Zhou Yu limpió la cama, los dos se cubrieron con una manta y durmieron juntos. La cama de Zhou Yu era muy pequeña, y ambos eran grandes, por lo que se tocaban con las manos y los pies. Hubo un poco de ruido afuera, y Sun Ce levantó la vista para mirar el techo y dijo bromeando:
—Hay muchas ratas en este invierno.
Zhou Yu no esperaba que Sun Ce dijera tal cosa y con un pu, se rio entre dientes.
Sun Ce dijo de manera divertida:
—Mañana tengo que hablar con el gran general para que pueda controlar a las ratas.
—Trajiste a las ratas —respondió Zhou Yu—. He vivido aquí por más de un mes y nunca he visto una. Las ratas te siguieron tan pronto como llegaste, ten cuidado de que no te muerdan mientras duermes.
El rostro de Sun Ce cambió ligeramente, entrecerró los ojos, y bajo los aleros fuera de la casa, vio la luz de la luna claramente más brillante.
Sun Ce contuvo la respiración, pero Zhou Yu presionó su mano sobre la de Sun Ce, sacudiendo la cabeza ligeramente.
Los asesinos fuera de la habitación parecían estar esperando algo, pero Zhou Yu sabía que Yuan Shu no haría un golpe mortal en ese momento. Después de todo, aún no había encontrado el paradero del sello de jade. Matar a Sun Ce equivalía a pelear directamente con Sun Jian. Sun Ce fue bastante atrevido, sonrió y dejó de mirar hacia afuera.
Después de una varita de incienso, las orejas de Zhou Yu se movieron al escuchar el sonido de un silbato de bambú desde la distancia, la mayoría de los asesinos en el techo fueron retirados, pero probablemente quedaban algunos todavía monitoreando su conversación.
Sun Ce acababa de terminar de bañarse, y olía al buen aroma de la piel de un hombre, todo este tiempo había estado sosteniendo la mano de Zhou Yu con fuerza.
En la segunda mitad de la noche, Zhou Yu preguntó en voz baja:
—¿Estás dormido?
—No —susurró Sun Ce y se dio la vuelta, presionando a Zhou Yu debajo de él.
Zhou Yu:
—...
Zhou Yu fue aplastado por Sun Ce en una postura extraña y se presionaron de oreja a boca. Sun Ce abrió los ojos y sus cálidos labios se movieron un poco:
—Uno a la izquierda, tres a la derecha.
—Todos se han quedado dormidos —dijo Zhou Yu en voz muy baja—. Queda uno junto a la pared del patio trasero que está escuchando…
—¿Qué quieres decir? —preguntó Sun Ce en un susurro junto al oído de Zhou Yu—. Gongjin, hueles bastante bien, al igual que cuando eras un niño.
—Oh, vete a la mierda… —Zhou Yu apartó la mano que Sun Ce estaba usando para tantear y susurró—: Tengo un plan para que Sun Quan, tu madre y tú se vayan sanos y salvos. ¿Te gustaría intentarlo?
—Habla. —Sun Ce tenía su brazo alrededor de la cintura de Zhou Yu y puso su pierna sobre él. Los dos estaban enredados, Sun Ce sonrió y dijo—: Sabía que tendrías un plan.
—Deja de decir tonterías... ¿Qué estás haciendo? ¡Basta! —susurró Zhou Yu—. Si sigues haciendo una escena, ya no me preocuparé por ti.
Sun Ce tuvo que mantener esa posición y quedarse quieto. Zhou Yu dijo algunas palabras en voz baja y Sun Ce frunció las cejas.
—Piénsalo bien —comentó Zhou Yu—. No puede haber dudas en este asunto, de lo contrario, ni Zhang Zifang[1] podrá ayudarte en su segunda vida.
—¿Qué pasa si quiere matarme? —dijo Sun Ce con seriedad.
La expresión de Zhou Yu se hundió, mirando a la otra parte a los ojos. Sun Ce sonrió y dijo:
—Incluso entonces, solo puedo entregarme a la puerta de tu casa y dejar que me mates.
Zhou Yu usó toda su fuerza para sacar a Sun Ce de la cama. Sun Ce se apresuró a suplicar misericordia y habló:
—Haremos lo que dices…
En la tarde del día siguiente, en la habitación de Yuan Shu, los cristales de la ventana proyectaban una luz gris y tenue.
Una fuerte nevada cayó afuera, y Zhou Yu se frotó las manos enrojecidas. Su cabello, cejas y pestañas estaban cubiertas de escarcha, y parado junto a una estufa no pudo evitar temblar.
—Zhou Yu, ¿qué estás haciendo ahora? —Yuan Shu se levantó después de una siesta del mediodía y se sentó en el asiento con una sonrisa. Zhou Yu tenía tanto frío que sus dientes temblaban. La ola de frío envolvió todo Shouchun durante la noche y este plan suyo realmente le había causado una gran cantidad de sufrimiento.
—Zhugong —dijo Zhou Yu con la voz temblorosa—. No debes dejar que nadie sepa sobre esto, de lo contrario la vida de este humilde Gongjin…
Mientras hablaba, Zhou Yu puso un paquete cuadrado envuelto en tela amarilla que goteaba agua frente a Yuan Shu.
—Esto...
Esta vez fue el turno de Yuan Shu de temblar. Miró a Zhou Yu, quien reunió toda su fuerza para asentir.
La voz de Yuan Shu tembló:
—Siéntate, siéntate... ¡¿De dónde lo sacaste?!
Zhou Yu se sentó a un lado, y Yuan Shu continuó:
—¡Sirvientes!
Yuan Shu cubrió el paquete con tela y ordenó a los sirvientes que trajeran vino caliente y llamarán a Yang Hong. Después de un rato, finalmente se hicieron los arreglos y Zhou Yu bebió unos sorbos del vino tibio y se calentó un poco. Luego Yuan Shu les pidió a sus sirvientes que envolvieran a Zhou Yu en una manta y este se sentó a un lado con la cara enrojecida.
Todos los sirvientes fueron despedidos. En la pequeña mesa del pasillo, un pequeño sello de jade cuadrado reflejaba la luz. Una esquina incluso estaba chapada en oro, y toda la atención de Yuan Shu estaba centrada en ella. Había olvidado por completo la existencia de Zhou Yu; sus ojos brillaban de codicia, reacios a separarse del sello de jade ni por un momento.
—Zhugong —susurró Yang Hong—. Este debe ser el que tomó Sun Jian... debe ser el sello de jade imperial.
La aparición de este sello de jade, que simbolizaba el poder del emperador y la tierra de la gente común, hizo que Yuan Shu se sintiera como en un sueño. Yang Hong levantó la luz un poco más y, bajó el resplandor de la lámpara, los aires caballerosos de Yuan Shu desaparecieron instantáneamente. Simplemente repitiendo una y otra vez:
—Es increíble, es increíble...
—Zhugong —dijo Zhou Yu con sinceridad—. Antes de esto, para bajar la guardia de Sun Ce, Yu tuvo que engañarlo para ganarse su confianza y poder guardar temporalmente el sello de jade en el estanque del patio lateral, hoy temprano Yu logró recuperarlo con éxito.
—Wo wo. —Yuan Shu se recuperó, Yang Hong agitó la mano suavemente y susurró—: ¡Zhugong!
Yang Hong envolvió el sello de jade con la misma tela amarilla y Yuan Shu se recuperó a regañadientes. Al ver que Yang Hong llevó el sello de jade al patio trasero, suspiró y asintió con la cabeza hacia Zhou Yu.
—Buen trabajo —expresó Yuan Shu—. El anciano te culpó antes, Zhou Yu.
Zhou Yu dijo con voz ahogada:
—Yu no hizo nada. Esta cosa ha sido transmitida durante muchos años, y finalmente llegó a las manos de zhugong, lo que significa que zhugong… ha recibido el mandato de los cielos, y es su deber asegurarse de que la gente tenga una vida larga y la nación prospere. Que Yu haya ayudado a cumplir con esto no es más que una coincidencia predestinada y bajo el servicio de zhugong, para que Yu tenga un espacio para él, Yu está listo para sufrir incluso la muerte más cruel... todavía no puedo pagar la bondad de zhugong...
Zhou Yu miró fijamente la copa de vino, se atragantó un par de veces y no pudo continuar. Yuan Shu se rio a carcajadas, evidentemente sintiendo una gran alegría. Dio un paso adelante personalmente y abrazó a Zhou Yu, quien se inclinó rápidamente para ayudar, un viejo y un joven, eran como amigos de varias generaciones.
Yuan Shu dijo:
—Sobrino, hay ciertas cosas que este anciano no puede decir, de todos modos, tú y yo las entendemos en nuestros corazones.
Zhou Yu asintió, sabiendo que Yuan Shu estaba en el momento más orgulloso de su vida. No importaba lo que pidiera, Yuan Shu se lo daría. Sin embargo, dado que la actuación había llegado a este punto, todavía quedaba lo más importante, y debía esperar por la oportunidad para poder hablar.
Yuan Shu volvió a decir:
—Pero este asunto no debe mencionarse a otros.
Zhou Yu asintió para indicarle que tenía razón y comentó:
—Ahora que la puerta está sellada por la fuerte nevada y el estanque se ha congelado, Sun Ce no debería volver a investigar el fondo del estanque, pero si el tiempo se prolonga...
—Así es. —Yuan Shu agitó su mano y se burló—. Ahora que el objeto ha sido encontrado, en mi opinión...
—Zhugong. —Yang Hong salió de la habitación interior, se sentó a un lado y dijo—: Zhugong, Zhou daren, por favor, escuchen mis palabras.
Zhou Yu asintió, Yuan Shu estaba de buen humor, se acarició la barba y dijo:
—Habla.
Yang Hong entrecerró los ojos, analizó a Zhou Yu, sonrió y dijo:
—Inesperadamente, Zhou daren tiene una mente tan meticulosa. Realmente fue un malentendido. El asunto de la familia Sun naturalmente debe resolverse, pero el señor no debe estar ansioso. En este momento, creo que Zhou daren también tiene un plan, ¿por qué no lo escuchamos?
Zhou Yu sonrió. Sabía que Yang Hong era inteligente, no quería involucrarse, pero también quería matar a Sun Ce con una espada prestada. Luego reflexionó por un momento y explicó:
—Para ser honesto, Yu pensó en esto antes. Sun Jian mantiene sus tropas frente al paso Hulao y matar a su hijo mayor ahora, puede provocar un cambio.
—Wu —dijo Yuan Shu—. Dime más.
—Ahora que Sun Ce está aquí, la relación entre este humilde y la familia Sun puede usarse como un gran avance. —Zhou Yu estaba seguro de que el plan funcionaría, sabiendo que había ganado con éxito la confianza de Yuan Shu con el sello de jade imperial, todo lo que dijera después, nadie lo dudaría más.
»Es mejor retener a Sun Ce por el momento. Después de todo, el sello de jade ha regresado a su legítimo dueño. Ese bastardo no lo sabrá hasta que el agua del estanque se derrita en primavera. —Zhou Yu utilizó inteligentemente las palabras regresado a su legítimo dueño, lo que hizo reír de nuevo a Yuan Shu.
»Tan pronto como llegue el Festival de Shangyuan, zhugong podría pretender dejar atrás las disputas y dejar que este humilde siga adelante con Sun Ce. Luego, envíe a un grupo de asesinos disfrazados de soldados para escoltar a los tres miembros de la familia Sun. En ese momento, haré un plan para que Sun Ce le envíe una carta a su padre para engañarlo y que suba al carro. Sun Jian estará aturdido por su gran éxito, pensando que su esposa e hijo han dejado Shouchun. Entonces no habrá nada más que obstaculice su progreso y zhugong puede aprovechar la oportunidad para actuar.
»Una vez que se haya acabado con Sun Jian, podemos sacrificar a Sun Ce, solo así podremos deshacernos de los problemas futuros —dijo Zhou Yu.
Yuan Shu dijo:
—¡Qué buen plan!
Yuan Shu miró a Yang Hong, quien solo se rio entre dientes y no respondió, Yuan Shu le dijo a Zhou Yu:
—Entonces ve y estabiliza a Sun Ce primero. En cuanto a todo lo demás, ordenaré a Yang Hong que te ayude.
Yang Hong todavía sospechaba y dijo:
—Con la habilidad de Sun Jian, me temo que no será fácil engañarlo.
Zhou Yu dijo:
—Cuando este joven rescate a su esposa e hijos y llegue a su campamento, Sun Jian estará conmovido, y organizará un banquete espléndido para premiar a este joven como corresponde. Cuando sea el momento, dependiendo de la situación, es suficiente introducir un poco de veneno y deshacerse de ellos de una sola vez.
—Wu. —Yang Hong asintió pensativamente y dijo—: Así que no puedes dejar que Sun Ce lo note.
Zhou Yu:
—Exactamente.
—Se puede dejar ir a la dama Sun, se puede dejar ir a Sun Quan. —Yang Hong le dijo a Yuan Shu—. Pero en cuanto a Sun Ce… zhugong, no debes dejar ir a Sun Ce.
El corazón de Zhou Yu dio un vuelco.
—Si liberamos a Sun Ce, habrá un sinfín de problemas —Yang Hong dijo—: Incluso si eliminamos a Sun Jian y dejamos a Sun Ce, es equivalente a dejar que un tigre regrese a la montaña. En mi opinión, ya que Sun Ce confía plenamente en Zhou daren, aprovechemos que la dama Wu y Sun Quan estén fuera de la ciudad para enviarlos al campamento de Sun Jian. En cuanto a Sun Ce, todavía continuemos reteniéndolo aquí.
Zhou Yu dijo preocupado:
—Me temo que si Sun Ce se queda aquí, no podría persuadirlo tan fácilmente.
—No importa —dijo Yang Hong—. Cuando se entere de que su madre y su hermano menor pudieron escapar, ¿cómo podría no agradecerte? Solo déjalo que espere unos días más en Shouchun.
Yuan Shu dijo:
—Eso es correcto, incluso si el sobrino Zhou no logra eliminar a Sun Jian, al menos Sun Ce estará en nuestras manos. Incluso si Sun Jian logra capturarte, podemos hacer un intercambio. Puede elegir no preocuparse por la vida de su esposa, pero ese anciano no puede elegir no preocuparse por tu vida, sobrino Zhou.
El plan de Yang Hong era muy cruel. Hasta ahora, todavía no confiaba completamente en él y Zhou Yu no pudo evitar sentirse nervioso. Sabiendo que una vez que llegara al campamento de Sun Jian y siguiera el plan de Yuan Shu, aquí en Shouchun matarían a Sun Ce, con el fin de eliminar problemas futuros para siempre.
—Un plan excelente —Zhou Yu comentó—. Entonces solo se necesitan tres cuentas de cintura para salir de la ciudad y un documento de viaje.
—Bien, en cuanto a los detalles —Yang Hong dijo—: Déjeme pensarlo en detalle una vez más y tratemos de resolverlo todo de una vez.
Zhou Yu soltó un suspiro de alivio, fingiendo que había soltado una gran carga. A los ojos de Yang Hong y Yuan Shu, lo que vieron fue su conciencia culpable, por temor a que Sun Ce descubriera que había robado el sello de jade. Si pudieran derrocar a la familia Sun ahora, deshacerse de esa sospecha sería fácil.
Sabiendo que Yuan Shu todavía quería admirar su sello de jade, Zhou Yu se levantó y se despidió, dejando a Yang Hong y a Yuan Shu en el pasillo.
—Sácalo, sácalo —dijo Yuan Shu—. Ve a buscarlo rápidamente y enséñaselo a zhugong, ¿sabe Benchu[2] de este asunto?
—No lo sé —dijo Yang Hong en voz baja—. Cuando Zhou Yu vino aquí, obviamente lo estaba ocultando de sus ojos y oídos...
Yang Hong entró y volvió a tomar el sello de jade. Yuan Shu desató la tela amarilla y lo miró con desesperación. Yang Hong dijo en voz baja:
—Zhugong, Zhou Yu es como un chacal. Incluso planea matar a Sun Ce, a quien conoce desde joven... si esta persona permanece a su lado…
—Lo sé —dijo Yuan Shu—. Una vez resuelto el asunto de la familia Sun, haz lo que mejor te parezca.
Cuando Yang Hong escuchó esto, también dejó escapar un suspiro de alivio.
Ese mismo día, casi todas las personas que monitoreaban a Sun Ce fueron evacuadas, dejando solo a las que estaban fuera del muro del patio.
Sun Ce le estaba enseñando a Sun Quan a escribir en la habitación de Zhou Yu, mientras dibujaba los trazos, dijo en voz baja:
—Todavía no confía en ti.
Zhou Yu dijo:
—Lo que me temo es que haya cambios.
—No te preocupes —dijo Sun Ce—. Yuan Shu tiene pocos expertos bajo su mando, así que no podrá detenerme.
»Concéntrate un poco más. —Sun Ce le frunció el ceño a Sun Quan.
Sun Quan obviamente le tenía un poco de miedo a Sun Ce. El hermano mayor era como un padre y Sun Jian solía estar ocupado en la guerra. La mayor parte del tiempo Sun Ce enseñaba a su hermano menor, tanto a leer como a escribir. Cada vez que Zhou Yu se encontraba con Sun Quan y veía a Sun Ce, era como un ratón viendo a un gato. Normalmente, no pudo evitar intervenir:
—No lo trates tan ferozmente, solo es un niño.
Sun Ce sonrió y dijo:
—No eres su cuñada, ¿por qué eres tan protector con él?
Zhou Yu no entendió el significado de esas palabras al principio, y en un instante un sorbo de té brotó de su boca. Fue a darle una lección a Sun Ce, pero Sun Ce tiró su pincel y se apartó, gritando desde la puerta:
—¡Voy a parar! ¡Sun Quan, recuerda esto! Algún día no habrá Gongjin protegiéndote, ¡ten cuidado con las palizas!
Sun Quan dijo:
—Yo... ya no quiero que seas mi hermano, quiero a Zhou dage…
—¡Sun Quan! —Un niño mal educado gritó en la puerta.
Sun Ce por poco choca con este niño, lo miró y Zhou Yu dijo:
—Cao Pi, entra, ¿hace cuántos días que no estudias?
—Zhao dage estaba conmigo —dijo Cao Pi de mala gana, quitándose las botas y entrando. Sun Ce colocó las botas de los dos niños juntas en el pasillo, lo cual fue muy fascinante. El hijo de Cao Cao tenía una apariencia muy delicada y Sun Quan también era muy joven y fresco. Los dos niños se sentaron ahí luciendo tan elegantes y hermosos como estatuas de jade cuidadosamente elaboradas. Lo que lo hacía más raro era que parecía que no habían sido tocados por el mundo.
—¿Dónde está Zhao Zilong? —preguntó Sun Ce.
—Fue a pedir refuerzos. —Cao Pi miró a Sun Ce con enojo y luego le dijo a Sun Quan—: ¿Este es tu hermano?
—En —respondió Sun Quan.
—¿Zhao Zilong te regañó? —Zhou Yu observó el comportamiento de Cao Pi y claramente, fue disciplinado por Zhao Yun.
Cao Pi tampoco respondió a eso, sino que preguntó—: Zhou dage, Zhen jie está preparando una mesa e invitándote a ti y a Zhao dage a beber, ¿irás? Tú también, oi. —Cao Pi golpeó el brazo de Sun Quan, el pincel de Sun Quan manchó en el papel e inmediatamente comenzó a gritar.
Zhen Mi era una gran belleza. Tal vez temía que Cao Pi se aburriera y decidió hacerle compañía a solas en la víspera de Año Nuevo. Sin embargo, no sería muy interesante solo con ellos dos, así que Cao Pi invitó a Zhao Zilong, y también arrastró a Zhou Yu y Sun Quan para divertirse un poco más.
Zhou Yu pensó profundamente, sin responder. Sun Ce se sentó en el alféizar de la ventana y dijo con frivolidad:
—Ni siquiera lo pienses. Zhou Gongjin va a ir a cenar y beber conmigo y con mi madre este Año Nuevo. Sun Quan, podemos prescindir de ti.
—¡Yo no! —dijo Sun Quan—. ¡Celebraré con mi madre!
—¿Qué tal esto? —le dijo Zhou Yu a Cao Pi—: Si la señora Yuan está interesada, entonces haga que las dos familias se reúnan y organicen un banquete en el patio lateral. Tampoco será necesario separar a los hombres de las mujeres, simplemente sentémonos y comamos juntos. ¿Qué tal si le preguntas?
Obviamente, Cao Pi también era un niño al que le encantaban las cosas animadas. Después de pensarlo, dijo:
—Regresaré a preguntar.
Zhen Mi ya se había casado, era la esposa del hijo de Yuan Shao. No era apropiado que ella se sentara con ellos y comiera, pero como eran invitados, no tenían que cumplir con estas formalidades. Había razones para celebrar el Año Nuevo juntos, mientras que ser rechazado también tenía sus propias razones. Ese día, Cao Pi volvió y preguntó, pero Zhen Mi se negó cortésmente, lo que también era esperado por Zhou Yu.
Zhou Yu acordó con Cao Pi que irían a explorar los mercados de faroles durante el Festival de Shangyuan cuando llegara el momento, Cao Pi asintió de mala gana.
En un abrir y cerrar de ojos, llegó el fin de año. En la vigésima octava noche del último mes, Yang Hong llamó especialmente a Zhou Yu y le dio tres cuentas que le permitirían pasar por los puestos de inspección, así como documentos. Después de que los dos hicieron sus arreglos, le entregó el veneno a Zhou Yu, preparándose para cualquier posibilidad.
—Este veneno es incoloro e insípido. —Yang Hong dijo—: Es un tesoro que he guardado durante muchos años. Con la cantidad de una uña, se puede envenenar a cientos de personas. En el momento que surta efecto, la primera señal es que perderá la vista, y después, en el lapso de una varita de incienso, los siete orificios[3] sangrarán y la persona morirá.
Zhou Yu solo escuchó en silencio, asintiendo de vez en cuando, y Yang Hong dijo de nuevo:
—He cambiado a los guardias de la Oficina de Registros. Todos son asesinos con gran habilidad. Cuando llegue el momento, fingirás que me robaste los recuentos de cintura y, en medio de la noche, envía en secreto a los tres miembros de la familia Sun fuera de la ciudad. Después de dejar la ciudad, no te quedes demasiado y ve directamente al campamento de Sun Jian. El resto depende de ti.
Zhou Yu habló:
—En la noche del Festival de Shangyuan, tengo que hacer otros arreglos para ganarme la confianza de Sun Ce. Trate de no enviar gente a seguirnos. Sun Ce definitivamente regresará a la propiedad, solo envié gente a hacer una emboscada fuera de la habitación.
—Wu. —Yang Hong asintió de manera significativa.
Zhou Yu también sabía que con los meticulosos pensamientos de Yang Hong, estaría preparado, por lo que continuó—: Dejemos que los guardias de la ciudad verifiquen el número de personas, si no hay tres personas, no pueden ser liberadas de la ciudad. Así, Yang daren no tiene que enviar a gente a mirar.
—Cuando llegue el momento mandaré a alguien —dijo Yang Hong—. Solo espera en la puerta de la ciudad para revisar el carro.
—Claro —asintió Zhou Yu.
Comenzó a caer un poco de nieve en la víspera de Año Nuevo. Sun Ce y Zhou Yu caminaron por el pasillo y fueron al salón principal para saludar a Yuan Shu. Esa tarde, Yuan Shu les regaló vino y al ver que Zhou Yu y Sun Ce estaban parados juntos hablando íntimamente, se acercó y se tomó una copa con Sun Ce. Al anochecer, el banquete terminó, Yuan Shu fue a ofrecer vino a los cielos, mientras Sun Ce y Zhou Yu fueron al otro patio para comer juntos la cena de Año Nuevo.
—Ya tengo las cuentas de cintura —dijo Zhou Yu.
—¿Nos vamos temprano? —preguntó Sun Ce—. No tenemos que esperar al Festival de Shangyuan.
—No —contestó Zhou Yu. —Yang Hong definitivamente me dejará ir, pero supongo que todavía tiene algo que hacer, así que no tengo prisa en este momento, además, le prometí a Cao Pi que lo sacaría de aquí. En cuanto a ti, tendrás que encontrar la manera de salir tú mismo.
—Hay tres cuentas aquí. —Zhou Yu regresó a la habitación y explicó—: Uno para ti y otro para Zhao Zilong. Guardaré uno en caso de que haya algún cambio.
Sun Ce dijo:
—Esas veinte personas que Yang Hong te asignó, me temo que no será fácil lidiar con ellas.
Zhou Yu habló:
—Su puerta trasera debe estar con ellos, pero no te preocupes. Podemos ajustar el plan a lo largo del camino, porque de cualquier manera las situaciones pueden cambiar fácilmente.
Esa noche, Sun Ce, Sun Quan y la dama Wu estaban bebiendo con Zhou Yu en el salón. Hablaron de cosas del pasado, obviamente a la dama Wu le agradaba mucho Zhou Yu. Ella mencionó que debía ir al condado Shu el próximo año para reunirse con la madre de Zhou. Con nieve por el cielo, todos los hogares se llenaron con el fragante dulce de invierno[4]. Zhou Yu recordó que su madre estaba sola en casa celebrando el Año Nuevo, y no pudo evitar sentirse triste.
—Ese amigo tuyo, Lu Zijing, a menudo escucho hablar sobre él. —Al ver que la nostalgia de Zhou Yu despertaba, la dama Wu sonrió—. Es probable que tu madre se encuentre celebrando el Año Nuevo en la casa de la familia Lu.
—Eso es cierto. —Zhou Yu volvió en sí y dijo—: Lo más probable es que Zijing esté tomando mi lugar para ofrecer sacrificio a mis ancestros y también se haya llevado a mi madre.
—Esta vez, cuando regresemos, no vayamos a casa —sonrió Sun Ce, con la cara roja por el alcohol—: ¿Qué tal si vamos a casa de Gongjin para ser invitados y aprovechar su buena voluntad?
—Tú, mono —regaño la dama Wu.
El corazón de Zhou Yu se conmovió ante eso y miró a Sun Ce. Sun Ce continuó:
—De todos modos, el condado Shu no está muy lejos, así que pídele a mi padre que envíe a alguien y así las dos familias podrán vivir juntas. También será un poco más animado.
Zhou Yu comprendió de inmediato. La razón de la sugerencia de Sun Ce fue por temor a que Zhou Yu ofendiera a Yuan Shu y que este tomara represalias con la familia de Zhou Yu, por lo que se apresuró a decir:
—Si la tía está dispuesta a venir como invitada, Yu estará encantado de recibirla.
La dama Wu probablemente entendió lo que quería decir su hijo, así que sonrió y comentó:
—Hablemos de eso más tarde, si tienes tiempo y puedes acompañar a tu madre, sería bueno para nosotros poder charlar.
Zhou Yu asintió. Esa noche, la dama Wu regresó a su habitación interior, Sun Quan fue a jugar con Cao Pi después de la cena. Sun Ce y Zhou Yu llenaron sus copas una y otra vez, y bebieron un poco más antes de apoyarse ebrios y volver a la habitación.