Es una pedagogía que combina el currículo académico con el servicio comunitario.
Se alimenta de diversas fuentes teóricas, como la filosofía de la educación experimental y la pedagogía crítica.
Es una práctica educativa en la que los alumnos aprenden mientras realizan necesidades reales.
En este tipo de práctica, el alumno identifica en su entorno próximo una situación con la que se compromete a su mejora, realizando un proyecto solidario que pone en juego conocimientos, habilidades, actitudes y valores.
Además promueve su desarrollo personal y social.
Mejora la convivencia en el aula y favorece la relación entre los centros educativos y la comunidad.
En esta imagen, los alumnos realizan trabajos de reconstrucción en pueblos abandonados.
En cambio en esta otra, están realizando trabajos de agricultura.
Cristina Montero Rosellón