El error como parte del proceso de aprendizaje. Un alumno debe equivocarse las veces que sean necesarias para entender de verdad el contenido que se está trabajando.
¿Cómo llevarlo a cabo?
No corregimos con tinta roja los errores, sino con tinta verde y no tachar el trabajo de un alumno. Siempre invitar a localizar el error o la forma de mejorar la calidad de la actividad, sin frustrar al alumno en el proceso.
De esta manera, hay que permitir que los alumnos no tengan miedo a equivocarse, y no tengan miedo a interactuar en el aula.
De los errores, se aprende, premiando las intervenciones, conseguimos que nuestras clases sean más participativas y que todos los alumnos tomen el riesgo de equivocarse, y por tanto, aprendan.
En lugar de castigar el error, premiamos el acierto.
El error es una oportunidad para aprender, no debe ser penalizado
Desarrollamos así, una de las competencias básicas: Aprender a aprender
Enseñar a aprender requiere que los alumnos experimenten lo bien que sienta entender algo que antes no comprendían o resolver un problema que se les resistía.