surfear.
—No iré —negó Zhou Yu—. No tengo tiempo libre para eso.
Sun Ce dejó escapar un suspiro antes de concluir:
—Sean cuales sean los deseos que tengas, te ayudaré a cumplirlos, siempre y cuando vengas a surfear conmigo. Dime qué te preocupa.
El portal de calificaciones del examen se estaba cargando. Zhou Yu se detuvo y miró a Sun Ce.
Sun Ce siguió curioseando:
—¿Qué hace tu familia para ser tan rica?
—Bienes raíces.
—Entonces, ¿cómo terminaste aquí estudiando Biología Marina?
Apareció el portal de puntuación y Zhou Yu no podía creer lo que notaba. Sun Ce se deslizó frente a la computadora, y lo que vio fue que Zhou Yu había fallado en tres de sus ocho finales, y el resto de las cinco fueron 61 puntos. Evidentemente, los profesores fueron muy misericordiosos y lo dejaron pasar.
Zhou Yu no habló.
Sun Ce asintió, y sonrió mientras decía:
—¡Lo hiciste bastante bien! ¡Déjame revisar el mío!
Si las olas embravecidas fueron causadas por el viento del mar afuera, entonces en este momento, Zhou Yu enfrentaba su puntaje de 17 en el examen de Dinámica de Fluidos, 22 en Matemáticas Avanzadas, 37 en Dibujo, una enorme pared de agua se elevó en su corazón, amenazando con ahogar al mundo.
Sun Ce verificó sus propios puntajes. Había reprobado cuatro de sus ocho materias y necesitaba tomar los exámenes de recuperación para las otras cuatro.
—Mírate —lo elogió Sun Ce—, aunque me copiaste, aún obtuviste mejores calificaciones que yo.
Zhou Yu finalmente se derrumbó y se enfureció:
—¿¡No eres un estudiante brillante!? ¿Por qué dejas que otros copien tus exámenes? ¡Así no es como funciona, ¿de acuerdo?! ¡¿Estás loco?! ¡¿Se te atoró la cabeza en una puerta?!
Sun Ce indicó:
—No te enojes tanto, si no te dejaba copiar, de todos modos no sabrías cómo resolverlos.
Zhou Yu casi quería estrellar la pantalla en la cabeza de Sun Ce. Nunca se había encontrado con algo así en su vida, ni una sola vez, desde que nació.
—¡Oye, oye! ¡¿Adónde vas?! —Sun Ce llamó apresuradamente.
Zhou Yu azotó la puerta, al igual que Nora[4], cerrando tan fuerte que todo el edificio del dormitorio se estremeció por eso. Sun Ce se rascó la cabeza, sin entender por qué Zhou Yu se hallaba tan enojado nuevamente.
Zhou Yu vestía pantalones cortos y pantuflas, y sus brazos estaban desnudos mientras se paraba en el dique. En la orilla completamente oscura, el viento salvaje envió el mar embravecido hacia ellos, una bola de aire tropical se formó sobre el océano. El agua de mar se elevó en una enorme cadena montañosa por la mano de la naturaleza, y luego cayó hacia la orilla.
En la oscuridad, se vino abajo, como si pudiera derribar montañas, como si estuviera anunciando la impotencia de los humanos frente al poder de la naturaleza. El mundo entero se estremeció. El mar se alzó y se estrelló con una fuerza tremenda. Zhou Yu montó su tabla de surf y se lanzó a las olas de más de diez metros de altura causadas por el tifón.
—¿Estás buscando la muerte?
La voz de Sun Ce fue fugaz en medio del rugido del viento, como si fuera una hoja arrastrada hacia el cielo por el vendaval, desapareciendo por completo. Se quitó la camisa y corrió al mar para buscar a Zhou Yu.
Zhou Yu fue arrastrado a la oscuridad por las olas, y tan pronto como Sun Ce abrió la boca para gritar «oye», tragó un sorbo de agua, la ola cayó directamente sobre su cabeza y lo empujó a las profundidades del océano.
Por un momento, el mundo quedó incomparablemente tranquilo. Las corrientes que los fuertes vientos levantaban en el agua turbia del mar retrocedían hacia la orilla. Sun Ce asomó la cabeza y tomó aire, antes de volver a hundirse: había encontrado a Zhou Yu. Flotaba en el agua, forcejeando furiosamente, luchando contra esa mano enorme que lo arrastraba hacia el abismo.
La cabeza de Sun Ce se estrelló contra una roca e inmediatamente se desmayó. Aspiró un sorbo de agua salada y se despertó de nuevo. En la oscuridad, agarró la mano resbaladiza de Zhou Yu e inmediatamente tomó sus muñecas con fuerza. Los dos lucharon continuamente, y Sun Ce lo sujetó del brazo y lo arrastró hacia la roca.
En medio del mar embravecido y los vientos salvajes, Zhou Yu tosió ruidosamente, vomitando toda esa agua de mar sobre la espalda y los brazos desnudos de Sun Ce. Sun Ce se dio la vuelta para decir algo, antes de agarrarlo con firmeza. Zhou Yu respondió, pero ninguno de los dos escucharon los gritos del otro.
Finalmente, Sun Ce logró evitar todos los riscos, gracias a su familiaridad con la zona, y arrastró a Zhou Yu a tierra. Tan pronto como los dos llegaron a la playa, Sun Ce estaba completamente exhausto y se desplomó sobre el cuerpo de Zhou Yu, vomitando un chorro de agua.
—¡¿Estás buscando la muerte?! —Sun Ce rugió con todas sus fuerzas.
Zhou Yu convulsionaba constantemente, y Sun Ce se sobresaltó, moviéndose de inmediato para apretar la nariz de Zhou Yu. Se inclinó y comenzó a realizar la maniobra de RCP, presionando su pecho y respirando en su boca. Después de varias rondas, Zhou Yu tosió violentamente, expulsando el agua.
—Calambre. —Zhou Yu parecía completamente desaliñado mientras yacía de lado en la playa.
Las olas se hicieron más y más grandes. Evidentemente, la tormenta aún no había pasado, y vino hacia ellos, les golpeaba con fuerza, como si quisiera arrastrarlos nuevamente hacia adentro. Sun Ce ayudó a Zhou Yu a levantarse y le permitió pasar el brazo por encima de su hombro. Sin más espacio para hablar, corrieron hacia el dique.
—No traje mi llave —se lamentó Sun Ce.
El viento era tan fuerte que estuvo a punto de volar todo el edificio de dormitorios. En la noche oscura, las palmeras bailaban con el viento, como si estuvieran a punto de ser arrancadas por completo. Zhou Yu gritó al oído de Sun Ce:
—¡Ve al garaje!
—¿Qué? —preguntó Sun Ce.
Los dormitorios ya habían sido cerrados, y Sun Ce no deseaba ser castigado por no regresar esa noche, no cuando estaba tan cerca de las vacaciones. Con eso, él y Zhou Yu se colaron en el garaje, que se hallaba en silencio. Sun Ce se quitó los pantalones y, de espaldas a Zhou Yu, escurrió el agua. Ambos se encontraron cubiertos de arena, y la espalda de Zhou Yu se llenó de algas.
—Sube al auto —dijo Zhou Yu.
Sun Ce volvió a ponerse sus pantalones cortos, pero justo cuando estaba a punto de preguntarle cómo conduciría sin la llave del auto, Zhou Yu presionó su dedo contra la puerta y con un pitido, las puertas se abrieron. Un minuto después, el motor rugió y el Ferrari salió a toda velocidad del garaje, atravesando la entrada de la escuela en medio de la tormenta torrencial.
—Déjame conducir —pidió Sun Ce.
—¡Para! —Zhou Yu no tuvo más remedio que admitir la derrota y, al final, los dos intercambiaron lugares. El auto deportivo avanzó a toda velocidad, acelerando sobre la carretera a través de la parte superior de la presa, mientras un violento viento y olas barrían la autopista. Sun Ce pisó el acelerador descalzo y, atravesó el mar de furia en medio del apocalipsis. Era como si el auto deportivo estuviera acelerando a través de un túnel formado por la cortina de agua, de vez en cuando, se estrellaba contra ellos como flechas de agua lanzadas por un ejército que cargaba hacia ellos, mientras que otras veces, los rayos salían disparados desde el suelo.
En el momento en que el auto deportivo salió del agua, ya no pudieron distinguir el cielo y la tierra.
—¡Yuju!
Sun Ce silbó. La cortina de lluvia caía sobre las ventanas de vidrio y los limpiaparabrisas se movían de un lado a otro. Las luces al costado del camino destellaban, brillando a través de ese vasto tramo de carretera. Zhou Yu estaba exhausto y encendió el sistema de navegación. Su destino era una villa al pie de las montañas del norte.