Una mirada sobre Toward the Sea desde Theodor Adorno 


Cada vez que se añaden notas a una música en contra de sus expectativas, 

su deseo de comunicación se desvanece 

Toru Takemitsu


Toward the Sea es una obra para flauta en sol y guitarra compuesta en 1981 por Toru Takemitsu (1930-1996). Tiene una duración total de once minutos y se divide en tres secciones: “The Night”, “Moby Dick” y “Cape Cod”. Los títulos de las secciones hacen referencia a la novela Moby Dick (1851), del escritor estadounidense Herman Melville. Es un homenaje al mar y a todas las criaturas que lo habitan y fue encargada para una campaña de Greenpeace destinada a salvar a las ballenas de la extinción. En este texto analizaremos Toward the Sea a partir de la idea y los conceptos que propone T. W. Adorno en su texto “Musique informelle”.

En sus composiciones, Takemitsu recibió influencias de Edgard Varèse, Arnold Schönberg y Anton Webern. Decía Takemitsu que “los sonidos tienen libertad para respirar… así como uno no puede planificar su vida, no puede planificar la música”. No se ceñía a ninguna regla y es así como jugaba con ellas y polemizaba contra las estructuras rigurosas del serialismo. 

Takemitsu escribió esta obra a los 51 años de edad, época en la que estaba interesado en los planteos sonoros de Debussy, Messiaen y Cage. De este último, rescata el énfasis en los timbres de cada sonido y la noción de silencio. Cabe destacar que el interés de Cage por la práctica zen hizo renovar en Takemitsu la posibilidad de incorporar elementos de la música tradicional japonesa, ya que por muchos años había tratado de que su música no fuera estereotipadamente oriental, y agradeció públicamente a Cage, quien revalorizó su tradición e incluso comenzó a utilizar instrumentos tradicionales japoneses en sus obras. Para ese entonces Takemitsu comenzó el estudio del biwa como medio de su expresión musical, instrumento que utilizó para la banda de sonido de la película Seppuku (1962), de Masaki Kobayashi.

Desde el comienzo, en “The Night”,  primer movimiento de Toward the Sea, se pueden encontrar claramente doce sonidos, procedimiento que nos haría pensar en una obra dodecafónica o serial. Sin embargo, advertimos que esta serie es un “agregado” que deliberadamente Takemitsu propone y abandona, ya que no vuelve a aparecer más en el transcurso del análisis, como en ninguna de sus transformaciones o elaboraciones. Adorno expresa que el compositor solo comienza de verdad cuando la disposición de los doce sonidos está preparada. Alude a una composición dodecafónica o serial, no dejando las notas “libres”; pero en este caso, sin embargo, tenemos los doce sonidos libres para la paleta del compositor. De esta manera, Takemitsu rompe la cadena que el dodecafonismo le había puesto a la música en vez de liberarla.  En su crítica a Schönberg, Adorno afirma que dicho modo de componer frena y encorseta el material de forma demasiada rígida. Opone a las técnicas clásicas una propuesta alternativa a la que llama musique informelle, la cual “[…] tendría que plantearse de nuevo la idea de una libertad no revisada, sin concesiones” . ¿Sería la propuesta de Toward the sea, los doce sonidos libres y emancipados, una expresión de musique informelle?

La aproximación de Takemitsu a la música no temática –una música cuyos materiales se escuchan una vez y no se repiten– y la cohesión de la obra las logra con la elaboración de las tres notas, Mib, Mi y La. Estas tres clases de altura forman el tricordo 3-5. Llamó a este tricordoSea of tonality”, ya que estas tres clases de altura, forman la palabra “Sea”, representación simbólica del mar que constituye el núcleo generador de la obra, como se ve en la Figura 2.