Viaje a La Alberca

Post date: Jun 25, 2015 4:13:23 PM

El pasado 28 de Mayo, siete motos clásicas y pre-clasicas se reunían en Gatika para iniciar una larga ruta que pondría a prueba a máquinas y pilotos. Se trataba de la Ruta a La Alberca, más de 1300kms a completar en cuatro días, con el apoyo mecánico del infatigable Julián, que llevaba su furgoneta con el taller móvil y el carro para hacer frente a cualquier contratiempo.

A las 9:30 de la mañana ya estaban allí Agustín con su Lube Renn y Javi con la Lube Izaro, las dos únicas 2 tiempos, que beberían del aceite Motul amablemente cedido por Tolua Racing, de nuestro campeón Herri Torróntegi. Luego Aurelio con su flamante BMW R50, Wences con la XT600, Román con la Yamaha 250, Luis con su tremenda Goldwing 1.500, y por último Jose Ángel con la Guzzi v50. Acudía a despedirnos y dar el banderazo de salida Jesus Mari, alcalde en funciones de Gatika, con el que compartimos las fotos de salida en la plaza y comentamos la ruta que nos espera.

Con un tiempo estupendo la caravana guiada por la Lube Izaro y la XT se ponía en marcha rumbo a Ávila, final de la primera etapa. El camino elegido pasaba por Sodupe y Artziniega, donde salía al encuentro Jose Mari con su Yamaha dispuesto a acompañar a la tropa la subida a Peña Angulo hasta Trespaderne y Poza de La Sal. Llegados a Burgos un despiste en el tramo de autovía nos hizo salir hacia Madrid en lugar de Valladolid, pero fue resuelto retomando la ruta por un trazado alternativo hasta Revenga, saliendo ya de Burgos hacia Palencia.

La parada a comer se había previsto en un lugar sorprendente, el pueblo de Antigüedad en Palencia, que a su entrada tiene un mirador con un curioso monumento: Un espectacular avión de caza Phantom F4C donado por el Ejercito del Aire, ya que dicha villa ha sido cuna de pilotos. Bajo la sombra de tan tremendo “pájaro” dimos cuenta del embutido del que nos habíamos aprovisionado en Artziniega.

De nuevo en marcha, afrontamos la ultima parte de la ruta, atravesando Valladolid y saliendo hacia Avila por un tramo largo de carretera nacional. Llegando a Avila encontramos sin problema el hotel H2 en que nos alojábamos, un moderno y funcional hotel en las afueras. Una buena ducha y al de un rato dos taxis nos acercaban al centro histórico donde pudimos cenar y pasear un rato por las murallas.

Al día siguiente la jornada empezaba con un curioso incidente. La Yamaha de Román arrancó con dificultad, y sólo conseguía mantenerse en marcha con el starter puesto. Una rápida revisión de Julián revelaba que…¡ el depósito estaba lleno de gasoil ! En el último repostaje, a 60 kms de Avila, Román había confundido la manguera. ¡ Y había recorrido toda esa distancia sin problemas, con un 80% de gasoil en el depósito ! Definitivamente, el motor de la Yamaha es algo fuera de serie. Vaciamos el depósito, purgamos el carburador, rellenamos con 95 y…otra vez en marcha como un reloj.

La caravana sale de Ávila y enfila Gredos. Grupos de moteros nos saludan y miran con curiosidad. Incluso una “paquete”

contorsionista consigue echarnos alguna foto en marcha. Sin embargo, algo no va bien en la Lube Izaro que con ayuda y relevo de la XT va comandando la marcha. Ha perdido la alegría de la jornada anterior y le cuesta subir las cuestas. Ya había dado un aviso con un momentáneo desfallecimiento poco antes de Avila el día anterior, pero la cosa no parece que ha mejorado. La ruta prosigue por la preciosa carretera repleta de curvas y paisaje de montaña que termina en El Barco de Avila. De allí salimos hacia Béjar y la carretera se estrecha para meterse en la ruta de montaña y bosque que nos lleva a Miranda del Castañar, donde hacemos una parada. El pueblo es de una belleza impactante, con su fortaleza, su muralla y unas callejuelas con una arquitectura que nos seduce. Visitamos una tienda-bodega, y aprovechamos para hacernos con vino y queso de la zona. A la salida del pueblo aprovechamos para comer en El Molino, un bonito lugar junto al río. La comida la interrumpe un chaparrón que obliga a guarecernos en el comedor interior. Al de un rato continuamos la marcha, por Mogarraz y en seguida llegamos a La Alberca, el destino de la ruta.

Las motos despiertan curiosidad allá por donde pasan, y en La Alberca un

“espontáneo” quedaba impresionado por la Lube Renn ya que hacía muchos años que no veía ninguna. También nos saludó un santurtziarra que había recalado por aquel lugar. Entramos con las motos a la plaza y nos hacemos las fotos de rigor. Nos tomamos una cerveza y damos una vuelta por el pueblo, precioso y pintoresco.

Antes de disponernos a salir, una tormenta nos pilla de refilón y obliga a poner los trajes de agua. La tormenta ha ido hacia donde nos dirigimos, así que salimos con cierta aprensión. Afrontamos la bajada de Las Batuecas, impresionante y complicada, sobre todo para Luis con la Goldwing que tiene que emplearse a fondo en los giros cerrados. El agua ha pasado y parece que nos respeta, pero vemos mas chubascos a lo lejos.

La Lube Izaro cada vez hace ruidos mas extraños, y al final de la bajada un fuerte campaneo recomienda parar y subirla al carro. La jornada está alargándose y nos quedan dos puertos muy enroscados hasta Yuste. Ya habíamos decidido no pasar por Hervás a ver el museo de la moto, y nos queda atravesar El Jerte por los puertos del Torno y Piornal.

Tras la bajada de Las Batuecas, la carretera y el paisaje por el embalse de La Pesga son espectaculares, vemos salir el sol pero a lo lejos siguen esas nubes. Atravesamos el Jerte por El Torno, vemos los cerezos cargados y los racimos casi nos dan en la cara. La tarde avanza, va oscureciendo y el piso se complica. Hay que mantener la concentración ya que estamos muy cansados. Ya en Piornal, nos caza la noche y la tormenta nos pisa los talones, los relámpagos iluminan el cielo y los últimos kilómetros se hacen eternos. Llegamos a Cuacos de Yuste y justo nos da tiempo a guardar las motos en el garaje del hotel cuando empieza el chaparrón fuerte. De buena nos hemos librado, por unos pocos minutos.

Cenamos sin tiempo a duchar ya que nos cerraban la cocina, son ya las 11 de la noche.

Y tras la cena, queremos ver que

pasa con la Lube Izaro. El grupo entero vamos a los “boxes” y desplegamos el taller de campaña. Julián y Agustín con el apoyo de TODA la tropa desmontan y valoran el destrozo: ese motor no puede continuar. Llevábamos un motor completo de repuesto así que decidimos instalarlo. La operación se alarga hasta las 2 de la mañana, pero el nuevo motor no quiere ponerse en marcha pese a los empujones de Aurelio que casi ponen en órbita a la moto y al piloto ;-). Ahí acaba la agotadora jornada. Y ahí ha demostrado también este equipo su valía y su sintonía, apoyando hasta el final. Para sentirse orgulloso.

A la mañana siguiente el motor de la Lube arranca, pero sin fuerza. El avance de encendido está desajustado, así que la Izaro se va al carro definitivamente para el resto de la aventura.

Con la primera baja, la ruta prosigue, esta jornada recorriendo la comarca de La Vera, con tráfico en aumento según nos vamos

acercando a la sierra de Madrid. Tras el divertido tramo de la Cruz Verde, atravesamos El Escorial, y seguimos por Guadarrama hasta el alto de Navacerrada, donde nos esperaban dos amigos de Javi, David y Carol, con los que compartimos un rato mientras comíamos. Bajamos por La Granja y enfilamos hacia Sepúlveda, donde llamamos a avisar a los amigos del Club Motoabuelas de Castrillo de La Vega, destino final de esta jornada, y que iban a salir a nuestro encuentro. Tras un pequeño despiste saliendo de Sepúlveda avanzamos unos kilómetros hasta encontrarnos con los chicos de Juanpe, que estaban con sus preciosas máquinas esperándonos. Ya todos juntos seguimos hasta cerca del pueblo donde paramos a visitar las joyas que atesora Javier en su finca, un vecino coleccionista de todo tipo de objetos, desde bicicletas, motos, aperos de labranza, y un sinfín más de quincalla que hacen las delicias de todos y especialmente de nuestro Román. Javier nos obsequia en su bodega con una estupenda merienda, y tras dar cuenta de ella llegamos por fin al pueblo y al hotel. Esa noche los “motoabuelas” organizan una estupenda cena con chuletillas y morcillas a la parrilla, regados con buen vino de Ribera. Estupenda acogida de la que disfrutamos un montón.

La última jornada la iniciamos también en compañía de los motoabuelas, que nos escoltan desde Aranda hasta Silos. Antes hacemos una parada en el desfiladero de La Yecla, una impresionante grieta en la montaña surcada por un arroyo, que se puede recorrer por una pasarela y es imprescindible visitar. En Silos los motoabuelas nos ofrecen un improvisado almuerzo que nos sirve de despedida. ¡¡ Muchas gracias por vuestra acogida !!La ruta sigue por la Sierra de la Demanda y el embalse de Arlanzón hasta Belorado, un tramo

muy divertido de buena carretera y un paisaje espectacular del que disfrutamos. Todo este tramo ya va guiando Wences, que tiene que esforzarse ya que la moto guía “oficial” va en el carro y su piloto en el coche escoba. Seguimos a Briviesca, saludamos a dos amigos de Jose Angel, y de allí a Trespaderne, donde hacemos la última parada a comer. Continuamos y nos sale de nuevo al encuentro Jose Mari, como en la salida, esta vez con su Mobilette Campera. Nos saludamos un momento y seguimos ruta por Peña Angulo de nuevo hasta Gatika. Poco antes de llegar, desembarcamos la Izaro para que pueda hacer una entrada digna en la plaza de Gatika, final de etapa y de la aventura. En Gatika nos reciben Jesus Mari, alcalde en funciones, y Leixuri, alcaldesa electa, y nos obsequian con una estupenda merienda. ¡ Mila esker udalari ! También nos espera el veterano campeón Elicesio Sabugo y su gran amigo Aquilino, que comparten con nosotros los chascarrillos del viaje.

Al final han sido casi 1.500 kilómetros, una dura prueba para estas veteranas máquinas y sus curtidos pilotos.